jueves, 30 de agosto de 2012

La cuestión de la lengua

En Estonia los rusos no son demasiado bienvenidos, y eso que constituyen por lo menos la cuarta parte de la población, y posiblemente algo más. Uno ya comienza a verlo desde el primer momento en que pisa el país.

En España, llega un avión desde Moscú cargadito de rusos (porque los españoles que volamos entre España y Rusia somos cuatro gatos) y la marabunta forma una cola (rusa, obviamente) delante del control de pasaportes, sin importar que la ventanilla en la que están diga que ahí sólo se puede pasar con pasaportes de la Unión Europea. El guardia civil de turno no le da importancia, y se pone a revisar pasaportes del país que sea. En honor a la verdad, en Moscú ocurre exactamente lo mismo y puedes ponerte en la cola de control de pasaportes que quieras, aunque un cartel diga que sólo es para los ciudadanos rusos y bielorrusos.

En Estonia, no.

El vuelo entre Tallinn y Moscú va cargado en sus cuatro quintas partes con rusos con su pasaporte ruso. Acostumbrados a hacer de su capa un sayo en los términos vistos, se ponen en cola a barullo, y he aquí que la policía estonia, que puede tener su mala leche si se lo propone, al primer ruso que le presenta el pasaporte le dice que tururú, que si no es ciudadano de la UE no va a pasar por ahí y que su ventanilla es la de al lado. Con un murmullo creciente, hay un trasvase de gente hacia la otra ventanilla, en la que se forma una cola de dos pares de narices, y en la cola-UE nos quedamos cuatro, tres estonios y un servidor español de ustedes, que obviamente atravesamos el control de pasaporte en un periquete, mientras que los rusos igual están todavía esperando para pasar.

El aeropuerto de Tallinn es el único aeropuerto que conozco del que no es descabellado salir a pie. El centro está a cuatro kilómetros de la ciudad, y mi hotel (bueno, por llamarlo de alguna manera) está sólo a dos, así que me planto allí en media hora, recojo mi llave, dejo mis cosas en el zulo que me han asignado y me voy a pasear por el centro.

De camino hacia él, la segregación nacional se huele en el ambiente. Es sábado por la noche y lo lógico es que la gente salga y hasta que se mezcle, pero no tengo yo muy claro que se mezclen los estonios con los rusos. Son muy diferentes y la verdad es que no cuesta mucho trabajo distinguirlos, con las siguientes características:

1.- Para mujeres, la cosa es sencilla. A medida que lleva los tacones más altos, más posibilidades hay de que la chica sea rusa. Las estonias llevan calzado más plano, visten más informales y, muchas veces, van en bicicleta (Tallinn está lleno de carriles-bici cutres, pero existentes, que no es poco). Las rusas van mucho menos en bicicleta, supongo que porque es poco compatible con los tacones.

2.- Los hombres tampoco son muy difíciles de distinguir. Si van hablando por la calle, y aunque no entiendas ruso, tienes más posibilidades de que sean rusos cuanto más alto hablen. Si gritan, entonces es completamente seguro que son rusos y, si se ríen, entonces puedes poner directamente la mano en el fuego por que lo son. Sí, los estonios no son precisamente la alegría de la huerta.

Si no hablan, pero cruzan las calles por cualquier sitio o cuando el semáforo está en rojo, o van haciendo cosas raras por la calle, entonces también es muy probable que sean rusos. También podrían ser finlandeses borrachos, pero a mí me da la impresión de que los finlandeses borrachos caen directamente a plomo en el mismo lugar donde se bebieron el último trago y no se mueven hasta que no salen del coma.

Y luego está la cuestión del idioma. En Estonia, la lengua es algo más que una forma de comunicarte: es lo que los ingleses denominan "statement". Yo, por mucho tiempo que lleve aquí, no tengo pinta de ruso y se me nota; sin embargo, tras tanto tiempo por aquí, hablo ruso con más fluidez que el inglés, por lo que me sale con más facilidad, así que cuando pido algo, lo hago en ruso. Que si quieres arroz, Catalina: las camareras estonias me miran inexpresivamente y me responden en inglés, más cuanto más jóvenes, con lo cual, y como no quiero quedarme sin cenar, finalmente me resigno y paso a la lengua de Shakespeare. Desde entonces, antes de hablar, pregunto si les importa que lo haga en ruso, y hay de todo: gente que no tiene problemas con ello (habrá cosa de un 40% de rusos en Tallinn, lo cual es una probabilidad interesante de encontrarte con uno) y gente que te dice que nanainas y que sólo habla inglés. Y dale con el puñetero inglés.

A mi lado se sentó una pareja de rusos, y le preguntó a la misma camarera que me servía a mí. Los rusos que no se bajaban del burro, y la camarera que no lo hacía del suyo, al final lograron llegar a un acuerdo por señas y porque "chocolate" se dice más o menos igual en todos los idiomas que conozco, y quizá en estoniano se diga parecido.

Éstos acabarán pegándose otra vez. No sé cuándo, pero la tensión se puede cortar y la cosa no tiene visos de mejorar.

martes, 28 de agosto de 2012

Estonia, otra vez

Está visto que la serie sobre los gostis está destinada a interrumpirse una y otra vez. El caso es que ahora mismo estoy en un centro comercial en Üleviste, una barriada de Tallinn, esperando que mi avión de regreso a Moscú salga dentro de un par de horas. He pasado un par de días en Estonia, un país que tiene una de las lenguas oficiales más minoritarias e incomprensibles del universo mundo. Más o menos un tercio de la población son rusos, pero no hay que fiarse de que con el ruso uno se apaña. Nada de eso.

Lo que sí es es un país chocante, donde la lengua trasciende su función habitual de medio de comunicación y pasa a ser lo que en inglés se denomina "statement". Hablar estonio o ruso no es solamente pronunciar unas palabras, sino ser portador de una serie de valores o de otros, lo cual enlaza bastante bien con los comentarios de hace un par de entradas, sobre si los países son sólo países, o son, bueno... "unidades de destino en lo universal". Pero eso lo dejo para cuando vuelva a Moscú, suponiendo que no avisen del vuelo más que en estonio y pierda el vuelo por no enterarme. Y es que esto de estar en un país donde no me entero de nada de lo que está escrito es un sinvivir, y no estoy acostumbrado, no.

viernes, 24 de agosto de 2012

Gostis (III): Primer día en Moscú

Una de las cosas más molestas para los que tenemos invitados es la hora de comer. Quieras que no, hay días en los que toca comer fuera, y entonces llegan los líos, porque, aunque ahora la mayoría de los menús de los restaurantes están en inglés (o, mejor dicho, en algo similar al inglés), no siempre ha sido así y, de todas formas, los restaurantes en Moscú costaban y siguen costando bastante, así que, si los invitados son de pocos posibles, toca ir a lugares de tercera división. Y en los lugares de tercera división no se andan con melindres.

Y, claro, a la hora de elegir qué comer, Fulanito pregunta qué pone ahí, Menganito te interpela diciendo que no le gusta el queso y Zutanito quiere pedir dos primeros en lugar de un primero y un segundo. Si uno acaba por hacer caso a todos estos chicos, el resultado puede ser desquiciante.

Cuando entramos en el figón los seis, cuatro gostis, una novia y yo mismo, decidí tomar por la calle de enmedio cuando conseguí llegar al mostrador:

- Borsch, huevos, pelmenny y kvas. Cinco raciones de todo.

Los gostis ni se enteraron, pero mi novia sí y, como conocía el lugar, pidió otra cosa.

Fueron apareciendo las viandas. Nos sentamos los seis, y yo fui repartiendo a cada uno lo suyo. Kúkoch se dio cuenta de que uno de nosotros tenía un menú diferente.

- Novia, y tú, ¿por qué no comes lo mismo que nosotros?
- Es que no tengo mucha hambre, y he de comer poco.

El sitio era barato, y ése era su mayor mérito, porque el borsch era un caldo aguado con colorante rojo y algunos desechos de carne en el fondo del cuenco; los huevos, los más pequeños del mercado (y sin chorizo, que es peor); los pelmenny, una masa para acabar con el hambre en el mundo, porque masticabas al mediodía y repetías hasta bien entrada la noche, y el kvas era, finalmente, un mejunje amargo de botellín, y caliente.

- ¿Esto es lo que comes todos los días?
- Todos.
- Bueno, pues nosotros también nos lo vamos a comer ¡Dureza!

Y pusieron manos a la obra con un entusiasmo encomiable. Consiguieron acabarse el borsch hasta el final; lo de los huevos, con echarles sal, tampoco era tan complicado; el kvas, la verdad, había que tener mucha sed para beberlo, pero, siendo el caso, podía trasegarse. Lo que sí fue difícil fue lo de los pelmenny. Kúkoch se echaba uno a la boca, y miraba a los demás. Manolo iba a decidir dejarse la mitad.

- Es que no puedo más...
- Tú te los comes, como todos ¡Dureza! - le dijo Spassky, mientras trasegaba como podía todo aquello.

Tortajada, por su parte, estaba echando muchísimo de menos los almuerzos a base de bocadillos de blanco y negro con ajoaceite, acompañados de ensalada valenciana, en el bar de la plaza de Albal, pero tragaba poco a poco todo aquello.

