Estamos en época primaveral y, con algo de antelación sobre lo previsto, la ciudad de Moscú se despereza del invierno, que este año ha sido inusualmente corto, e intenta ponerse guapa de la mejor forma posible. Una legión de pintores municipales ha salido con sus brochas y sus botes de pintura y se ha dedicado a repintar todas las vallas de hierro de la ciudad.
En mi casa, y en otros tantos sitios, la pintura, o el horario de trabajo, terminaron antes de que se pudiera acabar con la labor de repintado. El pintor se retiró a su casa y la valla de hierro quedó con dos caras, una lozana y otra decrépita.
Más o menos así es todo Moscú, donde convive la riqueza más fastuosa con la peor miseria. Donde las habitaciones más caras del mundo, el lujo por el lujo, están a pocos metros de infraviviendas cuyo único destino lógico es la demolición, pero que siguen albergando a gente que hace tiempo que vive en un país que ya no es el suyo. Donde los garitos más inmorales están casi pared con pared con los monasterios más rigurosos. Donde la ideología oficial predicó la igualdad durante decenios, y han bastado un par de lustros para desarrollar diferencias insultantes. Donde coexisten las personas más cultas y con más clase del mundo con legiones de desechos humanos que mendigan para beber y prolongar una existencia que sólo Dios puede saber qué sentido tiene.
Todo el lujo, todo el aparente boato, todo el derroche... y quizá todo acabe como la valla de hierro de la foto, que los pintores municipales pintan por estas fechas sin limpiar la suciedad y el óxido que se han acumulado durante el año. Parece impoluto, pero la porquería cubierta por la pintura siempre termina por salir.
Todo lo que se cuenta aquí debería tomarse con sentido del humor. Si usted no se ve capaz de hacerlo, y aun así persiste en entrar y leer, sepa que no va por usted, que lo que se cuenta está fuera de contexto y que incluso es posible que no sea ni verdad.
viernes, 30 de marzo de 2007
miércoles, 28 de marzo de 2007
El ataque de los clones (II)
En la última entrada, nos quedamos en el objetivo que había llevado al antifascismo juvenil y militante a patearse las calles de Moscú. Ha llegado el momento de desvelarlo.
Hace unos meses, ya escribí unas supuestas frases que pronunciarían los Nashi al leer algunas de las entradas más críticas con Rusia de esta bitácora. Yo pensé que eran exageraciones. Pero va a ser que no; la realidad supera a la ficción y, para corroborarlo, ahí va la traducción (con mis notas puntillosas) de lo que estaban haciendo el domingo por la mañana. El texto en ruso lo he sacado de su página web. Si no estáis entrando en internet desde un servidor ruso, no intentéis abrir su página: tengo entendido que no se puede. Supongo que no quieren que sus turbios planes se conozcan fuera de su país (ya veis que la cosa falla) o bien, simplemente, les da algo de reparo lo que hacen. Ahora veréis por qué.
Cien mil jóvenes moscovitas se han convertido en "comunicadores del Presidente".
Casi cien mil jóvenes moscovitas y huéspedes de la capital (sí, aquí hablan así) han apoyado la iniciativa del Movimiento Juvenil Democrático Antifascista "NASHI" y se han convertido en "comunicadores del Presidente". Algunos de ellos, demostrando la indiscutibilidad de su posición cívica, recibirán la oportunidad de tomar parte en un proyecto multietápico del mismo nombre, el comienzo de cuya ejecución se planea ya a partir de abril de este año.
Quince mil comisarios y partidarios del Movimiento NASHI de cincuenta regiones de Rusia se han reunido hoy en la avenida Académico Sájarov de Moscú (ay, si Sájarov levantara la cabeza...). Tras ello, los activistas, con su uniforme blanquirrojo, se dispersaron por todo Moscú, para conocer la posición de la gente sobre el curso político de Putin y hacer gala de su posición cívica. A lo largo de los últimos siete años, Putin ha conseguido reforzar el prestigio de Rusia en el campo internacional, liquidar formaciones ilegales de bandidos en la República de Chechenia, recuperar Sajalin-2*, no perder YUKOS, pagar completamente la deuda externa (y una moto pá tós). Hoy, en el país gobierna la ley, no los oligarcas (jajajajaja...), y ya no existe la amenaza de la segregación territorial. Los salarios y las pensiones se pagan sistemáticamente, pero este bienestar no todos lo aceptan sin discusión (Ya aparecen los fascistas, ya. Qué gente más incívica). Precisamente esto es lo que hay que explicar a los jóvenes, una generación que, de hecho, podemos denominar "de Putin", que tendrá que preservar la soberanía y la integridad del Estado, lograr la modernización del país y formar una activa sociedad civil (Menos mal que está el Gobierno para crear la sociedad civil, que si no...). Los "comunicadores del Presidente" empezaron su trabajo al mismo tiempo en ochocientos puntos de la capital. En seis horas, cien mil personas se unieron a los NASHI. Enviaron sus mensajes al Presidente y expresaron el deseo de recibir información sobre las etapas ulteriores de la acción "comunicadores del Presidente". Los que consiguieron convencer a los comisarios de la integridad de su posición cívica recibieron una tarjeta de teléfono emitida especialmente para esta acción y la posibilidad de repetir su futura participación en este programa.
Es interesante añadir que el número designado para los mensajes de texto ardía con llamadas constantes. Los viandantes en las calles querían saber si Vladimir Putin leería estos mensajes de texto y si lo haría pronto (Seguro que ya lo ha hecho. Hombreeeeee...). Todos los mensajes enviados serán reunidos en una carpeta dentro de poco y entregados al Presidente.
En el parque de Novopushkinsk se instaló una gran pantalla en que se reflejaban en tiempo real los mensajes de texto enviados.
En la plaza Triumfalnaya los comisarios del programa "Nuestras elecciones" intentaban aclarar quién ha sido el mejor líder del país desde los tiempos de Alexander Nevsky**. Los transeúntes eligieron al mejor: resultó ser Vladimir Putin (Lo hubiera jurado, oye).
*Sajalin-2 es un proyecto de extracción de gas natural que estaba adjudicado a la Shell, según tengo entendido, pero a quienes les han botado aduciendo defectos medioambientales del proyecto. Ahora se encargará del proyecto el gigante estatal Gazprom, que, no faltaría más, cumple escrupulosamente con la legislación medioambiental.
** San Alexander Nevsky (1220-1263) derrotó a la Orden Teutónica en el lago Chudskoe (No hay que perderse la preciosa película de Sergey Eisenstein). Al parecer, los Nashi se limitaron a líderes posteriores a él, no fuera a ser que alguien pensara que Alexander Nevsky era mejor líder que Putin. Ya se sabe que hay gente pá tó.
Hace unos meses, ya escribí unas supuestas frases que pronunciarían los Nashi al leer algunas de las entradas más críticas con Rusia de esta bitácora. Yo pensé que eran exageraciones. Pero va a ser que no; la realidad supera a la ficción y, para corroborarlo, ahí va la traducción (con mis notas puntillosas) de lo que estaban haciendo el domingo por la mañana. El texto en ruso lo he sacado de su página web. Si no estáis entrando en internet desde un servidor ruso, no intentéis abrir su página: tengo entendido que no se puede. Supongo que no quieren que sus turbios planes se conozcan fuera de su país (ya veis que la cosa falla) o bien, simplemente, les da algo de reparo lo que hacen. Ahora veréis por qué.
Cien mil jóvenes moscovitas se han convertido en "comunicadores del Presidente".
Casi cien mil jóvenes moscovitas y huéspedes de la capital (sí, aquí hablan así) han apoyado la iniciativa del Movimiento Juvenil Democrático Antifascista "NASHI" y se han convertido en "comunicadores del Presidente". Algunos de ellos, demostrando la indiscutibilidad de su posición cívica, recibirán la oportunidad de tomar parte en un proyecto multietápico del mismo nombre, el comienzo de cuya ejecución se planea ya a partir de abril de este año.
Quince mil comisarios y partidarios del Movimiento NASHI de cincuenta regiones de Rusia se han reunido hoy en la avenida Académico Sájarov de Moscú (ay, si Sájarov levantara la cabeza...). Tras ello, los activistas, con su uniforme blanquirrojo, se dispersaron por todo Moscú, para conocer la posición de la gente sobre el curso político de Putin y hacer gala de su posición cívica. A lo largo de los últimos siete años, Putin ha conseguido reforzar el prestigio de Rusia en el campo internacional, liquidar formaciones ilegales de bandidos en la República de Chechenia, recuperar Sajalin-2*, no perder YUKOS, pagar completamente la deuda externa (y una moto pá tós). Hoy, en el país gobierna la ley, no los oligarcas (jajajajaja...), y ya no existe la amenaza de la segregación territorial. Los salarios y las pensiones se pagan sistemáticamente, pero este bienestar no todos lo aceptan sin discusión (Ya aparecen los fascistas, ya. Qué gente más incívica). Precisamente esto es lo que hay que explicar a los jóvenes, una generación que, de hecho, podemos denominar "de Putin", que tendrá que preservar la soberanía y la integridad del Estado, lograr la modernización del país y formar una activa sociedad civil (Menos mal que está el Gobierno para crear la sociedad civil, que si no...). Los "comunicadores del Presidente" empezaron su trabajo al mismo tiempo en ochocientos puntos de la capital. En seis horas, cien mil personas se unieron a los NASHI. Enviaron sus mensajes al Presidente y expresaron el deseo de recibir información sobre las etapas ulteriores de la acción "comunicadores del Presidente". Los que consiguieron convencer a los comisarios de la integridad de su posición cívica recibieron una tarjeta de teléfono emitida especialmente para esta acción y la posibilidad de repetir su futura participación en este programa.
Es interesante añadir que el número designado para los mensajes de texto ardía con llamadas constantes. Los viandantes en las calles querían saber si Vladimir Putin leería estos mensajes de texto y si lo haría pronto (Seguro que ya lo ha hecho. Hombreeeeee...). Todos los mensajes enviados serán reunidos en una carpeta dentro de poco y entregados al Presidente.
En el parque de Novopushkinsk se instaló una gran pantalla en que se reflejaban en tiempo real los mensajes de texto enviados.
En la plaza Triumfalnaya los comisarios del programa "Nuestras elecciones" intentaban aclarar quién ha sido el mejor líder del país desde los tiempos de Alexander Nevsky**. Los transeúntes eligieron al mejor: resultó ser Vladimir Putin (Lo hubiera jurado, oye).
*Sajalin-2 es un proyecto de extracción de gas natural que estaba adjudicado a la Shell, según tengo entendido, pero a quienes les han botado aduciendo defectos medioambientales del proyecto. Ahora se encargará del proyecto el gigante estatal Gazprom, que, no faltaría más, cumple escrupulosamente con la legislación medioambiental.
** San Alexander Nevsky (1220-1263) derrotó a la Orden Teutónica en el lago Chudskoe (No hay que perderse la preciosa película de Sergey Eisenstein). Al parecer, los Nashi se limitaron a líderes posteriores a él, no fuera a ser que alguien pensara que Alexander Nevsky era mejor líder que Putin. Ya se sabe que hay gente pá tó.
lunes, 26 de marzo de 2007
El ataque de los clones (I)
Ayer por la mañana, domingo era, Moscú apareció plagada de jovencitas (y muchos menos jovencitos) como las de la foto, con su gorra roja, su chaquetilla blanca y su sonrisa profidén. Si, en lugar de gorra, hubieran llevado boina, podría haberse dicho que eran de los míos; pero no, no, nada de eso. Eran nada menos que los Nashi, de quienes ya hubo hace unos meses ocasión de escribir. Ya sabéis, el Movimiento Juvenil Democrático Antifascista: como son antifascistas, todos los que se oponen a ellos son, por definición, fascistas. Creo que es un tipo de lógica que últimamente también es popular en España en ciertos círculos, según me cuentan.
