En la penúltima entrada-aniversario, Francisco expresaba sorpresa, cuando no incredulidad, sobre mi opinión de que el régimen ruso actual tiene grandes similitudes con el de Franco. Naturalmente, aquí estoy yo para argumentar sobre esta afirmación.
El régimen, digamos, de Putin, es un régimen que difícilmente se puede llamar democrático, como tampoco lo era es de Franco. Pero tampoco ninguno de los dos puede decirse que sea un régimen totalitario, como sí lo era el de la Unión Soviética o el de la Alemania nazi, que aspiraban (con éxito) a controlar toda la sociedad. Putin no lo hace en Rusia (la sociedad es mucho más incontrolable en 2010 de lo que era en 1950), ni Franco en España (probablemente más por incapacidad de Franco que por que la sociedad española de 1950 fuera muy compleja).
Putin sí que es mucho más «presentable» que Franco, aunque sea por el hecho de convocar elecciones periódicamente. Franco se limitaba a convocar elecciones municipales, donde a veces se le colaba algún candidato, digamos, opositor, al igual que por el tercio familiar. En Rusia, las elecciones a gobernador regional han sido suprimidas y, por consiguiente, todos los gobernadores son nombrados por el presidente, igual que hacía Franco. Las elecciones a la Duma estatal siguen existiendo, pero la Duma estatal tiene aproximadamente el mismo papel que las Cortes franquistas: casi nada. Hay una mayoría holgadísima del partido del poder, con otros tres comparsas que es muy generoso llamar oposición y que incluso se pueden permitir votar en contra de alguna propuesta legislativa. En las Cortes de Franco, también había votos en contra, incluso en asuntos muy importantes, ¿y qué? Cuando se votó que el actual Jefe del Estado sucedería a Franco con el título de rey, los cuatro procuradores carlistas votaron en contra. Se quedaron con el voto en contra, y a casa.
De todas formas, lo decisivo es que las barreras para entrar en el sistema son demasiado altas para que las pase la oposición. En España, porque estaba directamente prohibido, y punto; en Rusia, porque los requisitos para inscribirse como partido político y presentarse a las elecciones, y no digamos sacar escaños, equivalen de hecho a una prohibición. De derecho, no, y eso lo hace nominalmente más presentable.
Como consecuencia, la oposición antisistema está en el extranjero o en la marginalidad (tanto en la Rusia actual como en la España de Franco); y la oposición interna se articula en grupos que se sitúan dentro del partido del poder. En la España de Franco, los azules y los tecnócratas, todos los cuales eran miembros de FET y de las JONS; en la Rusia de Putin, los de perfil «servicio de seguridad» (siloviki) y los de perfil liberaloide (tecnócrata), que sin excepción son miembros de «Rusia Unida». En público, todo es respeto, y los navajazos van por detrás.
Ideológicamente, FET y de las JONS, sobre todo a partir de 1959, y Rusia Unida están en un equilibrio entre paternalismo patriótico, conservador, con algún ribete liberaloide: vamos, que cabe de casi todo.
Y ahora con los poderes fácticos. En ambos regímenes, la Iglesia tiene un papel importante. En España, porque directamente era un Estado confesional; en Rusia no es así, pero la Iglesia es respetada, sobre todo en comparación con la etapa anterior, y tanto Medvedev como Putin asisten a los servicios públicamente. En Rusia, el patriarca tiene coche oficial con sirena azul.
Y más. Si el segundo poder fáctico es el ejército, huelga decir la importancia que tenía en la España de Franco, con un general como Jefe del Estado y tres ministros militares; en Rusia, el ejército está de pena, pero recupera posiciones a la carrera, y si consideramos poder fáctico a todas las fuerzas de seguridad juntas, nuevamente tenemos a uno de ellos como líder del partido del poder.
Estoy seguro de que se pueden sacar diferencias, pero una de las más grandes es que el Spartak no ha ganado seis copas de Europa, y el Real Madrid sí que lo hizo. Lo cual, como diferencia política, parece insuficiente.
Y luego sí que hay diferencias en políticas concretas (la de mercado de trabajo, por ejemplo, es muy llamativa; y la construcción de pantanos no es el fuerte de Putin), pero a mí me parece más coyuntural que estructural.
