jueves, 25 de julio de 2024

Elecciones y ecologías

En todos los países de la Unión Europea ha habido elecciones al Parlamento Europeo, pero en Bélgica, además, hubo elecciones regionales de distinta índole. En España diríamos autonómicas, más o menos. Aquí, como ya ha quedado dicho alguna vez, las autonomías se llaman regiones y son tres: Flandes, Valonia y Bruselas. En Flandes se habla flamenco, en Valonia se habla francés, y en Bruselas se hablan muchos idiomas, porque es un guirigay del quince, pero oficiales, lo que son idiomas oficiales, no hay más que dos, que son el flamenco y el francés. Lo de la oficialidad del alemán en una parte de Valonia, si eso, lo dejamos para otro día, a ver si me paso por aquella parte del país este verano a hacer turismo.

El caso es que, en materia interna, en Bélgica se eligió a los miembros del Parlamento valón, del Parlamento flamenco, del Parlamento de la región de Bruselas (que es donde vivo yo, parece que por algún tiempo más) y, bonus, el Parlamento de la Comunidad germanófona, que tiene partidos bastante raritos. Al Parlamento de Bruselas se presentaron la tira de candidaturas, y he aquí que la suerte ha querido que la lista número 1 fuera la de Vlaams Belang. La estuve leyendo, pensando en encontrar todo tipo de apellidos más flamencos que Camarón, y es cierto que la mayoría lo eran, pero el número 4 de la lista era una tal Ekaterina Begunova que me ha dejado algo descolocado. No estoy muy seguro de que alguien que se llama así esté por la tarea de expulsar inmigrantes. Por lo demás, hubo un total de treinta candidaturas, la trigésima de las cuales se llamaba "Viva Palestina!", así, en español, y estaba formada por cinco personas que atendían por Dyab, Yasmine, Nasser, Hakema e Ismaiyl. Supongo que éstos últimos pudieron contar con algunos de los votos de los que se manifiestan poco menos que a diario delante de la embajada de Israel y contribuyen a empeorar todavía más, que ya es decir, el tráfico de la zona.

El resultado de las elecciones regionales dio lugar a un parlamento confuso, como todos los parlamentos en este bendito país trufado de partiditos especializados en una zona lingüística, pero parece que los ecologistas salen del gobierno, cosa que sabremos con certeza dentro de un par de meses, cuando se vuelvan a reunir. Hay que reconocer que los ecologistas han puesto en marcha algunos carriles bici dignos de tal nombre, lo cual era algo que hacía una falta enorme en Bruselas, y los ciclistas lo agradecemos; también es verdad que la pesadilla de los patinetes eléctricos abandonados por cualquier lugar debe considerarse responsabilidad suya. Sólo este año parece que se ha impuesto la cordura y los patinetes de alquiler, que son casi todos, deben ser depositados en lugares concretos, no tirados sobre la acera. Los peatones se lo agradecemos.

Otra medida de los ecologistas ha sido la regulación de la zona de bajas emisiones, cosa que no sé si los conductores agradecemos, pero creo que no. La zona de bajas emisiones es la región de Bruselas enterita y, en ella, los vehículos considerados contaminantes lo tienen crudo. Ya hay un grupo de vehículos que, desde hace dos años, están prohibidos en su interior bajo fuertes multas y el siguiente grupo, los diésel Euro 5, debía ser prohibido a partir del 1 de enero de 2025. Debo hacer notar que en este punto no soy objetivo. En realidad, como todo lector de esta bitácora conoce, no soy objetivo en casi ningún punto, pero en éste todavía menos, porque soy propietario de un vehículo que, si la normativa actual no sufre variaciones, tiene los días contados en Bruselas, con lo que ya estoy pensado qué hacer con él y si comprarme otro que lo sustituya.

