Después del atracón de arnadí del otro día, estamos llegando con esta entrada a la quintaesencia de la cocina valenciana: el arroz. Como todo el mundo sabe, o debería saber, y si no que se vayan enterando, el único sitio del mundo mundial donde se cocina el arroz como es debido es Valencia. Los demás hacen lo que pueden y lo empastran las más de las veces. En Valencia, empastrar el arroz es delito de lesa patria y, aunque no está penado, muchos pensamos que debería estarlo, y severamente.
En Rusia, el arroz no es de buena calidad. Del arroz bomba ni siquiera han oído hablar, y sólo distinguen entre el corto y el largo, que se cultiva en el sur, cerca del Mar Negro. Durante un tiempo se consiguió arroz valenciano por aquí, pero la empresa productora debió terminar por considerar que la ganancia no merecía la pena y decidió abandonar a sus fieles consumidores locales, de los que apenas conocí otro que no fuera yo. Con lo que me veo resignado a comprar arroz ruso. Corto, por supuesto, nunca largo, que no sabe a nada.
Hace un par de años estuve de misión en Barcelona y me encontré libre un sábado por la tarde, que dediqué a buscar un supermercado abierto y comprar un kilo de arroz bomba, que traje a Moscú como oro en paño pensando en el arroz al horno que me iba a preparar. Lo dejé en la despensa, me fui al trabajo y, a la vuelta, me puse el delantal con intención de ponerme manos a la obra. La señora que entonces cuidaba de los niños estaba por allí trajinando, y sobre el hornillo apagado había una cazuela. Levanté la tapa a ver qué habían comido los niños. Mmm... arroz, vaya.
"Uf, qué porquería de arroz. Esta Galina cocina fatal. Está empastrado y... ¿qué cosa le ha puesto? Ajjj, lleva pollo sin deshuesar... qué repelús. En fin, es cuestión de resarcirse. Ahora van a saber lo que es cocinar arroz."
Abi apareció por la cocina.
- Abi, ¿que heu menjat hui? (Abi, ¿qué habéis comido hoy?)
- Arrós, pero estava molt roïn. (Arroz, pero estaba muy malo.)
- ¿Qui ho ha fet, Galina? (¿Quién lo ha hecho, Galina?)
- Sí. No m'ho he pogut acabar. (Sí. No me lo he podido terminar.)
- Tranquila, chiqueta, ara voras com jo el faig millor. (Tranquila, niña, ahora verás cómo lo hago mejor.)
"Madre mía, esta Galina. Qué desastre de cocinera. Por mucho menos de esto, en mi pueblo, le tiran a uno al río. Bueno, voy a buscar el arroz."
Me fui a la despensa, donde había dejado el kilo de arroz bomba traído de Barcelona... y no estaba.
"Qué extraño. Lo habrán cambiado de sitio."
- Галина! (¡Galina!)
- Да? (¿Sí?)
- Вы не видели рис, который я положил здесь? (¿Ha visto usted el arroz que puse aquí?)
- В бумажном пакете? (¿En una bolsa de papel?)
- Как раз. Где он? (Exactamente, ¿dónde está?)
- Я варил его сегодня. Очень вкусно. (Lo he cocinado hoy. Estaba muy bueno)
- Чтоооооооо? (¿Quéeeeeee?)
Me dirigí a la cocina dando grandes zancadas.
- Неужели вот это...? (¿No será esto...?) - dije, levantando la tapa de la cazuela y dejando al descubierto aquella bazofia que hacía daño a la vista, y no quiero ni pensar lo que le haría al estómago.
- Да, да, дети кушали, все нормально, не волнуетесь (Sí, sí, y los niños han comido, no se preocupe).
Dios mío, Dios mío, Dios mío... un kilo de arroz bomba, pensado para adquirir sabores de caldo de primera, pensado para sofreírse en una paella, para crujir en una cazuela de barro en el horno bajo la atenta mirada de un cocinero responsable, pensado para hervir en compañía de unas hebras de azafrán. No puede ser... ese arroz, quintaesencia de todos los arroces, había ido a fenecer deshonrosamente en las bastas manos de una señora ignorante que lo había ¡hervido con agua! ¡Y lo había empastrado! ¡Y lo había mezclado con huesos de pollo! En la casa había otros tres kilos de arroz... y había tenido que profanar ése, precisamente ése. En mi pueblo no es que la tiraran al río por mucho menos, es que por perpetrar ese sacrilegio la hubieran lapidado.
Recordar aquello me ha puesto de muy mala uva. Ya seguiré con la siguiente entrada otro día: arroz al horno.
Ah, y al principio de la entrada creo haber dicho que Galina era la señora que cuidaba a los niños.
Ains Alf, que penita de arroz bomba, por dios... Por cierto, ¿sabías que el arroz bomba se consiguió en tierras valencianas? Concretamente en la marjal Pego-Oliva. Es originario de allí, aunque los catalanes, que son listos a más no poder, no tardaron en comprar semillas y comenzar a trabajar con este arroz en el Delta del Ebro.
ResponderEliminarNo obstante, el mejor arroz Bomba sigue siendo el de Pego, y además están experimentando para conseguir un producto de mejor calidad, además de tener una alta producción de arroz Bomba biológico, es decir, cultivado sin química, tanto a nivel de abonado como a nivel de protección contra plagas.
Así que cuando te vengas por aquí, si puedes, acércate por la cooperativa de Pego, que venden sacos de 2 kilos a buen precio (teniendo cuenta que el arroz Bomba es más caro siempre, claro). Y si no puedes, pues ya te informo que tanto SOS como LA FALLERA, el arroz Bomba que venden es de Pego. O eso pone en el paquete.
Por cierto, que rico arrocito al horno... Mmmmm y me sale de vicio, jejejeje y nada de empastrar, que yo soy valenciana y a mucha honra y además tenía una abuela olivense, y después del rollo que te he contado sobre el arroz Bomba y la marjal donde nació y tus conocimientos sobre nuestra tierra, no hará falta que te diga que en Oliva se sabe tratar muy bien al arroz, además de ser cuna de algunos platos excepcionales y tener cerquita Pego, cuna del Arross en Costra, una de esas delicias que no deja impasible a nadie: o lo amas o lo odias, jejeje...
Besitossssss
Ah, por cierto, mi Iaia Lola (que en paz descanse) hacía un Arross en "Crosta" (como se dice por esa zona) que ni te cuento...
ResponderEliminarEsther, habrá que ir pensando en la comida, ya lo creo.
ResponderEliminarUstedes disculpen, en Canarias tenemos amigos rusos que hacen recetas de arroz ruso magníficas,lo de que sólo los valencianos hacen buen arroz bastante incierto.
ResponderEliminarRuego no confundan ustedes al personal. Si creen que la gastronomía rusa es mala, es que la desconocen por completo. En España también hay gente que hace muy mal de comer.