Habíamos dejado la cosa en una situación delicada, con cuatro mil euros sobre la mesa, un avión que despegaba poco después y un aduanero frotándose las manos internamente.
- Oiga, -dije- yo no sabía que también tenía que declarar los rublos.
- Bueeeeno, usted pudo haber preguntado ahí fuera, en la mesa de información, pero claro, ahora ya no vale.
Guardé silencio un momento. El aduanero, indudablemente ducho en estas lides, prosiguió su discurso.
- Mire lo que pasa por hacer esto. Ahora, ¿qué tengo que hacer? Le tendré que confiscar este dinero, y le tendré que retener a usted, llevarle a aquella habitación, perderá usted su vuelo, seguro. Y yo tendré que levantar acta de todo esto. Por lo menos me pasaré dos horas con todo esto. No crea que me alegra mucho pasarme dos horas levantando acta.
Bueno. Era el momento de la pregunta.
- ¿Hay alguna alternativa a esto?
El bicho levantó la cabeza.
- ¿Alternativa?
- Alternativa.
El bicho hizo como que pensaba y dio un suspiro.
- Quizá pudiera usted pagar una multa.
- ¿Una multa?
- Podría ser.
- ¿Y de cuánto?
- ¿Cuánto le parecería a usted razonable?
En la mesa estaban, además de los cuatro mil euros, mis dos billetes de quinientos rublos. Puse la mano sobre uno de ellos y lo alargué. El aduanero puso un papel sobre el billete y lo hizo desaparecer bajo la mesa con una rapidez digna de mejor causa. La elección de la cantidad no era casual, ya que, según la legislación rusa del año pasado, los "presentes" a los funcionarios rusos de hasta quinientos rublos se consideraban usos normales; a partir del 1 de enero de 2007, la normativa ha cambiado, pero no para acabar con esta vergüenza, sino para aumentar el tope hasta los cinco mil rublos. Por supuesto, el que hizo la norma no estaba pensando en sucesos como el que relato, pero está visto que ciertos funcionarios tienen una interpretación de estos preceptos un tanto fraudulenta.
El aduanero, ahora sí, selló rápidamente mi declaración aduanera y me alargó los cuatro mil euros y los quinientos rublos restantes, y aún tuvo la desfachatez de decirme:
- Guárdese el papel sellado hasta salir en el avión, por si le hacen algún control más adelante.
Avancé hacia la mesa de facturación con los puños y los dientes apretados y la sangre subiéndome a la cabeza. Es cierto que quinientos rublos, unos quince euros, no es una cantidad demasiado onerosa, pero no es menos cierto que la sensación de humillación e impotencia durante el proceso no depende mucho de la cantidad sacrificada. Y, mientras en su país pasa esto, y cosas mucho peores que ésta, Putin realiza proclamas contra la corrupción, que ha convertido en su objetivo de boquilla, que no de hecho, diciendo que el que quiera trabajar como funcionario debe conformarse con el sueldo que se le ofrece, y atreviéndose a poner a caldo a los demás, diciendo que "mafia" es palabra italiana y que en España hay gente encarcelada por corrupción.
Y la hay. El problema es que en Rusia no sólo prácticamente no la hay, sino que, por poner un ejemplo, el anterior jefe del Servicio Federal de Aduanas, acusado de sacar del puesto cosa de diez millones de dólares a base de testaferros, no sólo no está en la cárcel, aunque fuera en prisión preventiva, sino que lo designan Embajador en Eslovenia, quizá para facilitarle poner pies en polvorosa si las cosas van mal dadas. Ahí, ahí, dando ejemplo.
Todo lo que se cuenta aquí debería tomarse con sentido del humor. Si usted no se ve capaz de hacerlo, y aun así persiste en entrar y leer, sepa que no va por usted, que lo que se cuenta está fuera de contexto y que incluso es posible que no sea ni verdad.
martes, 27 de febrero de 2007
lunes, 26 de febrero de 2007
El aduanero corrupto (I)
Es cosa bien sabida que las leyes en Rusia son sumamente estrictas, lo cual se compensa con su incumplimiento generalizado, eventualmente matizado con una contribución al bienestar material del funcionario indulgente. En esta tesitura, recientemente se ha producido el arresto de dos representantes de una ONG que pasaron la frontera, en dirección a Rusia, con 9.500 euros. El tope que está permitido introducir en Rusia en efectivo sin declaración son 10.000 dólares, que no es mucho menos (aunque requiere tener una calculadora para averiguarlo), por lo que la falta no parece excesivamente grave. Sin embargo, las dos señoras fueron largamente retenidas en las oficinas aduaneras del aeropuerto, se les confiscaron las sumas, se les ha avergonzado exprofeso delante de la opinión pública (las dos señoras son de una ONG financiada en parte desde el extranjero, cosa que está pésimamente vista por el Gobierno ruso) y están siendo investigadas, en espera de ser procesadas o no.
En un país donde los servicios bancarios todavía dan miedo (antes daban pánico), todos los que pasamos por aquí nos encontramos en la necesidad de llevar de aquí para allá sumas de dinero considerables. Hasta el equivalente a 3.000 dólares se puede sacar por las buenas y entre 3.000 y el equivalente a 10.000 hay que presentar una declaración, pero eso no garantiza el éxito de la empresa. Y, aunque me duele el orgullo fanfarrónico, voy a contar un caso en que un servidor es netamente superado por la máquina administrativo-corruptélica de la Federación Rusa, en concreto, por el todopoderoso Servicio Federal de Aduanas.
Hace unos meses, salía yo por el aeropuerto con destino al extranjero con unos cuatro mil euros en el bolsillo, por circunstancias que no vienen al caso, pero que desde entonces evito con todo el ahínco de que soy capaz. Sabía que tenía que rellenar una declaración, lo hice y escribí los cuatro mil euros en el apartado correspondiente a la cantidad. Todo ufano, me presenté en la mesa del aduanero, le puse la declaración sobre ella y esperé que me la sellara.
- A ver, enséñeme esos cuatro mil euros.
Mosqueo. Los saqué y se los puse sobre la mesa. Los cogió y, muuuuuy lentamente, fue contando uno a uno los billetes de cien, mientras se montaba algo de cola. Yo, que vi el percal, puse unos ojos como platos dispuesto a ver si el bicho ése de uniforme "distraía" algún billete. Al final, acabó de contar y, efectivamente, eran cuatro mil; pero no me los devolvió enseguida, sino que los apartó y dijo.
- A ver, déjeme ver su equipaje.
Y, con los cuatro mil euros encima de la mesa, hizo un registro a tope, en el que no encontró nada.
- A ver sus bolsillos.
Siempre con los cuatro mil euros encima de la mesa, me sacó la cartera del bolsillo y allí había mil rublos, unos treinta euros, en dos billetes de quinientos.
- ¿Y esto?
- ¿Qué pasa?
- No los ha declarado.
- Pero, ¡si eso es calderilla! ¿Hay que declararlo?
- Sí, hay que declararlo.
- Venga, pues voy a declararlo. Lo añado a la hoja.
- No puede. Es tarde. Ha pasado usted la línea de control, y ahora ya está.
Como hoy se hace tarde, y la entrada se va alargando demasiado, voy a interrumpir mi relato en esta situación tan desfavorable, pero lo seguiré en la próxima entrada.
En un país donde los servicios bancarios todavía dan miedo (antes daban pánico), todos los que pasamos por aquí nos encontramos en la necesidad de llevar de aquí para allá sumas de dinero considerables. Hasta el equivalente a 3.000 dólares se puede sacar por las buenas y entre 3.000 y el equivalente a 10.000 hay que presentar una declaración, pero eso no garantiza el éxito de la empresa. Y, aunque me duele el orgullo fanfarrónico, voy a contar un caso en que un servidor es netamente superado por la máquina administrativo-corruptélica de la Federación Rusa, en concreto, por el todopoderoso Servicio Federal de Aduanas.
Hace unos meses, salía yo por el aeropuerto con destino al extranjero con unos cuatro mil euros en el bolsillo, por circunstancias que no vienen al caso, pero que desde entonces evito con todo el ahínco de que soy capaz. Sabía que tenía que rellenar una declaración, lo hice y escribí los cuatro mil euros en el apartado correspondiente a la cantidad. Todo ufano, me presenté en la mesa del aduanero, le puse la declaración sobre ella y esperé que me la sellara.
- A ver, enséñeme esos cuatro mil euros.
Mosqueo. Los saqué y se los puse sobre la mesa. Los cogió y, muuuuuy lentamente, fue contando uno a uno los billetes de cien, mientras se montaba algo de cola. Yo, que vi el percal, puse unos ojos como platos dispuesto a ver si el bicho ése de uniforme "distraía" algún billete. Al final, acabó de contar y, efectivamente, eran cuatro mil; pero no me los devolvió enseguida, sino que los apartó y dijo.
- A ver, déjeme ver su equipaje.
Y, con los cuatro mil euros encima de la mesa, hizo un registro a tope, en el que no encontró nada.
- A ver sus bolsillos.
Siempre con los cuatro mil euros encima de la mesa, me sacó la cartera del bolsillo y allí había mil rublos, unos treinta euros, en dos billetes de quinientos.
- ¿Y esto?
- ¿Qué pasa?
- No los ha declarado.
- Pero, ¡si eso es calderilla! ¿Hay que declararlo?
- Sí, hay que declararlo.
- Venga, pues voy a declararlo. Lo añado a la hoja.
- No puede. Es tarde. Ha pasado usted la línea de control, y ahora ya está.
Como hoy se hace tarde, y la entrada se va alargando demasiado, voy a interrumpir mi relato en esta situación tan desfavorable, pero lo seguiré en la próxima entrada.
sábado, 24 de febrero de 2007
Hielos, tacones y paneles
Al día siguiente, no eran dieciocho, sino veintidós los grados bajo cero que teníamos. Con una testarudez digna de mejor causa, o por acumular puntos de dureza, o por hacer de machote, o por pereza de meterme en el metro, seguí yendo al trabajo caminando, poniendo cuidado en dónde meter el pie, con doble guante y con un gorro atómico en lugar de la boina, que quedó en casa esperando un tiempo más bonancible.
Cerca ya de mi destino, vislumbré una joven de elevada estatura vestida con un medio abrigo que se balanceaba de derecha a izquierda, pero no con inseguridad, sino todo lo contrario. Habida cuenta de que, visto cómo estaba el suelo, no le perdía ojo al mismo, acabé prestando atención al calzado que llevaba.
Bueno, pues la joven, que en realidad debía medir cosa de metro setenta, aparentaba ser bastante más alta que yo, que voy por el metro ochenta, gracias a dos botas larguísimas con unos soberbios tacones finísimos ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo consiguen caminar sobre el hielo sin romperse la crisma? La joven, todo sea dicho, estaba pasando un mal rato, pero no por los tacones, sino porque el medio abrigo no le daba ni para empezar a combatir el frío reinante y porque iba con la cabeza descubierta, supongo que para no fastidiar su impecable peinado. La cara la tenía medio tapada con las manos, como forma de protegerse peor que mejor. Estaba la chica, sí, de buen ver, pero parece que lo de "Ande yo caliente" no iba con ella.