Los Nashi se paseaban en grupos de cinco o seis, dirigidos por uno de ellos, con rango de "comisario" y cuya chaqueta era tan roja como la gorra. Qué gran logro antifascista, haber logrado recuperar para la historia la palabra "comisario", que evoca la gloriosa época de los albores del Ejército Rojo y el adoctrinamiento político de sus miembros en la verdad bolchevique. A diferencia de aquello, en este nuevo ejército la mayoría femenina era aplastante. En el grupo de la foto, sin ir más lejos, no había un solo hombre. En otro que me encontré un poco más adelante, de los ocho componentes, dos eran hombres, uno de ellos el comisario. El comisario tenía un pendiente antifascista en la oreja y cuatro pelillos largos resbalándole por debajo de la gorra, además de algunas legañas molestas. Y es que acababan de cambiar la hora y las noches, con una hora menos, saben a poco; pero todo sea por la democracia y la conciencia cívica.
No tengo muy claro qué puede hacer a un joven apuntarse a un movimiento tan amarillo como los NASHI. Probablemente tenga que ver con su función socializadora, o con la perspectiva de encontrar gente relativamente decente con la que relacionarse. Una somera mirada a los miembros del grupo permite apreciar que las chicas componentes del mismo, sin ser feas, están lejos del nivel de las más guapas; y los pocos chicos que pude ver, eso sí, parecían menos brutos que la media, aunque tampoco eran como para tirar cohetes. Eso sí, como eran tan pocos, había un enjambre de chicas alrededor de ellos obedeciéndoles.
- A ver - dijo un comisario-. Sveta, vamos a comenzar por aquí. Ponte en la esquina.
- Jijiji... ¿en la esquina, Vania? ¿Has oído, Lena?
- Bueno -dijo el comisario, Vania-, quizá un poco más allá.
- ¿Y dónde te vas a poner tú? -intervino Lena.
- ¿Yo? Bueno... no estoy seguro. Quizá allí.
Otro grupo, éste completamente femenino, se acercaba en sentido contrario.
- ¡Hola!
- ¡Hola! ¿Hacia dónde vais? -dijo Vania.
- No sabemos... el jefe nos ha dicho que nos pongamos en una esquina de la Tverskaya ¿Dónde está la Tverskaya? - preguntó la comisaria del otro grupo.
- Está ahí, en la siguiente calle.
- Gracias... ¿hace mucho que eres comisario? - siguió la comisaria.
- ¡Eh! -dijo Sveta- ¡Que tenéis que ir a la Tverskaya! ¡Y nosotros tenemos que ir en sentido contrario!
- Estooo... -Vania parecía confuso-, nos vemos luego.
Los grupos se separaron, tras una última lánguida mirada entre los comisarios.
- Bueno, nos pondremos aquí.
A todo esto, os preguntaréis cuál era el objetivo de tanta parafernalia antifascista.
Lo contaré en la siguiente entrada, que hoy se hace tarde.
Los Nashi se paseaban en grupos de cinco o seis, dirigidos por uno de ellos, con rango de "comisario" y cuya chaqueta era tan roja como la gorra. Qué gran logro antifascista, haber logrado recuperar para la historia la palabra "comisario", que evoca la gloriosa época de los albores del Ejército Rojo y el adoctrinamiento político de sus miembros en la verdad bolchevique. A diferencia de aquello, en este nuevo ejército la mayoría femenina era aplastante. En el grupo de la foto, sin ir más lejos, no había un solo hombre. En otro que me encontré un poco más adelante, de los ocho componentes, dos eran hombres, uno de ellos el comisario. El comisario tenía un pendiente antifascista en la oreja y cuatro pelillos largos resbalándole por debajo de la gorra, además de algunas legañas molestas. Y es que acababan de cambiar la hora y las noches, con una hora menos, saben a poco; pero todo sea por la democracia y la conciencia cívica.
No tengo muy claro qué puede hacer a un joven apuntarse a un movimiento tan amarillo como los NASHI. Probablemente tenga que ver con su función socializadora, o con la perspectiva de encontrar gente relativamente decente con la que relacionarse. Una somera mirada a los miembros del grupo permite apreciar que las chicas componentes del mismo, sin ser feas, están lejos del nivel de las más guapas; y los pocos chicos que pude ver, eso sí, parecían menos brutos que la media, aunque tampoco eran como para tirar cohetes. Eso sí, como eran tan pocos, había un enjambre de chicas alrededor de ellos obedeciéndoles.
- A ver - dijo un comisario-. Sveta, vamos a comenzar por aquí. Ponte en la esquina.
- Jijiji... ¿en la esquina, Vania? ¿Has oído, Lena?
- Bueno -dijo el comisario, Vania-, quizá un poco más allá.
- ¿Y dónde te vas a poner tú? -intervino Lena.
- ¿Yo? Bueno... no estoy seguro. Quizá allí.
Otro grupo, éste completamente femenino, se acercaba en sentido contrario.
- ¡Hola!
- ¡Hola! ¿Hacia dónde vais? -dijo Vania.
- No sabemos... el jefe nos ha dicho que nos pongamos en una esquina de la Tverskaya ¿Dónde está la Tverskaya? - preguntó la comisaria del otro grupo.
- Está ahí, en la siguiente calle.
- Gracias... ¿hace mucho que eres comisario? - siguió la comisaria.
- ¡Eh! -dijo Sveta- ¡Que tenéis que ir a la Tverskaya! ¡Y nosotros tenemos que ir en sentido contrario!
- Estooo... -Vania parecía confuso-, nos vemos luego.
Los grupos se separaron, tras una última lánguida mirada entre los comisarios.
- Bueno, nos pondremos aquí.
A todo esto, os preguntaréis cuál era el objetivo de tanta parafernalia antifascista.
Lo contaré en la siguiente entrada, que hoy se hace tarde.
sábado, 24 de marzo de 2007
La voz de su amo
Normalmente, en esta bitácora no se habla de política rusa, salvo contadas excepciones, pero recientemente ha sido cesado uno de los personajes más curiosos del circo político local, y no resisto la tentación de contar algo más sobre él.
Su nombre es Alexander Veshnyakov, y hasta hace pocos días ocupaba el cargo de presidente de la Junta Electoral Central. Era una de las personas con mayor presencia en televisión, con atrevidas opiniones que no esperaríamos de sus colegas de países occidentales. Por cierto, ¿alguien sabe quién es el presidente de la Junta Electoral Central española? Yo no, y seguramente pocos de los que lean esto lo sabrán, a no ser que se pongan a buscar ex-profeso. Aquí, en cambio, Veshnyakov dejaba aparecer su huesuda cabeza por delante de cuanta cámara de televisión se le ponía delante. El que no lo conocía es porque estaba tan desconectado de la realidad que debía pensar que Gorbachov seguía siendo presidente.
Alexander Veshnyakov fue la voz de su amo desde que accedió al cargo, ya va para seis años largos. En las primeras elecciones parlamentarias con Putin en el poder, su junta tuvo una de las actuaciones más sonrojantes que se pueden recordar, con el fin de que el partido pro-Putin obtuviera un resultado arrollador. Vamos, nadie dudaba de que iba a ganar, pero se pretendía evitar un molesto parlamento dominado por la oposición comunista, como había sido el caso hasta entonces. No es que fuera importante el parlamento, en un régimen tan presidencialista como el ruso, pero podía estorbar.
Para eso, había que apartar a posibles candidatos rivales, y el rival número uno en el espacio electoral de gente de orden nacionalista era el LDPR, el Partido Liberal-Democrático de Rusia del conocido Vladímir Zhirinovsky y su segundo, conocido de estas páginas, Alexey Mitrofánov. La normativa electoral exige que los candidatos deben declarar su patrimonio, en un infantil e ineficaz intento de evitar corruptelas. Zhirinovsky, cabeza visible del partido, tiene el riñón bien cubierto y declaró una auténtica barbaridad patrimonial que ya quisiera para sí un servidor. Sin embargo, olvidó declarar un pisito de 43 m2 de su hijo. Aunque eso era una nadería en comparación con su caudal, la Junta Electoral Central, sin dejarle subsanar el evidente olvido, anuló la candidatura. Zhirinovsky, mientras recurría la decisión y despotricaba con más razón que un santo contra la decisión de la Junta Electoral, previó que sus recursos no tendrían mucho éxito y formó otra candidatura, el "Bloque de Zhirinovsky", cambió su propaganda electoral y trató, vamos, de salir adelante.
Acto seguido, los tribunales, suponemos que con una sonrisilla sarcástica, ¡admitieron el recurso de Zhirinovsky! y ordenaron a la Junta Electoral, que se sometió encantada, que aceptara la candidatura del LDPR. Con ello, el bueno de Zhirinovsky se encontró con dos candidaturas y un gasto electoral totalmente inútil promocionando una candidatura que ahora le iba a quitar votos a la suya de verdad (al final, Zhirinovsky retiró una candidatura y, para alivio suyo, la confusión del electorado "liberal-demócrata" no fue tanta como para dejar a su partido por debajo de la barrera del 5%).
Veshnyakov se convirtió en jefe de la comisión en 1999 y, desde entonces, sería incorrecto decir que la democracia ha florecido en Rusia: antes, los gobernadores regionales se elegían directamente por el pueblo; ahora, los elige el presidente prácticamente a dedo. Antes, había multitud de partidos pequeños que, con relativamente pocos votos, tenían representación en el parlamento; ahora hay una barrera de entrada del 7% de los votos, únicamente superable para un máximo de cuatro o cinco partidos con recursos sobrados, y eso sin garantías de éxito. Hay dos partidos del cabezazo que apoyan todo lo que dice el presidente y que crean una ilusión de pluralidad.
Curiosamente, Veshnyakov acabó por criticar dos medidas que, a ojo, parecen lo de menos. Hasta hace poco, en las elecciones rusas, había una opción para votar "contra todos los candidatos" y se exigía un mínimo del 25% de participación para que las elecciones fueran consideradas válidas, con lo que los votos de protesta tenían algo que hacer. Como el voto de protesta es algo mal visto por el actual régimen, esas dos anomalías fueron abolidas. Ya de paso, colaron una serie de medidas para eliminar candidatos díscolos de las elecciones. Y entonces, llegaron las sobrecogedoras declaraciones de Veshnyakov: "Los candidatos no deseados siempre podrán ser eliminados de las elecciones aplicando esta ley, y no es de esperar que los jueces sean de mucha ayuda."
Esta insólita franqueza, dicen, le ha costado el puesto.
Y, sin embargo, es cierto que por cualquier tontería le pueden a uno tachar de la papeleta. Yabloko, por ejemplo, fue eliminado de las últimas elecciones de San Petersburgo, donde podía haber hecho ruido, después de oponerse a la construcción de un rascacielos de Gazprom, y no sólo ellos.
