viernes, 4 de abril de 2014

Mis problemas con el municipio (I)

Como ha debido quedar claro en las entradas anteriores, soy residente no exactamente en Bruselas, sino en Uccle, que forma parte de la región de Bruselas, pero no es Bruselas. No sé si me explico.

La organización territorial belga no es muy complicada. Hay tres regiones: Valonia, donde no quieren saber nada del flamenco ni de Flandes; Flandes, donde no quieren saber nada de Valonia ni del francés; y Bruselas, que es un monstruo especial donde ambas lenguas son oficiales, aunque geográficamente se encuentra más bien en Flandes.

Bruselas es una región compuesta por unos veinte municipios, que, a diferencia de los municipios españoles a los que estamos acostumbrados, sólo tienen casco urbano, nada de término, digamos, rural. Obviamente, no hay separación alguna entre ellos: acaba el casco urbano de uno, e inmediatamente, sin solución de continuidad, comienza el otro. Y claro, uno se queda con impresión de que Bruselas es una ciudad bastante grande poblada por el millón largo de habitantes que componen la población de los diecinueve municipios de la región.

El municipio más importante de la región se llama, también, Bruselas, ocupa más o menos el centro de Bruselas-región, con algunas "pedanías" algo excéntricas, y es el más poblado con su más o menos cuarto de millón de habitantes. Así que, según se mire, Bruselas es una ciudad medianeja con su término municipal estricto, o una urbe de población considerable, si tomamos toda la región y el hecho de que, aunque administrativamente sean municipios diferentes (y cada cual tiene su "centro urbano"), en realidad no deja de ser una enorme masa urbana.

Los primeros meses, en tanto esperaba al resto de la familia, estuve viviendo en Bruselas "strictu sensu". Al llegar toda la tropa, nos mudamos a Uccle, que, la verdad, no deja de ser un pueblo. Uno puede pensar que no debería haber mucha diferencia entre ciudad y pueblo en una conurbación semejante, y los primeros dos meses, viviendo en una zona residencial, tampoco es que lo notara demasiado, hasta que llegó el momento fatal de hacer trámites con la administración municipal y, por tanto, de dirigirme a la "maison communale", o sea, lo que en francés de Francia se llama "hôtel de ville", en valenciano "casa de la vila", y en castellano "ayuntamiento" o, si te pones muy fino, "casa consistorial". Ahí ya empecé a notar que efectivamente en Bruselas-región hay distintas ciudades, cada una de ellas con su centro histórico, con su iglesia principal, con su ayuntamiento y con unas cuantas calles estrechas que le dan su personalidad y que no tienen mucho que ver con los sucesivos ensanches que han terminado por comerse el terreno que hubo en su día entre los diferentes municipios y por crear la masa informe que es, hoy, la región de Bruselas.

Esta multiplicidad de administraciones y de abnegados funcionarios al servicio del administrado debería redundar en una enorme satisfacción del mismo y en un servicio sin mácula, nulos retrasos y exactitud minuciosa. Mi experiencia, sin embargo, va más por otro camino. A lo largo de las próximas entradas voy a intentar relatarla, en el convencimiento de que todos los funcionarios que trabajan en Uccle no sólo han leído a Kafka, sino que "El castillo" es su manual de procedimiento.

2 comentarios:

  1. La verdad es que me encanta lo que nos cuentas, primero de Rusia y ahora de Bélgica, como ya te dije en una ocasión me hace ver que después de todo los españoles no somos tan desastrosos.

    Saludos

    PS: ¿cómo ve el "Frente Putinista Doméstico" lo que ocurre en Crimea y Ucrania? No nos lo has contado.

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  2. Fernando, poco a poco, que voy pilladooooo. Pero espero que salga durante esta semana.

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