Mis planes, de momento, están suspendidos a la espera de saber si el nuevo gobierno, que se constituirá en algún momento y, según todos los indicios, lo hará sin ministros ecologistas, va a conceder una moratoria a los vehículos Euro 5 o no. Se rumorea que sí que lo hará, habida cuenta de que la cosa, si sigue en sus términos actuales, puede acabar en tumultos. Hay numerosos vehículos de ese tipo circulando y no todos sus dueños están en condiciones de pagarse otro coche así como así, de modo que una moratoria de ese tipo sería considerada una medida social, muy popular, sobre todo entre quienes dependen del coche para desplazarse y no tienen posibles para reemplazarlo. Vale, no estoy en ninguno de los dos casos en este momento, pero me pregunto si la prohibición de esos coches es una decisión tan ecológica como se nos quiere hacer creer.

Tengo para mí que ni mucho menos. Los coches que se prohíban en Bruselas no van a desaparecer por arte de birlibirloque, sino que van a seguir circulando en otros sitios, mientras que muchos de sus propietarios se van a ver obligados a hacerse con vehículos que sí que cumplen la normativa, pero que habrán de ser fabricados y, por tanto, van a contaminar por este mero hecho. Los únicos realmente beneficiados por estas decisiones no son los ciudadanos, ni menos aún el planeta, sino los fabricantes de coches, que van a tener más clientes y más ventas ¡Que no hayan sido ellos quienes estén detrás de estos tejemanejes!

Entretanto, me toca deshojar la margarita. El coche, cariñosamente conocido como "topomóvil" o "кротомобиль", por su color característico, se usa de uvas a peras, pero uno le coge cariño a estas cosas y no es cosa de desprenderse de algo que funciona perfectamente, así que tiene todos los números para pasar a prestar servicio a su dueño en España, en algún lugar, que ojalá exista, en donde los ecolotalibanes no se hayan salido con la suya y que quizá esté en la Valencia profunda, quien sabe. La duda es cuándo marchar del país, porque en verano es quizá muy pronto, no se sabe cómo va a reaccionar el todavía no existente nuevo gobierno y, si me espero mucho al año nuevo, quizá entonces, como tantas otras veces, se haga tarde.

martes, 23 de julio de 2024

Caritas in veritate

Uno de los temas que no pueden faltar en este retorno a la actividad es el estado -comatoso- de la Iglesia Católica que peregrina en Bélgica y los motivos del decaimiento que muestra casi a cada momento. Como he escrito muchas veces, es un tema importante para los católicos que seguimos intentando serlo, porque Bélgica es un país que nos indica, por ejemplo a los españoles, cuál es nuestro futuro dentro de algunos años, a no ser que las cosas cambien muy seriamente.

El otro día, al abrir el buzón de mi casa, me encontré con una publicación de "Caritas info" dirigida a mi persona. Supongo que en algún momento del año pasado debí hacer alguna aportación a alguno de los proyectos que llevan y también debí rellenar algún formulario en el que revelé mi dirección postal, así que puedo esperar ser informado en lo sucesivo de los avatares de dicha organización.

No creo que descubra nada nuevo si digo que Caritas es la organización de beneficencia de la Iglesia Católica y que por ello se distingue, o por lo menos debería hacerlo, de las organizaciones benéficas no confesionales. Al hacer una obra de caridad, los católicos no estamos movidos por un sentimiento de filantropía centrado exclusivamente en el necesitado por el hecho de serlo; de hecho, la palabra "filantropía" debería estar proscrita de la acción de beneficencia católica. No, los católicos practicamos la caridad por amor a Cristo, que vemos presente en el necesitado. Claro que somos caritativos con quien lo necesita, pero es que Cristo está en quien necesita nuestra caridad. Una acción de caridad que prescinda de este hecho será todo lo meritoria que se quiera, pero no es cristiana.

La publicación de Caritas francófona que apareció en mi buzón es pequeña. Apenas consta de dos páginas que, por curiosidad, me puse a leer con ánimo de ver cuántas veces aparecía la palabra "Cristo" o "cristiano", o hasta "católico" y sus derivados. Ninguna. Miré en su página de internet, y decidí ser más riguroso, no fiarme de mi vista y dejar buscar las palabras clave al navegador, pero el resultado fue el mismo. En la página de internet de Caritas francófona en Bélgica no se menciona ni una sola vez a Cristo ni a la Iglesia Católica. Y, por desgracia, no puedo decir que me haya llevado una sorpresa con este descubrimiento.

