Ya que estamos, no está de más traer un poco de humor gráfico belga, comenzando por la viñeta de aquí al lado, que, si estuviera escrita en flamenco, sería probablemente procedente de medios cercanos a Vlaams Belang, lo cual no es ni bueno, ni malo, sino simplemente un hecho.
El entorno de la viñeta que encabeza esta entrada es fácilmente reconocible para cualquier belga, porque es la placeta donde se encuentra el Manneken Pis, aquí disfrazado de mahometano. Al fondo, se ve la torre del ayuntamiento en la Grand Place, lo cual no es totalmente exacto, a menos que derribemos unos cuantos edificios para hacerla visible desde ahí. La torre está coronada por una media luna.
Un poco más allá, vemos una especie de minarete, situado más o menos donde hoy está la catedral, desde el que lo que parece un almuecín canta "On est bien chez Laurette", que es una canción francesa, ni siquiera belga, nada menos que de 1965. Eso me hace sospechar que, en realidad, la viñeta está dibujada por un francés, pero no tengo la certeza de ello.
Para traducir lo que hay, se trata de dos mahometanos que miran con desagrado a un matrimonio belga típico a más no poder que pasea por allí rodeado de musulmanes. "¿Has visto a ésos dos?", dice uno. Y el otro contesta: "¡Y tanto, hermano! Aún hay belgas que se niegan a integrarse."
Claro, la acusación en Bélgica es precisamente la contraria, y ahí está el pretendido humor del chiste. La acusación es de que los musulmanes han llegado a Bélgica, pero sin cambiar un ápice su modo de vida y sin integrarse lo más mínimo, sino continuando en comunidades cerradas en barrios específicos. En Uccle apenas hay musulmanes (alguno habrá), pero, como bien sabemos, hay lugares donde los musulmanes son una mayoría hegemónica, y no siempre pacífica.
El ejemplo típico es Molenbeek, que ya hemos visto varias veces (aquí, o aquí, o más recientemente aquí) en esta bitácora y que nos lleva a la segunda viñeta de la entrada, titulada "Nuevo equipamiento en la policía de Molenbeek".
Uno de los policías, que lleva un cerdo con una correa, le dice sonriendo a su acompañante: "¿Te das cuenta? Ya no se nos acerca nadie en el barrio." Y el otro responde: "¡Creo que damos miedo!"
En este caso, el autor de la viñeta es conocido, siquiera sea porque la firma. Se trata de Brusselman, que es el seudónimo de Stéphane Goblet. Goblet no es completamente un dibujante profesional, porque en realidad es funcionario de un municipio bruselense (Woluwé-Saint Lambert, para ser exactos), pero colabora con diversos medios con sus viñetas. Está visto que los funcionarios belgas tienen cierta flexibilidad para ejercer sin cortapisas su libertad de expresión, porque la viñeta (y no es la única) es políticamente incorrecta, pero nos da una idea de la concepción que se tiene de Molenbeek en la propia Bruselas.
Esto nos lleva a otro asunto, porque hace pocos días fue noticia aquí que el juicio por los atentados de 2016 ha avanzado lo suficiente para dar un veredicto de culpabilidad de seis de los diez acusados. Siete años y medio... que no han terminado todavía, porque ahora van a hacer una pausa (vacaciones, digo yo) y en septiembre se volverán a reunir para tratar sobre las penas que pueden imponer a esos pollos.
Pero ya trataremos de eso en otra entrada, porque esta iba sobre dos chistes gráficos, mientras que el asunto de los atentados no hace la menor gracia.