Al final, consiguieron terminárselo todo. Salieron de allí con orgullo.

- Muy bien, Manolo, durante cuatro segundos, incluso he estado orgulloso de ti.

- Tíos, yo me tengo que ir a trabajar - les dije -. Por aquí, llegáis derechos a la Plaza Roja. Nos vemos luego, en casa.

- Oye, pero, ¿no venden un plano turístico por algún sitio? - preguntó Tortajada.
- Emmmm... ¿plano turístico? No. Aquí, no.
- ¿Y cómo vamos a visitar la ciudad?
- Anda, Tortajada, ya nos apañaremos - terció Spassky.
- Siempre con los planos, con los planos... si nos perdemos, ya preguntaremos a alguien - dijo Kúkoch.
- ¡Pero si no sabemos ruso!
- Nada. Aquí dominamos todos los idiomas ¿No, Manolo?
- ¿Idioms? Pues claro que yes.

Les dejé, no estando muy seguro de si volvería a verlos.

* * *

Las ocho y media de la tarde serían cuando llegué a casa y me encontré allí a los cuatro. Kúkoch, Spassky, Manolo y Tortajada estaban pletóricos. Habían ido a la Plaza Roja y allí habían comenzado una auténtica exhibición de raterío (que hoy no funcionaría: aviso para ilusos): Spassky cambió la camiseta que llevaba puesta, y que estaba bastante raída, por otras dos de San Basilio; fueron dando vueltas al Kremlin, sin saber cómo entrar exactamente, y acabaron por comprarse un mapa, por cierto, muy bueno, aunque al Kremlin no consiguieron entrar. El colofón final consistió en pillar una mashina, que es un coche cualquiera al que paras por la calle. De hecho, al llegar a casa me recibieron con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡Oye, oye! —preguntó Kúkoch— ¿Cuánto pagarías tú por un coche desde la Plaza Roja hasta aquí?
— Hombre, depende ¿A qué hora?
— Las siete de la tarde.
— Pues, digamos, cosa de 25 rublos.
— ¡Bien! ¡Eso es lo que hemos pagado!
— Es que vimos a una tía que ponía la mano —dijo Spassky— y dijimos: “Vamos a hacer lo mismo, y luego no la cogemos, sólo para probar.” Y le ofrecimos diez, pero fuimos viendo que era poco, porque nos pedían treinta o cincuenta. Al final lo conseguimos por 25, y bueno, ya subimos.
— Hemos de superarnos —insistió Kúkoch, secundado por Manolo—. Mañana lo conseguiremos por veinte.

(continuará)

martes, 21 de agosto de 2012

Comentando comentarios

Beloemigrant, comentarista habitual de esta bitácora, nos ha dejado en la entrada anterior, a propósito de la condena a las tres integrantes que han juzgado del grupo sedicentemente musical "Pussy Riot", un comentario particularmente enjundioso, que a mi entender (y mi entender en mi bitácora es particularmente relevante), merece ser destacado y pasar a primera página, tanto más cuanto que requiere una respuesta pausada, que es mejor dar en la zona de entradas que en la de comentarios. Le dejo la palabra (aunque voy a traducir más o menos al castellano lo que ha escrito en ruso):

* * *

¡Buenas, Alfor!

Bueno es que nos hayas recordado el беспредел (infamia) de ZP para con el monstruo de de Juana (si se puede llamar así a una persona). Las vueltas, además, a la doctrina Parot, con la correspondiente colleja europea, nos hacen ver que en todos sitios cuecen habas.

Lo malo de las habas es que, no por cocerse en un sitio se cuecen un punto menos en otros, ni ante el cocimiento o cochura se nos compense el pecado de uno con el pecado de otros (o le hacemos un ERE a San Pedro y sanseacabó). Con esto quiero decir que, si usted y yo cocemos habas, lo que tendremos serán dos guisos de habas. Es pura aritmética.

No creo, por tanto, que yo, como español que no ha podido votar en dos legislaturas seguidas por problemas de Correos, y que no tuvo edad de votar la Constitución (que supongo que es lo mismo que estar exento del pecado original), esté privado de autoridad moral para criticar el sistema judicial que me apetezca, propio y extraño.

En temática terrorista TODO está politizado. He dejado de asistir a manifestaciones porque ni Los Unos ni Los Otros sacaran partido de la solidaridad del pueblo (por la parte que me toca) con las víctimas (también profundamente politizadas en su AVT, por desgracia). En el tema de la iglesia, supongo que será a gusto del fiscal en cuestión. No quiero creer que en España el derecho telefónico esté tan extendido como en otros sitios. Lo digo, dejémoslo dicho, desde la más profunda ignorancia.

La entrada anterior me ha pillado de vacaciones. Como ya he manifestado en más de una ocasión, estoy en contra de que se utilice un templo не по назначению (para un uso distinto al que está destinado). Efectivamente, muchas personas se pudieron sentir ofendidas. Efectivamente, tendrían que haberlas condenado a algo, y una buena multa les hubiese quitado las ganas de ir a molestar a los feligreses y, lo que es más importante, evitar un posible daño posterior a estos mismos feligreses (que es la función que, de nuevo desde la ignorancia, le supongo a la justicia terrena).

Ahora bien, eso no quita que el juicio haya sido un circo. Desde la actitud de las propias acusadas hasta la exclusión mágica del elemento político en la sentencia (según la cual, a pesar del video que lo prueba, no se habló de Putin en ningún momento), pasando por el uso de testigos profesionales (a los que ya se ha visto en otros juicios defendiendo la postura del Estado). La inepta de Madonna acierta al unir el poder judicial al ejecutivo, aunque solo sea por casualidad. No recuerdo exactamente el procedimiento, pero en Rusia los jueces ejercen durante un determinado periodo, para ser luego reelegidos a dedo por el ejecutivo. ¿Que no es fiel? Se le echa, y Santas Pascuas. Tradicionalmente, el acusado es culpable a no ser que se demuestre lo contrario, y una sentencia absolutoria se percibe prácticamente como un fracaso del juez (cito a cierto autor alemán cuyo nombre no recuerdo). En los juicios a los acusados de infracciones durante manifestaciones, por poner un ejemplo reciente, iban a declarar como testigos agentes de policía que no habían efectuado las detenciones, pero que así lo declararon ante el juez, negándose éste a admitir como prueba los numerosos vídeos de que se disponía y apoyándose las sentencias simplemente en los testimonios de los agentes.

El infierno que es el sistema judicial ruso (como casi cualquier cosa oficial en Rusia, para qué nos vamos a engañar, y, ¿por qué habría de ser distinto?) es tan evidente que, cuando se lee un artículo como el que reposteó usted en la penúltima entrada, se llevaría uno las manos a la cabeza si no estuviera curado de espantos. Qué caramba, se las lleva uno, porque no esperaba verlo en esta inteligentísima bitácora. Empecé a analizarlo con la idea de publicar el análisis en la anterior entrada, pero se me ha adelantado, y creo que no vale la pena ya a toro pasado.

(pero lo voy a hacer a continuación)

El artículo es muy malo, querido Alfor. Si lo publicó a modo de curiosidad, o para probar la obviedad de que nuestros periodistas (no recurriré a la metáfora de las habas) están politizados (además de parecer milagrosamente más ignorantes que yo), bien publicado está, pero si lo publicó para defender un punto de vista, me temo que me ha dejado helado. No se puede defender una verdad con un artículo tan lleno de mentiras.

La tesis es: "Rusia va bien".

La argumentación se basa en:

1) Madonna es una ignorante acabada.
2) En todos lados se cuecen habas.
3) Rusia es una unidad de destino en lo universal.
4) El gobierno ruso es Rusia.
5) Occidente conspira contra Rusia.

Si bien estoy plenamente de acuerdo con el primero (pues las pruebas pesan demasiado), desde el segundo la cosa flojea. Soy, además, propenso a pensar que denunciar el mal es intrínsicamente bueno.

No me resisto ahora a reproducir algunas perlitas:

"Kashin is a clear example of liberal, anti-Putin journalism."

¡Por fin alguien habla, hombre! Resulta que Putin es antiliberal. Un momento, ¿qué significa la palabra-chicle "liberal"? ¿No será Putin, de golpe, el centinela de los valores ortodoxos? No así piensan los monjes de Pechory, que se negaron a indicarnos qué les había regalado Putin, porque, a diferencia de Yeltsin en su momento, "les había regalado algo que no era suyo, por lo que no cuenta". Bien por el periodista, que se ha ganado con esto al pueblo ortodoxo...

"But who besides Native Americans believes or supports Peltier in the United States? Does the Western media even mention this travesty of justice?"

Como se dice en mi pueblo, "aquí todos moros o todos cristianos". Cuando menos se puede recordar que el asesinato ocurrió en el 75. Es posible que haya perdido actualidad. Y, sí, los 70 eran otros tiempos, incluso para América. No hace falta más que ver las películas de la época...

"Pussy Riot didn't actually say a word against Putin during their February "punk prayer" at Christ the Savior Cathedral."

Ajá.