En fin, que se avecinan las presidenciales, y el Kremlin quiere a alguien con un perfil más bajo, quizá menos díscolo. Eso sí, frente a la idea de que a Veshnyakov lo habían cesado por demasiado demócrata, hay gente que se ha reído mucho.
Grigori Yavlinsky (líder de Yabloko): "Durante el mandato de Veshnyakov las elecciones dejaron de existir. Hacía su trabajo, ejecutando lo que ordenaba Putin. Da igual quien le sustituya."
Vladimir Ryzhkov (diputado independiente por Barnaul, que dejará de ser, o diputado, o independiente, porque la figura del diputado independiente ha sido abolida: es obligatorio ser presentado por un partido): "Veshnyakov es directamente responsable de ayudar a destruir la democracia en este país. Que haya hecho un par o tres de críticas no lo convierte en liberal. Ya cumplió su trabajo, y ahora seguramente le nombrarán gobernador de algún sitio o le enviarán de embajador a algún lugar."
Y el caso es que cuando lo nombraron, en 1999, parecía que iba a ser el guardían de la democracia (no es de extrañar, comparado con sus antecesores Ryabov e Ivanchenko, que vaya piezas).
Por cierto que Ryabov, tras su cese después de las vergonzosas elecciones de 1996, en que Yeltsin fue, "sorprendentemente", reelegido, partiendo de una intención de voto poco más que nula en todos los sondeos, fue nombrado embajador en la República Checa. A ver a dónde mandan a éste.
Su nombre es Alexander Veshnyakov, y hasta hace pocos días ocupaba el cargo de presidente de la Junta Electoral Central. Era una de las personas con mayor presencia en televisión, con atrevidas opiniones que no esperaríamos de sus colegas de países occidentales. Por cierto, ¿alguien sabe quién es el presidente de la Junta Electoral Central española? Yo no, y seguramente pocos de los que lean esto lo sabrán, a no ser que se pongan a buscar ex-profeso. Aquí, en cambio, Veshnyakov dejaba aparecer su huesuda cabeza por delante de cuanta cámara de televisión se le ponía delante. El que no lo conocía es porque estaba tan desconectado de la realidad que debía pensar que Gorbachov seguía siendo presidente.
Alexander Veshnyakov fue la voz de su amo desde que accedió al cargo, ya va para seis años largos. En las primeras elecciones parlamentarias con Putin en el poder, su junta tuvo una de las actuaciones más sonrojantes que se pueden recordar, con el fin de que el partido pro-Putin obtuviera un resultado arrollador. Vamos, nadie dudaba de que iba a ganar, pero se pretendía evitar un molesto parlamento dominado por la oposición comunista, como había sido el caso hasta entonces. No es que fuera importante el parlamento, en un régimen tan presidencialista como el ruso, pero podía estorbar.
Para eso, había que apartar a posibles candidatos rivales, y el rival número uno en el espacio electoral de gente de orden nacionalista era el LDPR, el Partido Liberal-Democrático de Rusia del conocido Vladímir Zhirinovsky y su segundo, conocido de estas páginas, Alexey Mitrofánov. La normativa electoral exige que los candidatos deben declarar su patrimonio, en un infantil e ineficaz intento de evitar corruptelas. Zhirinovsky, cabeza visible del partido, tiene el riñón bien cubierto y declaró una auténtica barbaridad patrimonial que ya quisiera para sí un servidor. Sin embargo, olvidó declarar un pisito de 43 m2 de su hijo. Aunque eso era una nadería en comparación con su caudal, la Junta Electoral Central, sin dejarle subsanar el evidente olvido, anuló la candidatura. Zhirinovsky, mientras recurría la decisión y despotricaba con más razón que un santo contra la decisión de la Junta Electoral, previó que sus recursos no tendrían mucho éxito y formó otra candidatura, el "Bloque de Zhirinovsky", cambió su propaganda electoral y trató, vamos, de salir adelante.
Acto seguido, los tribunales, suponemos que con una sonrisilla sarcástica, ¡admitieron el recurso de Zhirinovsky! y ordenaron a la Junta Electoral, que se sometió encantada, que aceptara la candidatura del LDPR. Con ello, el bueno de Zhirinovsky se encontró con dos candidaturas y un gasto electoral totalmente inútil promocionando una candidatura que ahora le iba a quitar votos a la suya de verdad (al final, Zhirinovsky retiró una candidatura y, para alivio suyo, la confusión del electorado "liberal-demócrata" no fue tanta como para dejar a su partido por debajo de la barrera del 5%).
Veshnyakov se convirtió en jefe de la comisión en 1999 y, desde entonces, sería incorrecto decir que la democracia ha florecido en Rusia: antes, los gobernadores regionales se elegían directamente por el pueblo; ahora, los elige el presidente prácticamente a dedo. Antes, había multitud de partidos pequeños que, con relativamente pocos votos, tenían representación en el parlamento; ahora hay una barrera de entrada del 7% de los votos, únicamente superable para un máximo de cuatro o cinco partidos con recursos sobrados, y eso sin garantías de éxito. Hay dos partidos del cabezazo que apoyan todo lo que dice el presidente y que crean una ilusión de pluralidad.
Curiosamente, Veshnyakov acabó por criticar dos medidas que, a ojo, parecen lo de menos. Hasta hace poco, en las elecciones rusas, había una opción para votar "contra todos los candidatos" y se exigía un mínimo del 25% de participación para que las elecciones fueran consideradas válidas, con lo que los votos de protesta tenían algo que hacer. Como el voto de protesta es algo mal visto por el actual régimen, esas dos anomalías fueron abolidas. Ya de paso, colaron una serie de medidas para eliminar candidatos díscolos de las elecciones. Y entonces, llegaron las sobrecogedoras declaraciones de Veshnyakov: "Los candidatos no deseados siempre podrán ser eliminados de las elecciones aplicando esta ley, y no es de esperar que los jueces sean de mucha ayuda."
Esta insólita franqueza, dicen, le ha costado el puesto.
Y, sin embargo, es cierto que por cualquier tontería le pueden a uno tachar de la papeleta. Yabloko, por ejemplo, fue eliminado de las últimas elecciones de San Petersburgo, donde podía haber hecho ruido, después de oponerse a la construcción de un rascacielos de Gazprom, y no sólo ellos.
En fin, que se avecinan las presidenciales, y el Kremlin quiere a alguien con un perfil más bajo, quizá menos díscolo. Eso sí, frente a la idea de que a Veshnyakov lo habían cesado por demasiado demócrata, hay gente que se ha reído mucho.
Grigori Yavlinsky (líder de Yabloko): "Durante el mandato de Veshnyakov las elecciones dejaron de existir. Hacía su trabajo, ejecutando lo que ordenaba Putin. Da igual quien le sustituya."
Vladimir Ryzhkov (diputado independiente por Barnaul, que dejará de ser, o diputado, o independiente, porque la figura del diputado independiente ha sido abolida: es obligatorio ser presentado por un partido): "Veshnyakov es directamente responsable de ayudar a destruir la democracia en este país. Que haya hecho un par o tres de críticas no lo convierte en liberal. Ya cumplió su trabajo, y ahora seguramente le nombrarán gobernador de algún sitio o le enviarán de embajador a algún lugar."
Y el caso es que cuando lo nombraron, en 1999, parecía que iba a ser el guardían de la democracia (no es de extrañar, comparado con sus antecesores Ryabov e Ivanchenko, que vaya piezas).
Por cierto que Ryabov, tras su cese después de las vergonzosas elecciones de 1996, en que Yeltsin fue, "sorprendentemente", reelegido, partiendo de una intención de voto poco más que nula en todos los sondeos, fue nombrado embajador en la República Checa. A ver a dónde mandan a éste.
jueves, 22 de marzo de 2007
Banqueros
¿Problemas? ¿Tiene usted , querido nuevo rico ruso, cosas de valor que no sabe dónde colocar? ¿Su mujer ha vuelto a arrasar con todas las joyerías de la Tverskaya, y se le ha quedado pequeño el estuche? ¿Por fin ha arreglado ese agujero de la pared, y ahora no sabe qué hacer con el Botticelli que lo tapaba? ¿Quiere cambiar la decoración de su casa, porque las doce armaduras medievales del salón le comienzan a parecer algo pasadas de moda? ¿Su hija adolescente le ha devuelto el icono del siglo XIV que le regaló cuando la bautizó el año pasado, y ahora ha puesto en el hueco un póster de Ivánushki?
No se preocupe: el Banco Noroccidental de la Construcción, prestigiosa y tradicional institución crediticia, fundada en 1990, con licencia desde el 2002, sociedad limitada y cinco sucursales, vela por los intereses de ricachones como usted, con problemas tan alejados de los que aquejan a los mendruguillos del común, y ha introducido un nuevo servicio a los clientes, que se anuncia como es debido por las cercanías de su sede. Sí señores, el Banco Noroccidental de la Construcción no es como los demás bancos: el Banco Noroccidental de la Construcción les ofrece "cajas de seguridad de grandes dimensiones", como bien rezan los anuncios. Se acabó trocear estatuas griegas para que quepan en las cajitas que ofrece la banca ordinaria. Se acabó alquilar multitud de cajitas para guardar los sextercios del mercadillo de cosas antiguas, que luego uno no se acuerda de en qué caja guardó el collar que le iba a regalar a la amante y se pasa la tarde abriendo y cerrando cajas. No, querido nuevo ruso: alquile una sola caja, pero grande, y respire tranquilo.
No se preocupe: el Banco Noroccidental de la Construcción, prestigiosa y tradicional institución crediticia, fundada en 1990, con licencia desde el 2002, sociedad limitada y cinco sucursales, vela por los intereses de ricachones como usted, con problemas tan alejados de los que aquejan a los mendruguillos del común, y ha introducido un nuevo servicio a los clientes, que se anuncia como es debido por las cercanías de su sede. Sí señores, el Banco Noroccidental de la Construcción no es como los demás bancos: el Banco Noroccidental de la Construcción les ofrece "cajas de seguridad de grandes dimensiones", como bien rezan los anuncios. Se acabó trocear estatuas griegas para que quepan en las cajitas que ofrece la banca ordinaria. Se acabó alquilar multitud de cajitas para guardar los sextercios del mercadillo de cosas antiguas, que luego uno no se acuerda de en qué caja guardó el collar que le iba a regalar a la amante y se pasa la tarde abriendo y cerrando cajas. No, querido nuevo ruso: alquile una sola caja, pero grande, y respire tranquilo.
martes, 20 de marzo de 2007
Quintacolumnistas
El origen del término "quinta columna" viene de la Guerra Civil española. Cuando los nacionales avanzaban hacia Madrid, le preguntaron al general Emilio Mola cuál de sus cuatro columnas sería la primera en alcanzar la capital; éste respondió que no sería ninguna de las cuatro, sino la quinta columna, la de sus partidarios en Madrid. La cosa acabó mal, porque los republicanos se lo tomaron en serio y se dedicaron con especial ahínco a enviar al otro mundo a cualquier sospechoso de congeniar con el enemigo, que, por otra parte, tardó bastante más tiempo del previsto en entrar en Madrid, hasta el punto de que el general Mola, que murió en un accidente en 1937, no llegó a verlo.
