sábado, 12 de octubre de 2024

Medidas electoralistas

Falta nada para las elecciones, así que éste es el momento ideal para que los partidos se empleen a fondo en adoptar medidas que gusten a sus votantes ¡A ver si los lectores que le queden a esta bitácora van a pensar que este fenómeno sólo sucede en sus países! En últimas entradas ya se había mencionado la intención del MR, de los Comprometidos, -as y de los sociatas, probables socios de coalición en el gobierno de la Región de Bruselas, de prolongar dos años la vida útil de los coches de motor Diésel Euro 5 y gasolina Euro 2, que, de lo contrario, hubieran debido desaparecer de las calles de Bruselas a final de este año. Gracias a la confluencia de una nueva mayoría parlamentaria en la región, esta vez sin ecologistas, y de unas elecciones municipales inminentes, esta medida ya ha sido adoptada (de ahí sale la foto, sí), con lo que voy a tener dos años de prórroga del Topomóvil, que va a estar contaminando horriblemente las calles de Bruselas los cuatro días mal contados que se usa.

Los ecologistas, además de en bicicleta, han montado en cólera. Hasta ahí, bien, porque la cólera tampoco contamina el medio ambiente. Aducen que esto no puede ser y que no cuenten con ellos para nada y mucho menos para ayudarles a formar gobierno. Y que vamos a morir todos.

Los ecologistas, por su parte, se han quedado prácticamente solos en su oposición al aplazamiento de la prohibición de mi coche. El PTB, nada menos, que es algo así como Podemos, pero más estalinista, también ha votado a favor, así como Vlaams Belang. Ver votar en el mismo sentido al PTB y a Vlaams Belang es una cosa totalmente insólita que no presenciaremos en muchas ocasiones, así que más vale que tomemos buena nota del hecho. Los otros partidos neerlandófonos del Parlamento de la Región de Bruselas han optado por una prudente abstención, supongo que para no malquistarse demasiado con los ecologistas, que siguen siendo lo suficientemente importantes en el Parlamento como para no convertirlos en algo así como un movimiento antisistema.

Así las cosas, a los verdes sólo les ha quedado el derecho al pataleo. Como suele suceder, han encontrado el apoyo de asociaciones medioambientalistas, que se dicen apolíticas, pero a las que se les puede perfectamente aplicar el típico refrán español de "Dime de qué presumes, y te diré de qué careces". Estas asociaciones, pues, han convocado una manifestación masiva delante del Parlamento para protestar contra lo que se estaba cociendo dentro de él. En España, como sabéis, está prohibido manifestarse delante del Parlamento, en principio para todo el mundo, pero en la práctica, si eres de izquierdas, sí que puedes manifestarte, porque estás luchando contra el fascismo y tararí, tarará. Aquí no sé si está prohibido o no, pero de hecho ocurre delante de todos los parlamentos, y ya sabéis que en Bruselas, sol y sangría no habrá, pero parlamentos, todos los que queráis.

Los convocantes de la manifestación lograron convocar, según la prensa, un centenar de personas, entre los cuales se encontraban delegados de la asociación "Abuelos por el Clima", obviamente apolítica, como todas, que incluso entraron en el Parlamento para seguir el debate, con lo que lógicamente diezmaron la manifestación, porque, si ya un centenar es una cifra generosa (y dudosa), si encima los manifestantes no están a lo que debían estar y se distraen con debates parlamentarios, esto no hay quien lo aguante. Si es a Rólex, a Rólex; y si es a setas, a setas; y es que soplar y sorber, no puede ser.

