En Bruselas ha estado haciendo un tiempo espléndido. En una ciudad en la que casi siempre llueve, ha habido varios fines de semana de auténtico lujo, con temperaturas frescas, pero no frías, cielo despejado y un sol brillante. Algo increíble.
En esas circunstancias, lo suyo era salir de casa a triscar por el bosque, o plantearse una visita a los bonitos pueblos que jalonan los dos Brabantes, pero los hados me tenían planteado otro destino.
Domingo, cerca del mediodía. Un día fantástico, pero yo me estoy dirigiendo en autobús a una de las salidas de Bruselas, donde me tenía que reunir con cinco personas a las que no conocía, con la única indicación de que una de ellas, el capitán, vendría en un Audi plateado, y de que el idioma de comunicación entre nosotros iba a ser el inglés.
Llegué al punto de encuentro, una gasolinera saliendo de la ciudad, un poco antes de las doce y media, que tal era la hora en la que habíamos quedado. Vi a tres personas conversando, las rodée aguzando el oído, y escuché que hablaban en inglés, así que me dirigí a ellas.
- Are you chess players? - pregunté.
- Yes, we are - respondió uno, con un tremendo acento francófono.
- I am a new player - dije.
- Me too - dijo otro de los jugadores, que tampoco parecía conocer a los otros, con un tremendo acento finés.
- We are chess players, but for which team are you playing? - preguntó el último.
- I play for Chesscacs - dije yo.
- Me too - dijo el finlandés.
- We play for Boitsfort - dijeron los otros dos.- I guess you will meet here your team, such as we have here our meeting point.
Comenzó a llegar más gente, todos del equipo de Boitsfort.
- My name is Alfor - y le tendí la mano al finés, único de mi equipo.- I am a newcomer to the team.
- Petri - dijo.- I am a newcomer, too.
- Good luck! - dijeron los de Boitsfort, alejándose - Where are you playing?
- Somewhere in Ghent, I think.
- Beat them!
El finés y yo, ambos nuevos en el equipo, nos quedamos charlando esperando que llegaran los demás.
- A mí me dijeron algo de un Audi plateado.
- Y a mí.
- Está entrando uno en la gasolinera.
- Podría ser éste.
Petri y yo nos acercamos a un conductor rubio que salía de un coche.
- ¿Eres Frederik?
- Sí, ¿y vosotros?
Nos presentamos y nos pusimos a charlar. Nuestro nuevo conocido era el capitán del equipo, y era danés. Poco después llegó otro miembro del equipo, Ivo, holandés.
- ¿Qué tal la partida de ayer?
- Gané.
Resultó que Ivo jugaba en la liga holandesa los sábados, con su equipo de toda la vida, y los domingos jugaba la liga belga con nuestro equipo. Dos partidas en un fin de semana. Más que yo en cinco años.
Miramos al cielo. A nuestro alrededor, pululaba todo tipo de gente con pantalones cortos y pinta de pasar el día al aire libre. Nosotros nos íbamos a encerrar en una sala toda la tarde a exprimirnos las meninges, sin más sol del que acertáramos a entrever por las ventanas de donde estuviéramos.
- ¡Qué buen día para jugar al ajedrez! - dije con toda la sorna que pude.
- Siempre es lo mismo en las primeras rondas - dijo el danés sonriendo.
El siguiente en llegar era español, y llegó con un mensaje, tras presentarnos todos:
- Jürgen me ha dicho que va directamente a Gante.
- Vamos, pues - dijo el danés.
Nos repartimos en dos coches, y salimos de la gasolinera. Jugábamos fuera de casa, en Gante.
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