Presté atención, para ver si había alguna técnica especial para caminar así. La chica plantaba sobre el hielo la parte delantera de la bota y luego el tacón y, eso sí, iba buscando las partes menos peligrosas del suelo, pero eso es algo que hacemos todos, tengamos tacones o no.
Moscú está lleno de chicas así, gente ingrávida que desafía las leyes de la física. Ningún extranjero, hombre o mujer, por pija que ésta sea, se explica estos fenómenos.
Hace unos meses, en una larguísima cola rusa, me quedé con una historia que la persona que iba detrás de mí estaba contando a su vecino:
- Hace unos días acompañé a su casa a una chica, y al lado de su portal estaban cargando muebles.
- ¿Tan tarde?
- Sí, sí, una mudanza a las diez de la noche. Parece raro.
- ¿Qué paso?
- Nada, lo de siempre. Habían tirado todo tipo de cajas, cartones, papel... todo tipo de embalajes. Y lo estaba guardando una señora así como de edad mediana. Y va mi chica, decide que no le apetece rodear una cosa que parecía un cartonaje que estaba tirada allí, y pasa por encima ¡Qué ojos se le pusieron a la señora! Yo decidí rodear el cartonaje ése. Cuando mi amiga y yo estábamos... ya me entiendes, despidiéndonos, a la puerta de su casa, va y resulta que eso que parecía cartón, por donde pasó ella, y que lo estaba cargando un nota*, era un panel de un mueble.
- Vaya mierda de mueble.
- ¡Ya lo creo! Y claro, la chica se había puesto guerrera aquella noche, claro, salía conmigo, y llevaba botas de tacón alto, y bien fino que era. Y ya sabes, al presionar hacia abajo... ¿Recuerdas la física? A menor superficie, mayor presión. Bueno, pues el panel de a saber qué mueble se quedó hecho un higo**, todo roto y manchado. Cuando Natasha lo vio, dio un gritito en voz baja y me susurró: "Seguro que ahora me matan", y se escondió detrás de mí. Pero no pasó nada.
- Qué bueno.
- Vamos, que la moraleja es: "No dejes piezas de puzzle junto a los portales."
O bien: Niña, no juegues con esas botas, que puedes hacer daño a alguien. Imagínate que te pisa alguien así en el juanete.
* El tipo dijo "krendel (крендель)", que en realidad es un bollo en forma de ocho, pero es que el lenguaje de la calle ruso es riquísimo y le ha sacado otros significados.
** El tipo dijo "na jren (на хрен)", que en principio quiere decir "rábano", pero también, entre otros significados dependientes del contexto, sirve para nombrar el órgano sexual masculino.
Cerca ya de mi destino, vislumbré una joven de elevada estatura vestida con un medio abrigo que se balanceaba de derecha a izquierda, pero no con inseguridad, sino todo lo contrario. Habida cuenta de que, visto cómo estaba el suelo, no le perdía ojo al mismo, acabé prestando atención al calzado que llevaba.
Bueno, pues la joven, que en realidad debía medir cosa de metro setenta, aparentaba ser bastante más alta que yo, que voy por el metro ochenta, gracias a dos botas larguísimas con unos soberbios tacones finísimos ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo consiguen caminar sobre el hielo sin romperse la crisma? La joven, todo sea dicho, estaba pasando un mal rato, pero no por los tacones, sino porque el medio abrigo no le daba ni para empezar a combatir el frío reinante y porque iba con la cabeza descubierta, supongo que para no fastidiar su impecable peinado. La cara la tenía medio tapada con las manos, como forma de protegerse peor que mejor. Estaba la chica, sí, de buen ver, pero parece que lo de "Ande yo caliente" no iba con ella.
Presté atención, para ver si había alguna técnica especial para caminar así. La chica plantaba sobre el hielo la parte delantera de la bota y luego el tacón y, eso sí, iba buscando las partes menos peligrosas del suelo, pero eso es algo que hacemos todos, tengamos tacones o no.
Moscú está lleno de chicas así, gente ingrávida que desafía las leyes de la física. Ningún extranjero, hombre o mujer, por pija que ésta sea, se explica estos fenómenos.
Hace unos meses, en una larguísima cola rusa, me quedé con una historia que la persona que iba detrás de mí estaba contando a su vecino:
- Hace unos días acompañé a su casa a una chica, y al lado de su portal estaban cargando muebles.
- ¿Tan tarde?
- Sí, sí, una mudanza a las diez de la noche. Parece raro.
- ¿Qué paso?
- Nada, lo de siempre. Habían tirado todo tipo de cajas, cartones, papel... todo tipo de embalajes. Y lo estaba guardando una señora así como de edad mediana. Y va mi chica, decide que no le apetece rodear una cosa que parecía un cartonaje que estaba tirada allí, y pasa por encima ¡Qué ojos se le pusieron a la señora! Yo decidí rodear el cartonaje ése. Cuando mi amiga y yo estábamos... ya me entiendes, despidiéndonos, a la puerta de su casa, va y resulta que eso que parecía cartón, por donde pasó ella, y que lo estaba cargando un nota*, era un panel de un mueble.
- Vaya mierda de mueble.
- ¡Ya lo creo! Y claro, la chica se había puesto guerrera aquella noche, claro, salía conmigo, y llevaba botas de tacón alto, y bien fino que era. Y ya sabes, al presionar hacia abajo... ¿Recuerdas la física? A menor superficie, mayor presión. Bueno, pues el panel de a saber qué mueble se quedó hecho un higo**, todo roto y manchado. Cuando Natasha lo vio, dio un gritito en voz baja y me susurró: "Seguro que ahora me matan", y se escondió detrás de mí. Pero no pasó nada.
- Qué bueno.
- Vamos, que la moraleja es: "No dejes piezas de puzzle junto a los portales."
O bien: Niña, no juegues con esas botas, que puedes hacer daño a alguien. Imagínate que te pisa alguien así en el juanete.
* El tipo dijo "krendel (крендель)", que en realidad es un bollo en forma de ocho, pero es que el lenguaje de la calle ruso es riquísimo y le ha sacado otros significados.
** El tipo dijo "na jren (на хрен)", que en principio quiere decir "rábano", pero también, entre otros significados dependientes del contexto, sirve para nombrar el órgano sexual masculino.
jueves, 22 de febrero de 2007
Frío
Dieciocho bajo cero, cinco y media de la tarde. Salgo del trabajo y decido, como de costumbre, ir andando a casa, ya que soy uno de los privilegiados que puede hacerlo.
Mala decisión. Tuerzo la esquina, y un viento impetuoso y congelado me golpea en la cara. Agacho la cabeza y el viento casi atraviesa la boina. Me duelen los ojos y tengo que entornarlos. El abrigo parece de cartón y cruje cuando doblo el brazo por cualquier causa. Aprieto los puños, cierro la boca.
Un grupo de cuatro personas caminan a cabeza descubierta llevando maletines. "A cabeza descubierta", pensé. "Seguro que son extranjeros." Efectivamente. Al llegar a su altura, oigo que están conversando en inglés. Yo también iba a cabeza descubierta en mis primeros años.
Trato de abrir la mano, y el guante está medio congelado, como hecho un muñón. Camino con rapidez, pero vigilando bien dónde piso. El suelo está lleno de placas de hielo traidoras. Algunas están a la vista, otras están ocultas detrás de una fina capa de nieve; éstas son las peores, porque resbalan igual, pero no se ven. Como mi prioridad consiste en no romperme una pierna, voy mirando al suelo, lo cual no será muy bueno para la columna vertebral, pero peor sería dar con ella en tierra.
Media hora después, llego a casa. Calor. Los dedos apenas me responden, y me quito los guantes, el abrigo, la boina, la mochila, las polainas y las botas. A dieciocho ventosos grados bajo cero se está muy mal, aunque quien no se consuela es porque no quiere: el invierno pasado fue infinitamente peor.
Mala decisión. Tuerzo la esquina, y un viento impetuoso y congelado me golpea en la cara. Agacho la cabeza y el viento casi atraviesa la boina. Me duelen los ojos y tengo que entornarlos. El abrigo parece de cartón y cruje cuando doblo el brazo por cualquier causa. Aprieto los puños, cierro la boca.
Un grupo de cuatro personas caminan a cabeza descubierta llevando maletines. "A cabeza descubierta", pensé. "Seguro que son extranjeros." Efectivamente. Al llegar a su altura, oigo que están conversando en inglés. Yo también iba a cabeza descubierta en mis primeros años.
Trato de abrir la mano, y el guante está medio congelado, como hecho un muñón. Camino con rapidez, pero vigilando bien dónde piso. El suelo está lleno de placas de hielo traidoras. Algunas están a la vista, otras están ocultas detrás de una fina capa de nieve; éstas son las peores, porque resbalan igual, pero no se ven. Como mi prioridad consiste en no romperme una pierna, voy mirando al suelo, lo cual no será muy bueno para la columna vertebral, pero peor sería dar con ella en tierra.
Media hora después, llego a casa. Calor. Los dedos apenas me responden, y me quito los guantes, el abrigo, la boina, la mochila, las polainas y las botas. A dieciocho ventosos grados bajo cero se está muy mal, aunque quien no se consuela es porque no quiere: el invierno pasado fue infinitamente peor.
martes, 20 de febrero de 2007
Cuaresma
Dentro de unas horas comienza la cuaresma católica. La ortodoxa lo hizo ayer. No suelen coincidir, debido a las diferencias de calendario entre el gregoriano que seguimos los católicos y el juliano, que siguen los ortodoxos; sin embargo, éste año sí lo hacen, y puede que este hecho ponga más de manifiesto las diferencias que existen entre ambas maneras de preparar la Pascua de Resurrección.
Los días previos, los católicos estamos de carnaval, y los ortodoxos de "maslenitsa", que viene a ser a ser un atracón de "blinis" (especie de crèpes), antes de que comience el ayuno. Nosotros, además de los blinis, nos pusimos morados de churros, que es más nuestro, pero el sentido es, igual que en el carnaval, darse un último exceso antes de que comience el tiempo de penitencia.
Porque la cuaresma rusa, llamada en ruso "el gran ayuno", es mucho más dura que la católica. Así como nosotros sólo ayunamos dos días (mañana, Miércoles de Ceniza, y Viernes Santo) y nos abstenemos de comer carne los viernes de este tiempo litúrgico, los ortodoxos tienen la obligación de abstenerse durante toda la cuaresma de consumir cualquier alimento de origen animal, lo que incluye no sólo carne, sino también pescado (salvo en dos días), huevos, leche y muchas cosas que a los católicos nos están permitidas todo el año, y también ahora. Mi hermano, por ejemplo, estaba muy contento cuando llegaba la Cuaresma, porque le gusta mucho el pescado y sabía que el viernes lo tendría asegurado. Aquí se tendría que limitar a comer alforfón, que es el alimento estrella de esta época.