En resumidas cuentas, que mis planes han cambiado. El Topomóvil se iba a España a ser utilizado allí hasta el final de su vida útil, pero eso puede esperar de momento a abril de 2027, momento en el que decidiré si me compro otro coche o no vale la pena y ya me espero a jubilarme. De momento, me toca pasar la ITV belga, no se me vaya a hacer tarde. Pero ésa es otra historia, que habrá que contar a su debido tiempo.

viernes, 4 de octubre de 2024

Antes de las elecciones: los candidatos

Las elecciones municipales van a ser el domingo de la semana que viene. Qué emoción. Bueno, igual no tanta. Desde que hay memoria, en este municipio gana las elecciones el MR, Movimiento Reformista, partido liberal masoncillo, algunas veces incluso con mayoría absoluta de votos. Es lo que tiene este municipio o barrio, poblado por gente con el riñón bastante bien cubierto que no quiere aventuras izquierdistas ni que se metan en su vida. Vamos, no es por nada, pero la propia Reina de los Belgas es de aquí, por poner un ejemplo evidente de clase alta. El caldo de cultivo ideal, pues, para un partido como el MR. En las últimas elecciones, las de 2018, seguramente también hubiera arrasado si no hubiera sido por un escandalillo de segunda división, pero que llevó a la fragmentación del partido en dos partes antagónicas.

La parte oficialista se llevó el gato al agua, y consiguió seguir siendo la lista más votada, pero el defraudado disidente Marc Cools consiguió cerca de un 10% de los votos y tres concejales, que no está nada mal para empezar. Eso sí, hubo una novedad interesante: los votantes se mosquearon lo suyo y un porcentaje importante se pasó a otro partido, los Verdes, que prácticamente doblaron su representación.

El alcalde, visto lo visto, construyó una mayoría aliándose, precisamente, con los Verdes y con los dos concejales de lo que entonces todavía era el Centro Democrático Humanista y a lo largo de la legislatura pasaron a ser "Los,-as Comprometidos, -as". Sea como fuere, la mayoría se quedó con 31 concejales sobre los 41 totales, lo cual es prácticamente todo lo holgado que se puede ser. En la oposición se quedaron los tres concejales de Cools, que ideológicamente son la misma cosa que el MR, tres socialistas y seis concejales de DéFi, un partido creado para defender los derechos de los francófonos y que tampoco parece precisamente de extrema izquierda, como vamos a ver. Poca oposición ha tenido el alcalde durante estos años. El Partido del Trabajo, que es algo así como Podemos, pero en Bélgica, lo tiene extremadamente crudo en este municipio, qué se le va a hacer. Y los independentistas flamencos parecían haber tirado la toalla, después de no haberse comido un rosco jamás. Parecían...

Esta vez hay seis (o siete, si se quiere) listas para elegir, aunque sólo cuatro de ellas presentan los cuarenta y tres candidatos máximos que podrían potencialmente ser elegidos. Se trata del MR, enmascarado bajo la denominación "Lista del Alcalde" (Liste du Bourgmestre, en vernáculo francés y que nadie se ha molestado en pedir en otra lengua, como, un suponer, el flamenco); los Verdes; Los,-as Comprometidos, -as, que están muy subiditos después de su buen resultado en las elecciones regionales; y, finalmente, los socialistas, entre los que se ve incluso algún apellido español (hay censados cerca de dos mil españoles en Uccle, ahí es nada). Treinta y nueve candidatos ha logrado reunir el disidente Marc Cools para su candidatura de "Uccle en Avant".

Fuera de esos cinco que evidentemente se van a partir el bacalao, hay una llamada "Candidatura ciudadana" que no parece tener muchas posibilidades, porque sólo presenta dos candidatos, uno de ellos, o de ellas, con un nombre marroquí que no sé de dónde habrán sacado, porque en Uccle, no es que no haya marroquíes, vale, pero no abundan demasiado, desde luego menos que los españoles y no digamos que los diez mil franceses que huyen aquí del régimen fiscal de su país.

