miércoles, 20 de abril de 2011

Músicos acabados (IX)

Desde que, ya hace algún tiempo, comenzó la historia de esta bitácora, el descubrimiento más sensacional y la mayor contribución a la ciencia que se ha realizado desde la misma ha sido la revelación de que todo músico que viene a actuar a Moscú está acabado.

Hay gente, incluso en mi propia familia, que dice que exagero. Que no es verdad. Que son cosas que digo de broma y que no hay nada de eso. Que Moscú es la ciudad más grande de Europa y que un músico puede actuar en ella sin desdoro para su reputación... si aún fuera, no sé, Kostromá o Tver, pues aún podría ser, pero ¡Moscú!

Pamplinas, y nada más que pamplinas.

Ya lo creo que un músico que toque en Moscú está acabado. Para quien no lo crea y siga considerando que este aserto mío no es más que una señal más de una supuesta ojeriza mía a esta ciudad (y que quede claro que no le tengo ninguna ojeriza), es momento de echar la vista atrás y comprobar qué ha sucedido con algunos de los protagonistas de las entradas etiquetadas como «Músicos acabados».

La verdad es que la mayoría de las casos no hay mucha discusión, y que la ley de acabamiento de los músicos - voy a bautizarla así - queda fatalmente confirmada. Hay músicos que vienen todos los años y que incluso realizan giras por toda Rusia, como el caso más palmario de Deep Purple, que probablemente tiene visado de múltiple entrada, aunque hay que reconocer que en eso les ayuda el hecho de contar con numerosos seguidores en Rusia, el más destacado de los cuales es el presidente del país, Dmitry Medvedev, que el mes pasado, tras el enésimo concierto de la banda en Moscú, les invitó a tomar el té en su residencia. Tenemos la foto de ahí arriba, en la que Medvedev, con gesto arrobado y poco menos que la baba cayéndole por la comisura de los labios, escucha lo que le pueda estar diciendo Ian Guillan, posiblemente el más acabado de la banda, porque los demás aún saben tocar, pero él ya no tiene voz como para ir berreando por ahí.

No es el único caso. Todos y cada uno de los protagonistas de las entradas en cuestión han pasado a la historia de la música, después de haber abandonado el presente. Lenny Kravitz, Iron Maiden, Julio Iglesias, Raphael, U2 (¿os pensáis que U2 va a hacer algo más de cierto mérito? ¡Ja!)... todos han dejado atrás sus mejores momentos y simplemente, y todo lo más, se dedicarán a sacar recopilatorios. Si se atreven a sacar algo nuevo, seguro que va a desmerecer mucho respecto de su obra anterior.

¿Y Madonna? Parecía que no había nada en este mundo que pudiera con la reina del pop, e incluso, cuando escribí el 11 de septiembre de 2006 que sus días en primera fila del pop mundial estaban contados, hubo gente que pensó que yo me estaba equivocando y que Madonna continuaría como hasta entonces. Pero no: desde que actuó en Moscú, lo único que ha hecho ha sido sacar un disco bastante malo (como era de esperar), abrir una cadena de gimnasios (pff...), sacar un par de recopilatorios (malum signum, malum signum...), divorciarse (aunque fuera de Guy Ritchie, que menudo piernas), adoptar a un niño (sobornando a diestro y siniestro) y, en suma, comenzar una cuesta abajo inexorable. Vamos, que Moscú ha acabado hasta con Madonna.

Y así sucesivamente. La vida continúa, y también continúa la función de Moscú como notario del fin de músicos que en su día se creyeron inmortales y que hoy, pasado su tiempo, se conforman con ganar sus últimos rublos allí donde todavía les dejan actuar. Y es el momento, pues, de revisar los últimos elefantes que han venido a su cementerio, porque, con toda la monserga esta que estoy soltando, se ha hecho un poco tarde.

3 comentarios:

  1. Jo tío cómo te pasas... Qué cruel, retorcido y malo eres. Me siento directamente ofendido... Esto ya es demasiado para mi discografía...

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  2. Hola, Cuñado,
    por favor no dejes de decirnos cuales son las estrellas que van a pasar/acaban de hacerlo por tu querida ciudad.
    Un beso,
    Pita

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  3. Al'bert, pues espera y verás, que esta primavera viene fuerte.

    Pita, enseguida me voy a redactar una serie con las últimas novedades, para que, si les dejan tocar en... no sé, París, por ejemplo, no os molestéis en ir.

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