Aquí ya vemos varios ejemplos del dialecto belga. Para empezar, hay que tener en cuenta que el idioma que se habla en Bélgica y que pasa por ser francés no es el francés de Francia, aunque desde luego los dos son perfectamente inteligibles para cualquier hablante de francés estándar. Y no digamos el que se habla en Bruselas, que tiene un dialecto aún más particular. Goscinny no duda en hacer hincapié en estas diferencias, hasta el punto de que Obélix, cuando se acercan a la aldea de Gueusealambix, que le recuerda tanto a la suya, dice: “Si habláramos la misma lengua, se podría pensar que estábamos en casa.”
En efecto, Gueusealambix y sus compañeros utilizan constantemente expresiones que no se usan en la Francia actual, aunque sí en Bélgica, y que tuvieron que desesperar enormemente al pobre traductor, que era imposible de todo punto que transmitiera los múltiples sentidos de la obra original. Aquí va una pequeña lista, por si el lector tiene la ocasión de afrontar una conversación con un grupo de belgas.
Oué es la forma que los belgas tienen de decir que sí. Todo el mundo sabe que “sí”, en francés, es “oui”, pero desde luego no en esta reducida parte de la francofonía. De hecho, haciendo una pequeña digresión, “oui”, del latín “sic”, en su día fue la forma de afirmar del centro de Francia, mientras que en el sur la forma era “oc”, del latín “hoc”, por lo que no es de extrañar que el sur de Francia se llame Occitania, hasta que la Revolución Francesa hizo tabla rasa de las diferencias regionales y el francés del oui se impuso en todo el país.
Pues en Bélgica es “oué”, que aparece por todos los lugares en el tebeo. Claro, un belga cultivado no va a hablar así, si no quiere, pero mucha gente sí que lo va a hacer en el lenguaje más informal.
Fieu es otra de las muletillas que aparecen por doquier. En francés de Francia posiblemente se diría fiston. En los dos casos se trata de una expresión familiar, algo así como “tío” en español informal.
Otra expresión muy frecuente es utilizar el verbo savoir (que normalmente significa "saber", obviamente), con el significado de "poder". En francés de Francia, pouvoir. Los franceses se divierten mucho con esta diferencia y les sirve para menospreciar un tantico a los belgas, y es curioso que, en esta página, son precisamente los belgas los que tratan a los franceses con condescendencia, en un guiño de Goscinny a lo que hacen sus propios compatriotas con los belgas.
Venir avec es otra expresión particular del país. Nada más sencillo que entender esta expresión (“venir con”), lo que pasa es que en Bélgica se utiliza a pelo, sin acompañar avec de ningún complemento, en el sentido de “acompañar”. Evidentemente, se trata de una construcción que procede del flamenco “meekomen”, un verbo separable que quiere decir exactamente eso (al que sepa alemán le sonará “mitkommen”, que es casi literalmente la misma cosa). No olvidemos que Bruselas es predominantemente francófona desde hace relativamente poco tiempo, y que el poso flamencófono sigue siendo muy importante.
El pobre traductor tuvo que sufrir lo suyo para salir airoso del trance de expresar estos dos dialectos de una misma lengua, y evidentemente hay cosas que se pierden: oué, venir avec o fieu desaparecen completamente, y sólo se atreve a utilizar "saber" como traducción de "savoir", lo cual indudablemente sonará extrañísimo al lector hispanófono que no sepa de que va el asunto. A la izquierda está la versión española del tebeo, que se puede pinchar para ampliar.
Sí que se aprecia el sentido del humor del que hace gala el jefe belga Gueusealambix (sobre los nombres de los personajes volveremos más adelante).
Por cierto que en esta página hay dos referencias históricas interesante: la primera se refiere a las tribus que habitaban la Galia Bélgica, y la segunda es una alusión al himno nacional belga actual, que pocos belgas conocen, seamos claros, pero que Goscinny sí que tuvo en cuenta.
Pero a esas referencias, afortunadamente más sencillas de traducir, volveremos en una próxima entrada, que hoy se hace tarde.
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