Aunque por la foto, que tomé el viernes pasado, pueda no parecerlo, en Moscú estamos en primavera. Oficialmente, desde el día 1 de marzo. En la práctica, ayer fue el día en que quemamos algo, en el
remedo de fallas que hacemos todos los años, hasta que un día nos sea dado volver a ver en directo las auténticas, y antes de quemar nada tuve que darle a la pala para despejar una porción de terreno suficiente para hacer la
plantà.
Y sí, hay nieve, y tardaremos todavía bastantes días, más bien varias semanas, en quitárnosla de enmedio.
Pero bueno, lo que a algunos, nacidos y criados en el sur, nos resulta bastante repelente, para otros parece que es motivo de inspiración. Entre esos otros está, indudablemente, mi vecino, que ya se ve que hace sus pinitos como escultor y aspira a emular al diseñador de la esfinge de Gizeh. Si no hay piedra y arena, ni pirámides al fondo, no pasa nada: ¡será por nieve!
2 comentarios:
El deshielo es, sobre todas las cosas, la temporada de la caca.
Dicho sea con perdón.
Beloemigrant, digamos que emergen cosas que no sabíamos que estuvieran ahí debajo.
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