Jean-Jacques Delhaize tuvo la friolera de once hijos, nueve varones y dos hembras. Los negocios de compraventa de vinos y carbones le fueron lo suficientemente bien como para sacar adelante a su familia, y hasta para dar estudios superiores a sus hijos varones (bueno, a los que quisieron estudiar, que ésa es otra). Pasa por ser un adelantado del concepto de sucursal y de su aprovisionamiento a partir de un almacén central, pero eso quizá sea una especie que hayan propagado sus hijos, que fueron los que realmente le sacaron jugo a la idea.
Jean-Jacques Delhaize murió en 1857, a los cincuenta y un años, que, para una persona acomodada como él, no dejaba de ser un poco pronto, incluso para el siglo XIX. El siguiente comerciante destacado fue su hijo mayor, Jules, el cual era un teórico del comercio y, de hecho, era profesor de comercio en el Ateneo Real, en Bruselas. A la muerte de su padre tenía veintiocho años y le tocó hacerse cargo de la familia y del negocio familiar de venta de vinos y carbones. El tío pasó rapidito de teórico del comercio a práctico del mismo, cortando radicalmente el número de intermediarios en la distribución alimentaria (lo del carbón se lo debió dejar a los Reyes Magos, o no). Hoy eso lo hace todo el mundo, así que no veremos más que productor, mayorista y minorista, pero en el siglo XIX había todo tipo de escalones intermedios de varios niveles. El mérito de Jules Delhaize es el de ampliar el concepto de sucursal atribuido a su padre y realizar lo que hoy se llamaría una integración vertical, hablando directamente con el productor, eliminando todos los intermediarios y suministrando a las tiendas a partir de un almacén central, que también le pertenece. Por otra parte, negocia tales cantidades para todas sus tiendas que su poder de compra es enorme, lo que le permite apretar a los productores y dar unos precios sin competencia a los clientes. Me lo podéis comparar con quien queráis en la distribución actual.
La cosa le empezó a ir bien. Tan bien, que le exigió dedicación a tiempo completo y dejar su empleo de profesor de comercio en 1867. Bueno, la verdad es que no fue el primero, porque su hermano menor Adolphe (que era diez años más joven que Jules) ya había abierto su tienda, llamada "Bon Marché", con un indudable tufo de "discount", el año anterior. A los dos hermanos unidos se les unió un tercero, Auguste, que, la verdad, hasta entonces había tenido muy poco que ver con el negocio de su padre, porque se había hecho veterinario. Los tres hermanos crean la sociedad Delhaize Frères, con realmente muy poca imaginación a la hora de escoger el nombre, pero supongo que eso era lo de menos, y se ponen a abrir tiendas en Valonia. Luego se les unió en el ramo un cuñado (siempre hay un cuñado en medio, ¿verdad?), que dejó su empleo de profesor, pero no de comercio, sino de francés y latín. Siendo cuñado, supongo que les diría a sus socios cómo tenían que hacer las cosas. Y luego se les unió otro hermano más, Édouard.
Como Jean-Jacques Delhaize había tenido tantos hijos, todavía quedaban algunos por ahí, de los que iba a destacar el segundo, Louis, probablemente nerviosito por ver cómo sus hermanos iban abriendo tiendas a troche y moche. Acabará haciendo la guerra por su cuenta a partir de 1870, pero de éste tocará tratar en otro momento.
De momento, los hermanos Delhaize asociados se concentraron en el Henao, su tierra de origen, pero las cosas les fueron tan bien que se les queda pequeño y en 1871 decidieron montar la sede de su negocio cerca de Bruselas, más concretamente en Molenbeek, que hoy es un nido de islamistas, pero entonces era una agradable aldea en las cercanías de Bruselas y, para lo que convenía a los intereses de los Delhaize, muy cerca de la estación de tren.
