Esta bitácora nació en Rusia y vivió allí durante sus primeros seis años y medio. Por consiguiente, sin ser prorrusa en el sentido estricto de la palabra, le tiene mucho cariño a Rusia y no deja de echar un vistazo furtivo a lo que está pasando por allí. Como todos sabemos, desde febrero Rusia está en guerra con Ucrania, por mucho que lo quieran disfrazar de "operación militar especial", la cual es cada vez menos especial, porque se parece sospechosamente a una guerra, cosa que nadie con ojos en la cara puede ignorar.
La pregunta que se hace todo el mundo es cómo van a desarrollarse los acontecimientos. Tiene toda la pinta de que Putin se ha decidido a poner algo más de carne en el asador y que está en marcha una movilización de un importante número de soldados que debe conceder al ejército ruso una sensible superioridad numérica sobre el teatro de las operaciones. Parece que ese teatro de las operaciones se está acercando peligrosamente a la frontera ruso-ucraniana anterior a las hostilidades, y que el ejército ruso ha pasado a la fase de hablar de "maniobras de rectificación o de agrupamiento". Incidentalmente, exactamente ése era el eufemismo con el que la Wehrmacht adornaba sus comunicados a partir de 1943, antes de -en un segundo nivel- confesar abiertamente su retirada. No sabemos si el ejército rojo (sí, se le puede llamar así, es oficial) llegará a este segundo nivel.
Con independencia de lo que digan los medios de comunicación rusos, la movilización rusa no parece estar siendo un éxito. Primero veamos lo que dice un medio de comunicación ruso que nunca fue demasiado gubernamental, aunque ahora supongo que no le queda más remedio que serlo. El original está en el enlace. La traducción, a través de mis cada vez más apolillados conocimientos de ruso, es la siguiente:
Según informa un periodista de la agencia "Moscú", cada vez llegan más voluntarios a los puntos especiales de movilización de la capital rusa. Uno de los ciudadanos que llegaron a la comandancia militar sin haber sido citados declaró en particular: "He venido a la comandancia sin cita, quiero cumplir mi deber con mi patria como voluntario. Es mi deber ciudadano, quiero ayudar a los chicos; creo que les hará falta nuestra ayuda." Un voluntario más dice: "He venido a ofrecerme, hice el servicio militar, quiero ayudar. Vine sin que me llamaran, es mi posición personal." La agencia también cita a un tercer ciudadano, que observa: "He venido a servir como voluntario, mi estado de ánimo es positivo."
Recordamos que, el 21 de septiembre, el presidente de Rusia Vladímir Putin, declaró el comienzo de la movilización parcial. Según el ministro de Defensa Serguéi Shoigú, se calcula enrolar a alrededor de trescientos mil rusos, que actuarán en el marco de la operación militar especial en Ucrania.
Hasta aquí, un medio oficial. La cosa no debe ir demasiado bien, porque, si pasamos al medio gubernamental por definición (aunque sólo sea porque es propiedad del gobierno), cualquiera se entera de que algo está fallando. Por ejemplo, se anuncia el cambio en la jefatura militar de la operación especial. A partir de ahora, el jefazo va a ser el pollo de la foto de ahí al lado, que atiende por Serguéi Surovíkin, está claro que no tiene un pelo de tonto (vale, de listo tampoco) y parece ser que el tipo al que envían allí donde las cosas se tuercen, como Siria o Chechenia. Hasta ahora estaba al mando del las fuerzas rusas en el sector sur. Un experto en asuntos militares hace en la Rossiyskaya Gazeta una semblanza de Surovíkin, asegurando que con él las cosas van a cambiar (señal de que muy bien no iban) y que sólo gracias a él el ejército ucraniano no logró éxitos de consideración en esa zona a pesar de su superioridad numérica. Cualquiera que lea esto, por muy fanático de Putin que sea, no podrá ignorar que los ucranianos han obtenido éxitos de consideración en otras zonas, mayormente en el este. El asesor concluye que, ahora que va a haber más efectivos rusos en la zona, tocaba darle el mando a un militar con experiencia. Miedo me da quién estaba al mando hasta entonces, según se lee esto.
Sobre el terreno, mucho me temo que lo que está pasando es otra cosa. He sondeado a algún conocido que sigue por allí, alguno con hijos en edad de reclutamiento, y las ganas de luchar por la patria, contra... ejem, otra patria muy parecida, son cercanas a cero, aunque una agencia estatal haya entrevistado a tres pollos que se han presentado voluntarios sin cita ni leches para enrolarse en el ejército. El que puede ha mandado a sus hijos al extranjero; quien no puede está esperando a verlas venir... Tiene toda la pinta de que esos tres tipos que han entrevistado son tres personas sin oficio ni beneficio que no sé yo si van a cambiar el curso de la guerra. Es cierto que mis conocidos en la zona son gentes con una visión relativamente internacional de las cosas, conocimientos de idiomas y nacionalismo inexistente, pero no es que sean malos patriotas ni mucho menos. Aún así, la resistencia a la movilización es evidente.
Bueno, pues esto es el contexto de lo que hay. Como historiador, me encanta poner las cosas en el contexto histórico y explicar el presente a partir del pasado, así que voy a hacer un pronóstico: si comparamos lo que está pasando con situaciones similares en el pasado, esta guerra no pinta nada bien para la Federación Rusa, y el resultado será seguramente el final del mandato de Putin, de una u otra manera.
La explicación de este pronóstico debería venir inmediatamente, pero se está haciendo muy tarde, así que lo dejo para la entrada siguiente.
2 comentarios:
Un texto muy interesante. Yo también tengo amigos en Moscú y mi próximo libro de cuentos lleva un nombre ruso: La balalaika, así que el tema me interesa. Me gustaría compartir contigo lo que dicen estos muchachos al respecto
https://tigrero-literario.blogspot.com/2022/09/visualpolitik-el-analisis-logico-de.html
Alí Reyes, gracias por tu comentario. Lo que dicen estos chicos es interesante, desde luego. Yo, que soy historiador (desde hace un par de meses puedo decirlo), tengo otras ideas al respecto, pero ésas tocan a la siguiente entrada, normalmente esta noche.
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