domingo, 22 de enero de 2023

Cosas positivas de Bélgica: moviéndose

Creo que hay que volver a esta serie después de hacer balance de las últimas entradas y de comprobar, algo avergonzado, de que lo normal es que me dedique a dar cera a este país que me proporciona los garbanzos, y que algo bueno tendrá cuando no he tomado las de Villadiego con un corte de mangas.

Hasta ahora hemos visto que Bruselas no es una ciudad excesivamente cara, para ser una capital bastante postinera, y también hemos alabado los altos salarios (mejor no hablemos de los impuestos, también altos) y el sentido del humor local, de lo que hay numerosos ejemplos, pero, ahora que los días son cortos y que uno tiende a ponerse de mala leche cuando ve que a las cuatro y poco ya es de noche y, a veces, el día ha sido tan nublado y lluvioso que no está claro si se llegó a hacer de día, es el momento de buscar más ventajas a la vida de aquí.

Bélgica en general, y Bruselas en particular, está bien comunicada.

Es decir, tú puedes estar avinagrado toda la semana por el mal tiempo, pero, chico, si no tomas el viernes un avión para Canarias, Alicante o Vitigudino es porque no quieres. Bueno, y porque en Vitigudino no hay aeropuerto, porque, de haberlo, seguramente habría un vuelo que lo comunicara con Bruselas. En la época de los vuelos baratos, que ya veremos cuánto más dura, casi ahorras tomando un vuelo a España y pasando allí el fin de semana, donde los precios son sensiblemente inferiores.

He de reconocer que, desde que me quedé huérfano, ya no hago ese ejercicio de saltar un fin de semana a Valencia a ver a mis progenitores, cosa que hice con cierta frecuencia durante mi primer año en Bruselas. De hecho, durante mis primeros meses en Bruselas, con mis padres y hermanos en Valencia y mi familia inmediata en Moscú, pasé muchísimo tiempo en los cielos pululando entre los tres sitios.

Pero es que no sólo es el avión. En tren se planta uno en casi cualquier sitio en un plazo muy razonable, e incluso en coche se puede ir a lugares muy interesante, si es que uno se puede permitir pagar el combustible, claro...

¿Que quieres ir a París? A hora y media de tren está ¿Que a Londres? También en tren, en un ratito te plantas ¿Que te apetece ir a comer a Holanda? Entonces estás mal de la cabeza, porque no hay país en que se coma peor, pero, si te empeñas, tienes trenes para ir en nada a casi cualquier sitio de por allí. Incluso a España podrías ir en tren, pero, como eso ya tarda algo más, entre los aeropuertos de Zaventem y Charleroi tienes vuelos directos a casi cualquier aeropuerto de España. Leche, si es que hay vuelos hasta al aeropuerto de Castellón (con todos los respetos por Castellón, que quede claro).

Y es que, claro, alguna ventaja tenía que tener el hecho de que por aquí pasan los próceres de toda Europa, así como sus respectivas cortes y la caterva de funcionarios, grupos de presión y vividores varios que mantiene en pie todo este tinglado. Esa gente no es de aquí y de vez en cuando les entra morriña de lo suyo. Imagínate que eres finlandés y echas mucho de menos la nieve (porque lo que cae aquí no merece ese nombre, seamos claros). Pues nada, un fin de semana en Laponia no es ninguna tontería, porque, diantre, ¿quién quiere ver caer cuatro copos mal contados en Bruselas, pudiendo estar haciendo esquí de fondo en Rovaniemi?

Total, que esta entrada es un toque de atención para mí mismo, que no me estoy aprovechando lo suficiente de las posibilidades del país, cosa que debería hacer, antes de que se haga tarde, porque, la verdad, hasta a un tipo tan adaptado a los usos locales como yo le entrará la morriña y se irá, o ésa es la intención, a pasar el resto de sus días al lugar de donde procede.

Entretanto, vayamos cerrando esto, ¡porque hoy sí se hace tarde!

2 comentarios:

  1. Pasé muchos años viviendo enfrente de la casa de vacaciones de la española de más alto rango en la OTAN, vivía en Bruselas con su familia, son gente estupenda, otra cosa buena de Bruselas, igual hasta sois amigos...
    Lluís

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  2. Lluis, pues no, no la conozco. Yo es que, en cuanto pone alto rango en algún sitio, procuro ir en la dirección contraria. Luego habrá gente estupenda, no lo niego, pero no está mal estar prevenido, por si acaso.

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