viernes, 19 de septiembre de 2008

Colegios y compañeros

En alguna ocasión he comentado que Abi, Ro y Ame van a un colegio público rusísimo que está a la vuelta de la esquina. Bueno, Ame va a un jardín de infancia público, pero, para el caso, es lo mismo. A pesar de ser público y del sambenito que acompaña a los colegios públicos, el de Abi y Ro debe ser bastante bueno, porque algunos de sus compañeros viven bastante lejos de casa y sus madres (y ellos) se dan una paliza de viaje a diario. La verdad es que nosotros lo escogimos porque estaba al ladito mismo de casa y, además, nos venía bien que estuviera más especializado en música y coreografía.

Pero las ventajas del asunto son diversas. Es cierto que podríamos haberlas llevado a un colegio privado, que los hay, aunque el tiempo de desplazamiento sería tremendo. En este caso, además del descalabro que hubiera sufrido el presupuesto familiar, porque las matrículas de primaria son más caras que algunos MBA, hubiéramos tenido problemillas de nivel social. Uno se imagina dentro de unos años a Abi viniendo a decirnos:

- Papás, necesito dinero para comprarle un regalo de cumpleaños a Irisha.
- ¿Y qué le vas a regalar, hija? ¿Algún libro? ¿Una medallita? ¿Un collar?
- ¡Papá! ¿Qué dices?
- ¿He dicho algo raro?
- Irisha cumple quince años.
- Qué bien.
- Y su padre le ha regalado un Mercedes con chófer para ella sola.
- ¿Un quéeee...?

Si no fuera porque es un caso real, tendría su gracia. Como nosotros no estamos por la tarea de ir regalando coches, ni joyas, ni participaciones mayoritarias en empresas cotizadas, a nuestros hijos, tenemos suerte de que nuestras hijas vayan a un colegio público, donde los padres no pueden permitirse el lujo de realizar dispendios demasiados generosos. Al contrario, en lugar de estar nosotros y nuestros hijos cohibidos por pobres, como estaríamos en un colegio privado entre un alumnado con el riñón tan bien cubierto, los que a veces se notan un poco cohibidos son los demás padres, que son clase media pura y dura y que no saben muy bien cómo relacionarse con un guiri que viaja a España con relativa frecuencia. Y es que para mí viajar a España es lo más normal del mundo, porque allí nací, crecí, viví, tengo mi familia y hasta un piso en propiedad.

Para un ruso normal, salvo que esté forrado o regente negocios poco claros, no.

Para un ruso normal, España es un país exótico, destino vacacional por excelencia, de hoteles cucos y apartamentos en la playa, sol, alegría, toros y, en general, cosas que uno sólo puede disfrutar mediante un generoso desembolso. Un viaje a España puede ser para ellos el objetivo de un par de años de ahorros, mientras que yo me planto allí cada dos por tres, como haría cualquier oligarca de pro.

Pero eso los niños no lo notan. Los niños se hacen amigos o no con independencia de que seas español, ruso o angoleño, y así resulta que Abi se ha hecho una amiguita que estuvo en casa antes del verano, poco antes del final del curso, y con la que se pasó jugando toda la tarde. Yo ya no me acordaba casi, pero eso fue hasta el otro día, en que sonó el teléfono. Como siempre desde hace un par de años, Abi se lanzó hacia el aparato. Es bueno eso de tener secretaria doméstica, pero, en esta ocasión, la llamada parece que era para ella:

- Аллё? ... Да, это Аби ... Понятно ... Вы знаете, лучше говорите с папой, он знает когда можно. Подождите. (¿Sí? ... Sí, soy Abi ... Entendido ... ¿Sabe? Mejor háblelo con papá, que él sabe cuándo se puede. Espere).

Se dio la vuelta y me alargó al auricular.

- Papà, és la mare de Svieta, que vol parlar en tu. (Papá, es la madre de Svieta, que quiere hablar contigo)

Me puse.

- Здраствуйте (Buenas).
- Здраствуйте. Это мама Светы. Мы были у вас в гости до лета, а мы бы хотели пригласить вас сейчас к нам (Buenas. Soy la mamá de Svieta. Estuvimos invitados en casa de ustedes antes del verano, y ahora queríamos invitarles a ustedes.)
- Мммм... давайте. Может быть, к выходным? Но имеете в виду, что нас много. Вы уверены, что хотите нас пригласить? (Mmmm... vale ¿Qué tal el fin de semana? Pero tenga en cuenta que somos muchos ¿Está segura que nos quiere usted invitar?)

Alfina, que estaba al loro, se dio cuenta de que estaba cometiendo una españolada y metiendo la pata y me hizo un gesto. Y era cierto: cuando en España invitamos a alguien en estas circunstancias pomposas, los padres del niño invitado también se quedan charlando con los padres que les invitan.

En Rusia, no.

En Rusia, los padres del niño al que se invita dejan a éste en la casa de sus amiguitos y se van de farra o de lo que sea hasta que sea hora de volver a recogerlo. Llegado este momento, todo lo más pasan a saludar y tomar un té y se despiden. Y yo estaba pensando a la española. De hecho, al otro lado, la madre parecía algo confusa, pero con mi siguiente frase logré calmarla.

- Вы знаете, только Аби поедет, а то вам будет очень тяжело (¿Sabe? Sólo irá Abi, si no será muy pesado para usted)
- Может быть, Ро будет тоже? Они так хорошо играют вместе! (¿Y si viene también Ro? ¡Juegan tan bien juntas!)

Miré a Ro, que estaba dando saltitos con una sonrisa de oreja a oreja.

- Ладно. Они будут в двоём. Может, устроит воскресенье... скажем, в пять? (Vale. Irán las dos. A lo mejor le viene bien el domingo... ¿digamos, a las cinco?)

Otra españolada. Las cinco, lo creáis o no, es tarde de narices por estos pagos. Recapacité mientras lo iba diciendo y me di cuenta de que mi interlocutora iba a proponer otra hora más decente.

- А нельзя ли чуть по-раньше, в три? (¿Y no puede ser un poco antes, a las tres?)
- Нет проблем. К трём будем у вас. (Sin problemas. Hacia las tres estaremos allí).

Nos intercambiamos los teléfonos, me aseguré bien de apuntar cuidadosamente la dirección, las niñas se pusieron muy contentas y ya nos preparamos a visitar un piso estándar de una familia rusa el domingo por la tarde. Y es que, aunque en España no os lo creáis, un domingo de principios de septiembre a las tres existe, es por la tarde y es hora de hacer visitas.

Pero eso será en la próxima entrada.

1 comentario:

Esther Hhhh dijo...

Alfito, cielo, creo que debes quedarte un tiempo sin venir por estos lares, piensas demasiado a la española y al final vas a tener un problemo. Menos mal que Alfina está a la que cae, que si nooooooo....

Bueno, ya nos cuentas que tal la visita, jejejejeje...

Besitossssss