Vamos, que "quinta columna" viene a ser como el conjunto de los partidarios de una potencia extranjera en el país propio. En España tenemos, por ejemplo, a los rusófilos, alguno de los cuales se ha retratado a sí mismo de manera elocuente en los comentarios a ciertas entradas anteriores de esta misma bitácora. En Rusia, a veces, aparece algún quintacolumnista no sé bien si prohispánico o simplemente antirruso, y sería normal buscarlos entre los alumnos de español, en este caso los del Instituto Cervantes, sede de Moscú. Sí, a veces pasó por lugares donde se imparte la cultura e incluso asomo el hocico por alguna aula, aunque esto sólo acompañado de escolta.
Bueno, pues en la pared había pegados unos murales que los alumnos, rusos, que quede claro, habían escrito sobre Moscú. Había de todo (incluso alguno alabando la vida campestre en Moscú... ¿campestreeeee...? ¿Pero en qué barrio vivirá el autor?), pero el quintacolumnista más destacado era el del mural de la foto. Le cedo la palabra:
"¡¡¡NO VENGAS NUNCA A MOSCÚ!!!
Eso sí, el autor sabe castellano, aunque, mmmm, se le han escapado tres faltitas. Esos profesores de español indulgentes...
Vamos, que "quinta columna" viene a ser como el conjunto de los partidarios de una potencia extranjera en el país propio. En España tenemos, por ejemplo, a los rusófilos, alguno de los cuales se ha retratado a sí mismo de manera elocuente en los comentarios a ciertas entradas anteriores de esta misma bitácora. En Rusia, a veces, aparece algún quintacolumnista no sé bien si prohispánico o simplemente antirruso, y sería normal buscarlos entre los alumnos de español, en este caso los del Instituto Cervantes, sede de Moscú. Sí, a veces pasó por lugares donde se imparte la cultura e incluso asomo el hocico por alguna aula, aunque esto sólo acompañado de escolta.
Bueno, pues en la pared había pegados unos murales que los alumnos, rusos, que quede claro, habían escrito sobre Moscú. Había de todo (incluso alguno alabando la vida campestre en Moscú... ¿campestreeeee...? ¿Pero en qué barrio vivirá el autor?), pero el quintacolumnista más destacado era el del mural de la foto. Le cedo la palabra:
"¡¡¡NO VENGAS NUNCA A MOSCÚ!!!
- ¡Ven a Moscú si quieres sentirte miserable, solo, olvidado en esta ciudad violenta, peligrosa y inhumana!
- ¡Ven a Moscú si siempre has soñado con accidente de coche: cruza la calle por el paso de cebra y te morirás enseguida!
- Es aconsejable que muestres mucho dinero en tu cartera estando en el bazar. ¡Y espera una sorpresa: Tendras muchos amigos verdaderos!
Eso sí, el autor sabe castellano, aunque, mmmm, se le han escapado tres faltitas. Esos profesores de español indulgentes...
domingo, 18 de marzo de 2007
Pirotécnicos
En las fechas en que nos encontramos, y teniendo en cuenta que nací y viví en Valencia, se echa de menos el ruido, el fuego y los petardos. Durante los primeros años de mi estancia aquí, fui eligiendo entre la resignación cristiana y una escapada a las Fallas, preferentemente desde antes del 8 de marzo. Porque, como ya debe haber quedado claro, marzo está lleno de peligros.
Un buen día, de compras por un centro comercial cercano a casa, vi la tienda que había estado esperando tanto tiempo. Y no estaba mal, no: una tienda de petardos, con el pomposo nombre de "Russky Feyerverk", algo así como "Pirotecnia rusa", y un montonazo de productos de fabricación china. Me pasé un buen rato ahí dentro. No había masclets, ni siquiera missiles tierra-aire, pero bueno, no se puede tener todo.
El otro día, vistas las fechas en las que estábamos, hubo que volver a proveerse de pólvora. Ame venía conmigo; como aún hacía frío, le puse el pasamontañas
- Aixina no - dijo.
- I cóm?
- Aixina.
Y se lo puso por encima de la boca, en plan embozo completo. Ahí está en la foto, que no deja claro si lo que hay que hacer es apuntarlo a una comisión fallera especialmente petardera o suscribirlo directamente al Zutabe.
En todo caso, apunta maneras el chico. Luego quemaremos algo, lo que sea, que hay que celebrar San José.
Un buen día, de compras por un centro comercial cercano a casa, vi la tienda que había estado esperando tanto tiempo. Y no estaba mal, no: una tienda de petardos, con el pomposo nombre de "Russky Feyerverk", algo así como "Pirotecnia rusa", y un montonazo de productos de fabricación china. Me pasé un buen rato ahí dentro. No había masclets, ni siquiera missiles tierra-aire, pero bueno, no se puede tener todo.
El otro día, vistas las fechas en las que estábamos, hubo que volver a proveerse de pólvora. Ame venía conmigo; como aún hacía frío, le puse el pasamontañas
- Aixina no - dijo.
- I cóm?
- Aixina.
Y se lo puso por encima de la boca, en plan embozo completo. Ahí está en la foto, que no deja claro si lo que hay que hacer es apuntarlo a una comisión fallera especialmente petardera o suscribirlo directamente al Zutabe.
En todo caso, apunta maneras el chico. Luego quemaremos algo, lo que sea, que hay que celebrar San José.
viernes, 16 de marzo de 2007
Peligros marcianos (y III): Por el suelo.
Sí, amigos, la cosa no termina con los dos tipos de peligros ya señalados. Hay un tercero: en estas fechas es cuando se registra la mayor frecuencia de morrones de todo el año.
La razón es sencilla, y es que, en estos tiempos en que las temperaturas comienzan a subir algo por encima de cero durante el día, la nieve, como es propio, se derrite y se empiezan a forman charcos. Durante la noche, en cambio, las temperaturas vuelven a bajar por debajo de cero, con lo que los charcos se convierten en hielo y, a la mañana siguiente, las calles están convertidas en pistas de patinaje. Durante el día, si hay suertecilla, volverán a derretirse, para volver a helarse por la noche, y así sucesivamente.
Este año está siendo benigno en ese aspecto, y toco madera, pero ha habido veces en que los días han amanecido helados hasta bien entrado mayo. Además, las caídas son tontas e imposibles de prevenir para gente torpe como yo. Uno va andando tan tranquilo, como si tal cosa, y de repente se da cuenta de que los pies están arriba, no abajo, como deberían estar, y no se explica por qué pasan esas cosas. El dolor en el trasero o en el costado son sensaciones que vienen después; lo malo es que pueden durar varios días. Eso si hay suerte, porque, si la hay mala, te desnucas directamente, que casos de ésos también se han dado,
En resumidas cuentas, viajero, si tienes que ir a Moscú, y es marzo, ve con ojo, por tu bien. Más te vale en esas fechas ir a lugares menos peligrosos, como Tikrit, Tora Bora o el desfiladero del Pankisi, por poner ejemplos, vaya.
La razón es sencilla, y es que, en estos tiempos en que las temperaturas comienzan a subir algo por encima de cero durante el día, la nieve, como es propio, se derrite y se empiezan a forman charcos. Durante la noche, en cambio, las temperaturas vuelven a bajar por debajo de cero, con lo que los charcos se convierten en hielo y, a la mañana siguiente, las calles están convertidas en pistas de patinaje. Durante el día, si hay suertecilla, volverán a derretirse, para volver a helarse por la noche, y así sucesivamente.
Este año está siendo benigno en ese aspecto, y toco madera, pero ha habido veces en que los días han amanecido helados hasta bien entrado mayo. Además, las caídas son tontas e imposibles de prevenir para gente torpe como yo. Uno va andando tan tranquilo, como si tal cosa, y de repente se da cuenta de que los pies están arriba, no abajo, como deberían estar, y no se explica por qué pasan esas cosas. El dolor en el trasero o en el costado son sensaciones que vienen después; lo malo es que pueden durar varios días. Eso si hay suerte, porque, si la hay mala, te desnucas directamente, que casos de ésos también se han dado,
En resumidas cuentas, viajero, si tienes que ir a Moscú, y es marzo, ve con ojo, por tu bien. Más te vale en esas fechas ir a lugares menos peligrosos, como Tikrit, Tora Bora o el desfiladero del Pankisi, por poner ejemplos, vaya.
miércoles, 14 de marzo de 2007
Peligros marcianos (II): En la tierra
El segundo peligro que acecha en Moscú en los primeros días de marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Es un peligro extremadamente sexista, porque sólo afecta a los hombres; algunos lo arrostran con gusto, y hasta parece que se les ve satisfechos con la perspectiva. Otros elevamos una plegaria de agradecimiento cuando la cosa ha pasado.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora de hecho se convierte en Rusia en el Día de la Mujer, aunque la mujer en cuestión sea esposa de un nuevo rico y se pase el día de compras por la Tverskaya, lo cual es difícil de considerar trabajo, pero, para el caso, importa poco. Es, como es sabido, el 8 de marzo, que es festivo en Rusia. Ya desde fechas antes, la tensión se agudiza. Se convocan reuniones de padres en los colegios para recaudar pasta y regalar flores y lo que sea a las profesoras; se preparan festivales en todos los colegios en honor del día; los grandes almacenes hacen acopio de todo tipo de cosméticos; las floristerías llenan las trastiendas, contratan dependientes para ese día y se preparan para la temporada más alta del año.
Como el 8 de marzo es fiesta, la tensión estalla el 7, que es laborable. Hay poco menos que la obligación de felicitar a toda mujer que se encuentre uno en el camino, so pena de recibir miradas torvas desde cualquier ángulo. En los casos más cualificados, hay que regalar ramos de flores. Y hay que decir que una rosa, en Moscú, el 7 de marzo, cuesta lo que no está escrito... hasta ahora: cuesta cuatro euros por unidad, si hay suertecilla. Así que, haciendo cuentas, un ramo cuesta un ojo de la cara. Además de los ramos de flores, se agradecen cajas de bombones o tartas.
Hacia el final del día 7, me vi en la obligación perentoria de adquirir flores. Por la calle, casi todo el mundo paseaba con un ramo más o menos frondoso; algunos, entre los que me encontraba, con cara de preocupación, ponían cara de periscopio buscando una floristería. El quiosquillo de flores del metro tenía ante sí una cola kilométrica (formada exclusivamente por hombres), mientras los cuatro dependientes se afanaban a toda prisa en formar ramos y más ramos.
Finalmente, cerca de mi casa, encontré una floristería, de la que antes no me había percatado. Era un quiosco poco llamativo, pero, lo que es importante, tenía flores. Y la única cola era un joven que miraba su cartera con gesto preocupado y que salió con un ramo de tres flores y gesto de resignación.
- ¿Qué quiere usted?
- Póngame dos ramos de tres flores de ésas, exactamente iguales.
- ¿De ésas?
- Síiiii, de ésas...
Lo único que sé de flores es que los ramos rusos deben ser siempre de un número de flores impar, excepto en los entierros, en que el número es par. Respondí maquinalmente al resto de preguntas que me hizo la dependienta sobre las circunstancias del ramo, descargué mi cartera y salí de allí.
Creo que, a estas alturas del texto, ha quedado claro que no soy un partidario muy ferviente de la festividad. En primer lugar, porque los regalos por obligación me parecen un engorro; en segundo, y más importante, porque les tengo alergía a las flores, y es seguro que me voy a encontrar cerca de alguna. Y, finalmente, porque, aunque el Cielo me ha librado de esa carga, hay mujeres que se ponen muy pesadas cuando se acerca la fecha.
