miércoles, 29 de mayo de 2024

Relatos de ultratumba

 - ¿Es aquí el Cielo?

San Pedro me miró y dijo:

- Sí, sí, aquí es. Supongo que vienes a entrar, ¿no? Venga, nombre y apellido, que tenemos toda la eternidad, pero no nos vamos a quedar en el Limbo todo el día.

- Alfor von Buchweizen.

- A ver... Alfor von Buchweizen. Aquí está la lista del mes... Buchórez, Buchovila, Budavilla... No estás en la lista, Alfor.

- ¡Anda! ¿Y ahora qué hago?

- Pues yo no te puedo dejar pasar al Cielo. Anda, ve al Purgatorio, a ver si te admiten allí.

...

- ¿Es aquí el Purgatorio?

- Sí, sí, aquí es.

- A ver, me llamo Alfor von Buchweizen y vengo de parte de San Pedro, del Cielo, que me ha dicho que no estaba en la lista de ingresos del mes y me ha mandado aquí, a ver si me pueden acoger.

- Pues vamos a ver ¿Von Buchweizen, ha dicho? Aquí está la lista... Pues no, ¿eh? No está tampoco aquí.

- ¡Toma! ¿Entonces?

- En fin, yo siento mucho ser quien le tenga que dar las malas noticias, pero, si no está en la lista del Cielo, ni tampoco en el Purgatorio, pues sólo queda una posibilidad...

- No fastidie...

- Sí, sí, lo siento. Tendrá que acercarse al Infierno, a ver si allí le hacen un hueco, porque aquí, en el Limbo, no se puede quedar y al Purgatorio no le puedo dejar entrar si no está en la lista.

...

- ¿Es aquí el Infierno?

Satanás levantó la cabeza.

- Sí, aquí es ¿Un alma descarriada, acaso?

- Pues eso parece... - dije de mala gana -. He estado en el Cielo y en el Purgatorio, pero no estoy en la lista de ingresos de este mes y no me han dejado pasar. Entonces me han dicho que me vaya al Infierno, a ver si estoy en la lista.

- Bueno, si no estás allí, quedan pocas dudas, pero bueno, para que no haya quejas, vamos a hacer las cosas como Dios manda y hacer las comprobaciones de rigor. A ver, nombre y apellido.

- Alfor von Buchweizen.

- Vale. A ver... von Buchhandel, von Buchmeister, von Buchpeinen, von Buddenbrock... Pues tampoco estás aquí.

- ¿Tampoco?

- No, no. No te puedo dejar entrar. A mí ya me gustaría, pero aquí hay unas normas.

- ¿Y qué hago?

- Bueno, yo me iría a hablar con San Pedro otra vez, a ver si te da una solución. Sí que es raro el caso, sí...

- Bueno, pues voy a ver qué pasa.

...

- Buenas tardes ¿San Pedro?

- Sí, oye, ¿qué haces aquí? ¿No habíamos quedado en que no estabas en la lista de este mes?

- Es que he ido al Purgatorio y tampoco estaba. Y luego me mandaron de allí al Infierno, y allí Satanás estuvo buscando en la lista y tampoco me encontró, así que me dijo que viniera a verte, por si me podías dar una solución ¡No me voy a quedar en el Limbo!

- Hombre, no. No sé, voy a mirar en las listas del mes que viene, no sea que se haya traspapelado algo.

San Pedro se puso a mirar listados y más listados durante un buen rato.

- Aquí no estás, aquí tampoco... A ver los del año que viene... Tampoco... A ver si, buscando por el nombre sale cuándo te toca...

Finalmente levantó la cabeza.

- ¡Hombre! ¡Por fin! Aquí está: Alfor von Buchweizen, entrada en diciembre de 2060. ¡Pero si estamos en 2024! ¿Qué haces aquí, macho? Que te esperamos dentro de la tira de lustros ¿Qué te ha pasado?

San Pedro se paró de golpe y dijo.

- No me digas más. Tú vienes de un hospital belga, ¿a que sí?

lunes, 27 de mayo de 2024

Eutanasia

Bélgica es el país campeón mundial de la eutanasia. Sí, ya sé que no existe ese campeonato mundial y que, de existir, habría una dura competencia con los subcampeones mundiales, que son nuestros neerlandeses vecinos del norte y que, de hecho, seguramente se consideran ellos mismos como los campeones y a los belgas como subcampeones.

El mal viene claramente del norte y escampa algo al sur. De hecho, tres cuartas partes de las peticiones de autoapiole vienen de Flandes y sólo una cuarta de Valonia, y no creo que sea porque los flamencos enferman antes o más gravemente. Estamos hablando de unas tres mil personas al año, pero esas tres mil personas son las que hacen el procedimiento formal con sus dictámenes y zarandajas, porque yo tengo por cierto que hay alguno más que ha salido de este mundo un poco antes de lo que le tocaba, en un descuido de algún hospital.

Eso ha convertido a los hospitales belgas en un lugar potencialmente peligroso. Ya sin eutanasia, un hospital belga, de por sí, es un lugar donde al paciente lo tratan de manera manifiestamente mejorable, pero con eutanasia de por medio, no parece sino que estén buscando de que a uno se le quiten las ganas de vivir para acelerar lo que, ciertamente, en inevitable, pero tampoco tendría que ser inminente. Para una situación en la que la procrastinación es loable, va y la desgracian.

Esto viene a que el otro día pasé por un hospital belga a visitar a un enfermo de edad muy avanzada, hasta el punto de que los noventa ya no los cumplirá. El enfermo, a día de hoy, está dado de alta y recuperándose en su casa, pero por poco no lo cuenta, a causa, no de la enfermedad, que era una neumonía, sino del personal del hospital, que parece que comenzó diagnosticando el suceso como cáncer terminal.