En estas circunstancias, y siento mucho decir esto, la existencia de Caritas es completamente superflua. Para pedir fondos y dedicarse a ayudar a gente por el mero hecho de ser gente, cosa que está muy bien, hay un sinnúmero de organizaciones que nacieron precisamente para dar cabida al impulso filantrópico de la gente que no era ni quería ser cristiana, cosa que es absolutamente respetable, y que sin ninguna duda hacen muy bien su trabajo. Pero Caritas debería ser otra cosa, que sirviera para ver a Cristo en el necesitado y para acercar el necesitado a Dios. En cambio, lo que sucede es que sus responsables, al menos hasta ahora, han camuflado a Cristo tan bien que nadie pensaría que se trata de una organización católica.

El número de Caritas info refiere en primer lugar una noticia interna: parece que hasta ahora había dos organizaciones distintas, no sé bien por qué causas. Una era Caritas Sécours (francófona) y la otra era Caritas francófona, a secas. El editorial del artículo venía a decir que ambas organizaciones se habían fusionado para dar una visión más clara de la red de proyectos en la que estaban metidos. Y, como dice en su página web, la unión hace la fuerza.

La foto que ilustra esta entrada está tomada de la página web de Caritas Sécours y muestra al presidente saliente y al entrante. El presidente saliente es el señor de la derecha. Yo no soy quién, bien lo sabe Dios, para criticar el aspecto exterior de nadie ni las pintas con las que se deja sacar una foto destinada a la publicación, pero creo que Caritas, además de un problema de identidad cristiana, padece un importante problema de imagen, el cual, al menos, se ha paliado algo (no del todo) con la entrada como presidente del señor de la izquierda. Sobre la cabeza del nuevo presidente, además de un altavoz, podemos ver una porción de un crucifijo, que cortaron en la versión impresa, pero que, por lo menos, estaba ahí.

Sea como fuere, si la unión hace la fuerza, no estaría de más preguntar a los responsables de Caritas Sécours por qué no se unen con todas las organizaciones filantrópicas de beneficencia que existen en la Bélgica francófona y germanófona, sean del tipo que sean. En el mismo momento en que Caritas sacó a Cristo de la ecuación, renunció a todo distintivo con respecto a las demás, convirtiéndose así en una mera máquina de obtener recursos de la población y de canalizarlos a proyectos de ayuda a los necesitados. Quizá así, cuando la Iglesia Católica comprenda que, sin Cristo, nada de lo que hace tiene razón de ser, ni siquiera la caridad, le dé por despertarse y no consentir que existan en su seno organizaciones que no ponen a Cristo en el centro de toda su actuación.

Sólo espero que este momento llegue antes de que sea demasiado tarde.

sábado, 20 de julio de 2024

Resucitando a la carrera

He de reconocer que, durante estas semanas, se me ha pasado por la cabeza dejar puesta la última entrada y matar la bitácora con ella, sin llegar al vigésimo aniversario ni nada. Cuando escribí la entrada, tal cosa no estaba pensada en absoluto, pero, después de unas cuantas semanas con poco tiempo y diversos problemas personales, la tentación estaba ahí. Igual estoy dejando pasar una buena oportunidad de terminar esto con dignidad, pero creo que le voy a dar un empujón más, a ver hasta dónde llega.

Después de visitar a San Pedro, como vimos en la anterior entrada, resulta que la fecha de fallecimiento del autor de estas líneas estaba equivocada y volví a Bruselas, lejos de las calderas de Pedro Botero. Y tan lejos. Lo del calentamiento global es un concepto que debe haber pasado a la historia, al menos en Bélgica, porque ha hecho los peores meses de mayo y junio, y hasta principios de julio, de que tengo memoria. Sin embargo, las cosas han cambiado radicalmente este fin de semana, en que ya las temperaturas llegan a treinta grados, lo cual, para Bélgica, es muchísimo. Ya sé que en la mayor parte de España treinta grados se considera casi una temperatura bonancible, pero aquí no.