Eso sí, puestos a elegir entre el Día de la Mujer y que me caiga un cascote de hielo desde lo alto, me quedo con el Día de la Mujer.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora de hecho se convierte en Rusia en el Día de la Mujer, aunque la mujer en cuestión sea esposa de un nuevo rico y se pase el día de compras por la Tverskaya, lo cual es difícil de considerar trabajo, pero, para el caso, importa poco. Es, como es sabido, el 8 de marzo, que es festivo en Rusia. Ya desde fechas antes, la tensión se agudiza. Se convocan reuniones de padres en los colegios para recaudar pasta y regalar flores y lo que sea a las profesoras; se preparan festivales en todos los colegios en honor del día; los grandes almacenes hacen acopio de todo tipo de cosméticos; las floristerías llenan las trastiendas, contratan dependientes para ese día y se preparan para la temporada más alta del año.
Como el 8 de marzo es fiesta, la tensión estalla el 7, que es laborable. Hay poco menos que la obligación de felicitar a toda mujer que se encuentre uno en el camino, so pena de recibir miradas torvas desde cualquier ángulo. En los casos más cualificados, hay que regalar ramos de flores. Y hay que decir que una rosa, en Moscú, el 7 de marzo, cuesta lo que no está escrito... hasta ahora: cuesta cuatro euros por unidad, si hay suertecilla. Así que, haciendo cuentas, un ramo cuesta un ojo de la cara. Además de los ramos de flores, se agradecen cajas de bombones o tartas.
Hacia el final del día 7, me vi en la obligación perentoria de adquirir flores. Por la calle, casi todo el mundo paseaba con un ramo más o menos frondoso; algunos, entre los que me encontraba, con cara de preocupación, ponían cara de periscopio buscando una floristería. El quiosquillo de flores del metro tenía ante sí una cola kilométrica (formada exclusivamente por hombres), mientras los cuatro dependientes se afanaban a toda prisa en formar ramos y más ramos.
Finalmente, cerca de mi casa, encontré una floristería, de la que antes no me había percatado. Era un quiosco poco llamativo, pero, lo que es importante, tenía flores. Y la única cola era un joven que miraba su cartera con gesto preocupado y que salió con un ramo de tres flores y gesto de resignación.
- ¿Qué quiere usted?
- Póngame dos ramos de tres flores de ésas, exactamente iguales.
- ¿De ésas?
- Síiiii, de ésas...
Lo único que sé de flores es que los ramos rusos deben ser siempre de un número de flores impar, excepto en los entierros, en que el número es par. Respondí maquinalmente al resto de preguntas que me hizo la dependienta sobre las circunstancias del ramo, descargué mi cartera y salí de allí.
Creo que, a estas alturas del texto, ha quedado claro que no soy un partidario muy ferviente de la festividad. En primer lugar, porque los regalos por obligación me parecen un engorro; en segundo, y más importante, porque les tengo alergía a las flores, y es seguro que me voy a encontrar cerca de alguna. Y, finalmente, porque, aunque el Cielo me ha librado de esa carga, hay mujeres que se ponen muy pesadas cuando se acerca la fecha.
Eso sí, puestos a elegir entre el Día de la Mujer y que me caiga un cascote de hielo desde lo alto, me quedo con el Día de la Mujer.
domingo, 11 de marzo de 2007
Peligros marcianos (I): Desde el cielo
Si hay algún mes en que conviene alejarse de Rusia, ese mes es, indudablemente, marzo. Ello sucede por distintas causas, pero principalmente porque se trata del mes en que los peligros más diversos y más abundantes acechan al incauto habitante. Ahora bien, si, como es mi caso, no queda más remedio que permanecer aquí hasta mejor ocasión, hay que andar especialmente ojo avizor. Voy a tratar de enumerar los peligros a los que me refiero.
El primer peligro viene del cielo, y queda elocuentemente reflejado en la foto adjunta, que representa un lugar bastante frecuentado por mí, tan frecuentado como que es el portal de mi casa. Pues bien, muchas veces nos hacemos lenguas del frío que hace en Moscú y nos olvidamos que, cuando deja de hacer frío, hay veces en que es peor. Así las cosas, cuando las temporaturas suben lo suficiente, la nieve y el hielo que se han acumulado en los tejados durante el invierno (y que demasiado a menudo no han sido eliminados cuando debían), acaban por caer al suelo.
Muchas veces, cuando el peligro es evidente, las autoridades colocan cintas impidiendo el paso de los peatones muy cerca de los edificios, para evitar más descalabrados que los estrictamente necesarios. El resultado es que los peatones nos vemos obligados muchas veces a caminar por la calzada, lo cual también tiene sus peligros.
Otras veces, los cascotes helados caen sin avisar, y eso es lo que pasó con el de la foto, que era un enorme bloque de hielo que cayó desde arriba y se destrozó contra el suelo, partiéndose en esos pedazos, justo delante de mi portal. La caída se oyó perfectamente desde dentro de casa. A Dios gracias, en aquel momento no había nadie intentando acceder al piso, pero no todo el mundo ha tenido tanta suerte: todos los años, por esta época, hay algunos muertos por caída imprevista de bloque de hielo sobre las cabezas.
"Abraracurcix, el jefe de la tribu (...), no le teme más que a una cosa: que el cielo le caiga sobre la cabeza, pero, como él dice "eso no va a pasar mañana".
Je, cómo se nota que el bueno de Abraracurcix no ha pasado por Moscú en época de deshielo. Se iba a enterar de lo que significa aquí que el cielo caiga sobre tu cabeza. Más le iba a valer ajustarse el casco.
El primer peligro viene del cielo, y queda elocuentemente reflejado en la foto adjunta, que representa un lugar bastante frecuentado por mí, tan frecuentado como que es el portal de mi casa. Pues bien, muchas veces nos hacemos lenguas del frío que hace en Moscú y nos olvidamos que, cuando deja de hacer frío, hay veces en que es peor. Así las cosas, cuando las temporaturas suben lo suficiente, la nieve y el hielo que se han acumulado en los tejados durante el invierno (y que demasiado a menudo no han sido eliminados cuando debían), acaban por caer al suelo.
Muchas veces, cuando el peligro es evidente, las autoridades colocan cintas impidiendo el paso de los peatones muy cerca de los edificios, para evitar más descalabrados que los estrictamente necesarios. El resultado es que los peatones nos vemos obligados muchas veces a caminar por la calzada, lo cual también tiene sus peligros.
Otras veces, los cascotes helados caen sin avisar, y eso es lo que pasó con el de la foto, que era un enorme bloque de hielo que cayó desde arriba y se destrozó contra el suelo, partiéndose en esos pedazos, justo delante de mi portal. La caída se oyó perfectamente desde dentro de casa. A Dios gracias, en aquel momento no había nadie intentando acceder al piso, pero no todo el mundo ha tenido tanta suerte: todos los años, por esta época, hay algunos muertos por caída imprevista de bloque de hielo sobre las cabezas.
"Abraracurcix, el jefe de la tribu (...), no le teme más que a una cosa: que el cielo le caiga sobre la cabeza, pero, como él dice "eso no va a pasar mañana".
Je, cómo se nota que el bueno de Abraracurcix no ha pasado por Moscú en época de deshielo. Se iba a enterar de lo que significa aquí que el cielo caiga sobre tu cabeza. Más le iba a valer ajustarse el casco.
sábado, 10 de marzo de 2007
Baloncesto (III)
Antes de terminar de escribir sobre baloncesto, y siguiendo una idea de un comentarista anterior, me gustaría relatar algo de lo que han sido las vidas de aquellos enormes jugadores después de 1988. A los que seguían en activo les dejaron salir de Rusia si lo deseaban; en todo caso, aquellas personas, ídolos para todo un país (y, como se echa de ver, también para gente del extranjero), tuvieron que afrontar los cambios en sus vidas que sucedieron a la caída de la URSS. No los he seguido muy de cerca, pero alguna cosa sí que sé. Creo que es interesante, porque hasta cierto punto es representativo de lo que ha pasado en Rusia, ver qué ha sido de ellos, héroes nacionales que se vieron en la necesidad de rehacer sus vidas y corrieron distinta suerte.
Stanislav Yeryomin, tras su retirada, siguió ligado al baloncesto como entrenador, aunque sin tanto éxito como el que tuvo como jugador; su etapa al frente del CSKA fue bastante gris, a pesar de los campeonatos nacionales que ganó. Actualmente es el manager general del probablemente segundo equipo más importante de la liga rusa, el UNIKS de Kazán.
Sergey Bazarevich, tras su breve paso por la NBA, volvió a Europa, donde siguió dando un buen resultado hasta su retirada, aunque su carácter difícil siempre le ha jugado malas pasadas. Hace unos meses participó en un tres contra tres y parecía en una forma excelente. Tras retirarse, pasó a entrenar al equipo juvenil del CSKA. Lo último que he sabido de él es que dimitió sin que se sepa muy bien por qué de su puesto como entrenador del Samara (se ve que su carácter no ha cambiado y sigue siendo difícil).
Sergey Tarakanov, tras ganar la medalla de oro olímpica, todavía tuvo tiempo de salir al extranjero a terminar su carrera deportiva y ahorrar algo. Jugó en Alemania y Bélgica, en equipos segundones y se retiró poco después; él sí superó bien la confusión de la retirada y del desplome de la URSS. Se hizo empresario con unos socios locales e instaló una importante cadena de fotomatones en Moscú; ha vuelto al baloncesto como agente y como manager de la selección rusa.
Anatoli Myshkin se hizo entrenador y empezó una carrera de éxitos al frente de la selección soviética, y luego rusa, de baloncesto femenino, aunque cuando ha tenido que entrenar a hombres ha tenido menos suerte. Lo último que he sabido de él es que iba a entrenar al Arsenal, de Tula. Igual que a Bazarevich, parece un tipo con un carácter tan difícil como grande es su talento.
Andrei Lopatov, el guaperas del equipo (cosa poco difícil en aquel contexto), terminó su carrera y no le fue mal. Actualmente es miembro del consejo de dirección de un banco ruso y se le supone prácticamente desligado del baloncesto, pero últimamente se ha sabido que su hija se ha comprometido con Kirilenko, el líder de la selección rusa y de los Utah Jazz.
Valery Tijonenko, tras Seúl, salió también al extranjero y se vino a jugar a España, donde estuvo en Valladolid, Málaga y Huesca, si no recuerdo mal. Luego volvió a Rusia, pero al Samara, un equipo segundón ruso donde jugaba él sólo y se hinchaba de meter puntos, en vista de lo cual el CSKA decidió volver a ficharlo. Allí acabó su carrera en activo, pero al año siguiente a su retirada le nombraron entrenador del CSKA e hizo un desastre; los jugadores no podían entender que les quisiera controlar la misma persona con la que una temporada antes hacían la vida imposible al entrenador anterior. Sigue de entrenador en otros equipos.
Vladimir Tkachenko también salió al extranjero, pero su extremada lentitud, cada vez mayor, y algunos problemas de salud, no le dieron para ser fichado por un equipo puntero, así que acabó en el Guadalajara, de la segunda división española. Volvió a Rusia tras su retirada y actualmente, después de pasar bastantes dificultades (los muebles y la ropa de un gigante no son baratos), creo que trabaja en una empresa de transporte y vive, probablemente de forma bastante modesta, retirado del baloncesto con su sueldo y una pensión como oficial del ejército.
