lunes, 9 de diciembre de 2024

Inmaculada Concepción

Uno pensaba al llegar por estos pagos que el calendario litúrgico católico era inmutable e igual en todo el orbe, pero resulta que no, que hay diferencias, a veces muy sensibles. Así como en España el día de la Inmaculada Concepción se celebró ayer, 8 de diciembre, como toda la vida, en Bélgica no es así.

En Bélgica, el 8 de diciembre, que era domingo, se celebró el segundo domingo de Adviento y se leyeron las lecturas correspondientes a dicha festividad. La Inmaculada Concepción se ha celebrado hoy, lunes, 9 de diciembre, cosa que debe parecer un poco insólita a alguien imbuido de la mentalidad religiosa española, en donde la Inmaculada Concepción es lo más de más y ay de quien intente cambiarla de lugar. El último intento serio lo hicieron los políticos de los años ochenta, que vieron el puente enorme que se montaba con el día de la Constitución, que en España se celebra el 6 de diciembre, San Nicolás, y trataron de convencer a la Conferencia Episcopal de pasar la festividad de la Inmaculada al domingo más próximo, si no recuerdo mal. Los obispos españoles pusieron pies en pared, probablemente pensando que los políticos podían haber convocado el referéndum constitucional en otra época, si tanto les preocupaba el asuntillo del puente enorme, y se salieron con la suya. Hasta hoy tenemos el 8 de diciembre como festivo. Con el Corpus tragaron, con la Ascensión también (en Bélgica sigue siendo el jueves de toda la vida), pero la Inmaculada no se toca.

En Bélgica, menos señalada que España en lo que toca a la devoción a la Inmaculada, el 8 de diciembre, salvo que caiga en domingo, es un día laborable y ni siquiera es lo que los católicos llamamos día de precepto, en los que es obligatorio oír misa entera, como los domingos. Es cierto, y lo sé porque lo he visto esta mañana, que se leen dos lecturas, salmo y evangelio, como día festivo que es, y que hay una afluencia a misa algo mayor que los días de diario, y que se observa, pero en España la festividad es más importante que el segundo domingo de Adviento, que queda totalmente borrado, y aquí lo que queda borrado es la fiesta de la Inmaculada.

domingo, 8 de diciembre de 2024

Tras las elecciones

Las elecciones municipales terminaron hace un par de meses, y yo me quedé con las ganas de escribir una entrada postelectoral sobre los candidatos que habían salido elegidos y, sobre todo, sobre los que no habían salido elegidos a pesar de habérselo currado.

Habérselo currado, en mi caso de no participación electoral ni de seguimiento más que superficial de la campaña electoral, significa haberse tomado la molestia de dejar un pasquín en mi buzón, cosa que hicieron cuatro candidatos. Dos de ellos fueron de la lista del alcalde (bueno, el burgomaestre, si se quiere, pero es que queda muy pedante), y dos de la lista de los "Comprometidos". La única que salió elegida es la de la foto, que atiende por Marion Van Offelen. La foto la he obtenido de la página web del ayuntamiento y, al menos a mi parecer, es significativamente peor que la del pasquín, lo cual me lleva a pensar que la señora ha envejecido considerablemente en los dos meses que han transcurrido entre el buzoneo y la toma de fotos oficiales. En ningún momento se me ha ocurrido que la foto del pasquín estuviera retocada para aparentar más lozanía, porque ya se sabe que los políticos no mienten nunca.

Pero claro, la señora Van Offelen era la décima de la lista oficialista, que ha obtenido un número sensiblemente superior de concejales (19), así que su elección no ha sido una sorpresa. Los otros tres candidatos que me dejaron sus respectivos pasquines en mi buzón eran candidatos relativamente peor colocados, pero una de ellas, Juliette Absil, una niña de 25 añitos recién licenciada en Derecho, la quinta de la lista de los Comprometidos (que han obtenido cuatro), parece que esperaba formar parte del gobierno municipal, así como el sexto, de nombre Eric Cabaret (reconozcamos que el apellido no parece muy serio). No creo que ninguno de los dos se enfade por revelar sus datos personales, porque en el pasquín viene su dirección de correo electrónico y hasta su teléfono móvil. Puesto a revelar la intimidad de uno, la señora Van Offelen también metió su dirección, pero éstos dos no llegaron a tanto.

El resultado de los dos candidatos comprometidos no ha sido muy alentador. Evidentemente, trataban con su campaña de obtener lo que se llama votos preferenciales, porque ya dijimos que en Bélgica las listas son cerradas, pero no totalmente bloqueadas. Eric Cabaret, a pesar de su campaña, apenas obtuvo votos preferenciales, muy por debajo de casi la totalidad de los candidatos de su lista. He escrito que a pesar de su campaña, o quizá a causa de ella, vaya usted a saber, porque dejó claro en su pasquín que era discapacitado, y la gente parece que es muy solidaria de boquilla, pero menos proclive a ella cuando se trata de que rijan tus destinos.

