Al día siguiente, no eran dieciocho, sino veintidós los grados bajo cero que teníamos. Con una testarudez digna de mejor causa, o por acumular puntos de dureza, o por hacer de machote, o por pereza de meterme en el metro, seguí yendo al trabajo caminando, poniendo cuidado en dónde meter el pie, con doble guante y con un gorro atómico en lugar de la boina, que quedó en casa esperando un tiempo más bonancible.
Cerca ya de mi destino, vislumbré una joven de elevada estatura vestida con un medio abrigo que se balanceaba de derecha a izquierda, pero no con inseguridad, sino todo lo contrario. Habida cuenta de que, visto cómo estaba el suelo, no le perdía ojo al mismo, acabé prestando atención al calzado que llevaba.
Bueno, pues la joven, que en realidad debía medir cosa de metro setenta, aparentaba ser bastante más alta que yo, que voy por el metro ochenta, gracias a dos botas larguísimas con unos soberbios tacones finísimos ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo consiguen caminar sobre el hielo sin romperse la crisma? La joven, todo sea dicho, estaba pasando un mal rato, pero no por los tacones, sino porque el medio abrigo no le daba ni para empezar a combatir el frío reinante y porque iba con la cabeza descubierta, supongo que para no fastidiar su impecable peinado. La cara la tenía medio tapada con las manos, como forma de protegerse peor que mejor. Estaba la chica, sí, de buen ver, pero parece que lo de "Ande yo caliente" no iba con ella.
Presté atención, para ver si había alguna técnica especial para caminar así. La chica plantaba sobre el hielo la parte delantera de la bota y luego el tacón y, eso sí, iba buscando las partes menos peligrosas del suelo, pero eso es algo que hacemos todos, tengamos tacones o no.
Moscú está lleno de chicas así, gente ingrávida que desafía las leyes de la física. Ningún extranjero, hombre o mujer, por pija que ésta sea, se explica estos fenómenos.
Hace unos meses, en una larguísima cola rusa, me quedé con una historia que la persona que iba detrás de mí estaba contando a su vecino:
- Hace unos días acompañé a su casa a una chica, y al lado de su portal estaban cargando muebles.
- ¿Tan tarde?
- Sí, sí, una mudanza a las diez de la noche. Parece raro.
- ¿Qué paso?
- Nada, lo de siempre. Habían tirado todo tipo de cajas, cartones, papel... todo tipo de embalajes. Y lo estaba guardando una señora así como de edad mediana. Y va mi chica, decide que no le apetece rodear una cosa que parecía un cartonaje que estaba tirada allí, y pasa por encima ¡Qué ojos se le pusieron a la señora! Yo decidí rodear el cartonaje ése. Cuando mi amiga y yo estábamos... ya me entiendes, despidiéndonos, a la puerta de su casa, va y resulta que eso que parecía cartón, por donde pasó ella, y que lo estaba cargando un nota*, era un panel de un mueble.
- Vaya mierda de mueble.
- ¡Ya lo creo! Y claro, la chica se había puesto guerrera aquella noche, claro, salía conmigo, y llevaba botas de tacón alto, y bien fino que era. Y ya sabes, al presionar hacia abajo... ¿Recuerdas la física? A menor superficie, mayor presión. Bueno, pues el panel de a saber qué mueble se quedó hecho un higo**, todo roto y manchado. Cuando Natasha lo vio, dio un gritito en voz baja y me susurró: "Seguro que ahora me matan", y se escondió detrás de mí. Pero no pasó nada.
- Qué bueno.
- Vamos, que la moraleja es: "No dejes piezas de puzzle junto a los portales."
O bien: Niña, no juegues con esas botas, que puedes hacer daño a alguien. Imagínate que te pisa alguien así en el juanete.
* El tipo dijo "krendel (крендель)", que en realidad es un bollo en forma de ocho, pero es que el lenguaje de la calle ruso es riquísimo y le ha sacado otros significados.
** El tipo dijo "na jren (на хрен)", que en principio quiere decir "rábano", pero también, entre otros significados dependientes del contexto, sirve para nombrar el órgano sexual masculino.
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
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"Cuánta gente apoya la guerra, y cuántos están en contra? Si bien existen
investigaciones de opinión pública no son confiables porque mucha gente
teme re...
Hace 1 mes
6 comentarios:
Madre del amor hermoso:
Acabo de descubrir que para sacarme matrícula de honor llevando tacones, he de ir sn duda a Moscú... Pues nada, he tomado nota, cuando vaya a disfrutar de temperaturas tan bajas, para ver que se siente, me acordaré de meter en la maleta mis botas altas de tacón de aguja, jejejeje...
Besitosssssssss
Esther, tanta insistencia en visitar Moscú y tener la experiencia de temperaturas que los que las sufrimos querríamos evitar, tiene algo de extraño, cuando no de masoca. En todo caso, me está recordando un texto con el que tuve relación hace un tiempo. Seguramente aparecerá una entrada alusiva dentro de unos días.
Ains, Alfor, yo es que quiero probarlo todo, hasta el frío extremo, jejeje...
Besitos
на хрен, esa me la apunto, aunque no sé cuándo le extraeré utilidad.
Bueno Alfor, es que si fueras chica, entenderías que todo es posible, antes de parecer fuera de moda...incluso hundirnos en la nieve, o pasar el peor frío...
Perder el estilo...jamás. Ono chicas?
JAJAJA
uN BESO
Achab, hay algunas formas algo menos bastas de referirse a según qué cosas. No sé si habrá notado que los tacos, en boca de un extranjero, suenan especialmente mal.
BAR, estoy admirado. Además, la chica se metió en la Facultad de Bellas Artes. Nunca ocurrirá una cosa así en España.
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