Además de que la abstinencia es mucho más exigente, el ayuno también lo es. Toda la semana previa a la Pascua es de ayuno estricto; además, los ortodoxos tienen más épocas del año con obligación de ayunar. Frente a esto, los dos días que ayunamos los católicos son bien poca cosa. Además, yo diría que cada vez más hay más gente en Rusia que se propone seguir las normas de la Iglesia en esta materia.
Sin embargo, también en materia religiosa, vuelve a dar la impresión de que la severidad de las normas rusas está mitigada por su incumplimiento. Así, hace unos cuantos años, precisamente por estas fechas, tuve bastante relación con el jefe de restauración de un importante hotel de Moscú.
- Lev Isaakievich, y ahora que empieza el gran ayuno, ¿cambián ustedes los menús?
- No, la verdad es que no.
- ¿Y la gente no dice nada?
- Verá, Alfor, hace poco hicieron un estudio sobre el consumo de carne en cuaresma, aquí, en Moscú. Durante la primera semana, el consumo realmente descendía. Después se iba recuperando y, a la tercera o cuarta, prácticamente el consumo era el mismo que en cualquier otra época del año. Sólo al final volvía a descender ligeramente, antes de la Pascua.
El espíritu es decidido, pero la carne es débil (Mt, 26, 41). Y está buenísima, leches. Va a ser un período de tentación, comenzando por mañana.
Los días previos, los católicos estamos de carnaval, y los ortodoxos de "maslenitsa", que viene a ser a ser un atracón de "blinis" (especie de crèpes), antes de que comience el ayuno. Nosotros, además de los blinis, nos pusimos morados de churros, que es más nuestro, pero el sentido es, igual que en el carnaval, darse un último exceso antes de que comience el tiempo de penitencia.
Porque la cuaresma rusa, llamada en ruso "el gran ayuno", es mucho más dura que la católica. Así como nosotros sólo ayunamos dos días (mañana, Miércoles de Ceniza, y Viernes Santo) y nos abstenemos de comer carne los viernes de este tiempo litúrgico, los ortodoxos tienen la obligación de abstenerse durante toda la cuaresma de consumir cualquier alimento de origen animal, lo que incluye no sólo carne, sino también pescado (salvo en dos días), huevos, leche y muchas cosas que a los católicos nos están permitidas todo el año, y también ahora. Mi hermano, por ejemplo, estaba muy contento cuando llegaba la Cuaresma, porque le gusta mucho el pescado y sabía que el viernes lo tendría asegurado. Aquí se tendría que limitar a comer alforfón, que es el alimento estrella de esta época.
Además de que la abstinencia es mucho más exigente, el ayuno también lo es. Toda la semana previa a la Pascua es de ayuno estricto; además, los ortodoxos tienen más épocas del año con obligación de ayunar. Frente a esto, los dos días que ayunamos los católicos son bien poca cosa. Además, yo diría que cada vez más hay más gente en Rusia que se propone seguir las normas de la Iglesia en esta materia.
Sin embargo, también en materia religiosa, vuelve a dar la impresión de que la severidad de las normas rusas está mitigada por su incumplimiento. Así, hace unos cuantos años, precisamente por estas fechas, tuve bastante relación con el jefe de restauración de un importante hotel de Moscú.
- Lev Isaakievich, y ahora que empieza el gran ayuno, ¿cambián ustedes los menús?
- No, la verdad es que no.
- ¿Y la gente no dice nada?
- Verá, Alfor, hace poco hicieron un estudio sobre el consumo de carne en cuaresma, aquí, en Moscú. Durante la primera semana, el consumo realmente descendía. Después se iba recuperando y, a la tercera o cuarta, prácticamente el consumo era el mismo que en cualquier otra época del año. Sólo al final volvía a descender ligeramente, antes de la Pascua.
El espíritu es decidido, pero la carne es débil (Mt, 26, 41). Y está buenísima, leches. Va a ser un período de tentación, comenzando por mañana.
domingo, 18 de febrero de 2007
Las elecciones del elegido
Hoy, esto va a ser una entrada larga, pero no tiene desperdicio (quizá porque no es mía). Lo he traducido de la prensa rusa de hace unos días, y hace referencia a la sucesión del nunca suficientemente recordado Turkmenbashi. El periodista, como buena parte de quien opina sobre Turkmenistán, tiene una retranca absolutamente deliciosa para mi gusto.
(KOMMERSANT, SÁBADO, 10 DE FEBRERO)
LAS ELECCIONES DEL ELEGIDO
Turkmenistán vota a su segundo presidente sin personas ajenas
Mañana en Turkmenistán, por primera vez en toda la historia del país independiente, tendrán lugar elecciones presidenciales con alternativas (las elecciones ya han tenido lugar, entretanto). Las autoridades locales han afrontado este acontecimiento concienzudamente. Para protegerse de cualquier infracción durante la campaña electoral, Turkmenistán cerró las fronteras con antelación, dejó de conceder visados de entrada a los extranjeros y no abrió mesas electorales en sus embajadas en el extranjero. Y para evitar sorpersas desagradables el día de la votación, el presidente de la Comisión Electoral Central de Turkmenistán, Murad Karryev, proclamó con antelación vencedor de las elecciones al presidente en funciones Gurbanguly Berdymujammedov.
Democratización
"Como conocéis por las comunicaciones diarias transmitidas por televisión, radio y otros medios de información, estoy ocupado exclusivamente con cuestiones de importancia nacional. En consecuencia, estoy dispuesto a conceder más oportunidades a los otros cinco candidatos, para que puedan mantener más encuentros con su electorado". Estas palabras del principal favorito en las próximas elecciones presienciales en Turkmenistán, Gurbanguly Berdymujammedov, han sido citadas por todos los medios de información turkmenos durante toda la campaña electoral. Con esto, el sucesor del difunto Turkmenbashi alteró algo a las personas más cercanas a él. El órgano supremo ejecutivo de la república, el Jalk Masjalaty (Consejo Popular), lo nombró el 26 de diciembre por unanimidad jefe de la comisión encargada de organizar los funerales del fallecido Padre de Todos los Turkmenos y candidato a presidente, cinco días después de la muerte de Saparmurad Niyazov. Es más, los delegados querían nombrarlo presidente inmediatamente . Pero él se resistió, e incluso insistió en que le escogieran cinco contrincantes. Revelando sus pensamientos, el presidente de la Comisión Electoral Central, Murad Karryev, confesó honestamente que, personalmente, consideraba que el mejor candidato a presidente era Gurbanguly Berdymujammedov.
A continuación, el presidente en funciones sorpendió más de una vez a Turkmenistán con sus osadas iniciativas.
Por ejemplo, durante la campaña electoral, Gurbanguly Berdymujammedov, glorificado por periódicos y cadenas de televisón como fiel seguidor del camino del Gran Turkmenbashi, prometió derogar las reformar más tremendas de su antecesor. Así, se comprometió a reimplantar la enseñanza media obligatoria de diez años, eliminada por decreto de Saparmurad Niyázov, que consideraba que para educar a los turkmenos era suficiente con nueve años. Como persona con educación médica (el señor Berdymujammedov es estomatólogo, y en vida del Turkmenbashi encabezó el Ministerio de Sanidad), se comprometió a reformar la sanidad, volviendo a crear una red de instituciones sanitarias por todo el país; Saparmurad Niyázov consideraba que sólo hacían falta hospitales en la capital y en las capitales de distrito, mientras que en los pueblos la atención médica podían dispensarla los enfermeros militares. Finalmente, el señor Berdymujammedov también prometió devolver a los campesinos sus pensiones, elimimadas por el señor Niyázov hace dos años. Y ya fue una libertad inaudita la promesa del presidente en funciones de dar a la población acceso libre a internet y garantizar cobertura de móvil a los habitates rurales. Por fin, Gurbanguly Berdymujammedov, en una de las sesiones del Gobierno, declaró que Turkmenistán seguirá un camino democrático y se pronunció por el desarrollo de un sistema multipartidista.
Una de las primeras transformaciones introducidas por el presidente en funciones afectó a la libertad de prensa: permitió las emisiones en el país del primer canal ruso, si bien la emisión no es en directo, sino sólo después de su visionado previo por los servicios secretos y por el canal local "Miras". Por cierto que esta reforma, probablemente, está motivada por el hecho de que tras la muerte de Saparmurad Niyázov las cadenas de televisión turkmenas se quedaron sin nada con que llenar las parrillas de emisión. Antes, las cadenas de televisión pasaban todo el día vídeos glorificando al presidente vitalicio y deseándole largos años de vida. Ahora estas obras no son de actualidad, y todavía no se han rodado otras nuevas que las sustituyan.
Pluralismo
Los cinco candidatos restantes intentaron también, con todas sus fuerzas, mostrar a los electores que no eran peores que Gurbanguly Berdymujammedov. Y el presidente de la Comisión Electoral Central Murad Karryev, recordando la orden del presidente en funciones, les ayudó en esto como pudo. Los contrincantes del señor Berdymujammedov viajaron concienzudamente por las regiones, tal y como se les había indicado, tuvieron mítines con los electores, y presentaron disciplinadamente sus programas electorales.
Los medios de comunicación turkmenos ilustraron la actividad de los candidatos. "En el abarrotado salón de actos del Instituto Politécnico se reunieron los representantes de los colectivos de trabajadores de la industria petrolífera, de la sociedad civil, los ancianos honorables, profesores y estudiantes de los centros superiores de enseñanza de la capital. Se encontraban asimismo allí los representantes de la OSCE, venidos a Turkmenistán a invitación del Gobierno", más o menos así empezaban sus reportajes sobre los mítines de los candidatos los periodistas de "Neytral'ny Turkmenistán" (Turkmenistán Neutral), fundado por el difunto presidente Niyázov.
Cada uno de los contrincantes del señor Berdymujammedov intentó acercarse a los corazones de los electores. El candidato Ishanguly Nuryyev, viceministro de Petróleo y Minas, prometía "hacer crecer el potencial económico del país", "garantizar un aumento constante del bienestar del pueblo" y "solucionar de manera coordinada los problemas cotidianos de índole social". Otro pretendiente, el vicegobernador del velayato de Dashoguzsky, Amanyaz Atalykov, aseguraba que "se ocuparía de la educación moral y patriótica de los niños, de que la juventud recibiera una buena educación" y "de que los jóvenes tengan una buena salud física y sean capaces de cumplir con ímpetu su deber frente a la patria y al pueblo". Y el alcalde la ciudad de Turkmenbashi Ashirnyaz Pomanov prometió "mejorar la vida de lo campesinos y crear las condiciones necesarias para que el trabajo en la agricultura sea más productivo".