La séptima candidatura es otra que me ha dejado un pasquín en el buzón, el único pasquín bilingüe que me ha llegado. Se trata de la Alianza Neoflamenca, que presenta seis candidatos de aspecto combativo que hacen hincapié en la seguridad, en la necesidad de poner en marcha alguna escuela neerlandófona y en que la documentación en el municipio sea bilingüe. No les auguro ningún éxito, pero bueno, ¿qué sé yo de estas cosas? Tampoco me parecía que los Comprometidos fueran a tener éxito con su cambio de nombre y de actitud y aquí estoy, comiéndome mis palabras.

Se echan de menos a los francófonos de DéFi, pero no es que no se hayan presentado, sino que están incluidos en la Lista del Alcalde. La verdad es que uno no se explicaba bien la necesidad de defender los derechos de los francófonos en Uccle, que debe ser algo así como defender los derechos de los francófonos en París o de los hispanohablantes en Madrid ¿Qué más quieren? ¡Si todo se hace en francés! El caso es que unos cuantos han debido integrarse en la lista del alcalde, que por eso seguramente no se llama "MR", pero tiene una lista de color azul intensito, que es el del Movimiento Reformador, para que nadie se llame a engaño.

En fin, que el domingo se vota y el lunes veremos a quién tenemos de alcalde los próximos seis años. A ver, no es que se esperen grandes sorpresas.

De hecho, no se esperan ni sorpresas pequeñas.

miércoles, 2 de octubre de 2024

Francisco

El papa ha pasado por Bélgica el pasado fin de semana. Yo, bien lo sabe Dios, entre el papa actualmente reinante y sus dos predecesores, que son los que he conocido en mi vida adulta, me quedo con sus dos predecesores, que tendrían sus cosas, no lo dudo, pero, cuando decían o escribían algo, lo hacían con suma claridad y sin que hubiera que preguntar a ningún oráculo si realmente querían decir lo que parecía que habían dicho. Con Francisco los mensajes son algo más confusos, no siendo éste un terreno que debiera prestarse a la confusión.

Pero eso es asunto mío. Conozco bastante gente que es muy partidaria del papa actual, al que considera un pastor que cuida de sus ovejas, y desde luego no seré yo quien se lo discuta. Estos partidarios del papa actual, sin embargo, no son de misa frecuente ni siquiera semanal, pero oye, al menos están bautizados, así que, como diría él mismo ¿quién soy yo para juzgar? Sí que parece claro que algunas ovejas tienen más fácil desmandarse que otras bajo este pontificado, y los que fatalmente nos hemos desmandado, esperemos que sólo de momento, tampoco recibimos un mensaje demasiado nítido sobre lo que efectivamente hemos hecho. A lo mejor estamos más dentro que fuera, o más fuera que dentro; es más difícil de discernir que en los buenos tiempos en que lo blanco era blanco, y lo negro, negro.

En cualquier caso, con estos antecedentes, mi entusiasmo para asistir a los eventos del viaje no era demasiado elevado. Bueno, en realidad, con "los eventos del viaje" me refiero únicamente a la misa masiva del estadio de Heysel, que hoy se llama del Rey Balduino, porque la celebración en la Universidad Católica de Lovaina no estaba entre mis posibilidades, y mucho menos las reuniones con jesuitas que ha estado manteniendo y que, por lo visto, mantiene allá donde va.

Tuve ocasión de ir, lo reconozco, y no la aproveché, aduciendo que prefería dejar la entrada a alguien que quizá la necesitara más. En Bruselas, Heysel está lo más lejos que se puede estar de Uccle y, aunque la misa empezaba a las diez de la mañana, había que estar allí a las ocho y media. La misa acabaría a las doce y se nos hizo saber que contáramos con dos horas para salir del estadio. Creo que, si hubiera sido para ver a Juan Pablo II o a Benedicto XVI, hubiera ido, pero no estaba muy seguro de recibir un mensaje suficientemente relevante y, de todas formas, a las dos tenía que estar en algún lugar de Overijse actuando con mi equipo. Como el campo se llenó, todo apunta a que hice bien, porque mi plaza la ocupó alguien más devoto que yo y esa gente merece respeto. Cuarenta mil personas, que se dice pronto, pasaron la mañana enterita en Heysel asistiendo a una misa de campo, más que de campaña.

