Sí, señor. Tenemos nuevo alcalde, el señor Sergey Sobyanin, un probo funcionario, en el pasado gobernador siberiano de la región de Tyumen, y que, tras su paso por las más altas instancias de la administración federal, ha sucedido a Luzhkov para apretar las tuercas a la administración de la ciudad.
Naturalmente, en los pocos días que lleva al frente del municipio no se puede notar variación alguna. Hay que darle tiempo. Se supone que se va a ocupar en primer lugar de los dos asuntos que centraron la campaña mediática que precedió la caída de Luzhkov, esto es, la supuesta corrupción de la administración municipal y los atascos de la ciudad.
La corrupción, que por su naturaleza está razonablemente escondida, podemos decir que es "presunta", vale. En cambio, llamar "presuntos" a los atascos de Moscú sólo puede hacerlo un tipo absolutamente alejado de la vida real e incapaz de ver más allá de sus narices. Por eso, me entró un escalofrío ayer, cuando iba con Alfina camino de un sarao y pusimos la radio en el coche, coincidiendo con el boletín horario de noticias.
"El alcalde de Moscú, Sergey Sobyanin, quiere comprobar los atascos moscovitas. Esta tarde, con los coches que lo escoltan, ha salido a convencerse por sí mismo de la gravedad de la situación. Sobyanin tiene previsto circular con el anillo de los bulevares y por una parte del Sadovoye Koltsó."
No os lo vais a creer, pero Sergey Sobyanin vive en Moscú desde noviembre de 2005, esto es, prácticamente cinco años. Si, después de cinco años, este hombre tiene que salir a "convencerse por sí mismo" de que en Moscú hay unos atascos de la leche, es que es idiota con ganas o que se ha pasado esos cinco años encerrado en su casa sin salir más que en la madrugada del sábado al domingo, único momento de cierto vacío en las calles. No creo, porque supongo que el jefe de gabinete del Presidente, que es lo que ha sido hasta ahora, está más ocupado de lo que esto último daría lugar a entender.
Lo más probable es que Sobyanin, en estos cinco años, no haya visto un atasco ni de lejos. Que, cuando subía a su coche oficial, la milicia de tráfico cortara calles a diestro y siniestro (provocando esos atascos de cuya existencia Sobyanin, pobre, no era consciente), para que el prócer volara a toda máquina a donde tuviera que desplazarse mientras centenares de automovilistas se acordaban de su familia.
El problema de verdad es lo que puede pasar ahora que, no lo dudo, Sobyanin ya se ha dado cuenta de que, sorpresa, en Moscú puedes tardar horas en ir a de A a B. Esta noticia le habrá pillado descolocado y, como ya ha prometido que hará algo al respecto, miedo me da lo que puede maquinar el hombre.
Lo cual me recuerda a un chiste que me contó, en la lejana Samarcanda, un taxista uzbeko muy zumbón que había vivido un tiempo en Moscú y, pasado un tiempo, decidió que en su Bujará natal se vivía mucho más tranquilo. Ahí va:
Putin pasa por la mesa de su secretaria, que está de baja por estrés, y decide sentarse él mismo a ver qué correspondencia recibe, antes de que la filtren sus colaboradores. Al cabo de dos horas de leer cartas, descubre que casi todos los ciudadanos se quejan de que, por culpa de los cortes de calles al paso de los gobernantes del país, se pasan el día de atasco en atasco y llegan tarde a los sitios.
Indignado, Putin decide solucionar el problema y llama a Boris Gryzlov:
- ¡Boria! ¡Esto es el colmo! ¡He descubierto que el pueblo se queja de los atascos que provocamos al cortar las calles! ¿Por qué nadie me lo había dicho antes? ¡Tenemos que solucionarlo! Haz que digan por la radio que, a partir de mañana, en lugar de ir en coche, iré al trabajo en metro. Así no habrá que cortar ninguna calle.
- ¡Sí, señor presidente!
Gryzlov sale corriendo a dar órdenes a diestro y siniestro y, al cabo de media hora, todas las emisoras de Rusia empiezan a emitir el siguiente mensaje:
"El primer ministro Vladimir Putin tiene el honor de anunciar que, a partir de mañana, para contribuir a la mejora del tráfico de Moscú, no va a desplazarse en coche a su puesto de trabajo. De esta manera, no se producirán cortes de calles. Putin se desplazará en metro."
"Con motivo del desplazamiento de Vladimir Putin, el metro de Moscú anuncia que, de 7 a 10 de la mañana, se cerrarán las líneas 3, 6 y 8."
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