martes, 1 de noviembre de 2022

Olvido imperdonable

Por primera vez en dieciséis años de existencia de esta bitácora, la fecha del primero de mayo, que es su cumpleaños, pasó sin la preceptiva entrada que hiciera mención de tal hecho. La víspera, 30 de abril, salió publicada la entrada alusiva al reinado de Leopoldo III, y uno podría esperar que al día siguiente hubiera al menos publicada una entrada que hiciera mención de la efeméride, pero no. No volvió a haber publicación alguna hasta casi dos semanas después. Entretanto, no hubo absolutamente nada.

Jamás se había visto tamaño desprecio a la bitácora por parte del autor de sus días, tanto más cuanto que el primero de mayo es festivo en casi todos los países, incluidos por supuesto Rusia, donde nació la bitácora y se escribieron la mayor parte de sus entradas, Bélgica, lugar de residencia habitual de éste su autor, y España, patria del mismo y de su familia. Nada más fácil, pues, que arañar unos minutillos a la vorágine diaria, incluso en un festivo, y escribir unas líneas conmemorativas.

Como no lo hice entonces, lo hago hoy, que es uno de noviembre y se cumplen dieciséis años y medio de la primera entrada. También es un día festivo, Todos los Santos, en Bélgica y en España, pero no en Rusia. En Rusia es día de precepto para los católicos, como día en que se celebra la iglesia triunfante, al igual que en el resto del mundo, pero, ¡ay!, es una festividad católica, que en Rusia éramos una minoría minúscula, así que el día era laborable, y lectivo.

Eso nos trajo un pequeño conflicto cuando un año dijimos a los entonces niños que tocaba ir a misa, porque, aunque no fuera domingo, era festivo.

Ro no se lo creía de ninguna de las maneras.

- He ido al colegio como un día normal. Cuando vamos a misa, no voy al colegio. Las dos cosas no van juntas.

Creo que tenía ocho años la cría, por lo que era un poco pronto para imbuirle el concepto de que el calendario civil y las festividades católicas no necesariamente coincidían.

Muy a regañadientes, conseguimos meter en el coche a los tres, salimos de casa con el tiempo menos que justo y aparcamos a unos cien metros de la catedral católica de Moscú. Ro no dejaba de rezongar y de pensar, y hasta decir, que la estábamos engañando.

La impresión de Ro posiblemente cambió cuando atravesamos las puertas de la catedral y se dio cuenta de que, con la discusión y el retraso consiguiente, habíamos llegado justo a tiempo y el templo estaba de bote en bote, hasta el punto de que encontramos sitio porque los rusos son muy amables en según qué cosas y, cuando ven a una familia numerosa en apuros y con hijos pequeños, siempre se encuentran sitios para sentarse. Como era un día laborable, las misas eran después del horario laboral, en la catedral prácticamente sólo había ésa, y los católicos practicantes moscovitas, que ciertamente haberlos haylos, nos concentramos en la misma celebración.

- Bueno, vale. Era festivo - dijo Ro al salir.

Las cosas han cambiado muchísimo desde aquel 1 de noviembre frío, nublado, nevoso y oscuro que nos pilló en Moscú. Desde la perspectiva, eran tiempos felices.

Sea como fuere, hoy es el día en que esta bitácora cumple dieciséis años y medio, curiosa fecha. Como el lector residual, pero avispado, habrá percibido, el último mes ha conocido un desusado incremento en la frecuencia de publicación, a ritmos que no se veían desde que estas pantallas se publicaban en Moscú. Esto se debe, por una parte, a que le estoy volviendo a encontrar las ganas a esto de escribir textos largos, mucho más de los mensajes encorsetados de Twitter, por muy libre que esté ahora el pájaro, y que casi todos los días encuentro diez minutillos desde cualquier dispositivo para echar unas líneas. Pero, además, hay una segunda motivación mucho menos honesta, cual es la de alcanzar antes de fin de año la milésima quincentésima entrada, un objetivo que me marqué, como sabemos, a principio de año y que sólo podré conseguir mediante un incremento bastante importante de la frecuencia de publicación.

Pues a ver si lo consigo, o tengo que hacer penitencia en el repaso que, inevitablemente, haré de mi actividad bloguera cuando termine el año. Entretanto, se me está haciendo tarde para llegar a las mil quinientas entradas, porque estamos en noviembre, y aún quedan muchas.

2 comentarios:

Fer Sólo Fer dijo...

Felicidades, en cualquier caso 🤗

Alfor dijo...

¡Muchas gracias!