Madonna said during her concert, [...] Putin [...] [should] find a common language with those who disagree with him."

Using Madonna's logic, Obama should sit down with neo-Nazis and racists from the American South and discuss the clips that are all over the Internet of them asserting that "blacks and Jews have seized power in America."


Casi un reductio ad hitlerum. ¿Se compara a la oposición rusa con neo-nazis y racistas? ¿No directamente? ¿Esperen, conocemos el concepto lingüístico de la relevancia? ¡Efectivamente, se está llamando neo-nazis y racistas a los opositores! Y, de nuevo, la palabra "nazi" tiene un efecto mágico: desactivar las zonas del encéfalo superiores al bulbo raquídeo. Allí donde pueden las emociones, no es posible pensar con claridad. Más allá del régimen de estabilidad, las únicas salidas son el racismo y el fascismo...

But this bias is by no means limited to Western media. Take, for example, one of Kashin's questions posed to Madonna, which is a good example of anti-Russian propaganda masked as journalism.

"Rusia" no es solo un país, es una ideología. Por eso puede haber propaganda anti-Rusia. (Esto estamos acostumbrados a oírselo a los americanos, que conste.)

The overwhelming majority of people in the West are convinced that the mass media don't lie and that they "serve society" as part of the mythical Fourth Estate.

Lo cito a usted: "En Rusia, no."

"The interview shows that truth has no significance in the West."

No se a usted, pero esto me deja con la lagrimilla en el ojo.

(sigue)

Cuando se nos tocan las creencias y convicciones (y que alguien tire la primera piedra sin que se le caiga la cara de vergüenza) nuestro cerebro pasa a un estado de funcionamiento límbico. El señor Shevchenko lo aprovecha para sacar al lobo de Occidente (otra fibra sensible) y exhibir una actitud victimista que humillaría hasta al que peor recuerde la propagandística "grandeza" pasada.

El artículo es, por tanto, tan vergonzoso como el circo judicial. Si Putin no llamó por teléfono al juez, al menos sí manifestó su opinión sobre el caso, y declaró en público que no deseaba que fuesen juzgadas con severidad (recordemos que Medvédev le llamó la atención por expresarse sobre Jodorkovski en su momento, cuando jugaban a estar peleados, y en esta ocasión, no). El contubernio ruso juega desde hace un año a fracturar a la sociedad: plancton de oficina contra verdaderos работяги (currantes), la ciudad contra el campo, Asia contra Europa y, ahora, moros contra cristianos. Utilizar de este modo las sensibilidades religiosas debería indignar no sólo al cristiano, sino a toda persona como sentido común. Ahora, el que sea cristiano y, al mismo tiempo, camelable (y tontos hay en este mundo más que moros y más que cristianos), buscará en Putin la redención de la patria ortodoxa, y el que se haya llevado las manos a la cabeza con los siete años que pedía el fiscal se reconfortará en los "sólo"(1) dos años que les han caído a las alborotadoras. Mientras tanto, la jerarquía eclesiástica, que podría haber sacado tajada de este asunto con una condena más suave que les permitiera un posterior clamor al cielo (y así redimirse por los pisos moscovitas del patriarca y la exención fiscal a sus ventas de dentro del templo [¡uy, uy, uy...!]), ha recibido una bofetada en la cara y una renovación del anticlericalismo. Todos pierden. Rusia pierde, la Iglesia pierde.

Disculpas, Alfor, por este comentario tan largo. ¡Le tengo en RSS!

Un saludo afectuoso,

Isaac

P.D.

(1) ¿Con qué criterio han calificado los hechos?

УКРФ:

Статья 213. Хулиганство
1. Хулиганство, то есть грубое нарушение общественного порядка, выражающее явное неуважение к обществу, сопровождающееся применением насилия к гражданам либо угрозой его применения, а равно уничтожением или повреждением чужого имущества.

(Traduzco: Código Penal de la Federación Rusa, art. 213. Gamberrismo. 1. El gamberrismo es una violación grave del orden público que expresa una clara falta de respeto a la sociedad, acompañada del uso de la fuerza contra las personas o de la amenaza de su empleo, e igualmente la destrucción o daño a la propiedad ajena)

¿Dónde están la violencia hacia los ciudadanos, dónde la amenaza, dónde la destrucción o el daño a la propiedad ajena? Si no tienen un artículo para la ofensa de sentimientos religiosos (lo ignoro), que la legislen, porque a la que vamos podían haberlas acusado de propaganda de la homosexualidad con el mismo buen criterio (es decir, con ninguno). Compárese el artículo 20 del КоАП (Código de Faltas Administrativas), por el que les hubiesen caído quince días:

Мелкое хулиганство

1. Мелкое хулиганство, то есть нарушение общественного порядка, выражающее явное неуважение к обществу, сопровождающееся нецензурной бранью в общественных местах, оскорбительным приставанием к гражданам, а равно уничтожением или повреждением чужого имущества, влечет наложение административного штрафа в размере от пятисот до одной тысячи рублей или административный арест на срок до пятнадцати суток.

(Traduzco: El gamberrismo leve, esto es, la violación del orden público que exprese una clara falta de respeto a la sociedad, acompañada del uso de palabras soeces en lugares públicos, expresiones ofensivas para las personas, e igualmente la destrucción o el daño a la propiedad ajena, será sancionado con una multa administrativa de 500 a 1.000 rublos o con arresto administrativo de hasta quince dias.)

* * *

Ahora recupero la pluma yo.

Estimado Beloemigrant, comenzaré por el final, que va de leyes, y para un leguleyo como yo es lo más sencillo. La versión del Código Penal ruso que nos trae usted fue derogada en 2007. La actual, que es la que se ha aplicado al caso de las Pussy Riot, se la reproduzco a continuación (la traducción es mía, que para eso soy especialista en estas cosas):

Código Penal de la Federación Rusa, art. 213

1. El gamberrismo, es decir, la violación grave del orden público que exprese una clara falta de respeto a la sociedad, y perpetrada:
a) mediante armas u objetos usados en calidad de tales;
b) por motivos de odio o enemistad de tipo político, ideológico, racial, nacional o religioso, o bien por motivo de odio o enemistad en relación con cualquier grupo social;
será castigado con multa de 300.000 a 500.000 rublos o con multa del salario u otras rentas del reo obtenidas a lo largo de dos a tres años; o con trabajos obligatorios por un plazo de hasta 480 horas; o por trabajos de reinserción por un plazo de uno a dos años; o por trabajos forzados por un plazo de hasta cinco años, o por prisión por ese mismo plazo.
2. Este mismo hecho, perpetrado por un grupo de personas conjuradas previamente, o por un grupo organizado, o con resistencia a las autoridades o a otras personas encargadas de hacer respetar el orden público o de luchar contra las violaciones del orden público
será castigado con multa de 500.000 a 1.000.000 de rublos, o con multa del salario u otras rentas del reo obtenidas en un período de tres a cuatro años, o con trabajos obligatorios por un plazo de hasta cinco años, o con prisión de hasta siete años.

Texto original:

1. Хулиганство, то есть грубое нарушение общественного порядка, выражающее явное неуважение к обществу, совершенное:
а) с применением оружия или предметов, используемых в качестве оружия;
б) по мотивам политической, идеологической, расовой, национальной или религиозной ненависти или вражды либо по мотивам ненависти или вражды в отношении какой-либо социальной группы, -
наказывается штрафом в размере от трехсот тысяч до пятисот тысяч рублей или в размере заработной платы или иного дохода осужденного за период от двух до трех лет, либо обязательными работами на срок до четырехсот восьмидесяти часов, либо исправительными работами на срок от одного года до двух лет, либо принудительными работами на срок до пяти лет, либо лишением свободы на тот же срок.
2. То же деяние, совершенное группой лиц по предварительному сговору или организованной группой либо связанное с сопротивлением представителю власти либо иному лицу, исполняющему обязанности по охране общественного порядка или пресекающему нарушение общественного порядка, -
наказывается штрафом в размере от пятисот тысяч до одного миллиона рублей или в размере заработной платы или иного дохода осужденного за период от трех до четырех лет, либо принудительными работами на срок до пяти лет, либо лишением свободы на срок до семи лет.


Tengo el pálpito de que, cuando las chicas hicieron lo que hicieron, pensaban que se les aplicaría la falta leve de desórdenes del art. 20 del Código de Faltas Administrativas (no es la primera vez que les ocurre), y que la aplicación de este artículo ha sido una sorpresa para ellas. Pero éste es el artículo que se les ha aplicado. En Derecho Penal tenemos la dificultad de la interpretación de lo que los penalistas llaman "términos típicos" (para legos, las palabras que forman parte del tipo penal). Aquí el problema lo tenemos con el concepto de "orden público". Lo más cómodo sería que estuviera definido en la ley, con lo que tendríamos un "término típico normativo" y la interpretación sería más sencilla. Como no lo tenemos, la interpretación usual es que ir contra el "orden público" es realizar acciones prohibidas por ley. En este caso, es de aplicación la Ley Federal de 26 de septiembre de 1997, Nº 125-FZ, de Libertad de Conciencia y de Asociaciones Religiosas, cuyo artículo 6.3. dice lo siguiente:

Se prohíbe y se perseguirá de acuerdo con la legislación federal obstaculizar el ejercicio del derecho a la libertad de conciencia y de pertenecer a una confesión religiosa, en particular si se realiza con violencia en las personas, con menosprecio intencionado de los sentimientos de los ciudadanos en su relación con la religión, o con daños materiales o amenaza de realizarlos. Se prohíbe la realización de actos públicos y la colocación de textos e imágenes que ofendan los sentimientos religiosos de los ciudadanos cerca de los lugares de culto religioso.