El problema consistió en otra cosa. Vale, yo me había excusado de ir a la misa del papa, pero eso no quería decir que fuera a ignorar el mandato dominical. El sábado no pude ir porque estuve de excursión (eso es otra entrada, por cierto), el domingo por la mañana, sorpresa, todas las misas de Bruselas (y de varios lugares de fuera) fueron canceladas y, como mucho, reemplazadas por la retransmisión de la misa del papa en una pantalla, con distribución de la comunión, sí, pero no tengo claro que eso sea realmente una misa.

Quedaba el domingo por la tarde. El domingo por la tarde no es sencillo encontrar una misa en Bruselas, pero uno siempre puede confiar en la misa de las ocho de la tarde en la Viale Europe, que recoge a todos los fieles rezagados y despistados del fin de semana y que, como cualquiera supondrá, es frecuentada por un número razonable de españoles ¿Que siempre puede confiar uno, he dicho? Pues no. Es verdad que no había mucha gente por allí, pero había gente esperando que comenzara la misa, hasta que un acólito dijo que no la habría y se ofreció, al menos, a organizar una exposición del Santísimo y adoración allí mismo, cosa que hizo.

Vamos, yo entiendo que hacen falta muchos sacerdotes para atender a los cuarenta mil de Heysel, y que esos mismos sacerdotes también querrían asistir a la visita de Francisco acompañando a los feligreses de sus parroquias que se hicieron con entradas, pero, claro, si el precio a pagar es que en un domingo sólo se organice una misa de verdad, la del papa, en toda la ciudad de Bruselas, me parece un poco excesivo.

Total, que precisamente cuando el papa viene a Bruselas, yo me he quedado sin ir a misa.

En cuanto a la visita en sí misma, no me he enterado demasiado. Si uno lee la prensa belga, parece que sólo se habló de los abusos a menores y de la ordenación de mujeres. Bueno, y del cambio climático. Con estos asuntos de conversación, no parece probable que se aborde la situación calamitosa de la iglesia católica en Bélgica, ese cascarón que sobrevive a duras penas en reductos muy puntuales, mientras los que la han llevado hasta donde está ahora siguen haciendo las mismas cosas que han hecho siempre y cuyo resultado está siendo la desaparición de la fe en este país en el que vivo.

Pero eso ya ha sido tratado en muchas otras ocasiones y no es cuestión de repetirlo una y otra vez, y menos hoy, que se hace tarde.

sábado, 21 de septiembre de 2024

Más elecciones

En este año multielectoral, en Bélgica no sólo ha habido elecciones europeas y regionales, sino que dentro de unos días, el 13 de octubre, habrá elecciones municipales. Ya nos dedicamos a ellas la última vez, cuando apareció una entrada sobre el candidato aparentemente, y sólo aparentemente, llamado a terminar con el sistema de partidos, al menos a nivel municipal, pero que toda la vida estuvo en un partido que no le daba toda la cancha que él deseaba, así que se enfadó y montó el suyo.

Hasta donde yo sé, a día de hoy sigue siendo concejal opositor a su propio partido de siempre, y cuyas ideas no se diferencian gran cosa de las suyas propias, y tengo entendido que tiene la intención de presentarse de nuevo. Estos masones...

Aunque la proclamación oficial de los candidatos tendrá lugar dentro de unos días, ya hay madrugadores que se han dedicado al buzoneo; los lugares indicados para pegar los pósteres electorales ya lucen con la efigie de los candidatos a próceres dedicados a sus municipios. Todo huele a elecciones, incluso las medidas electoralistas del Parlamento bruselense, que ojalá las tomen pronto, porras, por la cuenta que me trae. Pero a las medidas electoralistas es mejor que dediquemos otra entrada.

