El caso es que la gente tenía el pelo largo y desordenado. A mí me afecta poco. El poco pelo que tengo lo llevo cortísimo y me lo corto a máquina, mejor o peor, y no digamos si me cierran las peluquerías. Pero hay gente que realmente necesitaba la reapertura, como he comprobado en alguna de las reuniones en línea de estos últimos meses; alguno parecía un cantante de heavy. Las mujeres no tienen esos problemas. Se hacen una coleta y listos. Pero hay hombres de cierta edad y ciertas entradas que tenían una pinta preocupante y, si además tienen el pelo rizado, el aspecto de científico loco daba algo de aprensión. No olvidemos que son personas que uno ha conocido con traje y corbata y peinado serio. La pandemia ha enviado el traje y la corbata al fondo del armario, y el peinado... bueno, ahí todo el mundo masculino tenía un problema.
Menos uno. Un alemán que estaba en clase de neerlandés -en línea, por supuesto- y que cada primero de mes aparecía con un corte impecable, envidia de los demás participantes. El profesor, con la melena casi por los hombros, lo miraba extrañado, y los calvos -o semicalvos- de la clase con un poquito de envidia.
- Herbert, ¿cómo lo haces? ¿Eres peluquero, o tienes un amigo peluquero?
Ya sería el colmo. Un mercado negro de servicios de peluquería...
- No, es que una vez al mes voy a cortarme el pelo a Alemania.
Mercado negro no será, pero contrabando...
2 comentarios:
Tengo que confesar que mi mujer fue peluquera, así que yo soy 'el marido de la peluquera' (pero el pelo me lo corta mi suegra).
Fer Sólo Fer, supongo que te sale gratis, aunque como te pille Hacienda y te obligue a pagar IVA por el autoconsumo, igual sale a cuenta ir a Andorra, como un youtuber cualquiera.
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