No creo que esta canícula llegue hasta lo que aquí se considera una sequía, porque aquí se considera sequía, para pasmo de quien viva en España, algo así como una semana sin llover. Yo creo que ha venido lloviendo prácticamente todos los días desde principios de año, y no exagero ni tantico.

Ayer, a eso de las dos de la tarde, hacía esos treinta grados que he mencionado, combinados con un 70% de humedad ambiental. Lo que viene siendo un ambiente difícil de soportar. Como me estoy preparando para el gran fondo de Siete Aguas, pensé que sería una buena idea salir a correr unos cuantos kilómetros para entrenar en condiciones similares a las de la carrera. El gran fondo de Siete Aguas tiene lugar el tercer sábado de agosto. Puede que haga menos humedad, porque Siete Aguas no está cerca de la costa, pero quizá sí que haya que soportar esos treinta grados.

No sé exactamente si fue una buena idea salir a entrenar en esas condiciones, pero sí que sé que no es lo que recomiendan las autoridades. Y con razón. Buena parte del recorrido de mis entrenamientos pasa por el bosque, entre caminos y sendas muy sombreados, y más ahora en que todo es verde y frondoso, porque la lluvia constante tiene también sus ventajas, pero hay partes en que no hay sombra alguna, y en esos lugares el sol picaba a base de bien.

Dieciocho kilómetros más tarde crucé el umbral de mi casa con la garganta bastante seca y cerca del desfallecimiento, pero sin pasar el punto de no retorno, cosa que hubiera sido algo compleja. Tuve una especie de vahído al tener que pararme a cruzar una carretera, pero me recuperé sin novedad. El entrenamiento en condiciones de calor duro fue un cambio respecto de la semana anterior, en la que salí con ánimo de rodar sólo un poquito, pero me encontré con que hacía dieciséis grados. Es más, había caído un chaparrón la noche anterior, aunque apenas se notaba, ya que un sol agradable  asomaba entre las ramas de los árboles; en suma, se estaba tan bien que bajé el ritmo y me puse en plan paseo durante los veintiún kilómetros de una media maratón, disfrutando del ambiente. Volumen sí que hice, pero no fue lo que se dice un sobreesfuerzo.

Esta semana sí que lo ha sido, a pesar de correr tres kilómetros menos, pero doce segundos por kilómetro más rápido. Al salir de la ducha, casi no podía moverme y no tenía ganas de hacer nada más que de tumbarme en la cama, cosa que llevé a cabo con total solvencia.

Y ahí me dije: ¿Voy a dejar morir la bitácora así, sin avisar? Desde que escribí la última entrada, ha llegado el verano, tengo algo más de tiempo, los problemillas personales y las ocupaciones varias no ocupan toda la jornada y, después de todo, alguna entrada se quedó en la carpeta de borradores y, por supuesto, quedan muchísimas cosas por decir sobre Bélgica, Bruselas, la Iglesia Católica que peregrina por aquí, no se sabe muy bien con qué rumbo, Flandes, Valonia y Europa en general.

Y, lo que es más importante, me sigue gustando escribir.

Aunque, a veces, se haga tarde.

miércoles, 29 de mayo de 2024

Relatos de ultratumba

 - ¿Es aquí el Cielo?

San Pedro me miró y dijo:

- Sí, sí, aquí es. Supongo que vienes a entrar, ¿no? Venga, nombre y apellido, que tenemos toda la eternidad, pero no nos vamos a quedar en el Limbo todo el día.

- Alfor von Buchweizen.

- A ver... Alfor von Buchweizen. Aquí está la lista del mes... Buchórez, Buchovila, Budavilla... No estás en la lista, Alfor.

- ¡Anda! ¿Y ahora qué hago?

- Pues yo no te puedo dejar pasar al Cielo. Anda, ve al Purgatorio, a ver si te admiten allí.

...

- ¿Es aquí el Purgatorio?

- Sí, sí, aquí es.

- A ver, me llamo Alfor von Buchweizen y vengo de parte de San Pedro, del Cielo, que me ha dicho que no estaba en la lista de ingresos del mes y me ha mandado aquí, a ver si me pueden acoger.

- Pues vamos a ver ¿Von Buchweizen, ha dicho? Aquí está la lista... Pues no, ¿eh? No está tampoco aquí.