En esta nos dedicamos a los primeros que han dejado su pasquín en mi buzón, que resultan ser nada menos que "Les engagé·e·s", o sea, "Los, -as comprometidos, -as", y que, como sabemos, no son sino los antiguos demócrata-cristianos, que hoy se avergüenzan visiblemente de la mitad de su ideología, y me temo que no de la primera parte, así que hace algún tiempo efectuaron un cambio de nombre, en lenguaje mercadotécnico rebranding, y la verdad es que el susodicho cambio, a despecho de los agoreros como yo mismo, les ha venido de perlas, porque han roto la acusada tendencia a la baja que venían sufriendo en las anteriores elecciones. De hecho, en la región de Bruselas han doblado el número de diputados.

El pasquín está en francés, y sólo en francés, lo cual es un signo elocuente de que no esperan obtener votos del electorado neerlandófono. Ni ellos, ni me temo que nadie. Básicamente, el electorado neerlandófono, de suponer que exista, se ha hecho bilingüe a la fuerza, ante la perspectiva de quedarse aislado.

La cabeza de lista es la señora de la foto, que atiende por el nombre de Elisabeth Degryse y que es ministra-presidente de la Federación Valonia-Bruselas, más conocida en castellano como Comunidad Francesa de Bélgica, pero de esa jerigonza también tocará escribir en otra ocasión. Uno pensaría que, si eres presidente de un ente que se ocupa de todo tipo de asuntos culturales, lingüísticos y deportivos, no te queda tiempo para ser concejal de Uccle, o de donde sea, pero esto es Bélgica, señores. Aquí vale casi todo y, en este caso, lo que vale es que si esta señora saca votos, la metemos de cabeza de lista de lo que sea y adelante. Lo cierto es que nadie le puede negar que es de Uccle, porque aquí es donde nació, mañana hará cuarenta y cuatro años.

A nivel belgoregional, entre los "comprometidos" hay negros, blancos, guapos y feos (hay algún caso dramático de fealdad cuya foto me resisto a poner para no reventar las pantallas de nadie). En la lista de Uccle sólo con pena y trabajo consiguieron encontrar una negra, y tampoco lo es mucho; además, parece haber un moro, a juzgar por el nombre, porque por la foto no se averigua. El resto son todos blanquitos, razonablemente bien parecidos y con aspecto de gente de bien o de ciudadano estándar. Claro, eso refleja la relativamente escasa variedad racial de este municipio.

Yo no sé si van a sacar más o menos de lo que tenían, que no era mucho, pero me da la impresión de que este grupo buenista-francisquista-vergonzante, por alguna razón, está en alza. No tienen programa, porque las propuestas que hacen son la cosa más sosa y llena de lugares comunes que he visto en ningún sitio, pero me temo que eso ya da lo mismo en los tiempos que corren, y que lo que cuenta es quedar bien en las fotos y sonreír con mejor o peor fortuna. Lo de Milei es una excepción que en Bélgica está lejísimos de darse.

Pero al programa de los "comprometidos" y a otros aspectos de su candidatura y sus andanzas tocará verlo en otro momento, porque hoy se hace tarde.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Reconectando

Después de un mes largo de no escribir una línea, me siento delante del ordenador con la sensación de que, después de todo, quizá escribir no me guste tanto como pensaba. Vaya por delante que sí, que he estado de vacaciones en España y no me he estado ocupándome de temas laborales ni académicos lo más mínimo; han sido unas vacaciones de verdad, y además han sido estupendas: lo único indudablemente malo es que ya han terminado.

Y he debido desconectar enormemente. Ayer tuve que coger el coche para ir a un lugar en el que he estado decenas, si no centenas de veces, y me pasé el camino hasta en dos ocasiones, como si hubiera puesto el piloto automático, no para ir a la place Jourdan, que era más o menos mi destino, sino al aeropuerto de Zaventem, que (desgraciadamente) no lo era.