Los futuros electores también mostraron iniciativas durante los mítines e incluso se atrevieron a preguntar a los candidatos cómo se resolvería el problema de la drogadicción y del paro entre los jóvenes, si se "perfeccionaría la actividad de los medios de comunicación" o si se reforzaría "el principio crítico de la prensa".
No era extraño que a los mítines con los candidatos en distintas regiones asistieran las mismas personas. "Nuestras fuentes en Turkmenistán cuentan que con los candidatos iba por las regiones un autobús con activistas, que formulaban preguntas preparadas y creaban una apariencia de debate", dijo a "Ъ" Tadzhigul Begmedova, presidenta del Fondo Turkmeno de Helsinki, activo en Bulgaria. "Las autoridades intentaron ponerlo todo para que fuera como de acuerdo con las reglas ¡Les quedó de risa! Los candidatos tienen las mismas fotografías en las candidaturas y poco menos que los mismos trajes. Incluso hicieron campaña en los mismos sitios."
A todo esto, en la última semana anterior a las elecciones se acabó el pluralismo. Todos los candidatos, excepto el señor Berdymujammedov, desaparecieron inesperadamente de las pantallas de los televisores y de las emisoras de radio. Hasta el último día, en todos los programas de noticias imperó sólo el presidente en funciones, ya fuera teniendo reuniones con el consejo de ministros, o bien durante una inspección a una región más del país.
Aislamiento
Tras la muerte de Saparmurad Niyázov, las autoridades turkmenas adoptaron medidas de seguridad sin precedentes. Durante la campaña electoral aislaron totalmente del mundo exterior al país, ya de por sí cerrado. "Las fronteras aún están más cerradas que bajo Niyázov,", declaró a "B" Tadzhigul Begmedova. "Es difícil incluso pasar de una región a otra. El control es muy fuerte. La gente ha entendido que, hasta las elecciones, es mejor que se queden en casa." A la activista pro-derechos la secunda también el ex-ministro de Asuntos Exteriores de Turkmenistán Avdy Kuliev, que desde Noruega realiza actividades opositoras: "Todos pasan por un filtro. El régimen de seguridad fronterizo ha sido reforzado hasta tal punto que una mosca no pasaría ni hacia allí, ni desde allí." Especialmente fuerte, en palabras del señor Kuliev, es la seguridad en la frontera con Afganistán. "A través de Afganistán, planeábamos llevar alimentos a Turkmenistán, pues ahora escasea allí la harina. Pero cuando esto se supo en Ashjabad, trasladaron fuerzas suplementarias a la región de Mariy, junto a la frontera afgana. Así es como se protegen a sí mismos", cuenta el opositor.
Ayer, en la embajada de Turkenistán en Moscú, al corresponsal de "Ъ" le comunicaron una nueva medida precautoria más. El día de las elecciones no se abrirán mesas electorales en las misiones diplomáticas turkmenas. De esta manera, los ciudadanos de Turkmenistán que se encuentren fuera del país no tendrán que torturarse con la necesidad de elegir. A la pregunta de "Ъ" de qué había motivado tal decisión, el funcionario del servicio de prensa de la embajada respondió brevemente: "Así lo ha dispuesto nuestra Comisión Electoral Central."
Por otra parte, tal y como está convencido el señor Kuliev, no abren mesas electorales por pereza: "Para las autoridades esto son dolores de cabeza inútiles. Desde el principio ya decían que no hacían falta ni elecciones. Pero después, así y todo, decidieron celebrarlas."
La ONU y la OSCE decidieron no enviar a Turkmenistán a sus observadores. La Oficina de Institutos Democráticos y Derechos Humanos de la OSCE declaró que no había tiempo para formar una misión completa, por lo que a Ashjabad ya viajó un grupo de expertos poco numeroso, el cual recogerá información y se irá. No se prevé publicar informe final alguno.
A todo esto, a la toma de posesión de Gurbanguly Berdymujammedov, prevista para el 14 de febrero, ya están invitados los representantes de los estados extranjeros. Allí volverá a representar a Rusia el primer ministro Mijaíl Fradkov, que el año pasado ya voló allí a enterrar al Turkmenbashi. En esta ocasión incluso le han permitido al primer ministro ruso llevar consigo un grupo de periodistas. Vladimir Putin, de momento, prefirió no conocer en persona al nuevo amo de Turkmenistán; su única conversación telefónica tuvo lugar el 30 de diciembre, cuando el líder ruso expresó sus condolencias con motivo del fallecimiento del Padre de Todos los Turkmenos. Su próxima conversación, al parecer, ya tendrá lugar el lunes.
Vladimir Soloviov
(Entretanto, ya tuvieron lugar las elecciones. Ganó el favorito, Gurbanguly Berdymujammedov, con algo más de un 90% de los votos, lejos de las marcas del Turkmenbashi, que superaba fácilmente el 95%. Y es que Turkmenbashi era insuperable, pero, aún así, creo que este país seguirá dando mucha cancha, para desgracia de sus habitantes, que, como dijo alguien, no yo: "Cuando hay cosecha, comen; y, cuando no, tiran de latas")
(KOMMERSANT, SÁBADO, 10 DE FEBRERO)
LAS ELECCIONES DEL ELEGIDO
Turkmenistán vota a su segundo presidente sin personas ajenas
Mañana en Turkmenistán, por primera vez en toda la historia del país independiente, tendrán lugar elecciones presidenciales con alternativas (las elecciones ya han tenido lugar, entretanto). Las autoridades locales han afrontado este acontecimiento concienzudamente. Para protegerse de cualquier infracción durante la campaña electoral, Turkmenistán cerró las fronteras con antelación, dejó de conceder visados de entrada a los extranjeros y no abrió mesas electorales en sus embajadas en el extranjero. Y para evitar sorpersas desagradables el día de la votación, el presidente de la Comisión Electoral Central de Turkmenistán, Murad Karryev, proclamó con antelación vencedor de las elecciones al presidente en funciones Gurbanguly Berdymujammedov.
Democratización
"Como conocéis por las comunicaciones diarias transmitidas por televisión, radio y otros medios de información, estoy ocupado exclusivamente con cuestiones de importancia nacional. En consecuencia, estoy dispuesto a conceder más oportunidades a los otros cinco candidatos, para que puedan mantener más encuentros con su electorado". Estas palabras del principal favorito en las próximas elecciones presienciales en Turkmenistán, Gurbanguly Berdymujammedov, han sido citadas por todos los medios de información turkmenos durante toda la campaña electoral. Con esto, el sucesor del difunto Turkmenbashi alteró algo a las personas más cercanas a él. El órgano supremo ejecutivo de la república, el Jalk Masjalaty (Consejo Popular), lo nombró el 26 de diciembre por unanimidad jefe de la comisión encargada de organizar los funerales del fallecido Padre de Todos los Turkmenos y candidato a presidente, cinco días después de la muerte de Saparmurad Niyazov. Es más, los delegados querían nombrarlo presidente inmediatamente . Pero él se resistió, e incluso insistió en que le escogieran cinco contrincantes. Revelando sus pensamientos, el presidente de la Comisión Electoral Central, Murad Karryev, confesó honestamente que, personalmente, consideraba que el mejor candidato a presidente era Gurbanguly Berdymujammedov.
A continuación, el presidente en funciones sorpendió más de una vez a Turkmenistán con sus osadas iniciativas.
Por ejemplo, durante la campaña electoral, Gurbanguly Berdymujammedov, glorificado por periódicos y cadenas de televisón como fiel seguidor del camino del Gran Turkmenbashi, prometió derogar las reformar más tremendas de su antecesor. Así, se comprometió a reimplantar la enseñanza media obligatoria de diez años, eliminada por decreto de Saparmurad Niyázov, que consideraba que para educar a los turkmenos era suficiente con nueve años. Como persona con educación médica (el señor Berdymujammedov es estomatólogo, y en vida del Turkmenbashi encabezó el Ministerio de Sanidad), se comprometió a reformar la sanidad, volviendo a crear una red de instituciones sanitarias por todo el país; Saparmurad Niyázov consideraba que sólo hacían falta hospitales en la capital y en las capitales de distrito, mientras que en los pueblos la atención médica podían dispensarla los enfermeros militares. Finalmente, el señor Berdymujammedov también prometió devolver a los campesinos sus pensiones, elimimadas por el señor Niyázov hace dos años. Y ya fue una libertad inaudita la promesa del presidente en funciones de dar a la población acceso libre a internet y garantizar cobertura de móvil a los habitates rurales. Por fin, Gurbanguly Berdymujammedov, en una de las sesiones del Gobierno, declaró que Turkmenistán seguirá un camino democrático y se pronunció por el desarrollo de un sistema multipartidista.
Una de las primeras transformaciones introducidas por el presidente en funciones afectó a la libertad de prensa: permitió las emisiones en el país del primer canal ruso, si bien la emisión no es en directo, sino sólo después de su visionado previo por los servicios secretos y por el canal local "Miras". Por cierto que esta reforma, probablemente, está motivada por el hecho de que tras la muerte de Saparmurad Niyázov las cadenas de televisión turkmenas se quedaron sin nada con que llenar las parrillas de emisión. Antes, las cadenas de televisión pasaban todo el día vídeos glorificando al presidente vitalicio y deseándole largos años de vida. Ahora estas obras no son de actualidad, y todavía no se han rodado otras nuevas que las sustituyan.
Pluralismo
Los cinco candidatos restantes intentaron también, con todas sus fuerzas, mostrar a los electores que no eran peores que Gurbanguly Berdymujammedov. Y el presidente de la Comisión Electoral Central Murad Karryev, recordando la orden del presidente en funciones, les ayudó en esto como pudo. Los contrincantes del señor Berdymujammedov viajaron concienzudamente por las regiones, tal y como se les había indicado, tuvieron mítines con los electores, y presentaron disciplinadamente sus programas electorales.
Los medios de comunicación turkmenos ilustraron la actividad de los candidatos. "En el abarrotado salón de actos del Instituto Politécnico se reunieron los representantes de los colectivos de trabajadores de la industria petrolífera, de la sociedad civil, los ancianos honorables, profesores y estudiantes de los centros superiores de enseñanza de la capital. Se encontraban asimismo allí los representantes de la OSCE, venidos a Turkmenistán a invitación del Gobierno", más o menos así empezaban sus reportajes sobre los mítines de los candidatos los periodistas de "Neytral'ny Turkmenistán" (Turkmenistán Neutral), fundado por el difunto presidente Niyázov.