- ¡Toma! ¿Entonces?

- En fin, yo siento mucho ser quien le tenga que dar las malas noticias, pero, si no está en la lista del Cielo, ni tampoco en el Purgatorio, pues sólo queda una posibilidad...

- No fastidie...

- Sí, sí, lo siento. Tendrá que acercarse al Infierno, a ver si allí le hacen un hueco, porque aquí, en el Limbo, no se puede quedar y al Purgatorio no le puedo dejar entrar si no está en la lista.

...

- ¿Es aquí el Infierno?

Satanás levantó la cabeza.

- Sí, aquí es ¿Un alma descarriada, acaso?

- Pues eso parece... - dije de mala gana -. He estado en el Cielo y en el Purgatorio, pero no estoy en la lista de ingresos de este mes y no me han dejado pasar. Entonces me han dicho que me vaya al Infierno, a ver si estoy en la lista.

- Bueno, si no estás allí, quedan pocas dudas, pero bueno, para que no haya quejas, vamos a hacer las cosas como Dios manda y hacer las comprobaciones de rigor. A ver, nombre y apellido.

- Alfor von Buchweizen.

- Vale. A ver... von Buchhandel, von Buchmeister, von Buchpeinen, von Buddenbrock... Pues tampoco estás aquí.

- ¿Tampoco?

- No, no. No te puedo dejar entrar. A mí ya me gustaría, pero aquí hay unas normas.

- ¿Y qué hago?

- Bueno, yo me iría a hablar con San Pedro otra vez, a ver si te da una solución. Sí que es raro el caso, sí...

- Bueno, pues voy a ver qué pasa.

...

- Buenas tardes ¿San Pedro?

- Sí, oye, ¿qué haces aquí? ¿No habíamos quedado en que no estabas en la lista de este mes?

- Es que he ido al Purgatorio y tampoco estaba. Y luego me mandaron de allí al Infierno, y allí Satanás estuvo buscando en la lista y tampoco me encontró, así que me dijo que viniera a verte, por si me podías dar una solución ¡No me voy a quedar en el Limbo!

- Hombre, no. No sé, voy a mirar en las listas del mes que viene, no sea que se haya traspapelado algo.

San Pedro se puso a mirar listados y más listados durante un buen rato.

- Aquí no estás, aquí tampoco... A ver los del año que viene... Tampoco... A ver si, buscando por el nombre sale cuándo te toca...

Finalmente levantó la cabeza.

- ¡Hombre! ¡Por fin! Aquí está: Alfor von Buchweizen, entrada en diciembre de 2060. ¡Pero si estamos en 2024! ¿Qué haces aquí, macho? Que te esperamos dentro de la tira de lustros ¿Qué te ha pasado?

San Pedro se paró de golpe y dijo.

- No me digas más. Tú vienes de un hospital belga, ¿a que sí?

lunes, 27 de mayo de 2024

Eutanasia

Bélgica es el país campeón mundial de la eutanasia. Sí, ya sé que no existe ese campeonato mundial y que, de existir, habría una dura competencia con los subcampeones mundiales, que son nuestros neerlandeses vecinos del norte y que, de hecho, seguramente se consideran ellos mismos como los campeones y a los belgas como subcampeones.

El mal viene claramente del norte y escampa algo al sur. De hecho, tres cuartas partes de las peticiones de autoapiole vienen de Flandes y sólo una cuarta de Valonia, y no creo que sea porque los flamencos enferman antes o más gravemente. Estamos hablando de unas tres mil personas al año, pero esas tres mil personas son las que hacen el procedimiento formal con sus dictámenes y zarandajas, porque yo tengo por cierto que hay alguno más que ha salido de este mundo un poco antes de lo que le tocaba, en un descuido de algún hospital.

Eso ha convertido a los hospitales belgas en un lugar potencialmente peligroso. Ya sin eutanasia, un hospital belga, de por sí, es un lugar donde al paciente lo tratan de manera manifiestamente mejorable, pero con eutanasia de por medio, no parece sino que estén buscando de que a uno se le quiten las ganas de vivir para acelerar lo que, ciertamente, en inevitable, pero tampoco tendría que ser inminente. Para una situación en la que la procrastinación es loable, va y la desgracian.

