miércoles, 29 de septiembre de 2021

Ladrones

No sé si en España existe una cosa así, pero en Bélgica es razonablemente popular una red social llamada Hoplr que busca fomentar actividades colaborativas en los barrios. Es posible que busque algo más, como toda red social que se precie, pero de momento podemos quedarnos con lo primero. Cuando me propusieron entrar en ella, envié un precioso saludo en mi mejor neerlandés, pensando que, a una mala, encontraría gente que hablara neerlandés y que siempre podría practicar algo. Lo cierto es que, de todos los vecinos que han entrado, y son bastantes, el único mensaje en neerlandés es el mío. A veces tengo la impresión de que tendría más repercusión si escribiera en castellano, porque, al menos, hay algún que otro español que forma parte del grupo del barrio.

Así que mi mayor actividad consiste en leer los mensajes de los demás, y uno que últimamente me ha llamado poderosamente la atención es la denuncia de un robo en el barrio. Los ladrones se llevaron un coche, y además aparatos eléctricos y joyas de una casa, coincidiendo con la ausencia de los dueños durante un fin de semana y la avería "casual" de una alarma.

La policía belga los detuvo al día siguiente, porque, la verdad, la habilidad de los ladrones no se corresponde con su capacidad intelectual, al menos a primera vista. Habían aparcado el coche delante de la casa que estaban okupando, a unos quinientos metros de la casa en la que habían perpetrado el robo; por si fuera poco, el coche tenía un sistema de geolocalización, con lo que la ubicación del mismo, y con ella la de los ladrones, quedó resuelta en un periquete.

Uno no se espera tener ladrones residentes en el barrio, que es uno de los más pijos de Bruselas, con gente con el riñón generalmente bien cubierto. Parece que se trata de una casa abandonada, o más bien pendiente de un permiso de construcción para volver a ponerla en servicio, y que unos sin papeles han aprovechado para colarse dentro impunemente. Para entendernos, esos vecinos eran realmente una anomalía, porque el barrio, como ya he contado alguna vez, es tan sumamente pijo que se negó a tener una estación de metro, cuando hubo oportunidad para tenerla, con pretextos varios, pero que escondían la verdadera razón, consistente en que los vecinos de entonces no querían que la presencia del metro y la facilidad para moverse que conllevaba atrajese a gente poco pudiente (negros y moros, vaya, para qué vamos a andar con eufemismos) que no pudiese pagarse un coche.

Digo que los ladrones vivían allí impunemente porque, según parece, ya era la tercera vez que los detenían, y la víctima del delito escribía que con toda seguridad los iban a soltar de nuevo para que pudieran volver a su casa okupada y dedicarse a sus robos y hurtos profesionales. Y concluía la vecina lamentándose de que en nuestros días sea más fácil ir a la cárcel por no pagar una multa de tráfico que por asaltar casas.

Esto lo escribo para los que piensan que España es el peor país del mundo mundial en lo que hace a la protección de los derechos de propiedad y el mejor para los okupas, sin papeles y todo tipo de gente de mal vivir. No. Ya se ve que Bélgica no le va a España a la zaga en absoluto, lo cual no debería servir de consuelo a los españoles, como no sea para darse cuenta de que no estamos solos y que tenemos compañía en el camino hacia el desastre.

Esto, con Carlos el Temerario, no pasaba.

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