Texto original:

Воспрепятствование осуществлению права на свободу совести и свободу вероисповедания, в том числе сопряженное с насилием над личностью, с умышленным оскорблением чувств граждан в связи с их отношением к религии, с пропагандой религиозного превосходства, с уничтожением или с повреждением имущества либо с угрозой совершения таких действий, запрещается и преследуется в соответствии с федеральным законом. Проведение публичных мероприятий, размещение текстов и изображений, оскорбляющих религиозные чувства граждан, вблизи объектов религиозного почитания запрещаются.

Con estos artículos en la mano, que además, y como vimos en la entrada anterior, no son muy diferentes a los que tenemos en España, aunque la técnica legislativa rusa sea lo garrafal que nos parece a muchos, es posible fundamentar una sentencia como la que fue dictada el viernes pasado. Hasta aquí el Derecho Penal o, como decimos los leguleyos, de lege data. A partir de aquí, los razonamientos son de lege ferenda. Desde un punto de vista legal, los abogados de las Pussy Riot podrán decir lo que quieran, pero su único recurso es cambiar totalmente de actitud en la apelación y tratar de obtener en Moscú una condena más reducida, porque en Estrasburgo les veo con pocas posibilidades, al menos a juzgar por la jurisprudencia del TEDH en materia de libertad de expresión. Con que el abogado del Estado ruso sea medio competente, tiene muchísimas posibilidades de salir adelante mucho mejor que la doctrina Parot. Y es que, sí, la libertad de expresión no es ilimitada.

Aclarado, espero, el asunto jurídico, y además de darle las gracias por su comentario, que me ha parecido muy oportuno, pasemos al resto de sus apreciaciones, partiendo de una base de acuerdo con usted: Cuando se nos tocan las creencias y convicciones (y que alguien tire la primera piedra sin que se le caiga la cara de vergüenza) nuestro cerebro pasa a un estado de funcionamiento límbico. Es talmente así. Y es que existen dos tipos de dogmáticos: los que saben que lo son y los que no saben que lo son. La frase es de Chesterton, pero aquí le viene al guante. Y yo me reconozco dogmático sin ningún problema. Eso que tengo avanzado.

Su legitimidad para poner el solfa el sistema judicial que le parezca está fuera de toda duda, así que mi expresión "los españoles" es claramente exagerada. Si fuera usted un político, entonces sí carecería hasta cierto punto de legitimidad, pero, no siendo el caso, estoy totalmente de acuerdo en que el sistema judicial ruso está lejos de ser independiente, y aún diría más: no tanto por acción (los hechos que investigan), como por omisión (los hechos que deberían de investigar, y dejan correr, que son los más, como el marido de una de las chicas, que me da a mí que se está yendo de rositas por tener nacionalidad canadiense). En España, por lo menos, la independencia existe, al menos hasta llegar a las instancias superiores, porque anda que no se las traen la AN, el Supremo, el CGPJ y no digamos el Constitucional, donde también son puestos a dedo por los políticos.

Lo que pasa es que el juicio ha sido un circo, pero quien más ha hecho para convertirlo en uno ha sido la defensa, que ha insistido en politizarlo haciendo peticiones tan absurdas como citar a Putin o al Patriarca de testigo ¿A Putin? Eso no es una estrategia profesional de defensa, sino un paripé peliculero para ganarse al público y que venga gente de fuera a defender a estas chicas, como si fuera la primera vez en su vida que rompían un plato. Me gustaría saber cuántas de esas personas que las defienden conocen el asuntillo del museo de Timiryazevo, con esa chica tan mona con la camiseta en español de protagonista.

El artículo de Shevchenko lo puse como curiosidad porque me sorprendí muchísimo de leer una cosa así en el Moscow Times, no tanto porque me pareciera inmejorable, pero creo que es usted demasiado severo con él. El nativo ése norteamericano, Peltier, que está en la cárcel desde 197,7 fue condenado hace tiempo, sí, pero el problema es que estamos en 2012 y sigue en la cárcel, así que el caso es de bastante actualidad. Periódicamente sale a la superficie. Si todo va como está previsto, podría salir libre en 2040, con 96 años. De acuerdo, es un caso de "en todas partes cuecen habas" y no justifica lo de casa, pero Obama debería pensárselo dos veces, antes de hablar como si en su país todos fueran justos y benéficos, como los españoles en 1812.

"Rusia es una unidad de destino en lo universal". Pues sí, para mucha gente lo es, e indudablemente para la Iglesia Ortodoxa rusa, que, queramos que no, es nacional, siempre lo ha sido y se comporta como tal. Yo, como católico, veo la fe como algo universal y creo que ellos no están ahí en lo cierto, pero no por ello voy a hacer el salvaje en sus templos. Cuanto entro en un templo ortodoxo, trato de pasar desapercibido e incluso me santiguo de derecha a izquierda (bueno, esto último no siempre...).

Pero lo de los países como ideología me ha gustado. A ver si le doy alguna vuelta.

De todas maneras, el artículo de Shevchenko ha sido un descuido de alguien en el Moscow Times. Al día siguiente, el artículo de opinión, muuuuy diferente a ése, lo firmaba precisamente Kashin, el que entrevistó a Madonna. No lo reproduzco porque no he llegado a tiempo y MT cierra el acceso a ediciones anteriores, pero no es muy diferente de lo que se lee en cualquier diario.

Y un último comentario: dice que el Gobierno ruso está jugando a dividir a la población, y que ahora ha sido moros contra cristianos. Ahí no estoy de acuerdo. Quien ha puesto en esta ocasión a moros contra cristianos han sido las Pussy Riot, y lo han hecho de forma deliberada y apoyadas por la oposición, como se ha visto. La jueza ha excluido el elemento político (aunque el vídeo de Internet tiene el audio superpuesto), porque no le hace la menor falta: con el elemento religioso, que a mí me parece evidente, tiene bastante. Yo no le veo mucha importancia a este punto concreto.

En todo lo demás, no tengo grandes objeciones a lo que escribe. La utilización de la religión por parte del Estado, lamentablemente, es una constante desde que el mundo es mundo, y en el caso del Cristianismo por lo menos desde el siglo IV. No seamos tan severos con los ortodoxos, que ellos no tienen un Vaticano y no tienen más remedio que apoyarse en el poder político. Y hacen muchas cosas buenas, pisos y relojes aparte.

Y, efectivamente: "En Rusia, no". :-)

domingo, 19 de agosto de 2012

A vueltas con la libertad de expresión

No es la primera vez que en esta bitácora la libertad de expresión es motivo de debate. Lo que ocurre es que llevamos en la red casi seis años, a lo largo de los cuales han aparecido casi un millar de entradas, y los comentaristas y visitantes han ido cambiando durante todo este tiempo. Sin embargo, es posible que los más viejos del lugar recuerden esta entrada. Antes de seguir escribiendo, convendría repasarla, porque el asunto guarda un sospechoso parecido con lo que ha sucedido con las "Pussy Riot". Por cierto, que mi anterior entrada fue escrita antes de la sentencia; sólo ahora escribo sabiendo lo que hay.

¿Qué parecido? Hay uno que es evidente, y es que tanto De Juana como las tres chicas usan pasamontañas en sus actuaciones delictivas, pero eso, ciertamente, es lo de menos, además de que el pasamontañas modelo ETA es blanco o negro (ellos dirían "beltza") y los de las "Pussy Riot" son de colorines.

El segundo parecido es que ninguno de ellos ha mostrado el menor arrepentimiento por su actuación. No hay ni un esbozo de petición de perdón, ni de propósito de enmienda. Nada.

A partir de ahí, y para evitar que la cosa se confunda, recuperemos la historia. De Juana es un terrorista sumamente sanguinario que, una vez capturado por la policía española en 1987, fue condenado a un porrón de años por veinticinco asesinatos. En aplicación del derecho penal y penitenciario español de la época en que cometió esos delitos (el código "franquista" de 1973, para más señas), pudo cumplir las penas simultáneamente, además de beneficiarse de reducciones por trabajos, estudios y no recuerdo bien qué detalles, y el resultado es que en 2006 estaba a punto de salir a la calle por haber cumplido la pena.

Hasta aquí, esto no tiene nada que ver con las "Pussy Riot". Ahí no hay libertad de expresión, sino un canalla con muchos explosivos y muy mala leche. Pero he aquí que se monta un revuelo en España con la posibilidad de que ese sujeto salga libre, y el Gobierno (el español, sí, dirigido entonces por Zapatero "el Negociador con ETA") decide que en ese momento le toca dar imagen de duro y que De Juana debería continuar en la cárcel. Y para ello se saca de la manga, por boca de su ministro de Justicia y del Fiscal General, un supuesto delito de amenazas por la publicación de dos artículos: éste y éste, en el órgano extraoficial del separatismo vasco, Gara (Nosotros, en castellano).