En 1874, Adolphe se piró de la sociedad fraternal y creó una sociedad disidente: Adolphe Delhaize. Para compensar, se incorporó al equipo de Delhaize Hnos. el hermano menor (bueno, había una hija aún menor, pero fue su marido, el mencionado cuñado, el que entró en el grupo), Léopold. Así que tenemos en este momento tres empresas llamadas Delhaize: Louis Delhaize, Adolphe Delhaize y Delhaize Frères. A pesar de que Adolphe y sus antiguos socios habían concluido un pacto de no agresión (que hoy sería ilegal) cuando se separaron, me imagino que la situación debía ser confusa incluso para ellos, tanto más cuanto que la marca comercial (así se llamaría hoy) seguía siendo "Au Bon Marché" para todas las tiendas. Tocaba distinguirse, y los tres hermanos reunidos tuvieron la ideíta de ser más patriotas que nadie (recordemos que el nuevo socio se llamaba "Léopold", igual que Su Majestad), y pasaron a llamarse, y así siguen hasta hoy, "Delhaize Le Lion", como el emblema de Bélgica. Eso vende mucho. Por si fuera poco, y lo vemos en la imagen que ilustra esta entrada, adoptaron el lema nacional "La unión hace la fuerza", obviamente en francés. Entretanto, y a medida que el patriotismo belga se ha ido desvaneciendo y puede resultar problemático para despertar las simpatías de los supongo que muchos clientes independentistas, ha sido necesario un proceso de "rebranding" urgente y estilizar un poco el león, que incluso ahora parece un poco flamenco.
Para diferenciarse, ya que no por el nombre de las tiendas, que por alguna razón siguió siendo el mismo, Adolphe Delhaize se dirigía a una clientela más acomodada que sus hermanos, que pusieron el acento sobre el surtido y vendían una gama de productos mucho mayor, sobre todo conservas. En el fondo, la diferenciación era tirando a escasita, cosa que duró hasta 1950, cuando todos los fundadores llevaban muertos varios decenios, y la sociedad Delhaize Le Lion absorbió a Adolphe Delhaize y la confusión quedó reducida a dos empresas, la del león y la de Louis Delhaize.
Hoy, Delhaize Le Lion es una cadena de supermercados que quiere dejar de serlo, al menos según el modelo tradicional de que la propiedad es de la central, y pasar a un modelo de franquicia pura y dura. La verdad es que el modelo de franquicia ya lo venía explotando para sus versiones más reducidas (creo que Consum hace algo similar con los Charter), pero ahora quiere pasar a ser mayorista y suministrador de una pléyade de franquiciados. La verdad es que no les culpo por querer reducir los gastos que conlleva gestionar una enormidad de propiedades y unas plantillas enormes, porque no estoy muy seguro de que las economías de escala funcionen muy bien en este sector. Lo que está claro es que a los trabajadores les han sentado bastante mal. Y, cuando en Bélgica un trabajador está descontento, las posibilidades de una huelga son altas. En ello estamos.
Delhaize tiene un punto de flexibilidad que posiblemente quiera acentuar más todavía con esta idea de la franquicia. Ese punto de flexibilidad le hace adaptarse al hecho de que el cliente que tiene en Molenbeek, probablemente tapado hasta las cejas, si es mujer, compra cosas distintas y, sobre todo, cantidades distintas a las del cliente de, por ejemplo, Uccle, que con seguridad es blanco y tiene mucha menos prole que alimentar (eso suponiendo que tenga prole) que los de otros barrios con familias más amplias. Así, en la tienda de Molenbeek se encuentra uno con tamaños familiares y con envases bastante grandes, mientras que en la de Uccle cada vez más se ven más envases de una sola unidad, por ejemplo de hamburguesa. Cuando llegué a este barrio, todavía parece que se resistían a la evidencia, pero está visto que el cliente manda y que en esta parte de la región las personas que vivimos solas somos las suficientes como para que los envases se fabriquen pensando en nosotros.
Y hasta aquí Delhaize Le Lion. Pero, como hemos visto, en el lejano 1870 Louis Delhaize también se había metido en el sector y, a diferencia del hermano Adolphe, su sociedad se escapó de ser absorbida por el león, así que tocará escribir sobre ella dentro de unos días, cuando toque publicar la siguiente entrada.
Cosa que no será hoy, porque no son horas.
Source : charleroi-decouverte.be | Les Delhaize, à l’origine de la grande distribution moderne / F. Dierick
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