miércoles, 2 de marzo de 2016

Esto no podía morir así

Seguramente más de un lector, si es que queda más de uno, habrá pensado que la bitácora no había podido llegar a 2016 y que había muerto de vieja,o de inacción, o de puro y duro abandono. Y no se lo reprocho, porque, yo, el autor de estas líneas, y de la práctica totalidad de las que han pasado por estas pantallas en los últimos casi diez años, también lo creía.

Y no es para menos.

Creo que es la primera vez (y no aseguro que no vaya a ser la última) que me he pasado dos meses sin escibir una línea, peero eso es lo que ha pasado. Han sido dos meses bastante... tensos. a despecho de los que opinan que Bruselas es una ciudad tranquila y aburrida, eso no cuenta si tienes un trabajo que consiste en solucionar problemas (y, además, hace poco que cambiaste y eres bastante más novato que quienes se ocupan de crear esos mismos problemas). Y no digamos si, encima, has comprado una casa y estás en pleno proceso de obras en la misma. Entonces Bruselas, lejos de ser tranquila, pasa a ser una tortura de parangón imposible. Por menos de eso han aparecido tumores en los desgraciados que se han visto sometidos a semejante tormento. Espero de todo corazón que no sea mi caso, pero una de las que lo ha sufrido ha sido la bitácora, postergada una y otra vez con la cantinela de 'a ver si mañana tengo un rato'. Y no, no lo tenía.

Pero esta bitácora no podía morir así. Puede perder calidad, cosa inevitable, porque Bélgica da de sí menos que Moscú, ciudad donde no hay día que sucedan cosas extraordinarias, pero tiene derecho a morir dando un último suspiro de gloria, como los espartanos de Cleómenes III. Así que voy a dedicar los próximos días, a falta de inspiración (que ésa es otra), a limpiarla, fijarla y darle esplendor, y dejarla preparada para próximas campañas. Como hizo Cleómenes III.

7 comentarios:

  1. Hola

    Hace poco que he encontrado su blog, gracias a un enlace que aparecía en Rusadas y la verdad es que fui ojeando sus antiguas batallas y de entretenidas que eran, decidí comenzar desde el principio.
    Para mí, que apenas he viajado, ni he vivido experiencias dignas de mención, personas como usted y su Bitácora consiguen transmitir ideas y vivencias, que de otro modo serían imposible.
    Podía haber sido otro de esos lectores anónimos silentes que abundan, pero ahora que veo que en los últimos tiempos no actualiza su blog, vaya a terminarse ( espero que no) y yo sin agradecerle los ratos tan buenos que me ha hecho pasar.

    Un saludo.

    Álvaro.

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  2. Buenas tardes.
    Llevo varios meses leyéndote. He disfrutado de tus peripecias por buena parte de Rusia, de tus muchos conocimientos acerca de diversas materias, de (sobre todo) cómo sabes comunicarlos. He seguido tus viajes aquí y allá y visitado los lugares que nos has ido descubriendo con el atlas al lado (San Google Maps, en realidad). He compartido las peripecias de tu familia y he disfrutado cada momento que he leído tu bitácora.
    No es falso peloteo.
    Me alegro mucho de que vuelvas.
    Muchas gracias.

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  3. Discúlpame.
    Escribí el comentario anterior y no me presenté.

    Me llamo Mario, de Madrid.

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  4. Aún parece que quedamos algunos al pie del cañón. Cuidaos mucho y esperamos nuevas aventuras cuando haya un poco más de tiempo

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  5. No desesperes. Bruselas y Bélgica dan para muchas muchas historias, porque en el fondo, es un gran país...que desespera muy a menudo, pero un gran país. Espero que la situación actual no haga cambiar su belleza y sirva para mejorar muchas cosas.

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  6. Babunita, gracias.

    Álvaro, bienvenido y ¡el blog no se termina! Precisamente Bruselas se está poniendo interesante, así que, a poco que tenga tiempo, irán apareciendo nuevas entradas.

    Mario, bienvenido. Estas entradas guadianescas se deben, en este caso, no exclusivamente a que voy de cráneo, sino sobre todo a que Belgacom, el casimonopolista belga de telecomunicaciones, es una calamidad casi tan grande como las unidades belgas de investigación de células terroristas islamistas.

    Óscar, como veis, temas hay. Y aventuras también, a fe mia.

    Anónimo, bello será un rato, pero ahora mismo es un país confuso, y Bruselas una ciudad asustada.

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