Yo en esos artículos no veo amenazas por ningún sitio, pero la Audiencia Nacional condenó a De Juana a, ojo, doce años y siete meses por un delito de amenazas con la agravante de reincidencia. Tras la apelación, la cosa quedó en tres años.

Antes de venir con que la sentencia de dos años a las "Pussy Riot" es exagerada y que la justicia rusa no es libre y está influida por los políticos, pensemos si los españoles tenemos autoridad moral para poner verdes a los rusos y si en su día estuvimos en contra de la sentencia a De Juana o nos frotamos las manos porque se iba a pudrir en la cárcel un tiempo más. No es por presumir, pero yo estuve en contra, y no soy sospechoso ni mucho menos de simpatizar con ese bicho. Estoy en sus antípodas ideológicas, ni más ni menos, pero el Derecho es mucho más que la venganza, y aquello había dejado, en mi opinión, de ser Derecho.

Por eso, cuando Catherine Ashton, u Obama, levantan la voz diciendo no sé qué monsergas sobre que la libertad de expresión está comprometida en Rusia por la sentencia a las "Pussy Riot", tuerzo el gesto. Obviamente, ninguno de ellos dice ni mu cuando pasan cosas, y también pasan, en Occidente, y ¡ay de Putin como dijera algo! Eso sería inmiscuirse en asuntos internos de otros países.

Partamos de una base: en Rusia hay libertad de expresión. Hay medios de información que ponen a parir a Putin. En "Gazeta.ru", que está ahí, en la barra de la derecha; en "Novaya Gazeta", en varias emisoras de radio. No en televisión, ciertamente. Las televisiones opositoras que había, que las hubo, debían un montonazo de dinero y fueron adquiridas por gente más favorable al poder, así que no hay una cadena de televisión antisistema... como tampoco la hay en España, donde nadie dirá que no hay libertad de expresión.

¿Y no son exagerados dos años por lo que hicieron? Bueno, pues los hechos están probados: se metieron en el altar de la principal iglesia de Moscú y, una vez allí, comenzaron a blasfemar y a insultar al patriarca Cirilo (a Putin parece que no llegaron a nombrarlo, aunque aparece en los vídeos... y eso queda impune, así que será que hay más libertad de expresión de lo que parece). No hay que fiarse de las traducciones edulcoradas que de la letra de la sedicente plegaria han publicado los periódicos occidentales: el original ruso es muchísimo más blasfemo y mucho más zafio, y eso que parece difícil. La intención de ofender es evidente, y en su caso hay reincidencia (como, un parecido más, con De Juana) porque ya habían sido amonestadas previamente.

Con el Código Penal español en la mano, así o ojo, veo un delito de injurias y un par contra los sentimientos religiosos, aunque seguramente están en lo que los penalistas llaman concurso ideal y sólo se aplicaría una pena, la mayor. Si se les aplicara el artículo 523, que reproduzco aquí abajo:

El que con violencia, amenaza, tumulto o vías de hecho, impidiere, interrumpiere o perturbare los actos, funciones, ceremonias o manifestaciones de las confesiones religiosas inscritas en el correspondiente registro público del Ministerio de Justicia e Interior, será castigado con la pena de prisión de seis meses a seis años, si el hecho se ha cometido en lugar destinado al culto, y con la de multa de cuatro a diez meses si se realiza en cualquier otro lugar.

... les pueden caer de seis meses a seis años. Dos años no debería parecer muy exagerado a ningún español. Tengamos en cuenta que estábamos en plena Cuaresma y que allí había gente rezando.

Si somos unos calzonazos, podemos aplicar el 524, pero tampoco salen de rositas:

El que en templo, lugar destinado al culto o en ceremonias religiosas, ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de cuatro a diez meses.

El hecho de que en España, cuando ha habido hechos típicos, como las de aquéllas sinvergüenzas que entraron desnudas en la capilla de la Universidad Complutense, no se haya hecho nada, no quiere decir que estos artículos no existan. Lo que quiere decir es que la fiscalía española está politizada y no actuó, como hubiera debido, para proteger los sentimientos religiosos de las personas, por los motivos de dar puyazos a la Iglesia que todos los españoles conocemos. Pero no: aquí parece que los únicos que están politizados son los jueces rusos. Al final me lo voy a creer.

Así y todo, es cierto, la condena me parece exagerada, pero hay una cosa que no he visto reflejada demasiado, y es la pésima estrategia de defensa de los abogados de las chicas, y esto lo digo como profesional. Si hubieran querido realmente beneficiar a las chicas y que les hubiera caído la menor condena posible, hubieran debido aconsejarles abandonar esa contumacia de que hacen gala y mostrar, por muy fingido que fuera, algún arrepentimiento, algo así como ganas de reparar el daño causado, no sé, y algo de discreción, para conseguir que del caso no se hablara demasiado. Si yo hubiera sido su abogado, y puesto que los hechos están probadísimos, me hubiera concentrado en una estrategia como ésa, tratando de llegar a un acuerdo por las buenas con el fiscal.

Pero ¡qué va! Han politizado el caso hasta la náusea, lo han internacionalizado, han movilizado a tirios y troyanos, y han mantenido una actitud desafiante. La única diferencia con De Juana es que no se han puesto en huelga de hambre (bueno, se dijo que se habían puesto un poquito). Si esperaban que el Gobierno y la judicatura rusa iban a ceder a la presión, es que no conocen nada de este país, lo cual, para ser rusos, pues qué queréis que os diga: hubiera sido la primera vez.

Sinceramente, yo soy un abogado medianejo y tengo la práctica completamente apolillada, pero, si me hubieran dejado hacer, yo a esas chicas las hubiera sacado por seis meses casi con total seguridad y ahora estarían en sus casas o a punto de ir, sin necesidad de Kaspárov, ni Navalny, ni Ryzhkov, ni ningún político, cuya actitud en este caso es poco probable que les granjee muchas simpatías. Y esos fieras de su equipo de abogados ahora van a recurrir a diestro y siniestro, mientras esas tres marionetas están año y medio más en la cárcel.

Eso sí, a sus abogados ahora los conoce todo el mundo. Quizá van por ahí los tiros.

viernes, 17 de agosto de 2012

Punkarras

Es verano, estamos en pleno mes de agosto, los periodistas no tienen nada que hacer y poco que contar, y es por ello que las únicas noticias que aparecen, o que se hacen aparecer, reciben una cobertura feroz. Es el caso de las chicas ésas del pasamontañas, las "Pussy Riot", que a día de hoy siguen en prisión preventiva, para que se acuerden bien (ellas y quien sea) de lo que pasa cuando haces el mico en un altar, en Rusia.

Madonna, ese ser acabado y repelente, estuvo hace unos días actuando por aquí. Supongo que pronto le llegará la fase en que únicamente actúe en Rusia y se ponga a hacer giras por el Anillo de Oro o, con suerte, algo más allá. Entretanto, durante su actuación y tras la misma, se ha dedicado a cacarear un poco defendiendo a esas mujeres. Desde entonces, el Moscow Times, que todos los lectores de esta bitácora saben positivamente que es el diario de mis entretelas, viene sacando varios artículos diarios defendiéndolas.

Pero, en un arranque impensable de lucidez y pluralismo, hoy ha salido un artículo, en el mismo diario, que pone los puntos sobre las íes y que no esperaba yo encontrar allí. Lo reproduzco, antes de que lo censuren.

Madonna Is a Stage Prop in Pussy Riot Trial

Madonna came out in full support of Pussy Riot last week in both her seven-minute speech during her Moscow concert and in her interview with Oleg Kashin of Kommersant. She said, among other things, that President Vladimir Putin should free the three young female band members from prison and asserted that the Russian Orthodox Church is corrupt.

Madonna is a pop culture superstar whose every word is picked up by the leading global media outlets. This is precisely why Kashin scored big by getting the interview. He knew it would have a global impact.

Kashin is a clear example of liberal, anti-Putin journalism. His interview was reminiscent of a meeting between two old liars, each of them pretending that they know something that no one else does and that they don't know things that are obvious even to children.

Let's start with the lies of Madonna. "Pussy Riot is prohibited in Russia," she said. How can the group be prohibited if there's nothing to prohibit in the first place? The band doesn't have any CDs. They aren't even musicians. They are publicity-seeking "performance artists" who make their living by creating scandals.

"I hope that President Putin will free these girls," Madonna said during her concert. This is rubbish. In essence, she was appealing to Putin to usurp judicial power and intervene directly in an independent court case.

Would Madonna even think of making the same appeal in the United States? Would she say during a concert in, say, Seattle that she hopes President Barack Obama will free three Americans being tried for a minor infraction?

In the United States, this statement would only be met with laughter. No U.S. president could intervene in an independent court decision even if he wanted to. Even an attempt at this would end his career.

As Madonna sees it, Putin controls everything in Russia, including its court decisions. This is a myth that is spread in nearly every article about Russia in the Western media.