Cada uno de los contrincantes del señor Berdymujammedov intentó acercarse a los corazones de los electores. El candidato Ishanguly Nuryyev, viceministro de Petróleo y Minas, prometía "hacer crecer el potencial económico del país", "garantizar un aumento constante del bienestar del pueblo" y "solucionar de manera coordinada los problemas cotidianos de índole social". Otro pretendiente, el vicegobernador del velayato de Dashoguzsky, Amanyaz Atalykov, aseguraba que "se ocuparía de la educación moral y patriótica de los niños, de que la juventud recibiera una buena educación" y "de que los jóvenes tengan una buena salud física y sean capaces de cumplir con ímpetu su deber frente a la patria y al pueblo". Y el alcalde la ciudad de Turkmenbashi Ashirnyaz Pomanov prometió "mejorar la vida de lo campesinos y crear las condiciones necesarias para que el trabajo en la agricultura sea más productivo".
Los futuros electores también mostraron iniciativas durante los mítines e incluso se atrevieron a preguntar a los candidatos cómo se resolvería el problema de la drogadicción y del paro entre los jóvenes, si se "perfeccionaría la actividad de los medios de comunicación" o si se reforzaría "el principio crítico de la prensa".
No era extraño que a los mítines con los candidatos en distintas regiones asistieran las mismas personas. "Nuestras fuentes en Turkmenistán cuentan que con los candidatos iba por las regiones un autobús con activistas, que formulaban preguntas preparadas y creaban una apariencia de debate", dijo a "Ъ" Tadzhigul Begmedova, presidenta del Fondo Turkmeno de Helsinki, activo en Bulgaria. "Las autoridades intentaron ponerlo todo para que fuera como de acuerdo con las reglas ¡Les quedó de risa! Los candidatos tienen las mismas fotografías en las candidaturas y poco menos que los mismos trajes. Incluso hicieron campaña en los mismos sitios."
A todo esto, en la última semana anterior a las elecciones se acabó el pluralismo. Todos los candidatos, excepto el señor Berdymujammedov, desaparecieron inesperadamente de las pantallas de los televisores y de las emisoras de radio. Hasta el último día, en todos los programas de noticias imperó sólo el presidente en funciones, ya fuera teniendo reuniones con el consejo de ministros, o bien durante una inspección a una región más del país.
Aislamiento
Tras la muerte de Saparmurad Niyázov, las autoridades turkmenas adoptaron medidas de seguridad sin precedentes. Durante la campaña electoral aislaron totalmente del mundo exterior al país, ya de por sí cerrado. "Las fronteras aún están más cerradas que bajo Niyázov,", declaró a "B" Tadzhigul Begmedova. "Es difícil incluso pasar de una región a otra. El control es muy fuerte. La gente ha entendido que, hasta las elecciones, es mejor que se queden en casa." A la activista pro-derechos la secunda también el ex-ministro de Asuntos Exteriores de Turkmenistán Avdy Kuliev, que desde Noruega realiza actividades opositoras: "Todos pasan por un filtro. El régimen de seguridad fronterizo ha sido reforzado hasta tal punto que una mosca no pasaría ni hacia allí, ni desde allí." Especialmente fuerte, en palabras del señor Kuliev, es la seguridad en la frontera con Afganistán. "A través de Afganistán, planeábamos llevar alimentos a Turkmenistán, pues ahora escasea allí la harina. Pero cuando esto se supo en Ashjabad, trasladaron fuerzas suplementarias a la región de Mariy, junto a la frontera afgana. Así es como se protegen a sí mismos", cuenta el opositor.
Ayer, en la embajada de Turkenistán en Moscú, al corresponsal de "Ъ" le comunicaron una nueva medida precautoria más. El día de las elecciones no se abrirán mesas electorales en las misiones diplomáticas turkmenas. De esta manera, los ciudadanos de Turkmenistán que se encuentren fuera del país no tendrán que torturarse con la necesidad de elegir. A la pregunta de "Ъ" de qué había motivado tal decisión, el funcionario del servicio de prensa de la embajada respondió brevemente: "Así lo ha dispuesto nuestra Comisión Electoral Central."
Por otra parte, tal y como está convencido el señor Kuliev, no abren mesas electorales por pereza: "Para las autoridades esto son dolores de cabeza inútiles. Desde el principio ya decían que no hacían falta ni elecciones. Pero después, así y todo, decidieron celebrarlas."
La ONU y la OSCE decidieron no enviar a Turkmenistán a sus observadores. La Oficina de Institutos Democráticos y Derechos Humanos de la OSCE declaró que no había tiempo para formar una misión completa, por lo que a Ashjabad ya viajó un grupo de expertos poco numeroso, el cual recogerá información y se irá. No se prevé publicar informe final alguno.
A todo esto, a la toma de posesión de Gurbanguly Berdymujammedov, prevista para el 14 de febrero, ya están invitados los representantes de los estados extranjeros. Allí volverá a representar a Rusia el primer ministro Mijaíl Fradkov, que el año pasado ya voló allí a enterrar al Turkmenbashi. En esta ocasión incluso le han permitido al primer ministro ruso llevar consigo un grupo de periodistas. Vladimir Putin, de momento, prefirió no conocer en persona al nuevo amo de Turkmenistán; su única conversación telefónica tuvo lugar el 30 de diciembre, cuando el líder ruso expresó sus condolencias con motivo del fallecimiento del Padre de Todos los Turkmenos. Su próxima conversación, al parecer, ya tendrá lugar el lunes.
Vladimir Soloviov
(Entretanto, ya tuvieron lugar las elecciones. Ganó el favorito, Gurbanguly Berdymujammedov, con algo más de un 90% de los votos, lejos de las marcas del Turkmenbashi, que superaba fácilmente el 95%. Y es que Turkmenbashi era insuperable, pero, aún así, creo que este país seguirá dando mucha cancha, para desgracia de sus habitantes, que, como dijo alguien, no yo: "Cuando hay cosecha, comen; y, cuando no, tiran de latas")
jueves, 15 de febrero de 2007
Pasajeros rusos
A pesar de que bastantes entradas de las que adornan esta bitácora se han escrito en aviones, todavía no ha habido ninguna sobre las características diferenciales de los rusos en vuelo, lo cual nos permitirá distinguir a un ruso de un pasajero de otra nacionalidad. Y es que, a pesar de que poco a poco los rusos van estando más viajados y comienzan a pasar más desapercibidos, mantienen un ramalazo de, digamos, infantilidad que les delata.
Antes, era fácil distiguirles, simplemente por la ropa raída y pasadísima de moda, al menos en los países capitalistas, o por las gafas de pasta medio rotas. Pero, entretanto, muchos rusos han salido al extranjero, han visto lo que se lleva por allí y han hecho un notable esfuerzo camaleónico por camuflarse en el entorno. Y así, en efecto, la ropa del ruso, e incluso las gafas, no son distintas de las que llevamos el común de los occidentales ¿Quiere decir eso que pasan inadvertidos? En absoluto. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Como regla general, con todas las excepciones que se quiera, los pasajeros rusos se caracterizan por lo siguiente:
1.- Beben bastante. Antes, durante y después del vuelo. Las nuevas reglas que impiden pasar líquidos al avión han supuesto un duro golpe, pero ellos encuentran subterfugios para eludirlas (véase el punto tres). Entretanto, la cosa ha llegado tan lejos que, después de que tres viajeros borrachos provocaran hace unas semanas que un vuelo tuviera que salir con bastante retraso, las autoridades rusas, en un gesto inaudito, han manifestado que están pensando prohibir las bebidas alcohólicas en los aviones. No sé si viviré lo bastante para verlo.
2.- Protestan por cualquier chorrada. Porque el café les ha llegado tarde, porque la azafata tarda en traerles un vaso vacío, porque sí, porque no... vamos, por lo que sea: el caso es humillar un poquito al servicio.
3.- Saquean a conciencia los duty-free. Fundamentalmente en busca de bebida (y no digamos desde las nuevas normas, aunque ya lo hacían antes). Las mujeres, que beben, pero lo hacen menos, suelen concentrarse más en el chocolate, que compran incluso en el propio avión, cuando pasa la azafata. El precio no es importante ¡Será por dinero!
4.- Les gustan los cacharritos lo que no está escrito. El ruso es el último en apagar el móvil, antes justito de despegar. Y lo primero que hace en cuanto el avión toca tierra es encender el móvil y llamar a quien sea a decir que ya ha llegado, aunque no vaya a salir del aeropuerto hasta una hora después, entre que el avión aparca correctamente, pasa el control de pasaportes, la recogida de equipajes y el control aduanero.
Mientras escribo esto, mi vecino de asiento me ha sorprendido con un revolucionario concepto de combinado. Ha sacado de una bolsa de Aldeasa una botella de whisky y se ha puesto a trasegar a palo seco. Acto seguido, ha sacado una botella de tercio de Coca-Cola y se ha puesto a hacer lo propio. Digo yo que en su estómago tendrá la mezcla. Ahora está leyendo la revista del duty-free del avión con ánimo evidente de gastarse los cuartos en cualquier chorrada. O quizá en cualquier bebedizo, porque la botella de whisky está en las últimas y, para mí, no le va a llegar hasta Moscú. Para compensar, la de Coca-Cola está más llena.
En estas condiciones, quienes más compasión inspiran, aparte de quienes tenemos la ocasión de compartir asiento con gente de tal ralea, son las azafatas de vuelo. Astutamente, Aeroflot ha incorporado a sus filas a un número creciente de asistentes de vuelo masculinos, que salen airosos del enfrentamiento con los pasajeros con mayor fortuna que las mujeres. En líneas regionales, donde la casi totalidad de las azafatas son mujeres jóvenes y de bastante buen ver, he visto de todo, proposiciones deshonestas y tocamientos de culo incluidos. Y eso sin necesidad de contar nada sobre las trifulcas entre pasajeros, que las hay en ocasiones.
Como, además, en el avión se multiplican los efectos del alcohol, es grande el número de pasajeros que sólo con ayuda y paciencia ajena consiguen salir de él, y hasta ponerse en pie. Mi vecino, que ya huele fuertemente a alcohol, ha hecho un esfuerzo de incorporación, se ha puesto de pie, ha comenzado a caminar en dirección al lavabo, pero parece que no se ha sentido con fuerzas para llegar hasta el final, porque ha desistido y ha preferido desplomarse sobre el asiento, que, menos mal, era el suyo. Aquí al lado está, con una sonrisita de oreja a oreja y con un hipo que digo yo que le molestará lo suyo. Tengo miedo.