- ¿Usted sabe lo que es el encarnizamiento terapéutico? - parece que decía un médico.

- ¡Ni se le ocurra hacer lo que está pensando! - parece que decía cada vez el acompañante de turno.

- Me lo tiene que decir el paciente. Yo tengo que hablar con el paciente.

Tras varios tiras y afloja, el paciente no llegó a confirmar su deseo de dejar este mundo antes de su debido tiempo y las reservas de sedantes del hospital no sufrieron merma alguna por su causa. No sólo eso, sino que, para sorpresa del personal médico-sanitario, el enfermo empezó a mejorar y, pensándoselo bien, resultó que aquello no era un cáncer terminal.

- Es que, como había tenido uno antes... Un cáncer, digo... No, terminal no era, a la vista está.

En vista de lo sucedido, he contactado con Abi y Ame (Ro está constantemente ocupada y no hay quien la pille), que, como el lector histórico de esta bitácora sabe, son mis hijos, y les he dado orden terminante de sacarme de este país como las cosas se pongan chungas, antes de meterme en un hospital de éstos en los que el consumo de productos para provocar la sedación (y lo que venga luego) es más alto de lo que sería razonable.

Y que, llegado el caso, lo hagan pronto, antes de que se haga tarde. Porras, como ahora...

domingo, 19 de mayo de 2024

Impuestos

En ocasiones, los españoles, todos, pero sobre todo los que votan a partidos de derecha, se quejan de lo altos que son los impuestos en España ¿Lo son? Supongo que todo es relativo. Los impuestos indirectos están bastante armonizados en toda Europa, así que el tipo del impuesto indirecto por excelencia, el IVA, no tiene mucho margen de maniobra: el tipo general anda por el 20% en casi todos los países que lo aplican, que son todos los de la Unión Europea, quieran que no. En España, y también en Bélgica, el tipo general es exactamente el mismo, el 21%.

¿Y los impuestos directos? Ahí la cosa cambia. Por mucho que en España las quejas sean enormes y el gobierno, a base de no retocar las tablas para compensar la inflación, haya puesto la soga al cuello a no poca gente, Bélgica gana de calle. A partir de algo más de cuarenta mil euros de ingresos, que no es una cantidad tan exorbitante, el tipo impositivo es un respetable 50%.

Para guiris, existía un régimen especial desde 1983... hasta hace un par de meses. Los extranjeros contratados fuera de Bélgica para trabajar aquí tenía(mos) un régimen especial. A partir de ahora, sólo se aplicará a los que ganen más de setenta y cinco mil euros brutos, que yo no sé cómo lo veis, pero me parece que lo de la progresividad impositiva como que no lo han terminado de entender. El régimen anterior permitía unas reducciones de la base y de la cuota que se han terminado de golpe. El año pasado, había más de veinticinco mil guiris residentes en Bélgica que tenían derecho al régimen especial. Este año, ya será mucho si la quinta parte sigue beneficiándose del mismo, con el añadido de que, encima, son los que ganan más (bueno, y los investigadores científicos, vale).

Ser residente fiscal en Bélgica puede ser peliagudo, especialmente si tienes rentas en otros lugares. Con la nueva norma, un guiri que gane menos de esos setenta y cinco mil euros pasa a ser residente fiscal belga... y tiene que tributar por lo que gane en cualquier lugar del mundo. Puede ser aún más complicado, porque hasta ahora esas personas (vamos a suponer que yo no estoy entre ellas) eran residentes fiscales en otro país, donde estaban, supongo, tributando; no está claro que, de la noche a la mañana, esos países se conformen así como así con perder un contribuyente, así que los líos pueden ser importantes.

Que sí, que yo también comprendo que Bélgica es un país complicado y que las miriadas de funcionarios que entran en las diversas administraciones que lo forman no se pagan solos, pero también podían hacer algo por simplificarlo y abaratarlo. Vamos, digo yo, y no sólo yo.

El caso es que las empresas belgas que contrataban con cierta facilidad personal extranjero, se supone que altamente cualificado, lo van a tener un poco más complicado con la nueva fiscalidad, a no ser que su personal sea tan altamente cualificado que les aflojen al año más de setenta y cinco mil euros brutos, vamos, algo más de seis mil euros al mes, cosa que, vosotros no sé, pero yo no los gano todos los fines de semana. Con el antiguo régimen, la diferencia entre esos seis mil brutos y el neto era bastante razonable; con el nuevo régimen, los sustos en las nóminas en los primeros meses pueden ser de aúpa.

No quiero parecer eurófobo ni xenófobo, pero hay una clase de personal que se libra del nuevo régimen igual que se libraba del antiguo, que es el personal de las embajadas y organizaciones internacionales, que en Bélgica abunda lo suyo y cuyos componentes se consideran residentes fiscales en el país donde residían antes de llegar aquí, además de que su retribución, en bastantes casos y en todo o en parte, puede estar exenta de los voraces impuestos belgas y quedar sujeta a figuras tributarias cuyo objetivo, evidentemente, no es exprimir la gallina de los huevos de oro.

En resumen, que, como es bien sabido, hay dos cosas inevitables: la muerte y los impuestos. En Bélgica las dos cosas, con la normativa de eutanasia a voluntad y el estrangulamiento de la población a base de tributos, son especialmente ciertas.

Luego se preguntan por qué los belgas se van a vivir a España tras su jubilación...