Como diría Ro en uno de los accesos adolescentes, los terroristas han ganado.
Bueno, Ro lo dice cuando no le dejamos ir al centro porque hay una redada en curso y se espera un pepinazo de un momento a otro. Nosotros le decimos que puede ir a muchos sitios que no son el centro y donde se lo puede pasar uno muy bien en pandilla, pero, mira por dónde, si no puede ir al centro, no hay nada que hacer, hemos cedido ante el chantaje terrorista y, en consecuencia, los sarracenos han ganado.
A mí me joroba mucho que los sarracenos ganen, pero creo que me jorobaría mucho más que hubiera un pepinazo que se llevara a Ro por delante. No tengo vocación de pariente de víctima del terrorismo.
Sin llegar a tales extremos, sí es verdad que se aprecia un cierto cambio de costumbres entre los habitantes de Bruselas. Ya hace algunas semanas, precisamente desde los atentados, que el tráfico en Bruselas está peor que nunca. Y no sólo de coches, que también. Es que hay más motos que nunca, y más ciclistas que nunca. Y el otro día entré en el metro y estaba prácticamente vacío, un lunes por la mañana en hora punta. Vale que el lunes por la mañana no es el día favorito del, ejem, laborioso pueblo belga, pero he tomado el metro otras veces en lunes por la mañana y había bastante más gente.
Todos los indicios apuntan a que el belga con posibles ha resuelto dejar el transporte público para quien no tenga más remedio que usarlo, y pasarse al transporte privado.
Y tan privado. Hace unos días, por motivos que no vienen al caso, dejé la bicicleta en casa y me fui con Alfina al trabajo en coche. Entre atasco y atasco, me entretuve mirando los coches que nos acompañaban, y no había ni uno, pero ni uno, que tuviera más pasajero que el propio conductor, lo cual es una de las probablemente peores características del tráfico belga: que, por muchas proclamas ecológicas que el gobierno lance, el ciudadano hace de mangas capirotes y va a la suya y pasa olímpicamente de compartir el coche con nadie, eso que en francés fino se llama covoiturage. Porque eso de ir a la suya es tremendamente belga. Es verdad que todavía no hemos llegado a los extremos absurdos de atascos que hemos vivido en Moscú, pero, si les damos tiempo, no tengo dudas de que vamos en esa dirección, por mucha capital de Europa que presuma de ser.
Va a tener razón Ro: los terroristas han ganado. No parece sino que fueran pagados por el lobby de las petroleras.
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