In the United States, there is no shortage of scandalous court cases. Take, for example, the case of Leonard Peltier, a Native American activist who many believe was wrongfully convicted of murdering two FBI agents in 1975. Amnesty International placed the conviction of Peltier, who is serving two life sentences in a Florida high-security prison, in its "unfair trials" category. Native Americans believe that Peltier was prosecuted because he fought for their freedom against the "tyranny of the United States." But who besides Native Americans believes or supports Peltier in the United States? Does the Western media even mention this travesty of justice?

Madonna is absolutely certain that Putin put Pussy Riot in jail because the group's members criticized him. But she's not really to blame for this. Many in the West believe this nonsense, which has been propagandized by Russia's opposition movement and enthusiastically spread by Western media.

In reality, of course, Pussy Riot didn't actually say a word against Putin during their February "punk prayer" at Christ the Savior Cathedral. They just danced feverishly in the cathedral's solea, kicking up their legs, screaming "holy [expletive]!" and defiling a sacred place for Orthodox Christians.

Madonna said during her concert, "If Putin wants to correct the situation … [he should] find a common language with those who disagree with him."

Using Madonna's logic, Obama should sit down with neo-Nazis and racists from the American South and discuss the clips that are all over the Internet of them asserting that "blacks and Jews have seized power in America."

Madonna is certain that the church in Russia is corrupt and that it's linked to the government. Where did she get this information? She told Kashin in the Kommersant interview that "a marriage between the church and state is a very dangerous thing." It seems as if Madonna were reading off a cheat sheet that someone else wrote for her. What does Madonna really understand about Russia?

But enough about Madonna. She is only a stage prop, a vivid symbol of everything superficial, deceitful and hateful that the West exhibits toward Russia.

But this bias is by no means limited to Western media. Take, for example, one of Kashin's questions posed to Madonna, which is a good example of anti-Russian propaganda masked as journalism:

Kashin: "This may be a strange question, but do you see a difference between how they listen to music in free countries and countries that are oppressed? Is there a difference? You do have fans in Syria and North Korea."

Madonna: "Yes, I do have fans there, but I don't go there, and so I never see them."

Kashin: "But you do come to Russia."

Kashin was implying that Russia is on the same level as Syria and North Korea. In this way, Kashin advanced the common Western false stereotype of Russia: that it is a tyranny, that nobody can criticize the government and that even punk music is banned.

Kashin wrote up the Madonna interview not for Russian readers but for the West. He knew that it would be translated into foreign languages and cited by leading Western media outlets. The interview shows that truth has no significance in the West. The simplistic and distorted views of Madonna — who doesn't understand anything about politics, the Orthodox Church or the history of Russia — is more authoritative in the West than the serious works about Russia published by academics, political scientists and historians whose balanced views, unfortunately, never make it into the mainstream media.

There is no shortage of people who sincerely believe the Western mainstream media is balanced, unbiased and independent. The overwhelming majority of people in the West are convinced that the mass media don't lie and that they "serve society" as part of the mythical Fourth Estate.

In reality, though, the Western mass media is dominated by propaganda and "informational totalitarianism." Madonna is a classic PR spokeswoman for this propaganda. In fact, she ceased to be a human being long ago. Madonna is the proverbial Greek "god from the machine" who descends from above onto the stage to spread the "indisputable truth." She performs her spectacular PR show for the masses, who are in complete awe of her theatrical talent. She then retreats from the stage and is forgotten — until the next performance.

Maxim Shevchenko is a television and radio journalist.

***

Los comentaristas del artículo se han tirado a degüello sobre el autor, con alguna honrosa excepción. Qué gente: aquello era como si Franco hubiera escrito un artículo de opinión en "Público". Creo que podemos suponer acertadamente que el artículo no refleja la línea editorial de la publicación, ni de la inmensa mayoría de sus lectores, casi todos ellos estadounidenses que no saben de Rusia mucho más que la ubicación del país en un globo terráqueo, y eso porque es muy grande y salta a la vista. Al parecer, algunos de los comentaristas, después de leer este artículo tan "manipulador" (manda cojones), ya no quieren aparecer por Rusia, cosa que agradeceremos los que preferimos que se mantengan en sus mundos de Yupi, en lugar de venir a estorbar.

Ya lo escribí hace unos meses, pero toca repetirlo. Esas mujeres han estado meses haciendo el camelo sin la menor repercusión, como las ucranianas ésas medio chifladas que van por ahí con las tetas fuera, hasta que se han pasado. Lo interesante del asunto es que todo tipo de activistas se dirigen a la Iglesia Ortodoxa para que ésta perdone a las chicas. Esos mismos activistas es probable que no hayan escuchado la sedicente música del grupo, porque, de haberlo hecho, es igualmente probable que ellos mismos insistieran para que permanecieran en prisión mucho más tiempo del que les va a acabar cayendo. La Iglesia Ortodoxa no tiene fácil perdonar a alguien que no sólo no pide perdón, sino que cree que lo que ha hecho es totalmente correcto y por ello no muestra por ello el menor arrepentimiento. Pero se ve que para atacar a Putin, y sobre todo a la Iglesia Ortodoxa rusa, vale absolutamente todo. Como si no hubiera motivos para la crítica, sin necesidad de justificar una acción tan indefendible como ésa.

Pues no. Encima, a los que expresan una opinión discordante, se les crucifica inmediatamente (la verdad es que no iba buscando ese verbo, pero ha salido así). El último ejemplo, aparte del articulista del Moscow Thimos, es el de una persona bastante controvertida, a la par que muy famosa, que escribe una bitácora muy seguida. Pues a degüello con ella, excepto yo, que básicamente estoy de acuerdo con ella y, para quede claro, ahí arriba está ilustrando esta entrada.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Gostis (II): El viaje

Hace algo más de un año, empecé una serie llamada "Gostis", cuya primera y hasta ahora única entrada se puede recordar aquí. Ha llegado, creo, la hora de proseguirla, antes de que hasta yo me olvide de qué iba aquello.

Como no soy de Madrid ni de Barcelona, y mis amigos son bastante reacios a viajar más allá de Vinaroz, los invitados que he tenido en todos estos años se pueden contar con los dedos de las manos. A muchos les asustan los trámites que tendrían que hacer para conseguir el visado; otros tienen los bolsillos demasiado apolillados como para poderse permitir un viaje que, quieras que no, barato no es, por mucho que el alojamiento sea gratuito; finalmente, otros piensan que en Rusia hace mucho frío y que como en la terreta no se está en ningún sitio.

Los gostis son de varios tipos. Está el que sabe que en Moscú hay unos pibones del quince y viene aquí con objetivos muy claros clavados en el entrecejo; hay gente que viene simplemente por curiosidad, a ver cómo rábanos es esto; supongo, finalmente, que también hay gente que viene por motivos culturales, a ver museos y esas cosas, pero yo no conozco a ninguno.

Bueno, sí. Voy a remontarme a mucho tiempo antes, al verano de 1998, un verano en que todos vivimos peligrosamente por aquí y en el que, a partir del día 17, caímos de lleno en el peligro. En aquel tiempo, yo tenía una novia, que, eso sí, hablaba español estupendamente, y me llegaron cuatro gostis de los que apenas habían salido de Valencia hasta entonces. El primero era Kúkoch, un informático al que conocía desde que éramos niños; otro era Spassky, profesor de Matemáticas, un cachondo mental que, sin embargo, era el que frenaba al grupo cuando se pasaba; el tercero era Manolo, un fontanero de los que quedan pocos; y el cuarto era Felipe Tortajada Puig, funcionario destinado en el ayuntamiento de Albal, un pueblo situado en la comarca de l'Horta Sud, a unos quince kilómetros mal contados de Valencia. Spassky estaba destinado en Granollers y se encargó de gestionar los visados para todos en Barcelona.

Aparte de conocerse, lo único que tenían en común es que sólo hablaban castellano (Tortajada también hablaba valenciano y cinco o seis palabras en inglés) y que, a sus veintibastantes años, era su primera salida al extranjero. Qué digo al extranjero: menos para Spassky, era su primera salida de Valencia.

Consiguieron subir al avión, y hasta encontrar el asiento que tenían asignado. Tres se sentaron juntos y a Manolo le tocó al lado de una rusita cañón. Manolo se puso rojo automáticamente.

En cuanto el avión se puso en marcha, los cuatro viajeros, que iban prevenidos de que el vuelo duraría cinco horas, sacaron unas bolas de papel de aluminio, y de ellas unos bocadillos de tortilla de patata.

- ¡Manolo!
- ¿Qué?
- Ofrécele a tu vecina, ¿no?
- Pero si es rusa.
- No sé... háblale, igual habla alguna otra lengua.

Manolo se volvió a la rusa, pensó que igual entendía el inglés, y le dijo:

- ¿Idioms?

La rusa no entendió nada, no sabía que hacía ese chaval con un bocadillo de una cosa amarilla en la mano, le miró de reojo y no le hizo caso, mientras Tortajada intentaba recordar cómo se decía "idioma" en inglés.

En esto, una azafata se acercó a Kúkoch.

