Navidad. En una casa multinacional, multilingüística, multicultural, multirreligiosa y hasta multiétnica, la de mi suegra, el sentido cristiano de la misma está algo desvanecido. Abi, Ro y Ame abren sus regalos. También lo hacen sus primos galos, Duralex y Sedlex. Jolgorio... hasta que llega la hora de ir a misa, y decido tomármela en serio. Reúno a los von Buchweizen, que refunfuñan bastante, aunque les convenzo tras un par de berrinches. En esto, interviene Sedlex, de seis años recién cumplidos.
- Yo no voy a misa. No creo en Dios, porque soy judío.
Eso es cacao mental, y lo demás cuentos. Como le oiga el gran rabino, le pone cara a la pared contra el Muro de las Lamentaciones a darle mamporros hasta el día del Juicio Final por la tarde.
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Hace 2 semanas
1 comentario:
Madre del Amor Hermoso... Pobre niño, que mejunge mental lleva.
Si es queeeee En fin, ¿y lo lograste, fueron a misa?
besiotosss
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