Viktor Pankrashkin fue, indudablemente, el caso más triste de la generación. Su retirada deportiva coincidió con el desmantelamiento de la URSS, con la hiperinflación que terminó con los ahorros de la población y con serios problemas de salud. Se abandonó y murió en 1993 de tuberculosis en su piso, a los 36 años, una edad en la que muchos siguen jugando a buen nivel.
Finalmente, Alexander Gomelsky también probó suerte en el extranjero después de Seúl, pero su etapa como entrenador en Tenerife fue un completo desastre. Se llevó allí a la última perla de la cantera soviética, Valery Goborov, uno de los campeones de Seúl, que tuvo la desgracia de morir allí en accidente de tráfico. Gomelsky fue destituido con el equipo en posición de play-off de descenso, y así Rusia recuperó a su legendario entrenador, que pasó sus últimos años, admirado por todos, como presidente del CSKA, dando entrevistas y comentando partidos, hasta su fallecimiento en loor de multitudes en agosto de 2005.
Ha habido, pues, de todo. Yo comencé a interesarme por el baloncesto coincidiendo con el Mundial de Colombia de 1982, que ganó la URSS a EEUU sobre la bocina, y gracias a leyendas como las que hay arriba. Unos siguen en el baloncesto, otros en los negocios, otros han muerto prematuramente y otros cuando ya se podía pensar que les tocaba; pero todos me han hecho pasar ratos buenísimos.
Stanislav Yeryomin, tras su retirada, siguió ligado al baloncesto como entrenador, aunque sin tanto éxito como el que tuvo como jugador; su etapa al frente del CSKA fue bastante gris, a pesar de los campeonatos nacionales que ganó. Actualmente es el manager general del probablemente segundo equipo más importante de la liga rusa, el UNIKS de Kazán.
Sergey Bazarevich, tras su breve paso por la NBA, volvió a Europa, donde siguió dando un buen resultado hasta su retirada, aunque su carácter difícil siempre le ha jugado malas pasadas. Hace unos meses participó en un tres contra tres y parecía en una forma excelente. Tras retirarse, pasó a entrenar al equipo juvenil del CSKA. Lo último que he sabido de él es que dimitió sin que se sepa muy bien por qué de su puesto como entrenador del Samara (se ve que su carácter no ha cambiado y sigue siendo difícil).
Sergey Tarakanov, tras ganar la medalla de oro olímpica, todavía tuvo tiempo de salir al extranjero a terminar su carrera deportiva y ahorrar algo. Jugó en Alemania y Bélgica, en equipos segundones y se retiró poco después; él sí superó bien la confusión de la retirada y del desplome de la URSS. Se hizo empresario con unos socios locales e instaló una importante cadena de fotomatones en Moscú; ha vuelto al baloncesto como agente y como manager de la selección rusa.
Anatoli Myshkin se hizo entrenador y empezó una carrera de éxitos al frente de la selección soviética, y luego rusa, de baloncesto femenino, aunque cuando ha tenido que entrenar a hombres ha tenido menos suerte. Lo último que he sabido de él es que iba a entrenar al Arsenal, de Tula. Igual que a Bazarevich, parece un tipo con un carácter tan difícil como grande es su talento.
Andrei Lopatov, el guaperas del equipo (cosa poco difícil en aquel contexto), terminó su carrera y no le fue mal. Actualmente es miembro del consejo de dirección de un banco ruso y se le supone prácticamente desligado del baloncesto, pero últimamente se ha sabido que su hija se ha comprometido con Kirilenko, el líder de la selección rusa y de los Utah Jazz.
Valery Tijonenko, tras Seúl, salió también al extranjero y se vino a jugar a España, donde estuvo en Valladolid, Málaga y Huesca, si no recuerdo mal. Luego volvió a Rusia, pero al Samara, un equipo segundón ruso donde jugaba él sólo y se hinchaba de meter puntos, en vista de lo cual el CSKA decidió volver a ficharlo. Allí acabó su carrera en activo, pero al año siguiente a su retirada le nombraron entrenador del CSKA e hizo un desastre; los jugadores no podían entender que les quisiera controlar la misma persona con la que una temporada antes hacían la vida imposible al entrenador anterior. Sigue de entrenador en otros equipos.
Vladimir Tkachenko también salió al extranjero, pero su extremada lentitud, cada vez mayor, y algunos problemas de salud, no le dieron para ser fichado por un equipo puntero, así que acabó en el Guadalajara, de la segunda división española. Volvió a Rusia tras su retirada y actualmente, después de pasar bastantes dificultades (los muebles y la ropa de un gigante no son baratos), creo que trabaja en una empresa de transporte y vive, probablemente de forma bastante modesta, retirado del baloncesto con su sueldo y una pensión como oficial del ejército.
Viktor Pankrashkin fue, indudablemente, el caso más triste de la generación. Su retirada deportiva coincidió con el desmantelamiento de la URSS, con la hiperinflación que terminó con los ahorros de la población y con serios problemas de salud. Se abandonó y murió en 1993 de tuberculosis en su piso, a los 36 años, una edad en la que muchos siguen jugando a buen nivel.
Finalmente, Alexander Gomelsky también probó suerte en el extranjero después de Seúl, pero su etapa como entrenador en Tenerife fue un completo desastre. Se llevó allí a la última perla de la cantera soviética, Valery Goborov, uno de los campeones de Seúl, que tuvo la desgracia de morir allí en accidente de tráfico. Gomelsky fue destituido con el equipo en posición de play-off de descenso, y así Rusia recuperó a su legendario entrenador, que pasó sus últimos años, admirado por todos, como presidente del CSKA, dando entrevistas y comentando partidos, hasta su fallecimiento en loor de multitudes en agosto de 2005.
Ha habido, pues, de todo. Yo comencé a interesarme por el baloncesto coincidiendo con el Mundial de Colombia de 1982, que ganó la URSS a EEUU sobre la bocina, y gracias a leyendas como las que hay arriba. Unos siguen en el baloncesto, otros en los negocios, otros han muerto prematuramente y otros cuando ya se podía pensar que les tocaba; pero todos me han hecho pasar ratos buenísimos.
jueves, 8 de marzo de 2007
Ojo con la pluma
Esto de escribir se está poniendo muy peligroso. Lo malo de escribir es que hay gente a la que no le gusta lo que escribes, y las consecuencias, según sean las posibilidades del ofendido, pueden ser bastante desagradables. Como, además, gracias a internet, el número de escritores con audiencia ha aumentado exponencialmente, y la gente es capaz de perder la prudencia y la mesura en sus comentarios, la cosa se ha puesto tensa. Uno retuerce un poco algunos artículos del Código Penal y puede molestar bastante a quien se haya ido de la pluma.
En un país como Rusia, donde internet se ha vuelto sumamente popular, hay algunos ejemplos de venganzas tales. Veamos alguno.
Kovrov es una pequeña ciudad en la región de Vladímir, que tiene una bonita página local de internet, en la cual funciona un foro de debate como otros tantos como hay en este ancho mundo. Pues bien, en este pequeño mundillo se registró un usuario llamado "Myshkin", como el jugador de baloncesto, y se dedicó, en un diálogo con otros usuarios levantiscos, a poner como no digan dueñas al señor gobernador de la región de Vladímir, afirmando cosas como que era un "bestia capaz de todo" y que ha estado "aterrorizando a la región los diez últimos años". El señor gobernador, mosqueado, efectivamente fue capaz de todo con tal de descubrir al autor de tales aseveraciones, incluso de enviar la policía a convencer al administrador de kovrov.ru de la conveniencia de proporcionar toda la información sobre los usuarios. Parece que, sin autorización judicial ni nada parecido, el administrador de la página, por la cuenta que le traen y las malas pulgas que gasta el gobernador, ha decidido desvelar toda la información necesaria, confidencial o no.
Bueno, pues parece que el gobernador ha conseguido encontrar al presunto culpable en la persona de un empleado del ayuntamiento de Kovrov, que niega ser el tal "Myshkin", pero que igualmente tendrá que pasar por el juzgado y, caso de ser hallado culpable, parece que le espera un multazo de narices, cuando no un año de prisión. En ésas están ahora.
Antes de decir que en España no pasan esas cosas, parémonos a pensar. Resulta que me llegó de España un correo reciente diciendo que era una vergüenza que hubieran liberado a un tal De Juana, un tipo que se ve que estaba en huelga de hambre y había quedado algo desmejorado. Chateando con un español de los que residen en España, traté de hacerme una idea de qué estaba pasando por allí, que parece que no se habla de otra cosa, ni siquiera de fútbol. Corregidas las faltas de ortografía habituales de los chat, la cosa quedó así:
"¿Y qué ha hecho?", pregunté yo, que estaba algo desconectado de lo que se cocía por allí.
"Ha matado a veinticinco personas".
"¿Y por qué lo quieren liberar?"
"Es que ha cumplido condena, y le tocaba salir."
"Bueno, si ha cumplido condena, pues que lo saquen."
"No, que no se ha arrepentido. Es un asesino violento."
"Ya, pero, si ha cumplido condena, pues, lamentándolo mucho, habrá que sacarlo."
"No, que ha escrito unas cartas amenazadoras y le han condenado por amenazas a tres años. Le habían condenado a doce, pero se lo han bajado a tres. Y como llevaba dos años en prisión preventiva, sólo le quedaba uno y ya lo podían sacar. Y el Gobierno lo ha sacado."
"¡Leche! ¿Y qué decían esas cartas?"
"Bueno, no eran cartas. Eran unos artículos de opinión en Gara, el periódico de los terroristas."
"¿Y qué decían?"
"No lo sé. Yo no leo Gara."
"Entonces, si no has leído los artículos, y por los asesinatos ya había cumplido condena, ¿por qué estás tan enfadado?"
"Bueno, tú es que vives fuera, y no lo entiendes."
Como no había forma de sacar nada más de mi interlocutor, impulsivo, sí, mas poco informado, pasamos a otro tema. Pero, como no me quedé contento, me puse a buscar esos artículos de opinión, y efectivamente di con ellos aquí y aquí.
La verdad es que, lo que es agradables, pues no son, más bien todo lo contrario. Pero he estado buscando minuciosamente algo que pudiera entrar dentro del tipo de amenazas y no entiendo cómo a alguien le pueden caer tres años de cárcel por escribir cosas como éstas. A ver si resulta que el señor gobernador de Vladímir es menos susceptible que el señor juez que ha empapelado al tal De Juana.
En todo caso, por si acaso, en lugar de entradas guerreras como las que me gustan, me estoy pensando escribir sobre Paleontología o Historia Antigua. Al menos, los posibles ofendidos no te demandan.
En un país como Rusia, donde internet se ha vuelto sumamente popular, hay algunos ejemplos de venganzas tales. Veamos alguno.
Kovrov es una pequeña ciudad en la región de Vladímir, que tiene una bonita página local de internet, en la cual funciona un foro de debate como otros tantos como hay en este ancho mundo. Pues bien, en este pequeño mundillo se registró un usuario llamado "Myshkin", como el jugador de baloncesto, y se dedicó, en un diálogo con otros usuarios levantiscos, a poner como no digan dueñas al señor gobernador de la región de Vladímir, afirmando cosas como que era un "bestia capaz de todo" y que ha estado "aterrorizando a la región los diez últimos años". El señor gobernador, mosqueado, efectivamente fue capaz de todo con tal de descubrir al autor de tales aseveraciones, incluso de enviar la policía a convencer al administrador de kovrov.ru de la conveniencia de proporcionar toda la información sobre los usuarios. Parece que, sin autorización judicial ni nada parecido, el administrador de la página, por la cuenta que le traen y las malas pulgas que gasta el gobernador, ha decidido desvelar toda la información necesaria, confidencial o no.