- ¿Ustedes saben que ahora pasaremos con la comida?
- ¿Comida?
- Sí.
- ¿Y es gratis?
- Sí, sí, es gratis.
- Ah, gracias...

Kúkoch se volvió a los demás:

- ¡Eh! ¡Guardad el bocadillo para otra vez, que nos van a traer el papeo!
- ¿Gratis?
- Eso me han dicho.

Nuestros cuatro amigos devoraron el papeo y llegaron sin mayor novedad a Moscú. En el aeropuerto estábamos mi novia y yo mismo, esperándolos. Ellos no nos vieron al principio y se pusieron junto a la cinta de las maletas. Ya me levanté y me acerqué a ellos.

- ¡Hombreee, Alfor!
- ¿Qué tal? ¿Qué tal vuelo habéis tenido?
- Bueno, bueno, ahora estamos esperando las maletas.
- Pues vais a esperar bastante, porque ahí dice que por aquí saldrán las maletas del vuelo de Zúrich.
- Ah...
- Anda, venid por aquí.

La cosa prometía.

lunes, 13 de agosto de 2012

Discotecas (II)

Las discotecas rusas son de todo tipo de pelaje. Ya ha debido quedar claro que yo no estoy muy puesto en el tema, ni en Rusia, ni en España, ni en ningún sitio, pero voy a tratar de sistematizar algo el asunto.

En primer lugar, uno entra y ve a gente fumando. Zapatero no ha pasado por aquí, y Rusia no es España, así que se puede fumar. Hay que reconocer que la ventilación de la mayoría de los locales es muy buena y que el ambiente no se nota muy cargado, pero el humo existe: al volver a casa, uno se desnuda directamente junto al cesto de la ropa sucia.

Además de gente fumando, hay gente bebiendo, pero eso era de esperar. A mí las bebidas alcohólicas como que no me gustan mucho, así que a veces pido un zumo, o un agua, lo cual despierta las sospechas de los camatas, que se piensan que voy de pastillas, por lo menos. Si ellos supieran...

La música es bastante alta, y va aumentando en intensidad a medida que avanza la noche, así que, si lo que quieres es hablar con los colegas, seguramente es mejor meterse en un mitin del Partido Comunista. Aquí la gente viene a otra cosa.

Quizá por esa "otra cosa", el espacio es reducido, para fomentar el rozamiento. Muchas discotecas tienen algunas mujeres de bandera para amenizar la vista. Ésas bailan encima de las mesas, o encima de la barra; sí, aquí en Rusia se puede bailar sobre la barra, lo cual puede parecer una guarrada, pero son las costumbres locales y supongo que hay que adaptarse.

Las chicas son guapas, hay que reconocerlo. Además de guapas, son provocativas, van ataviadas con los vestiditos de cuando tenían doce años, que se les han quedado pequeños, y algunas no se cortan en sonreír a todo bicho viviente de sexo masculino que pase por allí. Si a eso añadimos que no hay mucho espacio y que uno tiene que andar haciendo contorsiones para ir de A a B, es casi inevitable pasar cerca de los cuerpos de los demás.

Lo mismo pasa si te quedas apalancado. Tienes a alguien a medio centímetro, o directamente en contacto. Si es una mujer de las que quita el hipo, pues la cosa puede pasar (y no digamos si tienes hipo), pero si es un maromo seboso y sudoroso de espaldas anchas y camiseta húmeda, os aseguro que no mola nada. Los rusos, además, tienen un concepto de la cercanía diferente al de los españoles y se ponen mucho más cerca de lo que los españoles estamos dispuestos a aguantar. Para felicidad de los españoles solteros, las rusas también tienen un concepto de la cercanía mucho más próximo de lo habitual, pero ahí los españoles, qué cosas, sí que estamos dispuestos a sufrir esta... incomodidad, supongo. Por cortesía.

Si la proximidad es espontánea y exagerada, cabe la posibilidad de que no estés ligando, como crees, sino que te estén ofreciendo subrepticiamente una relación de compraventa de cuerpos. Este tipo de comerciantes son difíciles de distinguir de las chicas cañón normales. Si la chica no es cañón, entonces tranqui, pero está por ver que entonces te llame la atención con todo el nivel que hay.

Para los que hemos hecho voto de no ligar, la discoteca es un mix de aburrimiento supino y tortura china. No puedes hablar con los colegas, no te vas a poner de palique con ninguna chica, porque, como decía mi abuela, evita la ocasión y evitarás el peligro, y encima la música es mediocre y el ambiente está pensado para eso mismo que tú no vas a hacer. Generalmente no llego al momento en que las hostilidades se desatan y se abre la veda, porque me vuelvo a casa a que me dé el aire. Dentro dejo a los rodríguez tradicionales, a los solteros alegres, a los solteros tristones, a los casados que ellos sabrán en que líos se quieren meter, a los aquejados por la crisis de los cuarenta (que en Rusia hace estragos matrimoniales a marchas forzadas), a los pitopáusicos varios y a gente, que supongo que la hay también, a la que le gusta la música disco y está pasando un buen rato medio bolinga y bailando a tope, sin más pretensiones.

En todo caso, una discoteca rusa es el lugar ideal para poner a prueba un matrimonio o un noviazgo. Para facilitar esa ruptura, los dueños de las discotecas contratan go-gos, camareras que no sólo quitan el hipo, sino que provocan infartos y, para asegurarse ya del todo, contratan fotógrafos que van haciendo fotos de las burradas que hace la peña y luego las cuelgan en la página del club, para que las novias o mujeres sepan de qué se ocupa su chorbo en su ausencia y obren en consecuencia. Habrá a quien no le importe e incluso quien esté orgulloso de chorbo tan exitoso, pero me da a mí que en muchos casos la churri de turno se va a incomodar, así que, si veis un fotógrafo por la discoteca, no necesariamente ha sido contratado por el tipo ése de la despedida de soltero, sino que te puedes meter en un lío.

Y, dentro de alguna que otra entrada, tocará hablar de la discoteca más famosa de todo el hemisferio Norte, que, cerrada en su día, ha vuelto a abrir recientemente.

Pero eso será en otra ocasión.

viernes, 10 de agosto de 2012

Las cosas están cambiando... y van sobre ruedas

La foto que acompaña esta entrada está tomada desde una de las bocacalles que conducen de la plaza Roja a Kitay Gorod, en el mismísimo centro de Moscú. Efectivamente, al fondo se ve la iglesia de Kazán, un pedacito del Museo de Historia y una torre del Kremlin (Ro se sabe el nombre de todas de memoria, pero yo sólo unas cuántas, y ésa no está entre ellas). A la izquierda, se ve la fachada de los GUM, esos grandes almacenes que parecen el castillo de una princesa, y donde ahora hay cosas, sí, pero lo he conocido en tiempos mucho peores.

Bueno, pues lo insólito es lo que hay en primer término: un aparcamiento de bicicletas. Sí, al lado mismito de la plaza Roja, como en Valencia. Es posible que Moscú ya tenga más aparcamientos para bicicletas que Madrid. Bueno, lo cierto es que esto no era muy difícil.

Y es que las cosas han ido cambiando un poquito desde que tomé mi decisión (que nadie comprendió entonces) de comprarme una bicicleta en Moscú y, lo que es peor, de usarla. Entonces era un gesto irracional y que se miraba como el de alguien no estaba muy en sus cabales. Pero, entretanto, el tiempo ha ido transcurriendo, los atascos moscovitas han ido siempre a más, y ya no soy el único que circula por Moscú en bicicleta. El colmo ya se produjo hace un par de semanas, cuando vi una bicicleta exactamente igual que la mía (la mía es una bicicleta plegable especialmente friki). Esto prolifera, aunque lentamente, y no se trata sólo de jovenzuelos, sino que también hay dievushkillas que se creen alternativas (pero que son dievushkillas y lo serán siempre), y un buen número de tayikos constructores. Con éstos hay que andar con ojo, porque manejan lo suficientemente bien las cizalladoras como para hacer desaparecer una bicicleta atada a una farola en un abrir y cerrar de ojos.

Lo que no esperaba es que empezara a aparecer infraestructura ciclista en Moscú, pero lo está haciendo, y este aparcamiento, espero, será sólo el comienzo.

El colmo ya será cuando la gente se conciencie de que los ciclistas somos unos más y tenemos tanto derecho como los conductores de coches a ir por la calzada. Todavía ayer estuve leyendo una guía de Moscú en la que mencionaba que se podía visitar en bicicleta, y recomendaba a los ciclistas ir por la acera. Eso sólo lo puede recomendar alguien que no ha montado jamás en bicicleta por Moscú, pero que le ponen a escribir guías, y escribe lo primero que se le ocurre.

¡Ir por la acera! Las aceras en Moscú, y más en verano, con todas las obras, baches, irregularidades y adoquines sueltos, apenas son buenas para caminar por ellas, cuánto menos para ir en bicicleta. Hay unos bordillos de dos palmos, gente por todos los sitios y, por donde no la hay, y como hemos visto repetidamente, el ayuntamiento de Moscú permite aparcar coches. Y, cuando no lo permite, los propios conductores se arrogan el derecho impunemente.

