jueves, 22 de diciembre de 2011

El clásico (y III)

Retorno a Moscú acompañado de tres pasajeros por civilizar que seguramente trabajan de matones de discoteca y que han viajdo a Madrid para ver el Real Madrid - Barcelona. No digo de qué equipo eran para no ofender a nadie.

La azafata pijilla llegó con resignación a nuestra fila, comprobó que los protagonistas de este relato estaban trajinando con sus móviles y no tuvo más remedio que dirigirse a ellos:

- You have to switch off your phones! - previendo las dificultades que podía tener, acompañó esta frase con gestos inequívoco incluso para su auditorio, señalando el móvil de uno con una mano y moviendo la otra de derecha a izquierda.

Los tres apagaron las pantallas de sus moviles y se las mostraron todo orgullosos a la azafata, mientras gritaban:

- Off! Off! Off!

No parecía sino que estuvieran pronunciando la parte final de su apellido. La azafata tembló un poco y se dio la vuelta sin decir nada. En particular, es la primera vez en un vuelo con origen o destino en Moscú en que la azafata passsa ampliamente de comprobar si el pollo que se le ha sentado en la ventana de seguridad es capaz de expresarse en español o inglés y, de esta manera, atender a las indicaciones de la tripulación. En este caso, además, era bastante evidente que esos bichos no tenían ni pajolera idea de español ni de inglés, como no fuera por señas, y que su voluntad de hacer caso a lo que les dijese, no ya la tripulación, sino cualquier ser humano, era mucho más que sospechosa.

Casi no hace falta mencionar que, apenas la azafata se hubo dado la vuelta, los tres rusos conectaron la mar de tranquilos el botón de encendido de sus pantallas, y siguieron trasteando con el móvil y viendo fotitos como si la cosa no fuera con ellos.

Llegó, ya iniciado el vuelo, el momento de la cena. Iberia es una línea aérea que, en la competencia con Aeroflot en sus vuelos desde Rusia, cuenta con la ventaja de que ofrece vino en el menú. De hecho, en Rusia, eso es un factor importante, hasta el punto de que una gran parte de los pasajeros lo aprovecha. Para mi sorpresa, cuando llegó la bandeja a mis vecinos, señalaron con grandes gestos la botella de agua. La azafata los miró con incredulidad, pero les llenó el vaso. Acto seguido, ellos vaciaron la mitad y lo rellenaron con whisqui que llevaban metido por entre sus ropas, y así siguieron rellenando sus vasos hasta que se les acabó el whisqui y ellos cayeron dormidos, para alivio del mundo.

Cuando tocamos tierra, y mucho antes de que estuviera permitido usar los teléfonos, ellos ya estaban llamando no sé a quién para decir que ya habían llegado, como si eso pudiera ser una buena noticia para alguien. Fueron los primeros en levantarse, cuando aún no debían hacerlo, la emprendieron a codazos con todo el que vieron en su camino hacia la salida del avión, y sólo les adelanté gracias a que, incluso para unos mastuerzos como aquellos, cargar el arsenal alcohólico que llevaban les retrasaba bastante el paso.

Allá detrás los dejé, resoplando y bufando, mientras llegaba a Moscú por los poquísimos días que faltan antes de largarme, esta vez con toda la familia, de vuelta a casa.

Y, si con la celebración del llamado clásico y toda la parafernalia adjunta, lo que hemos conseguido es que nos visite lo peor de cada casa, casi que estábamos mejor antes de que hubiera partidos del siglo. Seguro que los del Real Madrid están de acuerdo.

3 comentarios:

  1. "...ya estaban llamando no sé a quién para decir que ya habían llegado, como si eso pudiera ser una buena noticia para alguien..." :)

    A nosotros espero que no nos pase lo mismo mañana... Nos quedamos hasta el 8 para poder merendar juntos... Espero también que eso sea una buena noticia.

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  2. Pues yo justo hoy vuelo a España. Alfor, he leído tu entrada y me ha entrado una pereza!!! ejejee ufff

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  3. Anónimo, pero no tanto, sí, señor, nos vemos el 6 a las 6 y 6. Lo tengo que convocar aún, pero contad con ello ¡Qué alegrón que me dais!

    Kinoforov, como sabes, no sólo tú volabas. Me alegro de que tuviéramos un buen vuelo, sin impresentables manifiestos como éstos, y espero que tuvierais un buen viaje hasta Asturias. Nosotros, bien, con el empacho de turrón de estas fechas.

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