Esto viene a que el otro día pasé por un hospital belga a visitar a un enfermo de edad muy avanzada, hasta el punto de que los noventa ya no los cumplirá. El enfermo, a día de hoy, está dado de alta y recuperándose en su casa, pero por poco no lo cuenta, a causa, no de la enfermedad, que era una neumonía, sino del personal del hospital, que parece que comenzó diagnosticando el suceso como cáncer terminal.

- ¿Usted sabe lo que es el encarnizamiento terapéutico? - parece que decía un médico.

- ¡Ni se le ocurra hacer lo que está pensando! - parece que decía cada vez el acompañante de turno.

- Me lo tiene que decir el paciente. Yo tengo que hablar con el paciente.

Tras varios tiras y afloja, el paciente no llegó a confirmar su deseo de dejar este mundo antes de su debido tiempo y las reservas de sedantes del hospital no sufrieron merma alguna por su causa. No sólo eso, sino que, para sorpresa del personal médico-sanitario, el enfermo empezó a mejorar y, pensándoselo bien, resultó que aquello no era un cáncer terminal.

- Es que, como había tenido uno antes... Un cáncer, digo... No, terminal no era, a la vista está.

En vista de lo sucedido, he contactado con Abi y Ame (Ro está constantemente ocupada y no hay quien la pille), que, como el lector histórico de esta bitácora sabe, son mis hijos, y les he dado orden terminante de sacarme de este país como las cosas se pongan chungas, antes de meterme en un hospital de éstos en los que el consumo de productos para provocar la sedación (y lo que venga luego) es más alto de lo que sería razonable.

Y que, llegado el caso, lo hagan pronto, antes de que se haga tarde. Porras, como ahora...

domingo, 19 de mayo de 2024

Impuestos

En ocasiones, los españoles, todos, pero sobre todo los que votan a partidos de derecha, se quejan de lo altos que son los impuestos en España ¿Lo son? Supongo que todo es relativo. Los impuestos indirectos están bastante armonizados en toda Europa, así que el tipo del impuesto indirecto por excelencia, el IVA, no tiene mucho margen de maniobra: el tipo general anda por el 20% en casi todos los países que lo aplican, que son todos los de la Unión Europea, quieran que no. En España, y también en Bélgica, el tipo general es exactamente el mismo, el 21%.

¿Y los impuestos directos? Ahí la cosa cambia. Por mucho que en España las quejas sean enormes y el gobierno, a base de no retocar las tablas para compensar la inflación, haya puesto la soga al cuello a no poca gente, Bélgica gana de calle. A partir de algo más de cuarenta mil euros de ingresos, que no es una cantidad tan exorbitante, el tipo impositivo es un respetable 50%.

Para guiris, existía un régimen especial desde 1983... hasta hace un par de meses. Los extranjeros contratados fuera de Bélgica para trabajar aquí tenía(mos) un régimen especial. A partir de ahora, sólo se aplicará a los que ganen más de setenta y cinco mil euros brutos, que yo no sé cómo lo veis, pero me parece que lo de la progresividad impositiva como que no lo han terminado de entender. El régimen anterior permitía unas reducciones de la base y de la cuota que se han terminado de golpe. El año pasado, había más de veinticinco mil guiris residentes en Bélgica que tenían derecho al régimen especial. Este año, ya será mucho si la quinta parte sigue beneficiándose del mismo, con el añadido de que, encima, son los que ganan más (bueno, y los investigadores científicos, vale).

Ser residente fiscal en Bélgica puede ser peliagudo, especialmente si tienes rentas en otros lugares. Con la nueva norma, un guiri que gane menos de esos setenta y cinco mil euros pasa a ser residente fiscal belga... y tiene que tributar por lo que gane en cualquier lugar del mundo. Puede ser aún más complicado, porque hasta ahora esas personas (vamos a suponer que yo no estoy entre ellas) eran residentes fiscales en otro país, donde estaban, supongo, tributando; no está claro que, de la noche a la mañana, esos países se conformen así como así con perder un contribuyente, así que los líos pueden ser importantes.