Pues no. Toca ir por las calzadas, aunque los conductores, especie soberbia donde las haya, y más aquí, pongan el grito en el cielo. Pasa poco, la verdad, pero a veces pasa. Hace unos dos meses, por ejemplo, iba yo tranquilamente por mi camino, cuando sonó un claxon desesperado. Volví la cabeza, y vi a una chica rubia, con gafas oscuras y aspecto desafiante, al volante de un descapotable rojo que, al ver que la estaba mirando, me espetó:

- ¡Lárgate de aquí!

Y acto seguido se metió por el bulevar para hundirse en el atasco, mientras yo, efectivamente, me iba de allí sin ningún problema.

Al final, ese tipo de gente que quiere hacer de Moscú una ciudad falsamente elitista encuentra la horma de su zapato. Fue famoso el año pasado el caso de una chica de alta sociedad que publico un artículo en el que se quejaba de tener que compartir su Moscú con gente pobre y desastrada que le quitaba sitio y no hacía bonito, y proponía que expulsaran a toda esa gente indigna de Moscú y la reubicaran en otro sitio donde no molestaran a la gente-bien. La pusieron bastante a caldo, pero ella dijo esto totalmente en serio, y estoy seguro de que hay muchísima gente que estaba de acuerdo con ella, e incluso puede que alguno que otro sea votante del Partido Comunista.

Entretanto, y mientras prosigue la serie anterior, dejo un par de enlaces que, ojalá, con el tiempo sean el principio de un cambio de mentalidad que vaya mejorando la cochambrosa calidad de vida de ésta mi ciudad. El principal es una bitácora sobre el ciclismo urbano en Moscú (Let's bike it, también con su versión en inglés. Dentro de la página han metido un ciclomapa, donde han registrado los aparcamientos de bicicletas, los puntos de alquiler y, atención, el primer carril-bici de Moscú. Medio kilómetro que no lleva a ningún sitio, sí, pero por algo se empieza, ¿no?

miércoles, 8 de agosto de 2012

Discotecas (I)

Hace la tira de tiempo que no voy a una discoteca española. De hecho, hace tanto tiempo que tengo serias dificultades para recordar cuándo lo hice por última vez. Sí recuerdo que una de las últimas veces, ya volviendo a casa, me pillaron un par de tipos a quienes no había visto nunca y me dieron dos leches así, sin venir a cuento, por simpatía; el colega que iba conmigo fue más listo que yo y salió por patas, mientras yo, que debía estar pensando que huir es de cobardes o alguna idiotez por el estilo, recibía por los dos. Supongo que fue por cosas como ésas que las discotecas españolas tuvieron que seguir funcionando sin mi presencia; el hecho de detestar la música disco y de ser prácticamente incapaz de bailar no hace sino añadir motivos a ésta mi ausencia.

En Rusia, en mis primeros escarceos por aquí, en los primeros noventa, apenas había discotecas, ni prácticamente nada, así que la cuestión no se planteaba, pero poco a poco empezaron a aparecer y entretanto han proliferado de tal manera que posiblemente haya bastantes más que en España. Y, de esta manera, hasta alguien tan poco sospechoso de discotequero como yo mismo ha entrado en alguna en diversas ocasiones, sobre todo en los últimos noventa, soltero y sin compromiso.

Porque, para empezar, partamos de una base: si no te gusta la música discotequera, para entrar en una discoteca rusa es muy conveniente estar soltero y sin compromiso. Si no, luego, todo son líos.

El otro día, sin embargo, entré en una discoteca rusa, después de muchísimo tiempo, con un grupúsculo hispánico cuyos miembros aparentemente son más asiduo que yo a lugares como ésos, y pude comprobar algunas de las particularidades del lugar, que en sustancia no han cambiado demasiado. El que ha cambiado he sido yo, que, por muy de rodríguez que estuviera, no tengo nada de soltero y sin compromiso.

Para empezar, a la entrada hay cola, y no porque hiciera falta pagar entrada, que en ésta la entrada era gratuita. Era por el cacheo y el detector de metales ¿En España hay detector de metales en las discotecas? Aquí, sí, y me atrevería a decir que desde siempre, y desde luego desde antes del 11 de septiembre.

Eso sí, los seguratas de la puerta eran amables, y sólo eso ya es una gran ventaja sobre la panda de bordes que son los seguratas españoles (y a los del aeropuerto de Barajas parece que los eligen de entre los más bordes de los españoles).

Una vez pasa uno dentro, se encuentra tras algunos vericuetos con la sala propiamente dicha, que es mucho más pequeña de como recuerdo las salas españolas. Pero, a lo mejor, lo que resulta no es que es más pequeña, sino que está repleta de gente. Vaya tela.

De momento, dejemos a los ocho esforzados españoles abrirse camino por entre los cuerpos serranos de los presentes, en un intento desesperado por conseguir una cerveza, y prosigamos mañana, porque hoy se hace tarde.

lunes, 6 de agosto de 2012

Exhausto y retornado

En la mitología griega, Anteo era un gigante con muy mala leche que había prometido construir un templo a Poseidón con cráneos humanos y que se dedicaba a apiolar a todo el que pasaba por sus dominios, con el añadido de que era casi invencible, porque era hijo de Gea, la tierra, que le daba fuerzas cuando era derribado y entraba en contacto con ella. Al final Hércules logró derrotarlo con tácticas de lucha libre suspendiéndolo en el aire para que no pudiera recobrar fuerzas al tocar la tierra.

Al igual que Anteo, muchos valencianos (y desde luego el que escribe) recuperamos fuerzas en contacto con nuestra querida terreta. Y a mí me estaba haciendo mucha falta, después de tanto tiempo ausente. Y así, efectivamente, estas dos últimas semanas las he dedicado a tocar la tierra de mi pueblo y a vivir un poco de la vida que llevaba antes de partir hacia el extranjero. Nunca es lo mismo que era entonces, vale, y los que me acompañaban entonces han desaparecido o, en el mejor de los casos, son veinte años mayores, pero quedan trazas de lo que fue.

Y ya sé que no es lo habitual en las bitácoras. Lo normal, cuando alguien tiene intención de irse de vacaciones y abandonar la escritura por algún tiempo, es avisar en la propia bitácora, y más si la bitácora es tan regular como lo ha venido siendo ésta durante los últimos seis años, en que siempre había habido no menos de dos entradas cada semana, y mucho más frecuentemente tres. Pero no avisé, y si no lo hice fue porque, en realidad, no tenía intención de dejar de escribir. Si lo dejé fue por una de esas agudas faltas de tiempo que se dan en ocasiones y que otros años había dejado apañadas dejando, en previsión de desfallecimientos, unas cuantas entradas enlatadas, para ir publicando automáticamente.

Y, qué caramba, también por falta de ganas o de fuerzas. He conocido veranos menos ajetreados que éste, en que he sido zarandeado de aquí para allá sin obtener gran provecho del asunto. Pero he aquí que estoy de nuevo en Moscú, que mi pueblo, en contacto con el naranjo o el arroz, me ha dado las fuerzas justas, y que espero que esto se traduzca en la reanudación de la bitácora a su nivel anterior, y al retraso de ese fenómeno que acecha a todos los autores de bitácora: el temido cansancio del bloguero.

Entretanto, por lo menos, el buen humor, que en esta concreta bitácora es fundamental, todavía permanece latente y surge de vez en cuando, como cuando uno se acerca al Decathlon de Carcagente y se pregunta qué cara pondrá la dependienta cuando le enseñe la tarjeta del Decathlon de Moscú, en ruso de arriba a abajo, y le pida que me ponga los puntos ¿No dicen que la tarjeta es válida en todo el mundo? ¿No forma parte Carcagente del mundo? (Bueno, esto último es mejor no preguntarlo en según qué sitios, o puede que no nos guste la respuesta)

O cuando, en el viaje de vuelta, consigo ocupar la salida de emergencia del vuelo en un avión donde no había más español que yo, y llega el sobrecargo a cerciorarse de que cumplo los requisitos para ocupar ese asiento.

- ¿Habla usted español?

- Mejorr que mutchos esspañoless... - así, con acento de película de espía comunista, para que el sobrecargo no tenga claro si me estoy quedando con él o no.

A los que se han preocupado por mi estado de salud, y por si había pasado algo gordo que me impidiera actualizar, sólo quiero decirles que les agradezco muchísimo su interés. De verdad. Y de salud, gracias a Dios, estoy perfectamente, aunque con el colesterol un poco alto. Lo malo es que de lo que también estoy perfectamente, y aun más que eso, es de cosas que hacer, y además son de las perentorias que no admiten demora. Y sí, es bastante posible que eso afecte a la actualización de la bitácora, porque tengo el resto del verano y el otoño jalonado de exámenes, de clases, de las cosas que me dan de comer y beber y de las vocacionales que siento como una obligación. Es cierto que, en algún momento, esta bitácora ha estado entre ellas, y que escribir es algo que me sigue gustando, pero me temo que de aquí al final de año voy a tener que establecer prioridades, y no tengo muy claro que esta bitácora esté entre ellas.

Pero, de momento, sigo. Un poco más elucubrador que de costumbre, en buena parte debido a la falta de sueño, pero sigo.