Si algún día suceden cosas asombrosas, es éste. Porque el hecho de que el mismo Dios se haga uno de nosotros para sacarnos del lío en que estábamos metidos y del que no podíamos salir solos, es asombroso hasta más no poder.
Aunque creamos en los milagros, a veces tenemos la tentación de pensar que son cosas que ya no suceden, que, si acaso, pasaron en tiempos remotos, y que vaya usted a saber si eran verdad o invenciones de algún fulano que los crédulos nos hemos tragado a pies juntillas. Y es una lástima, porque hoy sigue habiendo milagros, y en la vida de cada uno los hay, milagros pequeñitos, quizá, pero milagros al fin y al cabo, que muestran que Dios sigue mirándonos y queriéndonos, y que espera que tengamos confianza en Él. Aunque Él, como es bien sabido, nunca tenga prisa.
Lo que pasa es que estamos más ciegos que los árbitros cuando hay un penalti en el área del Real Madrid, y no sabemos ver las cosas asombrosas que suceden a nuestro alrededor. Las atribuimos a lo que sea, con tal que evitar reconocer lo que hay de amor de Dios en ellas; el mundo occidental nos ha embotado hasta tal punto el sentido de lo sobrenatural, que ya no reconoceríamos siquiera uno de los milagros gordos, los que son evidentes, así los tuviéramos delante de nuestros ojos.
En estas circunstancias, no es extraño que en nuestras ciudades la fiesta de la Navidad decaiga. Estoy en Madrid, y esta tarde he pasado por la ciudad, sólo para ver el cuidado que ha puesto el gobierno municipal en evitar cualquier alusión cristiana en estas fiestas, y cómo el "Feliz Navidad" causa escalofríos en según qué gente, que se aferra a un "Felices Fiestas" aséptico, que no compromete a nada y que haga referencia a un abstracto, no al nacimiento de Nuestro Señor.
¿Qué fiestas queremos tener en estas circunstancias? Cada vez peores. Una alegría absurda, artificial, sin motivo alguno, hueca y sin base. Pero no es así en esta bitácora, escrita desde el Cristianismo, y donde la mayor felicidad y la mayor felicitación que puede haber en estos días es la culminación del Adviento y la celebración de la venida de Dios al mundo. Como saben nuestros hermanos ortodoxos, la Resurrección es más importante, pero el Nacimiento es más bonito.
Feliz Navidad a todos los lectores y que Dios os dé, entre otras muchas cosas, la capacidad de abrir los ojos para ver las obras que hace.
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
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"Cuánta gente apoya la guerra, y cuántos están en contra? Si bien existen
investigaciones de opinión pública no son confiables porque mucha gente
teme re...
Hace 1 mes
2 comentarios:
Feliz Navidad. Que la llegada del Niño siga siendo motivo de alegría y de regocijo para vosotros, y que alguno de esos milegros pequeños os haga la vida más fácil en aquellas tierras
Óscar Aransay, muchas gracias. E igualmente... ;-)
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