Que sí, que yo también comprendo que Bélgica es un país complicado y que las miriadas de funcionarios que entran en las diversas administraciones que lo forman no se pagan solos, pero también podían hacer algo por simplificarlo y abaratarlo. Vamos, digo yo, y no sólo yo.

El caso es que las empresas belgas que contrataban con cierta facilidad personal extranjero, se supone que altamente cualificado, lo van a tener un poco más complicado con la nueva fiscalidad, a no ser que su personal sea tan altamente cualificado que les aflojen al año más de setenta y cinco mil euros brutos, vamos, algo más de seis mil euros al mes, cosa que, vosotros no sé, pero yo no los gano todos los fines de semana. Con el antiguo régimen, la diferencia entre esos seis mil brutos y el neto era bastante razonable; con el nuevo régimen, los sustos en las nóminas en los primeros meses pueden ser de aúpa.

No quiero parecer eurófobo ni xenófobo, pero hay una clase de personal que se libra del nuevo régimen igual que se libraba del antiguo, que es el personal de las embajadas y organizaciones internacionales, que en Bélgica abunda lo suyo y cuyos componentes se consideran residentes fiscales en el país donde residían antes de llegar aquí, además de que su retribución, en bastantes casos y en todo o en parte, puede estar exenta de los voraces impuestos belgas y quedar sujeta a figuras tributarias cuyo objetivo, evidentemente, no es exprimir la gallina de los huevos de oro.

En resumen, que, como es bien sabido, hay dos cosas inevitables: la muerte y los impuestos. En Bélgica las dos cosas, con la normativa de eutanasia a voluntad y el estrangulamiento de la población a base de tributos, son especialmente ciertas.

Luego se preguntan por qué los belgas se van a vivir a España tras su jubilación...

sábado, 20 de abril de 2024

Comprometidos

En varias de las últimas entradas, esta bitácora se ha puesto a revisar las reacciones oficiales en Flandes y en Valonia a la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe más polémica de los últimos tiempos. Antes de entrar en el objeto de esta entrada, tiene su guasa que la Iglesia Católica, que quiere decir universal, carezca de una página para Bélgica, aunque esté en dos (¡o tres!) idiomas, y que tenga dos totalmente independientes, cada una de ellas en francés y flamenco, respectivamente. Vamos, que, desde el punto de vista de la organización eclesiástica, Bélgica ha dejado de existir. El otro día recibí en casa un folleto de Cáritas... francófona; parece que la caridad, en Bélgica, tiene lengua.

Claro, la pregunta que se planteaba al final de las últimas entradas sobre el particular es si queda alguien por aquí con las ideas ortodoxas bien amuebladas en la cabeza. Es una pregunta que nos seguiremos planteando, pero que no vamos a responder de momento, porque volvemos a la serie sobre políticos belgas, en la que nos vamos a plantear qué tal le va al partido católico belga de toda la vida que prácticamente siempre ha estado en el Gobierno y si la deriva mundana y políticamente correcta de las autoridades eclesiásticas belgas y la reducción hasta extremos dramáticos de la población que se considera católica, y mucho más de la que practica la religión, ha tenido consecuencias en el partido político católico. 

En España, partido católico como tal hace mucho tiempo que no lo hay. A ver, me refiero a un partido confesional, cuyo ideario esté totalmente en conformidad con la doctrina y (importante el "y") al que los obispos españoles y la conferencia episcopal no pongan palos en las ruedas. Si nos remontamos a la Segunda República tenemos la CEDA y sus componentes, Acción Española, Falange, la Comunión Tradicionalista, el Partido Agrario, el Partido Nacionalista Español, el PNV o la Lliga Regionalista... ¡Será por partidos católicos, en aquel entonces! Pero, desde la vuelta en 1977 al sistema multipartidista, en España no hay ningún partido confesional con esperanzas de obtener representación. La mayoría de los católicos españoles actuales vota a los peperos o a VOX, cosa que espero que Dios les perdone, pero sólo porque es misericordioso.