En general, me parece un debate interesante, y me encantará ver si Francisco tiene argumentos en contra.
Había escrito un bonito comentario, pero se ha perdido en la red.
ResponderEliminarComo usted bien debe conocer las circunstancias, no hará falta entrar en detalles.
Sin saber apenas nada de la época de Franco, por no haberla tenido que vivir, y viendo cómo se están desarrollando las cosas en Rusia, me parece que los dos regímenes se puedan diferenciar en que el gobierno de Franco no era una organización directamente enfrentada a los intereses de la patria. En Rusia, sin embargo, el gobierno-contubernio parece existir con el único fin de saquear el país, de modos que usted conocerá de sobra y mejor que yo. La prueba podría ser que Franco no llevase el país a una segunda guerra civil (con una basta, pero, desde luego, cada cual puso su granito de arena), que el país fuese mejorando a pesar de los pesares. Si en los años setenta, como he oído, se decía a los opositores "déjalo, hombre, si estamos muy bien como estamos", en Rusia, por su parte, finalizado el efecto Mesías de Putin de los primeros años de la década pasada, la gente ha empezado a ir a votar con el fig v karmane, y muy evidente, e inadmisible para Europa, tendrá que ser la manipulación en las próximas elecciones. Con todo, da la impresión de que estuvieran convencidos ya de que el país va a sufrir una convulsión en los próximos años (ya hemos visto cómo han aumentado el mandato presidencial a seis años), la cosa va a ser más difícil de sostener sin represión impresentable y están ya como Judas, sentados a la mesa y mirando la puerta.
No hay proyecto aquí.
Cuando mencioné mi sorpresa quizá debía haber subrayado qué parte de la entrada era la que la provocaba:
ResponderEliminar>al de Franco (y eso no es peyorativo en absoluto)
No tengo más que decir.
...Lo de que Putin no haga pantanos es raro, con lo desértico que es ese país... :)
ResponderEliminarBeloemigrant, es un punto de vista interesante. Creo que volveré a él en una próxima entrada. De hecho, una de las acusaciones al franquismo era la de fomentar la corrupción, pero no sé yo si en eso hemos mejorado en España desde entonces.
ResponderEliminarFrancisco, lo que quiero decir es que no estoy calificando ninguno de los dos regímenes. Sólo me limito a describirlos.
Al'bert, es que todos los pantanos ya los construyó Stalin, que tenía abundancia de mano de obra.
El de Franco era un régimen de partido único, así entra perfectamente en la definición de "totalitario", aunque no tuviera la misma obsesión de control absoluto que la URSS o el Tercer Reich. Era un fascismo cutre y salchichero, pero fascismo al fin y al cabo. A mí la Rusia de Putin me recuerda más al México del PRI: técnicamente un estado democrático de derecho, pero con un férreo entramado de intereses, mafioseos y clientelismos, y suficientes trampas institucionales como para mantener al partido oficial en el poder durante más de 70 años (sí, más que la Unión Soviética) y además con un apoyo popular nada desdeñable. Bastante parecido a lo que tenéis en Rusia, ¿no?
ResponderEliminarArkadi, creo que el concepto de "totalitario" va mucho más allá del régimen de partido único y se aplica a un sistema político que aspira a un control total de la sociedad y su subordinación al Estado. La España franquista, aunque sólo sea por su confesionalismo católico, que es completamente opuesto al totalitarismo, era otra cosa. Un profesor mío, comunista él y cura rebotado, lo definía como régimen autoritario paternalista, y creo que no es mala definición.
ResponderEliminarEl régimen de Putin tiene una diferencia fundamental con el priismo, y es que en el PRI era el partido el que mandaba sobre las personas concretas, que eran contingentes (yo sólo podría nombrar a Plutarco Elías y a Carlos Salinas, y creo que estoy muy por encima de la media), y en Rusia es Putin el líder, y el partido el contingente. De hecho, creo que casi todo el mundo sabe que quien manda es Putin, pero no el nombre del partido que dirige (sin estar afiliado al mismo, curiosamente).