Pivovárov no para. No sólo desmitifica en la última entrada algo tan propio como la nunca bastante ponderada alma rusa, sino que ahora ataca nada menos que a ese señor cuyo retrato colgaba de todos los despachos oficiales rusos hasta hace no demasiado tiempo. Se las trae.
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Valeri Vyzhutóvich: Vladímir Medinsky escribió una serie de libros que desenmascaraban los mitos sobre todo tipo de defectos: pereza, embriaguez, latrocinio, que se decía que son propios del ruso ¿Usted también cree que son mitos?
Yuri Pivovárov: A los rusos realmente se les acusa de embriaguez sin límite, de una acusada tendencia al robo, y así sucesivamente. Pero en este tipo de manifestaciones los rusos no nos diferenciamos en nada de los otros pueblos. Somos como los demás.
Alfor: De lo de la tendencia al robo no digo nada, que ahí tenemos a los bárcenas de turno para desmentir a quien sea, pero de lo de la embriaguez protesto, que hay estadísticas, y todos sabemos por qué en todos los lavabos públicos de hombres en Rusia hay anuncios para recuperar la funcionalidad en cierta parte del cuerpo, bastante sensible a la ingesta indiscriminada de alcohol.
Valeri Vyzhutóvich: Entonces, ¿qué es el carácter nacional ruso?
Yuri Pivovárov: La ciencia contemporánea sostiene que en ningún sitio hay un único carácter nacional, sino que en cada pueblo hay diversos modelos de personalidad. Por ejemplo, se suele decir que el militarismo y el nazismo vencieron en Alemania porque allí, en un momento dado, llegó a dominar el modelo de personalidad militarista-autoritario. Y a nuestro país le trajo mucho mal el modelo de personalidad de Lenin.
Valeri Vyzhutóvich: ¿Qué entiende usted por el modelo de personalidad de Lenin?
Yuri Pivovárov: Plejánov llamaba a Lenin "genio de la simplificación". Hay burgueses, malos, y obreros, buenos. Los burgueses, malos, deben ser eliminados. Ya está. ES una simplificación, a la que sigue la violencia o, como gustaba de decir el mismo líder del proletariado mundial, "terror de apariencia masiva". Pero Lenin no es sólo la simplificación de lo complicado. También es saber apretar en los puntos débiles, y en aprovechar lo enfermizo para conseguir unos fines. Es la renuncia a la cultura mundial, a la religión, familia, propiedad privada, estado. Son acciones absolutamente amorales incluso en relación con personas muy cercanas. En suma, es un modelo de personalidad. Yo he visto "lenines" semejantes, tanto en mi propia generación, como entre los más jóvenes.
Valeri Vyzhutóvich: ¿Usted cree que este modelo de personalidad domina en Rusia?
Yuri Pivovárov: Este modelo de personalidad no domina en ningún sitio, pero existe en todos. Lenin fue una persona de una energía diabólica, de una voluntad diabólica. Es un enorme y horrible producto de la cultura rusa. Muchos teólogos cristianos, católicos, del siglo pasado tenían en sus despachos la fotografía de Lenin, y cuando yo les preguntaba la razón, me respondían: "Hay que conocer de vista al enemigo." Si Rusia quiere sanar definitivamente y convertirse en un país normal, debe extirpar de sí misma a Lenin. Extirpar no significa tachar de la historia. Es una figura grandiosa, terrible, y no hay que convertirla en un chiste. No demonizo a Lenin, pero lo considero una amenaza muy seria y aún viva.
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Yo, francamente, no creo que ningún teólogo católico tuviera en su despacho una fotografía de Lenin y, si hubo alguno, desde luego que no fueron "muchos", pero sí, es cierto que al enemigo hay que conocerlo de vista, y no es mala idea.
Lo que me interesa en particular de esta parte de la entrevista es, en primer lugar, esa consideración de Lenin como "genio de la simplificación", con ese "nosotros somos los buenos, luego los demás son los malos" y, por tanto, hay que eliminarlos. Como mentalidad, hay que reconocer que ha tenido éxito y que así hay gente a patadas, como un amigo mío que periódicamente me reenvía mensajes que le llegan animándome a firmar cosas para enviar a galeras a la Iglesia Católica y a que el Gobierno, no ya deje de subvencionarla, sino que directamente haga lo posible por prohibirla. Es la Iglesia, son los malos, y no es posible que hagan nada bueno, en la mentalidad de mi amigo, que la mayoría de las veces lee las palabras "abajo la Iglesia" y automáticamente reenvía los mensajes sin plantearse su contenido con un mínimo de crítica.
Lenin era un jugador de ajedrez regularcillo, pero a nivel aficionado era bastante fuerte, al parecer. No se conservan partidas suyas (de Stalin sí), pero los que jugaron contra él aseguran que para él no había partidas amistosas ni "venga, que te has equivocado, vuelve la jugada para atrás". Cuando el contrincante se dejaba una pieza, se la comía enseguida y no le dejaba darse cuenta de su error.
Pivovárov continúa la entrevista sacando conclusiones más generales, y la cosa no deja de tener su interés, pero mejor que quede para la próxima entrada.
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
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investigaciones de opinión pública no son confiables porque mucha gente
teme re...
Hace 1 mes
3 comentarios:
Hola Alfor. Como nadie hacemos comentarios en las últimas entradas te puede parecer que hemos dejado de seguirte o nos parecen artículos sin interés. Nada más lejos. A mi me parecen interesantes, incluso esclarecedores. Sigue ahí
Hola
lo que dice maybe tiene razón
es que es más fácil hablar de otras cosas como cómo habrán pasado la noche sin cristales los pobres del meteorito y esas cosas
Saludos
Lluis
Maybe, gracias, está bien tener algo de "feedback", como dicen los ejecutivos anglosajones. :)
Lluis, es que todo les pasa a ellos. Es lo que tiene, ocupar la sexta parte de la superficie terrestre emergida. Las probabilidades de que cualquier trasto caiga allí es mucho mayor de la que lo haga en Bélgica, pongamos por caso.
También es verdad que, en Bélgica, a ver cómo lo tirábamos luego a la basura. Y a qué basura, que ésa es otra.
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