Es verdad que la reconexión con la realidad ha sido bastante brutal. Eso de pasar de noches con una mínima de 24 grados, que es lo que se puede encontrar uno en Valencia, a noches con una mínima de seis grados, como anoche o anteanoche, es uno de los tragos más duros que existen. Se lo he comentado a algún amigo o familiar por Valencia, de manera absolutamente despreciable y con la evidente intención de hacerme el mártir, sólo para encontrarme con una inesperada reacción envidiosa por parte de mi contertulio, en forma de "¡Ya quisiera yo estar a seis grados por la noche, bajo la manta, en lugar de no poder dormir con este calor!" Perdónalos, Señor, porque no saben lo que dicen.

La reconexión está siendo lenta, para qué negarlo. Y, si bien mi intención era continuar con la última entrada y seguir hablando sobre la singladura de Carles Puigdemont en este país en el que sigue residiendo, creo que será mejor dejar eso para una próxima ocasión, porque, al fin y a la postre, el susodicho parece tener la intención de seguir viviendo en Waterloo algún tiempo más, y así será si nada lo remedia, por lo que tiene toda la pinta de que no se le va a hacer tarde.

A mí, en cambio, sí, de modo que hasta aquí ha llegado esta entrada, mientras hacemos una pausa hasta la siguiente.

martes, 13 de agosto de 2024

Exiliándose

Mientras España entera está bastante achicharrada en estos momentos, no sólo por el calor que hace, sino por el bochorno de que Carles Puigdemont se haya paseado impunemente por Barcelona sin que nadie le molestara, habiendo un ejército de policías a pocos metros de donde estaba, en Bruselas y Bélgica en general el tiempo es muy agradable, con temperaturas de poco más de veinte grados, noches fresquitas y dando cobijo al propio Carles Puigdemont cuando no está por Barcelona burlándose de quienes se supone que tienen que meterlo en chirona.

Un día escribí que iba a tocar escribir sobre eso, y parece que ya va llegando ese día. Efectivamente, Carles Puigdemont se alojaba, y parece que se sigue alojando, en la pomposamente llamada "Casa de la República Catalana" en Waterloo, que está a menos de quince kilómetros de la que sigue siendo mi residencia en Uccle, pero ya se encuentra fuera de la región de Bruselas. Waterloo, a pesar de ese nombre tan flamenco que tiene, no está en Flandes, sino que es, saliendo desde Bruselas, el pueblo más septentrional de la región de Valonia. Uno sale de Uccle hacia el sur, abandona la región de Bruselas, pasa por el municipio flamenco, pero más bien francófono, de San Ginés - Rode, y a los dos o tres kilómetros ya ha abandonado Flandes y se encuentra en Valonia. Alguna vez he llegado a hacerlo corriendo, pero ahí hay que estar dispuesto a pasarse de la media maratón.

Un buen día de abril de 2020, recién comenzada la pandemia, y comoquiera que el confinamiento en Bélgica fue muy relajado y las autoridades, más que a quedarnos en casa, nos animaban a salir al exterior, aunque sin contactar estrechamente con quien no viviera en nuestro hogar, tomé la bicicleta y, como tanto me daba ir a un sitio que a otro, me dije ¿y por qué no voy a Waterloo, a ver la famosa casa de la república catalana, que dicen que es un palacio que no hay otro como él en toda Bélgica? Efectivamente, la prensa, supongo que neofascista, por lo menos, encomiaba como no está escrito la susodicha casa, alquilada, según parece, por no menos de cuatro mil euros mensuales, que a quien está en España le debía parecer un fortunón, aunque no sé si daría para alquilar un palacio de las características tan elogiadas que se decían y repetían en la prensa.