Antes, era fácil distiguirles, simplemente por la ropa raída y pasadísima de moda, al menos en los países capitalistas, o por las gafas de pasta medio rotas. Pero, entretanto, muchos rusos han salido al extranjero, han visto lo que se lleva por allí y han hecho un notable esfuerzo camaleónico por camuflarse en el entorno. Y así, en efecto, la ropa del ruso, e incluso las gafas, no son distintas de las que llevamos el común de los occidentales ¿Quiere decir eso que pasan inadvertidos? En absoluto. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Como regla general, con todas las excepciones que se quiera, los pasajeros rusos se caracterizan por lo siguiente:
1.- Beben bastante. Antes, durante y después del vuelo. Las nuevas reglas que impiden pasar líquidos al avión han supuesto un duro golpe, pero ellos encuentran subterfugios para eludirlas (véase el punto tres). Entretanto, la cosa ha llegado tan lejos que, después de que tres viajeros borrachos provocaran hace unas semanas que un vuelo tuviera que salir con bastante retraso, las autoridades rusas, en un gesto inaudito, han manifestado que están pensando prohibir las bebidas alcohólicas en los aviones. No sé si viviré lo bastante para verlo.
2.- Protestan por cualquier chorrada. Porque el café les ha llegado tarde, porque la azafata tarda en traerles un vaso vacío, porque sí, porque no... vamos, por lo que sea: el caso es humillar un poquito al servicio.
3.- Saquean a conciencia los duty-free. Fundamentalmente en busca de bebida (y no digamos desde las nuevas normas, aunque ya lo hacían antes). Las mujeres, que beben, pero lo hacen menos, suelen concentrarse más en el chocolate, que compran incluso en el propio avión, cuando pasa la azafata. El precio no es importante ¡Será por dinero!
4.- Les gustan los cacharritos lo que no está escrito. El ruso es el último en apagar el móvil, antes justito de despegar. Y lo primero que hace en cuanto el avión toca tierra es encender el móvil y llamar a quien sea a decir que ya ha llegado, aunque no vaya a salir del aeropuerto hasta una hora después, entre que el avión aparca correctamente, pasa el control de pasaportes, la recogida de equipajes y el control aduanero.
Mientras escribo esto, mi vecino de asiento me ha sorprendido con un revolucionario concepto de combinado. Ha sacado de una bolsa de Aldeasa una botella de whisky y se ha puesto a trasegar a palo seco. Acto seguido, ha sacado una botella de tercio de Coca-Cola y se ha puesto a hacer lo propio. Digo yo que en su estómago tendrá la mezcla. Ahora está leyendo la revista del duty-free del avión con ánimo evidente de gastarse los cuartos en cualquier chorrada. O quizá en cualquier bebedizo, porque la botella de whisky está en las últimas y, para mí, no le va a llegar hasta Moscú. Para compensar, la de Coca-Cola está más llena.
En estas condiciones, quienes más compasión inspiran, aparte de quienes tenemos la ocasión de compartir asiento con gente de tal ralea, son las azafatas de vuelo. Astutamente, Aeroflot ha incorporado a sus filas a un número creciente de asistentes de vuelo masculinos, que salen airosos del enfrentamiento con los pasajeros con mayor fortuna que las mujeres. En líneas regionales, donde la casi totalidad de las azafatas son mujeres jóvenes y de bastante buen ver, he visto de todo, proposiciones deshonestas y tocamientos de culo incluidos. Y eso sin necesidad de contar nada sobre las trifulcas entre pasajeros, que las hay en ocasiones.
Como, además, en el avión se multiplican los efectos del alcohol, es grande el número de pasajeros que sólo con ayuda y paciencia ajena consiguen salir de él, y hasta ponerse en pie. Mi vecino, que ya huele fuertemente a alcohol, ha hecho un esfuerzo de incorporación, se ha puesto de pie, ha comenzado a caminar en dirección al lavabo, pero parece que no se ha sentido con fuerzas para llegar hasta el final, porque ha desistido y ha preferido desplomarse sobre el asiento, que, menos mal, era el suyo. Aquí al lado está, con una sonrisita de oreja a oreja y con un hipo que digo yo que le molestará lo suyo. Tengo miedo.
miércoles, 14 de febrero de 2007
Trenes diferenciales
Pasar por Cataluña, aunque sea poco y fugazmente, deja huella profunda en el visitante, no sólo por la belleza de los paisajes que se ven desde el tren (eso desde luego), sino por los hechos diferenciales que atesora, como el que paso a relatar.
Cuando estudié en el colegio los acrónimos, nos pusieron distintos ejemplos de los mismos. Así, SEAT significa Sociedad Española de Automóviles de Turismo, RENFE quiere decir Red Nacional de Ferrocarriles Españoles y, el ejemplo que me pareció más curioso, TALGO significa Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol, en honor a las dos personas que lo hicieron posible: Alejandro Goicoechea (ingeniero militar que, en la Guerra Civil española, se hizo famoso por otras circunstancias distintas a la ferroviaria) y José Luis Oriol.
Eso es así en todo el mundo, o al menos es lo que creía yo, pero basta pasar por Cataluña un par de horas para darse cuenta del error en que estaba inmerso. Así estaba yo, recién llegado de Valencia, esperando el cercanías para el aeropuerto, cuando sonó por megafonía: "Atenció, Talg amb destinació Carcasonne, via 4". Lo tenía delante de mí y, de hecho, es el de la foto. Pensé que había entendido mal, por mi escaso dominio del catalán, pero al repetir el mensaje agucé las entendederas y, efectivamente, había dicho "Talg". Va a resultar que, en catalán, significa "Tren Articulat Lleuger Goikoetxea", dejando de lado el "Oriol", tan catalán, por otra parte (aunque el Oriol del Talgo era vasco también).
No sé qué pensar. Desde luego, había valorado mal el hecho diferencial catalán, que es mucho mayor de lo que yo pensaba y que abarca incluso la traducción de los acrónimos, con potestad para modificarlos al gusto. O quizá, en su tiempo, Pompeu Fabra se había enemistado con algún Oriol, y por ello el Institut d'Estudis Catalans ha resuelto, justamente, eliminar el apellido Oriol, dejando sólo el Goicoechea... estooo Goikoetxea, vasco como el solo, después, supongo, de perdonarle su estelar actuación de 1937 en el frente norte.
O, quizá, el tipo de la compañía de trenes encargado de traducir al catalán los términos ferroviarios sabría mucho catalán, pero poco de trenes. En fin, el papanatas que ha normalitzat al Talgo ha acabado por hacer buena la frase de mi suegro cuando decía que el catalán es como el castellano quitando la última letra de las palabras.
Cuando estudié en el colegio los acrónimos, nos pusieron distintos ejemplos de los mismos. Así, SEAT significa Sociedad Española de Automóviles de Turismo, RENFE quiere decir Red Nacional de Ferrocarriles Españoles y, el ejemplo que me pareció más curioso, TALGO significa Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol, en honor a las dos personas que lo hicieron posible: Alejandro Goicoechea (ingeniero militar que, en la Guerra Civil española, se hizo famoso por otras circunstancias distintas a la ferroviaria) y José Luis Oriol.
Eso es así en todo el mundo, o al menos es lo que creía yo, pero basta pasar por Cataluña un par de horas para darse cuenta del error en que estaba inmerso. Así estaba yo, recién llegado de Valencia, esperando el cercanías para el aeropuerto, cuando sonó por megafonía: "Atenció, Talg amb destinació Carcasonne, via 4". Lo tenía delante de mí y, de hecho, es el de la foto. Pensé que había entendido mal, por mi escaso dominio del catalán, pero al repetir el mensaje agucé las entendederas y, efectivamente, había dicho "Talg". Va a resultar que, en catalán, significa "Tren Articulat Lleuger Goikoetxea", dejando de lado el "Oriol", tan catalán, por otra parte (aunque el Oriol del Talgo era vasco también).
No sé qué pensar. Desde luego, había valorado mal el hecho diferencial catalán, que es mucho mayor de lo que yo pensaba y que abarca incluso la traducción de los acrónimos, con potestad para modificarlos al gusto. O quizá, en su tiempo, Pompeu Fabra se había enemistado con algún Oriol, y por ello el Institut d'Estudis Catalans ha resuelto, justamente, eliminar el apellido Oriol, dejando sólo el Goicoechea... estooo Goikoetxea, vasco como el solo, después, supongo, de perdonarle su estelar actuación de 1937 en el frente norte.
O, quizá, el tipo de la compañía de trenes encargado de traducir al catalán los términos ferroviarios sabría mucho catalán, pero poco de trenes. En fin, el papanatas que ha normalitzat al Talgo ha acabado por hacer buena la frase de mi suegro cuando decía que el catalán es como el castellano quitando la última letra de las palabras.
lunes, 12 de febrero de 2007
El peregrino en su patria (IV)
¿Qué ha cambiado en España en estos últimos años? Vosotros, los que vivís en España todos los días, seguramente no os dais cuenta, igual que yo no me doy cuenta de los cambios que se producen en Moscú e igual que no puedes ver moverse el minutero de un reloj y, sin embargo, se mueve. Pues bien, esto es algo de lo que me ha llamado la atención de éste mi último viaje.
1.- Arnaldo Otegi ha engordado muchísimo. Cuando yo salí de Esp... digo, del Estado español, Otegi era un prometedor batasuno, convertido en portavoz de la mesa nacional de rebote, después de que la anterior mesa nacional de HB diera con sus huesos en la cárcel. El otro día lo vi por televisión presentando la enésima propuesta abertzale y parecía que era el doble. Arnaldo debe cuidar esa línea. Podía tomar ejemplo de... bueno, bueno, mejor me callo, que lo que iba a escribir es de mal gusto incluso para mí.
Eso sí, aparte de la línea, dice las mismas cosas que ha dicho siempre y lleva el mismo jersey que hace diez años. Casi que consuela saber que hay cosas que no cambian.
2.- Hay emigrantes a porrillo. Estaba yo mosqueado, el otro día, cuando bajé al parque a echar unas canastas, porque, a tenor de las noticias que llegan al extranjero, parece que podría encontrarme con una banda organizada sudamericana exigiendo contribuciones especiales para acceder a la pista de baloncesto. Parece que las noticias son alarmistas, ya que en la pista, efectivamente, había un grupo de sudamericanos (de hecho, el único español era yo), pero estaban jugando tranquilamente al fútbol sin molestar a nadie. Lo único que mosqueaba más es que eran las cuatro de la tarde, aquellos chicos estaban en edad escolar y, sin embargo, parece que por la escuela no iban demasiado.
Pero sí, emigrantes hay en gran número. O eso, o es que se pasan todo el día en la calle moviéndose y parece que hay más.
3.- El campo se hunde. Las fugaces visitas que he ido haciendo, por desgracia, no dejan lugar a dudas: campos abandonados, naranja colgando del árbol sin recoger, fruta literalmente tirada por el suelo... y desánimo, mucho desánimo. Los precios en árbol son inferiores a los de hace diez años, y hay cultivos que sólo se sostienen por la subvención europea, que convierte a los labradores de profesionales en jardineros a sueldo.
Como dijo ayer el labrador que mejor conozco, mi padre: "Con lo bonito que es el campo, y no cotiza."
Y sí que es bonito, sobre todo en invierno, con el agret alfombrando el suelo y los árboles moteados de puntos naranja contrastando con el verde oscuro.
