jueves, 15 de febrero de 2007

Pasajeros rusos

A pesar de que bastantes entradas de las que adornan esta bitácora se han escrito en aviones, todavía no ha habido ninguna sobre las características diferenciales de los rusos en vuelo, lo cual nos permitirá distinguir a un ruso de un pasajero de otra nacionalidad. Y es que, a pesar de que poco a poco los rusos van estando más viajados y comienzan a pasar más desapercibidos, mantienen un ramalazo de, digamos, infantilidad que les delata.

Antes, era fácil distiguirles, simplemente por la ropa raída y pasadísima de moda, al menos en los países capitalistas, o por las gafas de pasta medio rotas. Pero, entretanto, muchos rusos han salido al extranjero, han visto lo que se lleva por allí y han hecho un notable esfuerzo camaleónico por camuflarse en el entorno. Y así, en efecto, la ropa del ruso, e incluso las gafas, no son distintas de las que llevamos el común de los occidentales ¿Quiere decir eso que pasan inadvertidos? En absoluto. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Como regla general, con todas las excepciones que se quiera, los pasajeros rusos se caracterizan por lo siguiente:

1.- Beben bastante. Antes, durante y después del vuelo. Las nuevas reglas que impiden pasar líquidos al avión han supuesto un duro golpe, pero ellos encuentran subterfugios para eludirlas (véase el punto tres). Entretanto, la cosa ha llegado tan lejos que, después de que tres viajeros borrachos provocaran hace unas semanas que un vuelo tuviera que salir con bastante retraso, las autoridades rusas, en un gesto inaudito, han manifestado que están pensando prohibir las bebidas alcohólicas en los aviones. No sé si viviré lo bastante para verlo.

2.- Protestan por cualquier chorrada. Porque el café les ha llegado tarde, porque la azafata tarda en traerles un vaso vacío, porque sí, porque no... vamos, por lo que sea: el caso es humillar un poquito al servicio.

3.- Saquean a conciencia los duty-free. Fundamentalmente en busca de bebida (y no digamos desde las nuevas normas, aunque ya lo hacían antes). Las mujeres, que beben, pero lo hacen menos, suelen concentrarse más en el chocolate, que compran incluso en el propio avión, cuando pasa la azafata. El precio no es importante ¡Será por dinero!

4.- Les gustan los cacharritos lo que no está escrito. El ruso es el último en apagar el móvil, antes justito de despegar. Y lo primero que hace en cuanto el avión toca tierra es encender el móvil y llamar a quien sea a decir que ya ha llegado, aunque no vaya a salir del aeropuerto hasta una hora después, entre que el avión aparca correctamente, pasa el control de pasaportes, la recogida de equipajes y el control aduanero.

Mientras escribo esto, mi vecino de asiento me ha sorprendido con un revolucionario concepto de combinado. Ha sacado de una bolsa de Aldeasa una botella de whisky y se ha puesto a trasegar a palo seco. Acto seguido, ha sacado una botella de tercio de Coca-Cola y se ha puesto a hacer lo propio. Digo yo que en su estómago tendrá la mezcla. Ahora está leyendo la revista del duty-free del avión con ánimo evidente de gastarse los cuartos en cualquier chorrada. O quizá en cualquier bebedizo, porque la botella de whisky está en las últimas y, para mí, no le va a llegar hasta Moscú. Para compensar, la de Coca-Cola está más llena.

En estas condiciones, quienes más compasión inspiran, aparte de quienes tenemos la ocasión de compartir asiento con gente de tal ralea, son las azafatas de vuelo. Astutamente, Aeroflot ha incorporado a sus filas a un número creciente de asistentes de vuelo masculinos, que salen airosos del enfrentamiento con los pasajeros con mayor fortuna que las mujeres. En líneas regionales, donde la casi totalidad de las azafatas son mujeres jóvenes y de bastante buen ver, he visto de todo, proposiciones deshonestas y tocamientos de culo incluidos. Y eso sin necesidad de contar nada sobre las trifulcas entre pasajeros, que las hay en ocasiones.

