2022 estuvo lleno de tropezones, comenzando por mi propio contagio de Covid, precisamente el 1 de enero del año pasado. Recuerdo que me hice algunos propósitos, que están pulcramente recogidos por escrito en esta entrada, y que vamos a repasar.
Las setenta entradas que esperaba escribir durante el año se han quedado finalmente en sesenta y dos, lo cual significa que la cifra de mil quinientas entradas se alcanzará en las próximas entradas, de seguir con el ritmo actual. Han sido cinco entradas más que en 2021 y nueve más que en el pandémico año de 2020, con lo cual, vale, no se han alcanzado los objetivos, pero menos mal que me los puse, porque, si no, a saber cuántas hubieran sido.
Para este año, yo creo que sí que procede llegar a las setenta entradas, a ver si "apruebo" en 2023 el objetivo que era para 2022.
La serie sobre mandamases de Bruselas ya se terminó exitosamente, con lo cual este objetivo si que lo he cumplido sin mayor problema que el cuidado que hay que tener cuando uno se mete con los asuntos contemporáneos. Como ya he escrito alguna vez, es fácil criticar a Aníbal, porque difícilmente van a venir los cartaginenses a tenérselas tiesas con uno, pero ponte a criticar a cualquiera de los reyes reinantes, y verás. O a hablar de Qatar, sea bien o mal.
En cuanto a las series sobre viajes por estos andurriales, algo ha habido, como el viaje a Tournai o a Gembloux, pero debo aplicarme más. En mi descargo, sólo puedo decir que mis fines de semana no han estado todo lo despejados que me hubiera gustado. En todo caso, voy a ser generoso conmigo y voy a darme un aprobado raspadillo. Un propósito para este año es añadir otros dos lugares a la serie de viajes por los Países Bajos.
Lo del propósito de poner etiquetas es algo que he venido haciendo de tarde en tarde, y casi sistemáticamente con las nuevas entradas, así que vale, lo he hecho. Para este año me propongo ser algo más ambicioso y tratar de poner etiquetas a las entradas del pasado que no las tengan.
Y, como cosa nueva de este año, debería poner orden en la barra de la derecha, que contiene las bitácoras (el "blogroll") que he venido siguiendo mientras estuvieron vivas, pero me temo que vivas sólo sigue una, y en algún caso, desgraciadamente, ni siquiera está vivo el autor, así que va llegando la hora de sentarse con calma y reemplazar la lista de la rusosfera, hoy caduca e irrelevante, por alguna bitácora que tenga algo que ver con Bélgica. Yo sigo teniendo interés por Rusia y seguro que sigo echando un vistazo a la prensa rusa y a contar por aquí lo que lea en ella y me resulte chocante, pero, seamos claros, esta bitácora ya no va sobre Rusia, sino sobre lo que a su autor le pasa en Bélgica, ese país por lo menos dual que le da de comer.
Y eso es todo. Lo de meterme en algún berenjenal, que era un propósito del año anterior, vamos a dejarlo, como así lo dejé con buen criterio el año pasado, porque, si no, luego, todo son líos. Y, entretanto, como ya me quedó claro que los lectores de esta bitácora felicitan todo lo que se pueda felicitar, lo cual me parece una buena idea: ¡Feliz Navidad! (seguimos en la octava), ¡Feliz Año Nuevo! y ¡felices Reyes Magos!, aunque éstos vengan dentro de unos días. Portaos bien, y procurad ser puntuales, que no se os haga tarde.
2 comentarios:
Feliz Año Nuevo, y que te sigamos viendo mucho tiempo más por aquí.
¡Feliz Año Nuevo Gregoriano para usted, su bitácora y sus lectores!
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