La pasada entrada en esta bitácora, la del concierto de Raphael, fue una entrada redonda. No, no es que me saliera especialmente bien, es que era la milésima. Mil entradas, nada menos. Con lo cual, la entrada que estoy escribiendo ahora es, obviamente, la milésima primera.
Volver la vista atrás da un poco de vértigo. En estas mil entradas ha habido de todo, y no me veo capaz de resumirlo: ha habido viajes por Rusia y sus aledaños, ha pasado por aquí una galería de personajes locales, ha habido un repaso (con crueldad, vale) a todo músico que ha pasado por aquí, por no hablar de lo que ha tenido más alabanzas (las apariciones de Ame), o de las discusiones político-jurídicas, o hasta históricas, de temas de actualidad. Un montón de cosas.
E historias, muchas historias. Casi todas ellas, cortadas en trocitos, porque se hacía tarde para escribirlas de golpe y aparecían por entregas, como las novelas por fascículos y los cuentos de Sherezada al sultán Shariar. Hemos visto a invitados dándose golpes contra la realidad local, a locales dándose golpes contra la realidad española y, en suma, han pasado tantísimas cosas en estos, aguanta, seis años y medio que no acabo de entender bien cómo sigue habiendo materia de la cual hablar. Rusia es inagotable como tema de escritura, cosa que nunca me pude imaginar en un principio.
Y no quería dejar de resaltar el hecho de llegar a las mil entradas (y sobrepasarlas). Entretanto, ha habido muchos visitantes y no pocos comentaristas, que se han ido sucediendo a lo largo de todo este tiempo. A casi todos ha sido un placer leerlos por aquí, y más en una época en que las buenas maneras y la gente con ingenio no abundan, o más bien quedan ocultas en la multitud de gente que vomita sus ideas de cualquier manera.
Y también han cambiado, y mucho, las bitácoras de la barra de la derecha. No sé exactamente cuál es la vida media de una bitácora, pero estoy por pensar que ésta es de las longevas, y dentro de la rusosfera en castellano seguramente la que más. Pero de la rusosfera en castellano tocará hablar dentro de poco, siquiera sea porque nunca ha manifestado signos de defunción tan evidentes como los que muestra en estos momentos.
Pero, de momento, y estando en un país como Rusia, que da tantísima importancia a las cifras redondas, no todas las bitácoras llegan a las de ésta, con lo que voy a tomarme un vaso de agua a la salud de la bitácora. Agua con gas, leche, que es fiesta.
¡Felicidades!
ResponderEliminarEsperamos ansiosamente la publicación en formato cancionero eclesiástico, con tapas de madera con herrajes.
¡Ja! Raphael es tan grande que no podía menos que estar en la entrada mil. ¿Se ha dado cuenta? Raphael enterrará a Putin.
ResponderEliminar¡Felicidades! Como dirían los alemanes: Respekt! Ya le gustaria a mucho llegar a ese punto. Sigue así.
ResponderEliminarMuchas felicidades y muchísimas gracias por los buenos momentos que me haces pasar con tu bitácora.
ResponderEliminarSaludos a todos
Felicitaciones Alfor,
ResponderEliminarun auténtico veterano. Prueba de ello es que mientras los demás tenemos blogs tu tienes bitácora a lo Star Trek primera temporada.
Un saludo!
PD: segunda versión del comentario con "Fe de erratas"... ya me conoces
Beloemigrant, a mí me da que, con los controles de seguridad en los aeropuertos, no pasaría.
ResponderEliminarRaphael sí. A Raphael no lo para nadie.
Keithania, Fernando, gracias mil.
Miguel, sí, señor, como buen carca, bitácora, esdrújula y con tilde. Y aún pensé en "diario de navegación", como Cristóbal Colón. :)