Como, además, en el avión se multiplican los efectos del alcohol, es grande el número de pasajeros que sólo con ayuda y paciencia ajena consiguen salir de él, y hasta ponerse en pie. Mi vecino, que ya huele fuertemente a alcohol, ha hecho un esfuerzo de incorporación, se ha puesto de pie, ha comenzado a caminar en dirección al lavabo, pero parece que no se ha sentido con fuerzas para llegar hasta el final, porque ha desistido y ha preferido desplomarse sobre el asiento, que, menos mal, era el suyo. Aquí al lado está, con una sonrisita de oreja a oreja y con un hipo que digo yo que le molestará lo suyo. Tengo miedo.

6 comentarios:

  1. jajaja, siempre es bueno saber estas cosas...Al menos podré reconocer de ahora en daelante a un Ruso en un avión , lo que temo es no tenerles tanta paciencia...
    Vamos Alfor, tu eres fuerte...

    Un beso

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  2. Suponiendo que se lo haya tomado ya en el avión ¿Cómo ha subido la bolsa de Aldeasa con la Coca-Cola y el Whisky?

    A mí con lo de la prohibición me obligaron a tirar una Pepsi [0.5 l] sin abrir...

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  3. Anónimo, tal vez porque lo pilló en las duty free, esas están después de los controles de aduana.
    Alf, veo que volar en aerolíneas rusas no sólo es una aventura por el peligro que entrañan sus naves, o por lo que cuesta conseguir un vuelo. Veo que los pasajeros natales también se las traen... Animo Miles Gloriosus, sabemos que un mercenario con tu destreza supera estas y otras pruebas de incluso más dificultoso nivel...

    Mi más sincera enhorabuean Miles.., jejeje Besotessssss

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  4. ¡¡Las Duty free (por lo menos en Praga) estaban todas ANTES del control!!
    ¡¡Y en los demás aeropuertos que he visto igual!!

    De hecho una vez superado el control te pasaban a una sala acristalada aislada del resto de la terminal ¿sales y vuelves a entrar? (y encima saltándote el control)...

    La cosa estriba en pasar el control justo ANTES de subir... si lo pasas una hora antes y andas por ahí a tu bola ¿qué sentido tiene?

    Y en otros aeropuertos más pequeños o no tenían Tiendas Libres de Impuestos o yo no las ví.

    Lo pregunto porque a mí también me gustaría beber (y no alcohol) y/o comer algo a bordo.

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  5. ¿Cuanto hace que no viajas, anónimo? En el viaje que hice este verano, saliendo desde la T-4 de Madrid, no había ninguna sala de cristal ni cosas por el estilo. Pasabas todos los controles y donde te quedabas esperando a la llamada de tu avión, osea ya en las puertas de la ternminal, tienes de todo: Restaurantes, cafeterías y las famosas tiendas libres de impuestos, y no una, no, si no unas cuantas...
    Si no me crees, pregunta a quien quieras, y probablemente Alf, corrobore lo que te digo.
    Un saludo

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  6. Haya paz, compañeros. La respuesta es la siguiente, porque cada país aplica las reglas como quiere, en esto del pase de líquidos y geles al avión:

    1.- En los aeropuertos de Moscú, hay controles antes del duty-free, pero también después, justo antes de subir al avión. Que yo sepa, se pueden pasar cosas, incluso líquidos, del duty-free, siempre etiquetados como que se han comprado en el duty-free. Se supone que lo que compras en el duty-free no son explosivos.

    2.- En Madrid y Barcelona, que es el caso, el control se establece después de la mesa de facturación, pero antes del duty-free. Pasas el control, y a partir de ahí tienes todas las tiendas que quieras, y no vuelve a haber otro control antes de llegar al avión, así que lo pasas sin problemas.

    En Praga supongo que son más estrictos. En todo caso, el sentido del control es que no puedas pasar nada susceptible de explotar a bordo, por eso te quitan lo que puedas haber traído de fuera; en cambio, lo que compres en un duyt-free se supone que ha pasado un control que lo hace inofensivo, y no hay problemas en que los pasajeros lo metan en las cabinas de pasajeros.

    Así que, Anónimo, ánimo con el comercio y el bebercio. De todas, yo pasé todas las rosquilletas que quise por el escáner y nadie me dijo nada. Los sólidos parece que preocupan menos.

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