Pero no cotiza. Creo que mi generación va a ver morir una forma de vida, si nadie lo remedia.
4.- En la televisión española se han vuelto locos de atar. Yo llevaba años enteros sin verla, pero este viaje he pasado más que de costumbre por casa de mis padres en horario televisivo y me he quedado de piedra. Al parecer, siguen un programa llamado "El diario de Patricia", en el que se dedican, según pude entender, a airear todo tipo de situaciones escabrosas, con tal de que tengan un elemento moralmente reprochable. El programa que vi yo consistía en realizar pruebas de ADN para comprobar si Fulanito y Menganita eran padre e hija, hermanos de padre o parientes morganáticos. No lo eran, pero en el programa casi les habían hecho creer que sí, así los primeros planos del despago que se llevaron eran más impactantes.
Supongo que, además, en ese programa, se dedican a otras cosas. De vez en cuando, entre insulto, lagrimón y dosis de repugnancia, aparecía la presentadora, la tal Patricia, de manera más bien plebeya y diciendo cosas como:
- ¿Cree que su marido le engaña con prostitutas tailandesas? ¿Es usted homosexual, se ha dado cuenta al quedarse viudo y no sabe cómo decirselo a sus hijos? ¿Trabajó usted de butanero, tiene cinco hijos secretos de diferentes madres y le gustaría reunirlos en Nochebuena? Llame al diario de Patricia y trataremos su caso en el programa.
Cuando conseguí cerrar la boca, le dije a mi madre:
- Mamá, ¿pero qué es esto?
- Bah, una tontería de programa - decía mi madre, que no perdía ripio de la llamada tontería.
- Pero esto jamás me hubierais dejado verlo de pequeño, y lo estás viendo tú. Le hubiéramos puesto dos rombos, por lo menos.
- Bueno, es que luego viene "¿Quiere ser millonario?", que está muy bien.
- ¿Y por eso ponéis la tele una hora antes, por si adelantan el otro programa?
- Calla, calla... que aún no te has comido todos los polvorones.
Efectivamente, algunas cosas no cambian. El sábado a mediodía conseguí acabar el último polvorón navideño.
Creo que seguiremos por Rusia un poco más de tiempo, si Dios lo permite.
1.- Arnaldo Otegi ha engordado muchísimo. Cuando yo salí de Esp... digo, del Estado español, Otegi era un prometedor batasuno, convertido en portavoz de la mesa nacional de rebote, después de que la anterior mesa nacional de HB diera con sus huesos en la cárcel. El otro día lo vi por televisión presentando la enésima propuesta abertzale y parecía que era el doble. Arnaldo debe cuidar esa línea. Podía tomar ejemplo de... bueno, bueno, mejor me callo, que lo que iba a escribir es de mal gusto incluso para mí.
Eso sí, aparte de la línea, dice las mismas cosas que ha dicho siempre y lleva el mismo jersey que hace diez años. Casi que consuela saber que hay cosas que no cambian.
2.- Hay emigrantes a porrillo. Estaba yo mosqueado, el otro día, cuando bajé al parque a echar unas canastas, porque, a tenor de las noticias que llegan al extranjero, parece que podría encontrarme con una banda organizada sudamericana exigiendo contribuciones especiales para acceder a la pista de baloncesto. Parece que las noticias son alarmistas, ya que en la pista, efectivamente, había un grupo de sudamericanos (de hecho, el único español era yo), pero estaban jugando tranquilamente al fútbol sin molestar a nadie. Lo único que mosqueaba más es que eran las cuatro de la tarde, aquellos chicos estaban en edad escolar y, sin embargo, parece que por la escuela no iban demasiado.
Pero sí, emigrantes hay en gran número. O eso, o es que se pasan todo el día en la calle moviéndose y parece que hay más.
3.- El campo se hunde. Las fugaces visitas que he ido haciendo, por desgracia, no dejan lugar a dudas: campos abandonados, naranja colgando del árbol sin recoger, fruta literalmente tirada por el suelo... y desánimo, mucho desánimo. Los precios en árbol son inferiores a los de hace diez años, y hay cultivos que sólo se sostienen por la subvención europea, que convierte a los labradores de profesionales en jardineros a sueldo.
Como dijo ayer el labrador que mejor conozco, mi padre: "Con lo bonito que es el campo, y no cotiza."
Y sí que es bonito, sobre todo en invierno, con el agret alfombrando el suelo y los árboles moteados de puntos naranja contrastando con el verde oscuro.
Pero no cotiza. Creo que mi generación va a ver morir una forma de vida, si nadie lo remedia.
4.- En la televisión española se han vuelto locos de atar. Yo llevaba años enteros sin verla, pero este viaje he pasado más que de costumbre por casa de mis padres en horario televisivo y me he quedado de piedra. Al parecer, siguen un programa llamado "El diario de Patricia", en el que se dedican, según pude entender, a airear todo tipo de situaciones escabrosas, con tal de que tengan un elemento moralmente reprochable. El programa que vi yo consistía en realizar pruebas de ADN para comprobar si Fulanito y Menganita eran padre e hija, hermanos de padre o parientes morganáticos. No lo eran, pero en el programa casi les habían hecho creer que sí, así los primeros planos del despago que se llevaron eran más impactantes.
Supongo que, además, en ese programa, se dedican a otras cosas. De vez en cuando, entre insulto, lagrimón y dosis de repugnancia, aparecía la presentadora, la tal Patricia, de manera más bien plebeya y diciendo cosas como:
- ¿Cree que su marido le engaña con prostitutas tailandesas? ¿Es usted homosexual, se ha dado cuenta al quedarse viudo y no sabe cómo decirselo a sus hijos? ¿Trabajó usted de butanero, tiene cinco hijos secretos de diferentes madres y le gustaría reunirlos en Nochebuena? Llame al diario de Patricia y trataremos su caso en el programa.
Cuando conseguí cerrar la boca, le dije a mi madre:
- Mamá, ¿pero qué es esto?
- Bah, una tontería de programa - decía mi madre, que no perdía ripio de la llamada tontería.
- Pero esto jamás me hubierais dejado verlo de pequeño, y lo estás viendo tú. Le hubiéramos puesto dos rombos, por lo menos.
- Bueno, es que luego viene "¿Quiere ser millonario?", que está muy bien.
- ¿Y por eso ponéis la tele una hora antes, por si adelantan el otro programa?
- Calla, calla... que aún no te has comido todos los polvorones.
Efectivamente, algunas cosas no cambian. El sábado a mediodía conseguí acabar el último polvorón navideño.
Creo que seguiremos por Rusia un poco más de tiempo, si Dios lo permite.
jueves, 8 de febrero de 2007
El peregrino en su patria (III)
Muchas veces, me dicen lo siguiente los españoles que pasan por Rusia y que se enteran del tiempo que llevo por allí.
- Jo, habrás visto cambiar esto un montón.
Y yo me quedo confuso, porque la verdad es que sí, pero no tengo muy claro qué se podría destacar.
- Sí... ya... pero claro, como yo vivo aquí, pues la verdad es que no es lo mismo, porque los cambios no son de sopetón. Yo creo que me daría mejor cuenta si estuviera un par de añitos fuera y luego volviera.
- Ya veo... -pero no se quedan muy convencidos, no.
Dando la vuelta al calcetín, lo que sí debería percibir nítidamente son los cambios que se han producido en España, país por el que paso de uvas a peras, pero que es el mío y en que estoy ahora mismo. Y, ciertamente, hoy ando liado, pero en la siguiente entrada voy a tratar de los cambios que percibe en España (y más concretamente en Valencia) un español que ha pasado fuera los últimos años: yo mismo.
- Jo, habrás visto cambiar esto un montón.
Y yo me quedo confuso, porque la verdad es que sí, pero no tengo muy claro qué se podría destacar.
- Sí... ya... pero claro, como yo vivo aquí, pues la verdad es que no es lo mismo, porque los cambios no son de sopetón. Yo creo que me daría mejor cuenta si estuviera un par de añitos fuera y luego volviera.
- Ya veo... -pero no se quedan muy convencidos, no.
Dando la vuelta al calcetín, lo que sí debería percibir nítidamente son los cambios que se han producido en España, país por el que paso de uvas a peras, pero que es el mío y en que estoy ahora mismo. Y, ciertamente, hoy ando liado, pero en la siguiente entrada voy a tratar de los cambios que percibe en España (y más concretamente en Valencia) un español que ha pasado fuera los últimos años: yo mismo.
martes, 6 de febrero de 2007
Perros y amos
Entre las religiones poco reconocidas, pero no por ello menos reales, con fuerte implantación entre la población, destaca la tenencia de perros. A sus fieles les podríamos llamar "cerberianos", pongamos por caso. En mi condición de corredor aficionado, he tenido algunos problemas con la chuchería moscovita, como, por ejemplo, un día que iba trotando tranquilamente por las cercanías del monasterio Simonovsky y se me abalanzó, ante la indiferencia de su dueña, un bicho ladrador, y puede que mordedor, aunque esto último, a Dios gracias, no llegué a comprobarlo en mis carnes.
La dueña, a mi enésimo berrido, accedió a llamar al can a su vera. Yo, que, habiendo calentado, estaba caliente, me dirigí a ella.
- Sujete al perro, señora.
La señora me miró con desagrado.
- ¿Es que se puede correr así, como usted?
Entorné los ojos, le puse la mano en el hombro, la apreté un poco y dije:
- Sí, se puede. Y le diré más: lo que no se puede es llevar a un perro suelto por ahí. Como me haga algo, se va a enterar - y apreté la mano un poco más fuerte, antes de seguir con el trote.
Cuando conté esto a una rusa, pocos días después, suponiendo que compartiría mi indignación, lo cierto es que se puso de parte del perro.
- Claro que fue a por ti. Es que lo provocas corriendo.
Y es que los enemigos del corredor son dos: perros y paletos.
Sin embargo, sería injusto achacar la kinofilia extrema únicamente a los rusos, porque, sin ir más lejos, esta mañana, en pleno centro de Valencia, y mientras metía mi bicicleta en el garaje, descubrí a una señora de mediana edad con paraguas y perro, éste último meando tranquilamente en la puerta de mi garaje.
- Señora -le dije, ¿le parece un buen sitio para que el perro haga sus cosas?
La señora se dio la vuelta.
- Pues mire -dijo-, a mí también me molestan muchas cosas, como que me sacudan desde arriba los manteles, que me caen todas las migas, o cuando me echan cosas por el deslunado. Así que vamos a aguantarnos todos.
- Oiga, a mí qué me cuenta. Yo le digo que su perro no debe mear en mi garaje.
- Y se nota que usted no conoce mucho a los perros. Que los perros se guían por olores, y allí es donde mean. Yo las cacas las quito, pero los meados no voy a hacerlo. Que a mí también me molestan muchas cosas, y me aguanto.