Waterloo, como he escrito arriba, no está muy lejos de mi casa. Se trata de un municipio bastante grande, típicamente residencial, al que se desplazan muchos belgas que buscan algo de paz y desdeñan el alboroto y el bullicio de la capital. Tomé la carretera que no en vano se llama "de Waterloo", la cual comienza en los alrededores de la Estación de Midi y termina, lógicamente, en el comienzo del municipio de Waterloo, en el cual pasa a denominarse "chaussée de Bruxelles", no menos lógicamente.

La dirección de la residencia de Carles Puigdemont no es difícil de encontrar en cualquier publicación fácilmente accesible por Internet, así que, tras muchas vueltas y revueltas por la parte más residencial de Waterloo, llegué a los alrededores de la casa y allí hice la foto que se muestra en esta entrada.

A decir verdad, como palacio, el edificio deja bastante que desear, pero es cierto que es un casoplón, eso sí, que no destaca especialmente entre los muchos casoplones que se alzan por aquellos andurriales. Los cuatro mil euros mensuales que cuesta su alquiler pueden salir de muchos sitios, y digo que saldrán un poco de todos ellos, entre los ahorros personales que pueda tener su inquilino, su sueldo que tuvo mientras fue eurodiputado (sólo con las dietas por asistencia a reuniones ya se puede pagar una parte no desdeñable de ese alquiler), el que tiene ahora como parlamentario autonómico en régimen de exilio, teletrabajo, o como lo queramos llamar, así como las contribuciones de su partido político o de sus partidarios, o quién sabe si alguna ayuda de la Alianza Neoflamenca, el partido independentista flamenco que le dio apoyo logístico al principio de su andadura por estas tierras. Y, como la casa es grande, quizá dé para alojar al resto de exiliados en Bélgica, como su colega (o compinche, según a quien se pregunte) Toni Comín, que es actualmente, y tras las últimas elecciones, el único eurodiputado que le queda a su partido político. Y digo yo que, si se aloja allí, también le tocará contribuir al sostenimiento de la sede de la república catalana en Bélgica.

En todo caso, llama la atención este prurito "legitimista" de estos exiliados republicanos. Creo que les viene de familia. Vamos, estoy seguro de que sus antepasados renegarían de ellos si supieran a qué se iban a dedicar sus descendientes, y que se volverían a sus respectivas tumbas después de echarles una bronca bien dada, pero para discutir de eso mejor será dedicarle una nueva entrada, que hoy se hace tarde.

miércoles, 7 de agosto de 2024

Lux aeterna luceat ei, Domine

Tras una larga enfermedad, que le tuvo tres meses entre hospitales y algodones, y un período final de cuidados paliativos, la semana pasada falleció el sacerdote español de la pastoral hispanófona de Bruselas. Ha sido una gran pérdida para todos los que estábamos próximos a él, tanto para nosotros, los feligreses, como para sus compañeros jesuitas. Durante los últimos dieciséis años ha estado en Bruselas, y su estado de salud no hizo posible que pudiera regresar a España, que es donde hubiera querido fallecer. Realmente, ha muerto con las botas puestas, ya que dijo su última misa a finales de abril y desde entonces ha estado empalmando hospitales con residencias. Ya tuvo mérito que aceptara salir de Zaragoza para ir a Bruselas cuando tenía setenta y siete años, que es más bien edad para retirarse a descansar, y no para salir de la patria de uno a una misión bastante incierta, pero que ha desempeñado ejemplarmente a lo largo de quince años más.

Durante las últimas semanas lo había estado visitando con relativa frecuencia. Estuve en el hospital, cosa que me inspiró un par de entradas (ésta y ésta de rebote), y le tuve que decir que en junio habían interrumpido las misas en español en su parroquia, porque no había ningún sacerdote hispanófono dispuesto a sustituirlo.

- Pero, ¿por qué? - me dijo - Eso tenían que habérmelo consultado. Igual me pongo bien y hubiera podido decir misa el domingo que viene.