Bueno, pues parece que el gobernador ha conseguido encontrar al presunto culpable en la persona de un empleado del ayuntamiento de Kovrov, que niega ser el tal "Myshkin", pero que igualmente tendrá que pasar por el juzgado y, caso de ser hallado culpable, parece que le espera un multazo de narices, cuando no un año de prisión. En ésas están ahora.
Antes de decir que en España no pasan esas cosas, parémonos a pensar. Resulta que me llegó de España un correo reciente diciendo que era una vergüenza que hubieran liberado a un tal De Juana, un tipo que se ve que estaba en huelga de hambre y había quedado algo desmejorado. Chateando con un español de los que residen en España, traté de hacerme una idea de qué estaba pasando por allí, que parece que no se habla de otra cosa, ni siquiera de fútbol. Corregidas las faltas de ortografía habituales de los chat, la cosa quedó así:
"¿Y qué ha hecho?", pregunté yo, que estaba algo desconectado de lo que se cocía por allí.
"Ha matado a veinticinco personas".
"¿Y por qué lo quieren liberar?"
"Es que ha cumplido condena, y le tocaba salir."
"Bueno, si ha cumplido condena, pues que lo saquen."
"No, que no se ha arrepentido. Es un asesino violento."
"Ya, pero, si ha cumplido condena, pues, lamentándolo mucho, habrá que sacarlo."
"No, que ha escrito unas cartas amenazadoras y le han condenado por amenazas a tres años. Le habían condenado a doce, pero se lo han bajado a tres. Y como llevaba dos años en prisión preventiva, sólo le quedaba uno y ya lo podían sacar. Y el Gobierno lo ha sacado."
"¡Leche! ¿Y qué decían esas cartas?"
"Bueno, no eran cartas. Eran unos artículos de opinión en Gara, el periódico de los terroristas."
"¿Y qué decían?"
"No lo sé. Yo no leo Gara."
"Entonces, si no has leído los artículos, y por los asesinatos ya había cumplido condena, ¿por qué estás tan enfadado?"
"Bueno, tú es que vives fuera, y no lo entiendes."
Como no había forma de sacar nada más de mi interlocutor, impulsivo, sí, mas poco informado, pasamos a otro tema. Pero, como no me quedé contento, me puse a buscar esos artículos de opinión, y efectivamente di con ellos aquí y aquí.
La verdad es que, lo que es agradables, pues no son, más bien todo lo contrario. Pero he estado buscando minuciosamente algo que pudiera entrar dentro del tipo de amenazas y no entiendo cómo a alguien le pueden caer tres años de cárcel por escribir cosas como éstas. A ver si resulta que el señor gobernador de Vladímir es menos susceptible que el señor juez que ha empapelado al tal De Juana.
En todo caso, por si acaso, en lugar de entradas guerreras como las que me gustan, me estoy pensando escribir sobre Paleontología o Historia Antigua. Al menos, los posibles ofendidos no te demandan.
martes, 6 de marzo de 2007
Baloncesto (II)
La decadencia del baloncesto ruso fue dura. El CSKA cayó a la mediocridad, hasta el punto de que su primacía en la liga rusa (ya no soviética) no la discutían equipos de renombre como el Zhalguiris Kaunas, sino advenedizos sin historia como el Ural Greit de Perm, que le birló un par de ligas. Y llegaron los americanos: de momento sólo uno, Marcus Webb, mientras que la segunda plaza de extranjero la ocupaba Gundars Vetra, un letón que creo que ya había jugado en el equipo... cuando todavía no era extranjero. Luego llegó el patrocinador, a partir de 2000 llegó el dinero, un presidente ambicioso (precisamente Alexander Gomelsky), la libertad de contratación, y los americanos. Éstos, que al principio eran del montón, comenzaron a ser gente de mucha calidad. Poco a poco, los rusos comenzaron a desaparecer de la plantilla: los tres mejores (Kirilenko, Monya y Jriapa) cambiaron de país y se fueron a la NBA; alguno decidió ya retirarse (Tijonenko, un superviviente de otra época, o Panov), y la mayoría fueron desplazados a equipos segundones (Kudelin, Gorbunov, Nosov, Karassiov, entre otros).
En fin, que el otro día, contra la Penya, el entrenador era un italiano, Ettore Messina, y la columna vertebral del equipo la constituyen John R. Holden, Theodoras Papalukas, Trajan Langdon, David Andersen y Matjas Smodis. Rusos, lo que es rusos de verdad, sólo juega algo más allá de lo simbólico uno: Alexey Savrasenko. El público grita y anima, se está construyendo un nuevo pabellón (supongo que con gradas de fondo) que sustituirá al actual, hay animadoras de alto nivel (algo impensable en la mojigata época soviética), hay presentaciones de los equipos con reflectores y toda la parafernalia al uso actual. La austeridad quedó atrás.
Eso sí, lo que tienen en común el CSKA histórico y el contemporáneo es que ambos equipos son una apisonadora: igual que el Real Madrid, en aquel tiempo, aguantaba lo que podía hasta, normalmente, hundirse en los segundos tiempos, la Penya fue tristemente arrollada en la segunda parte.
En fin, que el otro día, contra la Penya, el entrenador era un italiano, Ettore Messina, y la columna vertebral del equipo la constituyen John R. Holden, Theodoras Papalukas, Trajan Langdon, David Andersen y Matjas Smodis. Rusos, lo que es rusos de verdad, sólo juega algo más allá de lo simbólico uno: Alexey Savrasenko. El público grita y anima, se está construyendo un nuevo pabellón (supongo que con gradas de fondo) que sustituirá al actual, hay animadoras de alto nivel (algo impensable en la mojigata época soviética), hay presentaciones de los equipos con reflectores y toda la parafernalia al uso actual. La austeridad quedó atrás.
Eso sí, lo que tienen en común el CSKA histórico y el contemporáneo es que ambos equipos son una apisonadora: igual que el Real Madrid, en aquel tiempo, aguantaba lo que podía hasta, normalmente, hundirse en los segundos tiempos, la Penya fue tristemente arrollada en la segunda parte.
domingo, 4 de marzo de 2007
Baloncesto (I)
El CSKA, actual campeón de europa de baloncesto, en realidad se descifra como "Club Deportivo Central del Ejército". Actualmente es un club parecido a los demás, con entrenador y jugadores extranjeros, patrocinador (Lukoil), animadoras y afición relativamente ruidosa. Hace unos días, con motivo del CSKA - Joventut, y después de algún tiempo de ausencia, pasé por allí, por su histórico pabellón deportivo sin gradas al fondo, y me pude convencer de los cambios.
Antaño, las cosas no eran así. El CSKA era campeón soviético casi todos los años. Ciertamente, con algún trato de favor, por ejemplo, que cualquier jugador que estuviese haciendo su servicio militar (y aquí estamos hablando de dos años) y fuese lo bastante bueno, era inmediatamente reclutado (y tanto) para el equipo del ejército. El caso más destacado, y el último, fue el de Alexander Volkov que, con los años, y antes de que sus rodillas dijeran basta, llegó a jugar en los Atlanta Hawks, pero que en 1988 jugó con el CSKA y contribuyó sobremanera a acabar con una sequía de tres años sin títulos.
Cuando yo empecé a interesarme por este deporte (vista mi nulidad total para el fútbol), y a diferencia de lo que pasa ahora, también en España ganaba la liga prácticamente todos los años el mismo equipo, en este caso el Real Madrid, por lo que cada temporada se veían las caras un par de vces, al menos. A mí me llamaba la atención que los partidos en Moscú comenzaban prontísimo, a las cinco de la tarde. "¡Pero qué brutos! ¿Qué horas son ésas?" Claro que yo no sabía lo de las horas de diferencia horaria, que cambian las cosas bastante.
Aquellos partidos, en la primera mitad de los ochenta, eran tremendos. El público ni se movía, por comparación con el italiano o el griego; los jugadores no protestaban jamás, y el equipo visitante era aplaudido casi tanto como el local. Y aquel equipo, sin americanos, era tremendo. El base era Stanislav Yeryomin, un auténtico cerebro, con una técnica impecable y un tiro mortal; como alero, Sergey Tarakanov, infalible a cinco metros, aunque nunca se adaptó bien a la introducción, en 1984, de la línea de tres puntos.
Los alas-pívot eran Andrei Lopátov, el guaperas del equipo, altísimo para la época en su posición, y el, diríase, "rebelde" del equipo, Anatoly Myshkin, "el príncipe Myshkin"; era díficil pensar en algo que no hicieran bien.
Los pivots eran la cosa más fea que ha parido madre, pero eran un par de bestias pardas con bigote que no dejaban pasar una. Viktor Pankrashkin era feo como él solo, patoso, casi lentorro y deforme, pero era temible. Ponía gorros como churros. Hacia el final de su carrera, cuando la disciplina soviética empezó a relajarse, decidió alejar del aro sus 210 centímetros y, para terror de sus pesados defensores, se descubrió que su tiro de tres era fantástico, cosa que se tenía muy calladita.
El otro pívot era el jugador más famoso del equipo, Vladimir Tkachenko, un gigante interminable absolutamente inamovible dentro de la zona. Los esfuerzos de los pivots contrarios para defenderle eran patéticos; además, cuando su colega Pankrashkin salió de la zona, él hizo lo propio y se dedicó a taladrar la canasta contraria desde lejos.
Cuando Yeryomin comenzó a hacerse peligrosamente mayor, le vino a hacer compañía Gusev, un tipo con bigote que no era tan dañino como el titular, pero que no era inofensivo ni mucho menos; y empezaba sus pasos un tal Sergey Bazarevich, un base de aspecto enclenque, pero sólo aspecto, que amargó la vida a más de uno en los años sucesivos. Y completaba la columna verteral del equipo en sus mejores años Eino Enden, un tirador estonio absolutamente mortal. Hacia el final del período, llegó a reemplazar a Myshkin, que colgó las botas a los treinta años tras una de esas misteriosas ausencias de la selección que eran tan frecuentes en la selección de la URSS, una de las grandes promesas soviéticas, Valery Tijonenko.
A partir de 1985, el CSKA perdió su hegemonía a manos de la potencia emergente, el Zhalguiris de Kaunas, que, con un quinteto formado por Iovaisha, Kurtinaitis, Jomicius, Chibiris y Sabonis, les birló tres ligas seguidas. su canto del cisne llegó en 1988, con una grave lesión de Sabonis, un último campeonato de liga y la medalla de oro de la selección soviética, formada casi a partes iguales por jugadores del CSKA y del Zhalguiris, y adiciones como Tiit Sokk, Alexander Belostenny o Sharunas Marciulionis.
El entrenador, hasta 1980, era Alexander Gomelsky, el "Zorro Plateado", que en ese año fue nombrado seleccionador soviético. Le sustituyó Yuri Selijov, con un período en que desempeñó el cargo Sergey Belov, uno de los héroes de la Olimpada de Múnich de 1972, pero daba lo mismo: cuando las cosas se ponían tiesas, como en buena parte de la Copa de europa, sobre todo cuando llegaban la Virtus de Bolonia, el Real Madrid o el Maccabi de Tel-Aviv, llegaban los tiempos muertos y Gomelsky, que no se sabe en calidad de qué estaba en el banquillo, pero estaba, apartaba a Selijov, que se sometía dócilmente, y comenzaba a dar las explicaciones él mismo.
