La foto que acompaña esta entrada está tomada desde una de las bocacalles que conducen de la plaza Roja a Kitay Gorod, en el mismísimo centro de Moscú. Efectivamente, al fondo se ve la iglesia de Kazán, un pedacito del Museo de Historia y una torre del Kremlin (Ro se sabe el nombre de todas de memoria, pero yo sólo unas cuántas, y ésa no está entre ellas). A la izquierda, se ve la fachada de los GUM, esos grandes almacenes que parecen el castillo de una princesa, y donde ahora hay cosas, sí, pero lo he conocido en tiempos mucho peores.
Bueno, pues lo insólito es lo que hay en primer término: un aparcamiento de bicicletas. Sí, al lado mismito de la plaza Roja, como en Valencia. Es posible que Moscú ya tenga más aparcamientos para bicicletas que Madrid. Bueno, lo cierto es que esto no era muy difícil.
Y es que las cosas han ido cambiando un poquito desde que tomé mi decisión (que nadie comprendió entonces) de comprarme una bicicleta en Moscú y, lo que es peor, de usarla. Entonces era un gesto irracional y que se miraba como el de alguien no estaba muy en sus cabales. Pero, entretanto, el tiempo ha ido transcurriendo, los atascos moscovitas han ido siempre a más, y ya no soy el único que circula por Moscú en bicicleta. El colmo ya se produjo hace un par de semanas, cuando vi una bicicleta exactamente igual que la mía (la mía es una bicicleta plegable especialmente friki). Esto prolifera, aunque lentamente, y no se trata sólo de jovenzuelos, sino que también hay dievushkillas que se creen alternativas (pero que son dievushkillas y lo serán siempre), y un buen número de tayikos constructores. Con éstos hay que andar con ojo, porque manejan lo suficientemente bien las cizalladoras como para hacer desaparecer una bicicleta atada a una farola en un abrir y cerrar de ojos.
Lo que no esperaba es que empezara a aparecer infraestructura ciclista en Moscú, pero lo está haciendo, y este aparcamiento, espero, será sólo el comienzo.
El colmo ya será cuando la gente se conciencie de que los ciclistas somos unos más y tenemos tanto derecho como los conductores de coches a ir por la calzada. Todavía ayer estuve leyendo una guía de Moscú en la que mencionaba que se podía visitar en bicicleta, y recomendaba a los ciclistas ir por la acera. Eso sólo lo puede recomendar alguien que no ha montado jamás en bicicleta por Moscú, pero que le ponen a escribir guías, y escribe lo primero que se le ocurre.
¡Ir por la acera! Las aceras en Moscú, y más en verano, con todas las obras, baches, irregularidades y adoquines sueltos, apenas son buenas para caminar por ellas, cuánto menos para ir en bicicleta. Hay unos bordillos de dos palmos, gente por todos los sitios y, por donde no la hay, y como hemos visto repetidamente, el ayuntamiento de Moscú permite aparcar coches. Y, cuando no lo permite, los propios conductores se arrogan el derecho impunemente.
Pues no. Toca ir por las calzadas, aunque los conductores, especie soberbia donde las haya, y más aquí, pongan el grito en el cielo. Pasa poco, la verdad, pero a veces pasa. Hace unos dos meses, por ejemplo, iba yo tranquilamente por mi camino, cuando sonó un claxon desesperado. Volví la cabeza, y vi a una chica rubia, con gafas oscuras y aspecto desafiante, al volante de un descapotable rojo que, al ver que la estaba mirando, me espetó:
- ¡Lárgate de aquí!
Y acto seguido se metió por el bulevar para hundirse en el atasco, mientras yo, efectivamente, me iba de allí sin ningún problema.
Al final, ese tipo de gente que quiere hacer de Moscú una ciudad falsamente elitista encuentra la horma de su zapato. Fue famoso el año pasado el caso de una chica de alta sociedad que publico un artículo en el que se quejaba de tener que compartir su Moscú con gente pobre y desastrada que le quitaba sitio y no hacía bonito, y proponía que expulsaran a toda esa gente indigna de Moscú y la reubicaran en otro sitio donde no molestaran a la gente-bien. La pusieron bastante a caldo, pero ella dijo esto totalmente en serio, y estoy seguro de que hay muchísima gente que estaba de acuerdo con ella, e incluso puede que alguno que otro sea votante del Partido Comunista.
Entretanto, y mientras prosigue la serie anterior, dejo un par de enlaces que, ojalá, con el tiempo sean el principio de un cambio de mentalidad que vaya mejorando la cochambrosa calidad de vida de ésta mi ciudad. El principal es una bitácora sobre el ciclismo urbano en Moscú (Let's bike it, también con su versión en inglés. Dentro de la página han metido un ciclomapa, donde han registrado los aparcamientos de bicicletas, los puntos de alquiler y, atención, el primer carril-bici de Moscú. Medio kilómetro que no lleva a ningún sitio, sí, pero por algo se empieza, ¿no?
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
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"Cuánta gente apoya la guerra, y cuántos están en contra? Si bien existen
investigaciones de opinión pública no son confiables porque mucha gente
teme re...
Hace 1 mes
2 comentarios:
Aquí cerca en la entrada de Denia, una de las grandes obras del Plan E fue hacer un carril bici y podríamos estar contentos, pero no es mi caso, porque han hecho el carril bici por encima de la acera, que no era ya demasiado ancha... y hay bastantes rotondas con lo que el carril bici está lleno de curvas y rampas para salvar el desnivel del bordillo... en cambio si lo hubiesen hecho por donde van los coches, más recto y sin rampas... y habría mejor visibilidad... en Bonn en Alemania cuando estuve allí estaba así...
Sl2
Lluis
me cabrea que se gaste el dinero de mis impuestos así
Lluis, lo de los carriles bici en España es bastante lamentable, pero la parte positiva es que existen y que esto ya es imparable. Son un pastiche, están llenos de curvas imposibles, son estrechos, pero ya aparecen en todas las zonas nuevas de las ciudades y es cuestión de tiempo que los coches salgan del centro de la ciudad y las bicicletas se apoderen de él.
Lo que no tenía nombre, directamente, era lo del Plan E.
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