Tras dos semanas en España, dedicada la última de ellas a leer legajos viejos, pergeñar documentos destinados a las notarías, preparar declaraciones tributarias, visitar cementerios y marmolistas y a correr un buen porrón de kilómetros por las tardes, para variar, ha llegado el momento de volver a Rusia. Y he aquí que nos encontramos con que tenemos que tomar un avión, disponemos de veinte kilos de franquicia de equipaje (la tropa lleva ya una semana por allí; si no, podrían llegar a cien) y sería una pena desaprovecharlos. Teniendo en cuenta que a Valencia yo viajo prácticamente con las manos en los bolsillos, porque allí tengo de todo, habrá que concentrarse en llevar a Rusia cosas de comer. Sí, ésas con las que no se juega.
Como ya sabéis los que leéis estas entradas, mi actividad culinaria en Moscú es tendente a nostálgica y patriotera, y para ello necesito productos nacionales. Por eso, voy a contaros qué hay en mi maleta. No tanto porque os enteréis, que me trae más o menos sin cuidado, sino porque os deis cuenta de las cosas que se me han olvidado y me sugiráis mejoras en la cesta de la compra. A lo mejor así, entre todos los españoles que pululamos por Moscú podemos establecer una compra estándar y compensar las carencias de productos de la tierra que podamos padecer.
Pues bien, vamos a ver la selección de productos:
1. En atención a las fechas que nos encontramos, dos panquemados de Alberique como la copa de un pino, acompañados de una cazuela de arnadí de boniato. Y es que después de las fallas ha llegado la Pascua, y no hay Pascua sin mona, ni mejor mona que la de Alberique.
Lo que no sé es cómo llegarán los panquemados. Me temo que un pelín aplastados, pero ya os contaré.
2. Fresones a discreción. Un cajoncillo de dos kilos recién traídos de Huelva. En Rusia también hay, pero son carísimos y saben a pepino (cosa que cabrea más que el precio que tienen, que ya es decir). Ya llegará la temporada de la fresa en Rusia y será hora de hacer el viaje al revés y llevarlas a España.
3. Queso. Esta vez no traigo Cabrales, porque, con las nuevas medidas de seguridad en los aeropuertos, no estoy yo muy seguro de que lo confundan con alguna arma química y me detengan. Pero igualmente hay clases para escoger y son bastante más baratas que en Rusia.
4. Jamón. Yo llevo el de york para hacer sandwiches y dejo a Alfina encargarse del ibérico, que lo controla mejor. Como tenía sitio al lado de los panquemados y no podía poner nada duro para no estrujarlos, metí también una barra de pan de molde (efectivamente, no es nada fácil conseguir pan de molde del bueno en Moscú), a ver si el tiempo lo permite y podemos ir de merienda por ahí.
5. Aceite de oliva. Esta vez no es para mí, que tengo una lata de cinco litros en Moscú, sino por un encargo, pero igualmente es un ingrediente importante.
6. Romero y tomillo. Tampoco es para mí, sino por un encargo. Pero no es mala idea, no; a ver si la próxima vez arramblo, que al final uno se harta del eneldo, hierbecilla única que nos ponen en Rusia hasta en la sopa. Literalmente.
7. Hemoal... bueno, esto no se come. Iba a decir que no era para mí, sino por un encargo, pero no me ibais a creer, así que pensad lo que queráis. Hala, a sufrir en silencio.
8. Embutido, a saco. Morcillas, para el arroz al horno; longanizas, para darse un homenaje; chorizo, para añadir a las lentejas; fuet, aunque éste ya ha aparecido por Moscú. Vamos, una dosis elevada de colesterol.
9. Almendra molida, para no perder mucho tiempo deshaciendo almendra en la cocina.
10. Calabaza, ahora que en Moscú no es época, para hacerse un homenaje en forma de arnadí.
En fin, que ésa es la cesta de la compra, pero se admiten sugerencias. En cualquier caso, en la próxima entrada me referiré a los productos que esta vez no han entrado en la cesta.
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
-
"Cuánta gente apoya la guerra, y cuántos están en contra? Si bien existen
investigaciones de opinión pública no son confiables porque mucha gente
teme re...
Hace 1 mes