lunes, 8 de octubre de 2012

Vivan los novios

Hace unos días, unos novios daguestaníes se casaron en Moscú. Los daguestaníes son unos señores muy musulmanes y de costumbres ruidosas que proceden de Daguestán, una república federada de por allí por el sur, por donde hay guerrilleros y esas cosas. Sí, es fronteriza con la famosa Chechenia. El caso es que los daguestaníes en cuestión no se conforman con quedarse en Daguestán (lugar que no he visitado y que seguramente tardaré bastante en visitar), sino que están bastante desparramados por aquí y por allá. Y algunos han llegado a Moscú, y hasta se casan por allí.

Hasta aquí, no hay nada de particular, salvo que los alegres invitados de la boda se pusieron a aplicar las ancestrales costumbres de su lugar de origen. En Valencia, la costumbre es poner una traca a la salida de la iglesia y tirar mucho arroz a los novios. En otros sitios, no sé muy bien qué hacen (en las películas gringas atan latas vacías al coche de los novios, para que hagan ruido al arrancar), pero todos los que vivimos en Moscú nos hemos enterado perfectamente de cómo lo hacen en Daguestán: en Daguestán, los amigos del novios pillan una ametralladora, que allí debe ser como un electrodoméstico más, y sueltan unas ráfagas al aire (o no, no sé...). Eso fue lo que hicieron la semana pasada, subiendo por la Tverskaya, a dos pasos del Kremlin.

Si a mí se me ocurre ir por la Tverskaya con una ametralladora, y no digamos dispararla, iba a tener problemas pero que muy serios. Los amigos del novio no. Los amigos del novio, aunque se sabe perfectamente quiénes son, se han ido de rositas. Supongo que precisamente ha sido por eso: porque se sabe perfectamente quiénes son, y parece que es mejor no meterse con ellos.

La cosa ha supuesto cierto revuelo. Veamos un más o menos chiste que se cuenta.

Noticias del futuro próximo

El tribunal municipal de la Sharia de Moscú ha declarado culpable a un tal ciudadano Ivanov, el cual, violando todas las costumbres, intentó adelantar al cortejo nupcial del estimado clan de los Mamedov, e incluso se permitió increpar a los invitados, que estaban saludando pacíficamente a los novios con festivas ráfagas de metralleta.


Ahora va en ruso.

Новости недалекого будущего.

Московский городской шариатский суд признал виновным некоего гр. Иванова, который, в нарушение всех обычаев, пытался обогнать свадебный кортеж уважаемой четы Мамедовых, а также позволял себе делать замечания в адрес гостей, мирно приветствовавших молодоженов праздничными автоматными очередями.


Anteayer, vino a poner paz en este entuerto nada menos que el popular presidente de Chechenia (otro país donde hay más metralletas que churros), Ramzán Kadírov, un muchacho (porque es un muchacho) capaz de ganar las elecciones con más del 100% de los votos. De forma didáctica, Kadírov dice que van a limitar las ráfagas de metralleta en las bodas. Que el sentido de las ráfagas es simplemente avisar de la llegada de la novia, para que los invitados estén alerta, pero que en el siglo XXI eso se puede hacer (también) con SMS o llamando al móvil.

Ah, bueno.

El día menos pensado, igual limitan también los raptos de las novias y cosas de ésas. Total, estamos en el siglo XXI, y existen las agencias matrimoniales.

2 comentarios:

  1. No hay boda Daguestani que ni acabe con carrerita de coches a toda mecha dando tiros... Y si los coches son de megalujo mejor...

    Un saludo Alfor!

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  2. Miguel, jo, así que disparar por la calle no es delito, si vas disfrazado de daguestaní ¡Pues yo quiero ser daguestaní!

    Un saludo, Miguel... :D

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