lunes, 30 de noviembre de 2020

El catolicismo invisible

Los obispos belgas no parecen tener muchísima madera de mártires, la verdad. Con la segunda ola del coronavirus, las autoridades masónico-liberales que nos gobiernan prohibieron el culto religioso, con contadísimas excepciones en casos de funerales, bautizos y matrimonios, sin que la conferencia episcopal belga haya hecho algo distinto a agachar la cabeza y tragar saliva, ni los fieles, la verdad sea dicha, hayamos hecho mucho más que torcer el gesto y, todo lo más, escribir entradas en esta bitácora. En Francia, como sabemos, hay obispos mucho más combativos, y no está de más ver que la muy timorata página de internet de la conferencia episcopal belga se hace eco de ello, aunque sea un poquito. ¿Cuándo tendremos en Bélgica un obispo como Monseñor Rey, por poner uno de los citados en el artículo?

Y no es la primera vez que el gobierno belga hace de su capa un sayo con los creyentes, porque la primera fase de la pandemia también sucedió algo similar. Tres meses sin sacramentos (con las tres excepciones antedichas), y sólo al final, cuando ya casi todo estaba abierto, se empezó a escuchar alguna queja, muy matizada, por parte de un obispo valón.

Al menos, se supone que los templos pueden estar abiertos para la oración personal. Pero eso es mucho suponer. En el berenjenal que es la iglesia católica en Bélgica, no es fácil encontrar templos abiertos a horas normales. San Marcos, el templo más cercano a mi domicilio, no es precisamente un hervidero de actividad y, si está abierto a alguna hora, yo no he sido capaz de localizarla.

Sin embargo, afortunadamente, hay excepciones. Al menos, yo he podido encontrar una, a casi cuatro kilómetros de casa, en que la iglesia está abierta para la oración de manera frecuente y, cuando no lo está, al menos la capilla lateral, con imagen de la Virgen, está a disposición de todo el que pase. Y la música religiosa de fondo ayuda. Lo curioso es que el templo está en las afueras, en una zona que se diría bastante descreída, y con una densidad de población bastante baja, pero el párroco es muy activo, su liturgia es cuidadísima, y los frutos se notan, cosa que prueba que, incluso en Bélgica, con todo lo secularizado que está el país, las cosas se podrían hacer bien, y se obtendrían resultados.

Como eso no pasa siempre, el gobierno belga, directamente, ningunea a las religiones. La musulmana no es -todavía- tan potente como para tenerle respeto y, de todas formsa, hay sitios donde las autoridades miran descaradamente para otro lado, por la cuenta que les trae; la católica podría montar pollos muy serios en algún tiempo pasado, pero no en el presente, así que el gobierno liberal-masónico belga desprecia abiertamente cualquier oposición que le pudiera venir por ahí.

Tras su última reunión, las autoridades han permitido abrir los comercios no esenciales, pero, de los templos, no han dicho ni mu. Cerrados. Así que en San Nicolás y Navidad se podrán hacer compras, pero no ir a misa. Uno diría que la Navidad (y San Nicolás) son fiestas religiosas.

Error. Ni siquiera los obispos belgas se lo terminan de creer, según parece. Veamos el siguiente artículo aparecido ahora mismo en la página oficial de la iglesia católica en Bélgica.

Me ha llamado la atención esta cita: Le vicaire épiscopal du diocèse de Liège n’a toutefois pas manqué de déplorer le fait qu’aucune allusion n’ait été faite aux cultes lors de la conférence de presse. « Rappeler l’origine religieuse de Noël et la dimension spirituelle qui s’y déploie, ne fait offense à personne. Mieux – cela fait du bien à tout le monde. »

En castellano: Sin embargo, el vicario episcopal de la diócesis de Lieja no ha dejado de lamentar el hecho de que en la conferencia de prensa no se haya hecho alusión alguna a los cultos: "Recordar el origen religioso de la Navidad y la dimensión espiritual que se despliega en ella no ofende a nadie. Es más, hace bien a todos."

Sin duda, el vicario episcopal es un señor bienintencionado, pero le traiciona el lenguaje que usa ¿Cómo que "origen religioso de la Navidad"? ¿No da a entender una expresión como ésa que la Navidad ya no es una fiesta religiosa, aunque su origen sea religioso? No será una fiesta religiosa, sin duda, para mucha gente, pero es lamentable que el vicario episcopal de Lieja, con lo que ha sido Lieja, no tenga valor (o directamente no crea, qué sé yo), que la Navidad, o es una fiesta religiosa, nada menos que la celebración del nacimiento del Salvador del mundo, o no es nada. Nada.

Con estas premisas, el resto del artículo suena completamente vacío. Habla el articulista de fieles que envían cartas para reabrir las iglesias, de "millones de creyentes belgas", antes ha hablado de los "gruñidos" de los fieles...Pamplinas. Mientras tanto, los templos siguen cerrados, y los fieles son ovejas, porque los que debían ser sus pastores resulta que también se han hecho ovejas, y el gobierno belga se permite ignorar directamente a los pocos católicos que debemos quedar en este país (millones, dice, qué bueno), mientras al vacío añade la humillación de hacer más caso a los tenderos de comercios no esenciales.

Nos mean encima, y decimos que llueve.

 

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