Como ya todos sabéis, el lunes por la mañana unas malnacidas se las apañaron para sembrar el pánico, no tanto entre los moscovitas, sino entre los parientes y conocidos de quienes vivimos en Moscú.
Moscú es una ciudad curiosa incluso en esto. Por una parte, los zambombazos que se arrean por aquí son del nivel de los de Madrid el 11-M, por poner un ejemplo que seguro que los autores del 29-M han estudiado a fondo, porque el "modus operandi" parece inspirado en parte en el mismo. Y, desde luego, aquí los atentados son más frecuentes. A mí el 11-M del 2004 me pilló nada menos que en Valencia, pero las consecuencias del atentado llegaron hasta allí (recuerdo que se suspendieron todos los actos falleros, y el que no sepa lo que es eso no podrá valorarlo). Supongo que en Madrid, en el epicentro del desastre, la cosa tuvo que ser tremenda. En los días siguientes, además, España se paralizó a base de manifas multitudinarias. Vamos, que hubo jaleo, además de dos centenares de muertos. Se notó.
Aquí, no.
Aquí hay jaleo en un radio de cincuenta metros desde el centro del atentado. Más allá, la vida sigue con total normalidad. Ya pasó en los golpes de 1991 y 1993. A doscientos metros de las barricadas y de los tanques tenías los quioscos abiertos y la gente comprando como si tal cosa. Es cierto que en esta ocasión una línea del metro se paralizó (los dos atentados han sido en la misma línea), pero más allá de eso no ha pasado nada en apariencia. En realidad sí. En realidad han muerto varias decenas de personas sin comerlo ni beberlo y un montón más están heridas de diversa consideración.
Pero la vida sigue, incluso en el centro, donde tuvo lugar el zambombazo. Los milicianos se conformaron con limitar un par de horas el tráfico en el centro para evitar atascos, como si no hubiera atascos a diario sin necesidad de atentados. El resultado es que el centro se quedó más vacío que la cabeza de una supermodelo, pero las calles próximas a él estaban totalmente imposibles. Para los que vivimos en el centro y no tenemos intención de tomar el coche próximamente, sino la bicicleta, una gozada; para los muchos que viven fuera del centro y trabajan en él, una tortura, pero eso le da igual a la milicia.
En internet, en los comentarios a las noticias del atentado, la peña tiende a pensar no tanto en quién ha sido, sino más bien en lo bien que le viene al gobierno tener una excusa para apretar las tuercas a la población. Lejos de mí cualquier idea sobre que ha sido el gobierno responsable de esto, pero hay que reconocer que los antecedentes de tomar como excusa los atentados de Beslán para suprimir la elección directa de los gobernadores regionales son difíciles de olvidar. Así que la mayoría de los rusos que escriben en internet tienen la mosca tras la oreja y piensan que el gobierno va a montar alguna, como censurar internet (a los que escriben en internet, naturalmente, es lo que más les preocupa). Debe quedar claro que los que escriben en internet no son la mayoría de los rusos y no necesariamente expresan el sentir general, pero a mí me ha llamado la atención, probablemente porque no lo esperaba. Jo. Es que hasta nuestra niñera, que se mete en política menos que una fiambrera, decía que igual era una maniobra de distracción.
Por fortuna para mí, hace tiempo que el metro dejó de ser mi medio de transporte habitual. Cuando lo era, al apretujarme entre mis congéneres en hora punta, quizá alguna vez se me pasara por la cabeza lo sencillo, lo tremendamente sencillo que es provocar una masacre en un lugar sin control de acceso alguno y atestado hasta la asfixia de masas humanas. Es más, aún creo que hemos salido razonablemente bien parados y que pudo ser muchísimo peor.
Pero, en fin, Moscú es un lugar idóneo para los terroristas. Desde las bombas en los edificios de 1999, el secuestro del teatro de la Dubrovka en 2002, las bombas en el pasaje subterráneo de la plaza Pushkin y las bombas en el metro (porque las de hoy no son las primeras, no vayáis a creer), los habitantes de esta ciudad estamos a merced de que nos toque cerca un suicida. Y, lo que es de gente sin nada que perder, mucho me temo que en Rusia estamos más que sobrados.
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
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