(La serie sigue. Atentos a las pantallas)
Antaño, las cosas no eran así. El CSKA era campeón soviético casi todos los años. Ciertamente, con algún trato de favor, por ejemplo, que cualquier jugador que estuviese haciendo su servicio militar (y aquí estamos hablando de dos años) y fuese lo bastante bueno, era inmediatamente reclutado (y tanto) para el equipo del ejército. El caso más destacado, y el último, fue el de Alexander Volkov que, con los años, y antes de que sus rodillas dijeran basta, llegó a jugar en los Atlanta Hawks, pero que en 1988 jugó con el CSKA y contribuyó sobremanera a acabar con una sequía de tres años sin títulos.
Cuando yo empecé a interesarme por este deporte (vista mi nulidad total para el fútbol), y a diferencia de lo que pasa ahora, también en España ganaba la liga prácticamente todos los años el mismo equipo, en este caso el Real Madrid, por lo que cada temporada se veían las caras un par de vces, al menos. A mí me llamaba la atención que los partidos en Moscú comenzaban prontísimo, a las cinco de la tarde. "¡Pero qué brutos! ¿Qué horas son ésas?" Claro que yo no sabía lo de las horas de diferencia horaria, que cambian las cosas bastante.
Aquellos partidos, en la primera mitad de los ochenta, eran tremendos. El público ni se movía, por comparación con el italiano o el griego; los jugadores no protestaban jamás, y el equipo visitante era aplaudido casi tanto como el local. Y aquel equipo, sin americanos, era tremendo. El base era Stanislav Yeryomin, un auténtico cerebro, con una técnica impecable y un tiro mortal; como alero, Sergey Tarakanov, infalible a cinco metros, aunque nunca se adaptó bien a la introducción, en 1984, de la línea de tres puntos.
Los alas-pívot eran Andrei Lopátov, el guaperas del equipo, altísimo para la época en su posición, y el, diríase, "rebelde" del equipo, Anatoly Myshkin, "el príncipe Myshkin"; era díficil pensar en algo que no hicieran bien.
Los pivots eran la cosa más fea que ha parido madre, pero eran un par de bestias pardas con bigote que no dejaban pasar una. Viktor Pankrashkin era feo como él solo, patoso, casi lentorro y deforme, pero era temible. Ponía gorros como churros. Hacia el final de su carrera, cuando la disciplina soviética empezó a relajarse, decidió alejar del aro sus 210 centímetros y, para terror de sus pesados defensores, se descubrió que su tiro de tres era fantástico, cosa que se tenía muy calladita.
El otro pívot era el jugador más famoso del equipo, Vladimir Tkachenko, un gigante interminable absolutamente inamovible dentro de la zona. Los esfuerzos de los pivots contrarios para defenderle eran patéticos; además, cuando su colega Pankrashkin salió de la zona, él hizo lo propio y se dedicó a taladrar la canasta contraria desde lejos.
Cuando Yeryomin comenzó a hacerse peligrosamente mayor, le vino a hacer compañía Gusev, un tipo con bigote que no era tan dañino como el titular, pero que no era inofensivo ni mucho menos; y empezaba sus pasos un tal Sergey Bazarevich, un base de aspecto enclenque, pero sólo aspecto, que amargó la vida a más de uno en los años sucesivos. Y completaba la columna verteral del equipo en sus mejores años Eino Enden, un tirador estonio absolutamente mortal. Hacia el final del período, llegó a reemplazar a Myshkin, que colgó las botas a los treinta años tras una de esas misteriosas ausencias de la selección que eran tan frecuentes en la selección de la URSS, una de las grandes promesas soviéticas, Valery Tijonenko.
A partir de 1985, el CSKA perdió su hegemonía a manos de la potencia emergente, el Zhalguiris de Kaunas, que, con un quinteto formado por Iovaisha, Kurtinaitis, Jomicius, Chibiris y Sabonis, les birló tres ligas seguidas. su canto del cisne llegó en 1988, con una grave lesión de Sabonis, un último campeonato de liga y la medalla de oro de la selección soviética, formada casi a partes iguales por jugadores del CSKA y del Zhalguiris, y adiciones como Tiit Sokk, Alexander Belostenny o Sharunas Marciulionis.
El entrenador, hasta 1980, era Alexander Gomelsky, el "Zorro Plateado", que en ese año fue nombrado seleccionador soviético. Le sustituyó Yuri Selijov, con un período en que desempeñó el cargo Sergey Belov, uno de los héroes de la Olimpada de Múnich de 1972, pero daba lo mismo: cuando las cosas se ponían tiesas, como en buena parte de la Copa de europa, sobre todo cuando llegaban la Virtus de Bolonia, el Real Madrid o el Maccabi de Tel-Aviv, llegaban los tiempos muertos y Gomelsky, que no se sabe en calidad de qué estaba en el banquillo, pero estaba, apartaba a Selijov, que se sometía dócilmente, y comenzaba a dar las explicaciones él mismo.
(La serie sigue. Atentos a las pantallas)
viernes, 2 de marzo de 2007
Pacifistas
El pasado 23 de febrero era una efemérides importante, hasta el punto de que hay quien lo considera el "Día del Hombre", lo cual, en estos días de violencia de género asimétricamente perseguida y de expresiones políticamente correctas, resulta al menos agradable de escuchar. Sin embargo, la definición exacta de la festividad es "Día del Defensor de la Patria" y, en realidad, es la fiesta sucesora del clásico Día del Ejército Rojo.
Entretanto, el ejército ha perdido el rubor, pero la fiesta sigue y el carácter belicoso de la misma no ha sufrido alteración. El centro de Moscú se vio tomado por policías y militares que debían mantener el orden durante los actos oficiales en el Kremlin y durante las distintas manifestaciones de rojos y amarillos. Pues bien, entre los diversos colores de mítines que se convocaron, se coló uno, en la plaza Pushkin, totalmente opuesto al espíritu de la festividad, cual era el arco iris. Sí, señor, en pleno Día del Defensor de la Patria, va y se convoca un mitin pacifista.
Eran cuatro gatos, y difícilmente podían ser más, ya que los como mucho cien metros cuadrados del espacio reservado al mitin estaban concienzudamente acordonados por policías y vallas. Yo, que pasaba por allí, pensé en acercarme a ver qué pasaba, mas vi el cordón y pensé que no valía la pena emprender otra discusión más con las fuerzas de seguridad. Aquel día ya llevaba más de una.
Así pues, me acerqué lo que pude. Una mujer con un altavoz arengaba a los participantes, en su mayoría gente de aspecto normal con banderas de "No a la guerra", desafiando los veintipico grados bajo cero, que ya es desafiar.
- Y ahora voy a dar la palabra a Goldstein Elena Abramovna, del Comité Social de Podolsk.
Elena Abramovna, que aparentemente estaba bastante nerviosa, tomó el altavoz y empezó a hablar.
- Estimados oyentes -Elena Abramovna pronunciaba una erre algo gutural-, es la primera vez que intervengo en público. Espero que... -su voz, que comenzó teniendo un volumen aceptable, bajó enseguida a un nivel apenas audible, a pesar del altavoz.
Junto a mí llegó un hombre recio, sesentón, pero de buen aspecto, con un par de dientes de oro, que intentaba seguir el mitin y aguzaba el oído sin gran resultado.
- Uf, es humillante -dijo.
- Sí -le dije-. No dejan pasar.
- No, sí que están dejando. Si se acerca uno le dejan, tras preguntarle a dónde va.
Ah, pues, ése es el sistema para reducir el número de asistentes a las manifas potencialmente problemáticas, sin que te puedan acusar de conculcar los derechos de reunión y de asociación. Qué listos.
- Aun así, es humillante -dije.
- Lo que es humillante es que no se oye nada. A ver si habla más fuerte.
- Es nueva hablando en público -dije sonriendo.
El otro me miró sin comprender bien.
- No será tanto -y siguió su camino.
Menos comprometido que los manifestantes con la causa de la paz, los veintipico bajo cero me indujeron a seguir también el mío. Todavía le eché una mirada al grupito de pacifistas que, inasequibles al desaliento, aunque no totalmente inmunes al cansancio, ya apenas agitaban sus banderas, bajo la mirada impasible de los soldados que no se sabe si estaban allí para protegerlos o para aislarlos.
Entretanto, el ejército ha perdido el rubor, pero la fiesta sigue y el carácter belicoso de la misma no ha sufrido alteración. El centro de Moscú se vio tomado por policías y militares que debían mantener el orden durante los actos oficiales en el Kremlin y durante las distintas manifestaciones de rojos y amarillos. Pues bien, entre los diversos colores de mítines que se convocaron, se coló uno, en la plaza Pushkin, totalmente opuesto al espíritu de la festividad, cual era el arco iris. Sí, señor, en pleno Día del Defensor de la Patria, va y se convoca un mitin pacifista.
Eran cuatro gatos, y difícilmente podían ser más, ya que los como mucho cien metros cuadrados del espacio reservado al mitin estaban concienzudamente acordonados por policías y vallas. Yo, que pasaba por allí, pensé en acercarme a ver qué pasaba, mas vi el cordón y pensé que no valía la pena emprender otra discusión más con las fuerzas de seguridad. Aquel día ya llevaba más de una.
Así pues, me acerqué lo que pude. Una mujer con un altavoz arengaba a los participantes, en su mayoría gente de aspecto normal con banderas de "No a la guerra", desafiando los veintipico grados bajo cero, que ya es desafiar.
- Y ahora voy a dar la palabra a Goldstein Elena Abramovna, del Comité Social de Podolsk.
Elena Abramovna, que aparentemente estaba bastante nerviosa, tomó el altavoz y empezó a hablar.
- Estimados oyentes -Elena Abramovna pronunciaba una erre algo gutural-, es la primera vez que intervengo en público. Espero que... -su voz, que comenzó teniendo un volumen aceptable, bajó enseguida a un nivel apenas audible, a pesar del altavoz.
Junto a mí llegó un hombre recio, sesentón, pero de buen aspecto, con un par de dientes de oro, que intentaba seguir el mitin y aguzaba el oído sin gran resultado.
- Uf, es humillante -dijo.
- Sí -le dije-. No dejan pasar.
- No, sí que están dejando. Si se acerca uno le dejan, tras preguntarle a dónde va.
Ah, pues, ése es el sistema para reducir el número de asistentes a las manifas potencialmente problemáticas, sin que te puedan acusar de conculcar los derechos de reunión y de asociación. Qué listos.
- Aun así, es humillante -dije.
- Lo que es humillante es que no se oye nada. A ver si habla más fuerte.
- Es nueva hablando en público -dije sonriendo.
El otro me miró sin comprender bien.
- No será tanto -y siguió su camino.
Menos comprometido que los manifestantes con la causa de la paz, los veintipico bajo cero me indujeron a seguir también el mío. Todavía le eché una mirada al grupito de pacifistas que, inasequibles al desaliento, aunque no totalmente inmunes al cansancio, ya apenas agitaban sus banderas, bajo la mirada impasible de los soldados que no se sabe si estaban allí para protegerlos o para aislarlos.