Decididamente, el mundo no se divide entre hombres y mujeres, ni entre nacionales y republicanos, ni entre vikingos y culés. No, señor: el mundo se divide entre gente que tiene perro y gente que no lo tiene.
La dueña, a mi enésimo berrido, accedió a llamar al can a su vera. Yo, que, habiendo calentado, estaba caliente, me dirigí a ella.
- Sujete al perro, señora.
La señora me miró con desagrado.
- ¿Es que se puede correr así, como usted?
Entorné los ojos, le puse la mano en el hombro, la apreté un poco y dije:
- Sí, se puede. Y le diré más: lo que no se puede es llevar a un perro suelto por ahí. Como me haga algo, se va a enterar - y apreté la mano un poco más fuerte, antes de seguir con el trote.
Cuando conté esto a una rusa, pocos días después, suponiendo que compartiría mi indignación, lo cierto es que se puso de parte del perro.
- Claro que fue a por ti. Es que lo provocas corriendo.
Y es que los enemigos del corredor son dos: perros y paletos.
Sin embargo, sería injusto achacar la kinofilia extrema únicamente a los rusos, porque, sin ir más lejos, esta mañana, en pleno centro de Valencia, y mientras metía mi bicicleta en el garaje, descubrí a una señora de mediana edad con paraguas y perro, éste último meando tranquilamente en la puerta de mi garaje.
- Señora -le dije, ¿le parece un buen sitio para que el perro haga sus cosas?
La señora se dio la vuelta.
- Pues mire -dijo-, a mí también me molestan muchas cosas, como que me sacudan desde arriba los manteles, que me caen todas las migas, o cuando me echan cosas por el deslunado. Así que vamos a aguantarnos todos.
- Oiga, a mí qué me cuenta. Yo le digo que su perro no debe mear en mi garaje.
- Y se nota que usted no conoce mucho a los perros. Que los perros se guían por olores, y allí es donde mean. Yo las cacas las quito, pero los meados no voy a hacerlo. Que a mí también me molestan muchas cosas, y me aguanto.
Decididamente, el mundo no se divide entre hombres y mujeres, ni entre nacionales y republicanos, ni entre vikingos y culés. No, señor: el mundo se divide entre gente que tiene perro y gente que no lo tiene.
domingo, 4 de febrero de 2007
Peligros del fútbol
Había una vez un español, en Moscú, a quien llamaremos Fadrique, bellísima persona, pero con el defecto que era un gran aficionado al fútbol, y más que al fútbol, a un equipo: el Real Madrid. Y había otro, a quien llamaremos Alfor, natural de Valencia y a quien el fútbol no le interesaba más bien nada. Esto aconteció en la época en que el Real Madrid comenzó a caer realmente muy mal entre los seguidores del Valencia, y en la época en que la liga, y lo que fuera, se la disputaban entre el Real Madrid y el Barcelona, con la esporádica intervención del Valencia (que últimamente ha intervenido más a menudo), del Depor y del Atleti.
El tal Fadrique, en una actitud ostentósamente maniquea, no manejaba más posibilidad que una sola: el que no era merengue era por fuerza culé o criptoculé, o "el que no está con nosotros, está contra nosotros". No entendía de indiferencias. Y, como el Real Madrid estaba en buena racha, nos ponía a los demás españoles de Moscú a su alcance a caer de un burro y a baladronar de los triunfos de su equipo, por más que, a los más de nosotros, el fútbol, plin. Como, además, se acercaba un Real Madrid - Valencia, la cosa se ponía peligrosa entre las colonias merengue y chota de Moscú.
- Ya veréis este domingo, cómo os vamos a dar - decía Fadrique.
Yo decidí que no estaba dispuesto a ser objeto de los comentarios futboleros de Fadrique duante la semana anterior al partido y durante las tres posteriores. Si ganaba el Real Madrid, me lo restregaría a toda hora y, si lo hacía el Valencia, más valía no hablarle en un par de semanas, porque Fadrique era muy buena persona, excepto cuando el Real Madrid perdía los partidos, y Fadrique los estribos. Así pues, decidí salirme por la tangente con una improvisación.
- Fadrique, a nosotros no nos vais a dar de momento. Que yo no soy del Valencia.
- ¿Cómo que no? Pues ¿qué eres, culé?
- No, señor, soy granota, del Levante.
Para no ser aficionado al fútbol, también le podía haber dicho que era del Camporrobles o del Eldense, pero quizá eso hubiera sido exagerado. El Levante, equipo número dos de la ciudad de Valencia, estaba en segunda división B, luchando por subir a segunda A, y era poco probable que alguna vez llegase a disputar nada con el Madrid. Era, pues, el equipo ideal para alejarme de las invectivas de Fadrique. El equipo pupas y perdedor idóneo para inspirar conmiseración y no caer mal a nadie. Mi equipo, me dije.
Pasó el tiempo y las temporadas. El Levante, como quien no quiere la cosa, subió a segunda y, tras un par de años, a primera, volvió a bajar, ha vuelto a subir y ahí sigue de momento. Fadrique recordó mi supuesta filiación granota, pero, con el Levante más preocupado de no hundirse en la clasificación que de buscar las cosquillas a los líderes, no parecía muy preocupante.
Bueno, no parecía muy preocupante hasta hace un par de horas, en que el Levante acaba de ganar al Real Madrid en el Santiago Bernabeu. Quién lo iba a decir cuando elegí al Levante como mi equipo para que me dejaran en paz. Gracias al cielo, no me ha pillado en Moscú, pero, la próxima vez que me encuentre a Fadrique, sólo espero que se le haya pasado el cabreo que debe llevar ahora encima. Si no, malo.
Ah, por cierto: ¡Vixca el Llevant!
El tal Fadrique, en una actitud ostentósamente maniquea, no manejaba más posibilidad que una sola: el que no era merengue era por fuerza culé o criptoculé, o "el que no está con nosotros, está contra nosotros". No entendía de indiferencias. Y, como el Real Madrid estaba en buena racha, nos ponía a los demás españoles de Moscú a su alcance a caer de un burro y a baladronar de los triunfos de su equipo, por más que, a los más de nosotros, el fútbol, plin. Como, además, se acercaba un Real Madrid - Valencia, la cosa se ponía peligrosa entre las colonias merengue y chota de Moscú.
- Ya veréis este domingo, cómo os vamos a dar - decía Fadrique.
Yo decidí que no estaba dispuesto a ser objeto de los comentarios futboleros de Fadrique duante la semana anterior al partido y durante las tres posteriores. Si ganaba el Real Madrid, me lo restregaría a toda hora y, si lo hacía el Valencia, más valía no hablarle en un par de semanas, porque Fadrique era muy buena persona, excepto cuando el Real Madrid perdía los partidos, y Fadrique los estribos. Así pues, decidí salirme por la tangente con una improvisación.
- Fadrique, a nosotros no nos vais a dar de momento. Que yo no soy del Valencia.
- ¿Cómo que no? Pues ¿qué eres, culé?
- No, señor, soy granota, del Levante.
Para no ser aficionado al fútbol, también le podía haber dicho que era del Camporrobles o del Eldense, pero quizá eso hubiera sido exagerado. El Levante, equipo número dos de la ciudad de Valencia, estaba en segunda división B, luchando por subir a segunda A, y era poco probable que alguna vez llegase a disputar nada con el Madrid. Era, pues, el equipo ideal para alejarme de las invectivas de Fadrique. El equipo pupas y perdedor idóneo para inspirar conmiseración y no caer mal a nadie. Mi equipo, me dije.
Pasó el tiempo y las temporadas. El Levante, como quien no quiere la cosa, subió a segunda y, tras un par de años, a primera, volvió a bajar, ha vuelto a subir y ahí sigue de momento. Fadrique recordó mi supuesta filiación granota, pero, con el Levante más preocupado de no hundirse en la clasificación que de buscar las cosquillas a los líderes, no parecía muy preocupante.
Bueno, no parecía muy preocupante hasta hace un par de horas, en que el Levante acaba de ganar al Real Madrid en el Santiago Bernabeu. Quién lo iba a decir cuando elegí al Levante como mi equipo para que me dejaran en paz. Gracias al cielo, no me ha pillado en Moscú, pero, la próxima vez que me encuentre a Fadrique, sólo espero que se le haya pasado el cabreo que debe llevar ahora encima. Si no, malo.
Ah, por cierto: ¡Vixca el Llevant!
viernes, 2 de febrero de 2007
Gente equivocada (y III)
En todo caso, de verdad, lo que me ha hecho escribir esta serie sobre llamadas equivocadas fue la del otro día, que también arroja alguna luz sobre los motivos por los que la frecuencia de llamadas equivocadas es desusadamente alta.
- ¿Diga?
- Ho... la... ¿Shash? -esta vez era una voz femenina.
- ¿Qué?
- Quiero... hablar... ¿Sha-ash?
- ¿A quién busca?
- ¿Mmmmm? ¿Qué número... es... ése?
- ¿Y a dónde llama?
- Ahora lo... bussssco. A verrr... seis... dos... nueve... no, dos... o nueve.
- Señora...
- ¿Sí-i-i?
- No hay que beber tanto.
- Ji, ji, ji... ¿de verr-dad?
- Lo que me sorprende es que la primera cifra la ha acertado.
- Ji, ji, ji... ¡viva!
- Ande, váyase a dormir.
- ¿No quieres charlarrr... unn... poquito?
- No, señora. Piense en Shash. Hasta otra -y colgué.
Acababa de acostar a Ame, que estaba a mi lado y se puso en pie en su cuna.
- Mmmm... ¿equivocat? - preguntó.
- Sí, Ame, era una dona equivocada, i no sols s'ha equivocat al tocar. Em pareix que fa molt de temps que s'ha equivocat.
- ¿Diga?
- Ho... la... ¿Shash? -esta vez era una voz femenina.
- ¿Qué?
- Quiero... hablar... ¿Sha-ash?
- ¿A quién busca?
- ¿Mmmmm? ¿Qué número... es... ése?
- ¿Y a dónde llama?
- Ahora lo... bussssco. A verrr... seis... dos... nueve... no, dos... o nueve.
- Señora...
- ¿Sí-i-i?
- No hay que beber tanto.
- Ji, ji, ji... ¿de verr-dad?
- Lo que me sorprende es que la primera cifra la ha acertado.
- Ji, ji, ji... ¡viva!
- Ande, váyase a dormir.
- ¿No quieres charlarrr... unn... poquito?
- No, señora. Piense en Shash. Hasta otra -y colgué.
Acababa de acostar a Ame, que estaba a mi lado y se puso en pie en su cuna.
- Mmmm... ¿equivocat? - preguntó.
- Sí, Ame, era una dona equivocada, i no sols s'ha equivocat al tocar. Em pareix que fa molt de temps que s'ha equivocat.