A lo largo de los últimos, digamos, dos años, he viajado por sitios bastante diversos y, en consecuencia, he tenido la oportunidad de oír misa en varios de ellos, básicamente aquéllos a los que he ido a parar en domingo o en fiesta de guardar. Uno piensa que la litugia católica es algo bastante monolítico y que es la misma allá donde vayas, al menos desde que el Concilio de Trento, allá por el siglo XVI, hizo tabla rasa de las liturgias particulares, con excepciones contadísimas.
Bueno, pues ese pensamiento podía ser correcto hace unos cuantos decenios, pero hoy no. Hace unos cuantos decenios la liturgia era en latín, con el misal antiguo y con las lenguas vernáculas reducidas a las lecturas y a la predicación, con lo cual no había lugar a variaciones. Entonces llegó el Vaticano II y el Novus Ordo Missae, y se supone que las cosas debían seguir siendo homogéneas, dentro de que ya la liturgia dejaba de ser necesariamente en latín. De hecho, tengo entendido que el latín debía seguir siendo la lengua litúrgica, pero que se permitía decir misa en lenguas vernáculas. Como tantísimas veces, lo que iba a ser una excepción terminó siendo la norma, y no creo que sea fácil oír misa en latín en muchos lugares de la Cristiandad.
Para los que nos toca viajar fuera de nuestra patria, hay que decir que eso es una tabarra. Por muchos idiomas que sepas, nunca es lo mismo, y eso que, en los países donde los católicos somos una minoría que, en nuestra gran mayoría, venimos de fuera, es común encontrar misas en distinos idiomas. Si todo fuera en latín, como antes, asunto arreglado.
Así y todo, no debería haber diferencias más que la traducción del misal, y punto.
Pues no.
En las próximas entradas voy a intentar describir las particularidades de las misas en los distintos lugares en los que he estado en los dos últimos años, siempre con alguna salvedad. La principal es que existen misas en el idioma del país, y misas para algunas minorías de guiris que no consiguen hacerse con el idioma del país, no tienen ninguna gana de intentarlo, y tienen que ser atendidos en su lengua propia. Por ejemplo, en Rusia la mayoría de las misas católicas son en ruso, pero también hay misas en la tira de idiomas. Hablando de memoria: polaco (se nota el origen del catolicismo en Rusia), francés, inglés, alemán, español, coreano, armenio, italiano y seguro que me dejo alguno. Ah, sí, el latín, y además en sus dos versiones, la "nueva" y la tradicional, con un grupo bastante curioso que se reúne en los sótanos de la catedral los domingos por la tarde y asiste a la segunda. Sé que es curioso porque yo también he asistido un par de veces y seguro que también resulto curioso.
Obviamente, cuando la misa es en ruso (o en polaco), la cosa es bastante masiva y, cuando la misa es en los otros idiomas, los que asisten son guiris que se conocen todos, a los que se une algún ruso algo friki o interesado por el idioma que sea.
Si en Rusia los católicos suelen ser guiris, lo de Bruselas es peor. En Bruselas, un tercio mal contado de la población son guiris, así que hay misas en muchísimos idiomas, y hasta una vez encontré una misa católica ¡en ruso!, que ya son ganas de rizar el rizo.
Vamos a empezar de más formal a más informal. En la próxima entrada, voy a ocuparme del país, de los que he visitado más o menos recientemente, en que la liturgia es más formal. El último país de la serie es aquél en que la liturgia es más vivalavirgenanchaescastilla. Sí, el último va a ser Bélgica.
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