En Bélgica, donde no ha habido ninguna interrupción prolongada del sistema de partidos desde la fundación del país, el Partido Católico se fundó más o menos en 1868 a partir de una federación de los círculos católicos belgas que existían por todo el país y poco después se convirtió en el principal del país, obteniendo mayorías absolutas en sucesivas elecciones y, por consiguiente, poco menos que determinando la figura del primer ministro. Cambió de nombre un par de veces, pasando a ser Unión Católica o Bloque Católico, pero ya se ve que hay una palabra que no cambia. Aquello era un partido confesional como la copa de un pino. No, no los mandaban los eclesiásticos, pero la Iglesia Católica lo inspiraba todo. También es verdad que, tras la Segunda Guerra Mundial, llegaron dos fenómenos para confundirlo todo. En primer lugar, el Concilio Vaticano II y la reforma litúrgica que vino a arrinconar el latín y a dar más protagonismo a las lenguas vernáculas. En España, cambiar el latín por el castellano, que lo hablamos todos, no tuvo que ser muy complicado, pero esto es Bélgica y aquí el latín era un elemento de unión que desapareció por las buenas. A eso se añadió, más o menos por esas fechas, la división lingüística, así que el partido católico (repito que "católico" significa "universal") se dividió en dos fracciones que, con el tiempo, llegaron a ser: en Valonia, el Centro Democrático Humanista; en Flandes, los Cristiano-Demócratas de Flandes. Los dos, cada uno en su sitio, aunque ya no eran hegemónicos, sí que iban entrando en gobiernos, pero poco a poco iban perdiendo fuerza, hasta que empezaron a entrar en barrena.

Y es que, en Flandes, la irrupción de la Alianza Neoflamenca y no digamos de Vlaams Belang ha lanzado al votante católico, si es que queda alguno, lejos de la democracia cristiana. El que me conoce y lee sabe que la democracia cristiana me parece un engendro satánico que no puede traer nada bueno, y probablemente uno de los efectos perversos de ese engendro satánico consiste en que lanza a votantes católicos a opciones igualmente poco deseables y con ribetes racistas, como son ésas dos, que no son católicas y tienen que recurrir a otras cosas para aglutinar a sus votantes ¿Qué ha hecho el partido católico flamenco, para remediar la fuga de votantes? Pues parece que ha deseado ser original, porque ha decidido dar el mando a un musulmán, arrejuntado, y hasta donde yo sé no casado, con otra musulmana. Creo que si el cardenal Mercier levantara la cabeza no le gustaría nada lo que está pasando por aquí. Mejor será que no le digamos que el presidente del partido, Sammy Mahdi, tuvo la humorada de participar en un concurso televisivo de drag-queens el año pasado. De hecho, lo ganó, cosa que queda clara con la imagen que ilustra esta entrada, que no, no es de una mujer.

Parecía que no podía haber nada peor, pero eso es porque no hemos visto la evolución del antiguo partido católico en Valonia. Hace dos años decidió cambiar de nombre. Lo de "Centro Democrático Humanista" ya era un nombre bastante sospechoso, al menos para un español como yo, que sabe que en España existe una cosa llamada Partido Humanista, la cual resulta difícil de comprender y tiene fama de secta. Ahora, el antaño partido católico belga se llama en Valonia "Les Engagé(e)s", que podemos traducir como "Los (las) comprometidos (-as)", abandonando toda referencia católica. El otro día, como estamos de elecciones, me dejaron un pasquín en el buzón y, la verdad, uno se pregunta a veces cómo los católicos caemos tan bajo, suponiendo que los que quedan en ese partido sigan teniéndose por católicos, cosa que está lejísimos de estar clara.

Con semejantes mimbres, el cesto da para lo que da. Entre la jerarquía episcopal bramando porque se acepten los actos homosexuales como correctos y entremos en el celibato opcional, los políticos otrora católicos borrando toda seña de identidad de su ideario y la asistencia a misa y a la celebración de sacramentos en mínimos históricos, buscar algo de ortodoxia en Bélgica es una tarea enormemente complicada. Con lo que queda en el aire la pregunta: ¿queda alguien?

Pero eso tocará responderlo en otra ocasión, porque hoy se hace tarde.