Esto era en martes y el padre estaba conectado a un respirador, había pillado el Covid en el hospital y no podía dar un paso sin ayuda, pero está visto que la moral la tenía alta y consideraba la posibilidad de salir de allí y decir misa cinco días después. No, no era de Alcoy, pero hubiera podido serlo.

El padre Jorge (a estas alturas se puede mandar el anonimato a la porra) tenía un profundo sentido del deber y de para qué estaba allí. Cumplió los noventa años en plena pandemia y acababa de salir de un cáncer de pulmón. No es que fuera sólo de un grupo de riesgo, es que era de un grupo subrayado en purpurina para que no se expusiera al virus y que tenía preferencia para todas las vacunas. Pues él, ni corto ni perezoso, a la que el gobierno belga abrió un poco la mano y permitió las misas de hasta quince personas, reunió a los que pudo, ordenó abrir la iglesia y allí se puso a celebrar misa con ayuda, entre otros, de su fiel portero, cuya misión era impedir a toda costa que entrasen más de quince personas a la misa. Creo que ya sabemos que el portero cumplió fatal su difícil tarea y que se descontó en numerosas ocasiones, el pobre.

Durante las últimas semanas se fue apagando y los últimos días estaba mucho tiempo bajo los efectos de los sedantes y apenas podía hablar ni reaccionar, pero estuvo presente casi hasta el final. Él se quejaba de que estaba solo, pero la verdad es que pasaba gente a visitarlo todos los días y prácticamente a todas horas. En uno de los últimos días, cuando ya se veía cercano el desenlace, estaba yo al lado de su cama cuando pasaron a visitarlo dos compañeros suyos jesuitas, que tampoco eran precisamente novicios y que no creo que cumplan los ochenta y no sé si los noventa. Me saludaron y yo les cedí el sitio para que se acercaran al padre.

- Ah, está bien presente - dijo uno.

- Lo está, lo está - dijo el otro.

A todo esto, el padre Jorge alcanzaba a mirarles, pero bien poco más.

- Me muero - dijo. Lo había comprendido cuando salió del hospital y entró en cuidados paliativos en la residencia sacerdotal donde estaba pasando sus últimos días.

- Vas a prepararnos un lugar en el cielo, que dentro de poco iremos nosotros y te queremos encontrar allí - dijo el primero.

- Y seguro que también está Pagola. Bueno, Pagola igual tiene que ir primero al purgatorio - dijo el segundo, un tipo más callado pero evidentemente más socarrón.

- No, no, Pagola va al cielo - reaccionó el padre Jorge.

Los otros dos rieron. El padre Jorge no estaba para risas, pero al menos sonrió.

- Bueno, Pagola aún es joven, le queda mucho por aquí.

Ahora mismo, el padre José Antonio Pagola tiene ochenta y siete años, así que, eso de que es joven, depende de con quién se le compare. Se trataba del teólogo de cabecera del padre Jorge, que no dejaba de recomendar sus libros, cosa que puede tener sus peros, porque el padre Pagola es un teólogo bastante controvertido y hay quien dice que directamente arriano, de manera que sus obras, que se venden muy bien para la temática que desarrollan, por lo menos son sospechosas.

Los dos jesuitas se fueron al poco rato de allí para volver a su propia residencia, pero el padre y yo no nos quedamos solos mucho tiempo, ya que no tardó en llegar otro de sus feligreses habituales, y luego otro y otro más. Si esto pasaba a finales de julio, en pleno periodo de vacaciones y con buena parte de la feligresía esparcida por Europa, no sé si hacen falta más pruebas de que el padre era muy apreciado y de que se le echará mucho en falta.

El 31 de julio nos dejó finalmente. Seguro que no es casualidad que falleciera, él, jesuita durante casi toda su vida, en el día de San Ignacio de Loyola.

Requiem aeternam dona ei, Domine
et lux perpetua dona ei