En cuanto a Juliette Absil, ha obtenido algún que otro voto, pero le ha adelantado la séptima de la lista, que se convierte en concejal gracias a los votos preferenciales. Juliette, ya la tuteo y todo, a fuerza de ver su foto por ahí, se ha quedado como tercera suplente, incluso por debajo de su posición natural, por lo que va tener que dimitir bastante gente para que ella entre en el consejo municipal.

En fin, que queda por analizar lo que consiguió la cuarta de las candidatas que me hizo llegar su pasquín y que pertenece a la lista del alcalde y seguro que va buscando acomodo en el sector público. Ya puestos, quizá no estaría de más una entrada para explicar cómo se atribuyen los escaños en Bélgica, cosa que es toda una ciencia.

Pero eso será en otra ocasión, porque hoy se hace tarde.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Algunos obispos belgas reaccionan, otros ni eso

Después de prestar atención a la irrupción musulmana, vamos a volver a la parte católica de la población. Ya vimos que no hace mucho que estuvo por aquí el papa. Al final, el viaje del papa Francisco a Bélgica ha escocido más de lo que uno pensaba. Una vez más, la causa ha sido las habituales declaraciones del papa en el vuelo de vuelta a Roma. Uno ya no sabe si lo más sustancioso de los viajes es lo que dice en el avión, que es donde es más espontáneo y donde no le escriben los discursos, pero el caso es que en los aviones ha pronunciado algunas de sus frases más controvertidas. En bastantes ocasiones ha sido para espanto de los católicos más tradicionales; sin embargo, esta vez, ha resuelto poner de manifiesto la doctrina de siempre sobre el aborto con una frase enormemente gráfica, al calificar a los médicos que los practican de "sicarios".

No está mal traído, no. Etimológicamente, un sicario es aquél que utiliza una sica, especie de puñal curvo bastante mortífero y fácil de ocultar que podemos relacionar con las navajas o facas actuales, e incluso con cierto material quirúrgico. El significado ha acabado por evolucionar a "asesino a sueldo" y si, como considera el Cristianismo (y la ciencia no vendida al mejor postor, dicho sea de paso) la vida humana comienza con la concepción y no en un momento indeterminado posterior, el médico que termina con esa vida humana a cambio de un precio concuerda exactamente con la definición de sicario. Bien por el papa. Un día u otro tenía que decirlo.

Pero sicario es una palabra fea y a la masonería gobernante en Bruselas no le ha hecho gracia. Al episcopado y a una buena parte del clero tampoco, y no seré yo quienes lo critique demasiado, porque, al fin y al cabo, el papa se vuelve a Roma y allí en el fondo no lo molesta nadie, pero los obispos y sacerdotes se quedan por Bélgica y les toca lidiar con las declaraciones del jefe. El primer ministro (interino, como casi siempre), Alexander de Croo, obviamente del MR, decidió llamar a consultas al nuncio por declaraciones semejantes, que no deberían sorprender a nadie en boca del papa, y quinientos sedicentes católicos belgas amenazaron con apostatar como protesta por dichas declaraciones. Ya tardaban, ya…

En conversaciones con un sacerdote diocesano de Bruselas sobre la visita del papa, me vino a decir que uno de los motivos del viaje era dar un tirón de orejas al episcopado belga, para que dejaran su posición acomodaticia habitual de quedar bien con tirios y troyanos. De esta caracterización puede escaparse, como mucho, el primado belga y arzobispo de Bruselas y Malinas, que es el más joven del grupo y el que lleva menos tiempo en el puesto, algo más de un año. En principio, el arzobispo de Bruselas causa buena impresión, es muy activo visitando parroquias y ha tenido algunas iniciativas pastorales, como la peregrinación diocesana a Lourdes del pasado verano, que representan un cambio sustancial con sus antecesores. El toque, pues, no va con él o, por lo menos, no creo que se sienta aludido. Los demás es otra cosa. En el extremo está, como casi siempre, el obispo de Amberes, monseñor Bonny, al que sólo le parecen bien las palabras del papa cuando se apartan de la doctrina y se aventuran por terrenos resbaladizos, donde el propio monseñor Bonny se encuentra de manera permanente.

Hay que decir que algunos de los obispos se han dignado a reaccionar de alguna manera, básicamente diciendo que no están muy de acuerdo con la forma de expresarse del sumo pontífice. Otros han callado discretamente, porque ya se sabe que el que se mueve no sale en la foto, y parece que nadie quiere terminar con un berrinche y un año sabático, como el anterior obispo auxiliar de esta bendita ciudad de Bruselas, que iba para arzobispo primado y se quedó con un palmo de narices.

Pero bueno, vamos a dejar por un tiempo este espinoso asunto de la religión católica en Bélgica, a no ser que suceda algo inesperado. También es verdad que el papa Francisco a veces parece que tira por un sitio y a veces parece que tira por el contrario, sin que uno sepa muy bien a qué atenerse. A veces pregunta quién es él para juzgar, y más adelante dice que los médicos abortistas son unos sicarios, cosa que, si no es un juicio, yo diría que se le acerca bastante. Corren vientos de cambio y yo diría que al papa reinante no se le recordará por haber seguido una línea recta sin vacilaciones durante su pontificado.

Sea como fuere, el tiempo se le acaba a él... y a mí, que se me hace tarde.