Esta mañana, yendo por Strastnoy Bulvar, y esperando a que el semáforo se pusiera verde, apareció un policía de tráfico y se plantó junto al coche vecino al nuestro, un Audi 4 de cinco estrellas y un cometa, por lo menos. Miró por la ventanilla al conductor y éste, ni corto ni perezoso, y sin cruzar palabra con el agente, la abrió un poco y le alargó un billete, creo que de quinientos rublos.
- ¿Eso no es un billete? -preguntó Alfina.
- Pues lo parece, sí.
- ¡Qué fuerte!
- Lo que no entiendo es cómo aparece el policía y va derecho al coche ése.
- Se habrá saltado el semáforo de ahí detrás.
Hasta para el policía debió ser demasiado descarada la forma en que el conductor del Audi quería deshacerse de él, así que, eso sí, sin rechazar el billete, hizo el paripé de pedirle la documentación. El conductor le pasó cualquier cosa, el policía le echó una sonrisita de complicidad y, en esto, el semáforo se puso en verde, nosotros nos pusimos en marcha, y el que iba inmediatamente tras el Audi hizo sonar el claxon con impaciencia, así que el policía dio el paripé por concluido y dejó de entorpecer el tráfico.
Hace unos meses, en el panfleto proyanqui de Moscú, leí unas encuestas, creo recordar que del centro Levada, presentadas con motivo del septuagésimo aniversario de la creación del cuerpo, que se celebró el año pasado. Debieron presentarlas en inglés o en voz muy bajita, porque los del panfleto oficial, la Rossiyskaya Gazeta, tan amarillo que parece un periódico con hepatitis, no se dieron por enterados, o yo no encontré la cita. El caso es que, según dichas encuestas, de cada diez contactos entre los ciudadanos y la policía de tráfico, siete terminan en soborno.
Lo bueno de los rusos es que, en lugar de calentarse y linchar en grupo al primer policía que se encontraran por la calle, que es lo que me ha pedido el cuerpo las veces en que me vi en la tesitura de sobornar o pasarlas canutas (ya las contaré otro día), se dedican a inventarse chistes, cosa, desde luego, mucho más provechosa.
Un estudiante terminó la escuela y decidió que quería ser policía de tráfico. Ingresó en el cuerpo sin demasiados problemas, le pusieron a controlar el tráfico y empezó a trabajar sin aparente novedad. Pasó un mes, pasó un segundo mes... y en ninguno de los dos pasó por habilitación a retirar su sueldo.
El encargado de la caja se mosqueó cuando el tercer mes tampoco pasó por allí. Fue a buscarlo y le dijo:
- Oye, Misha, que hace tres meses que trabajas con nosotros y no has pasado a recoger el sueldo ninguno de los tres. Pasa por caja y cobra.
Misha se le queda mirando sin decir nada. Se da la vuelta y se pone a andar pensativo por el pasillo, hasta que se cruza con su compañero de patrulla. Entonces le dice:
- Igor, parece que, además, ¡hay sueldo!
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
-
"Cuánta gente apoya la guerra, y cuántos están en contra? Si bien existen
investigaciones de opinión pública no son confiables porque mucha gente
teme re...
Hace 1 mes
4 comentarios:
Alfor...pero si ya dije que mi luna de miel será ahí...
Esto de la corrupción está muy loco, yo me he enterado que México está entre los 5 primeros paises en corrupción. Ya quisieramos este lugar en por ejemplo el mundial de football...jajaja
Un beso
¡Qué malo el chiste! :-D Por cierto, ¿es Misha el nombre de un osito o algo así (como Teddy para los EEUU)?
¿o sólo una forma de decir "Mijail"/"Mikhail"?
El anónimo del post anterior.
BAR, hay que ser de los primeros en algo, en lo que sea. Aunque sea en eso.
Anónimo, el chiste será malo, pero venía a huevo. Es el problema cuando traduces un chiste: en ruso tiene más gracia.
Y Misha es a Mijaíl lo que Paco es a Francisco.
Madre del amor hermoso... Y ya está. No comento más que me caliento y no precisamente por la estufa ni por algún escultórico muchachuelo... Grrrrr
Besitosssss
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