Gracias a los chistes sobre judíos en Odessa, y a los comentaristas que ha tenido aquella entrada, ha surgido el tema de la nacionalidad de José de Ribas, militar al servicio de Catalina II y de Pablo I que destacó en las campañas contra los turcos otomanos, en particular en la toma de la fortaleza de Ismail, una de las proezas militares del siglo XVIII, y que fundó Odessa, ciudad en la que tiene dedicada una de sus calles principales (la Deribasovskaya).
En España, es común considerarlo español sin más discusión. Sin ir más lejos, si vais a la cancillería de la Embajada de España en Moscú, y conseguís superar el control policial de la entrada y acceder a la sala de espera de visitas, veréis retratos del propio José de Ribas, y además de Vicente Martín y Soler y de Agustín de Betancourt. Así como de éstos dos últimos la españolidad parece clarísima, pues nacieron en España de padres españoles y vivieron en ella sus primeros años, lo de José de Ribas, al menos juzgando con criterios actuales, no debería estar tan claro.
Porque José de Ribas:
1.- No era hijo de españoles, sino de español e irlandesa. Su padre sí era español, de Barcelona, pero estaba en el tiempo de su nacimiento al servicio del rey de Nápoles.
2.- No fue nunca súbdito del rey de España en sentido estricto. Como bien apunta un comentarista de la entrada mencionada, Nápoles fue parte indudable de la monarquía hispánica hasta 1706. En 1706, en el marco de la guerra de Sucesión española, tropas austríacas al servicio del archiduque Carlos de Austria, pretendiente al trono de España, ocuparon Nápoles. Bien mirado, puesto que el archiduque Carlos era considerado rey de España por sus partidarios, Nápoles seguía siendo española; pero, a partir del tratado de Rastadt, en 1714, en que Carlos VI renunció al trono de España (pero se quedó con Nápoles) indudablemente Nápoles dejó de ser española, y José de Ribas no nació hasta 1749.
3.- Yo tengo mis dudas de que hablase español correctamente. No pisó España en toda su vida, su madre no era española, pasó toda su juventud en Nápoles, y a los veinte y pocos años entró al servicio ruso para no salir de él en lo sucesivo.
Sin embargo, eso son los criterios actuales, y haríamos mal en referirnos a ellos para juzgar a personajes que vivieron en el siglo XVIII, cuando las ideas de nación y de Estado aún estaban por desarrollar. Por contra, podemos dar algunos argumentos a favor de su españolidad:
1.- Indudablemente, él se consideraba español, y fue en calidad de noble español como entró al servicio del Imperio Ruso.
2.- Cuando decimos que Nápoles no pertenecía a España en 1749, fecha de su nacimiento, también tenemos que hilar fino. Felipe V intentó recuperar las posiciones de España en Italia desde el mismo momento de la paz de Utrecht, y lo consiguió definitivamente en 1734, cuando un ejército español derrotó a los austríacos y puso en el trono napolitano al tercer hijo del rey de España, Carlos VII, que hasta entonces era duque de Parma. La idea era no gobernar directamente en Italia, cosa que podía mosquear a las potencias europeas, sino establecer una serie de estados satélites de España. Y Nápoles lo era, hasta el punto de que se convirtió en "vivero" de reyes de España, como el propio Carlos VII de Nápoles, que se convirtió en 1756 en Carlos III de España, y de que buena parte de la administración estaba llevada por españoles.
3.- Seguramente hablaba mejor español de lo que podría pensarse. En el reino de Nápoles, los idiomas oficiales, por lo visto, eran el castellano, y a veces, aunque creo que ya no en el siglo XVIII, el catalán, no el napolitano y desde luego no el italiano, que entonces no había forma de encontrar en el sur.
4.- El concepto de nacionalidad en el siglo XVIII no es el de hoy. Los territorios que habían formado parte de la monarquía hispánica hasta el tratado de Utrecht seguían manteniendo un fuerte vínculo con España y podían ponerse al servicio del rey sin necesidad de grandes trámites. Por ejemplo, el ejército español seguía contando con un cuerpo de guardias valones mucho después de que los Países Bajos españoles hubieran dejado de serlo, y los italianos seguían pasando por España como nacionales y ejerciendo cargos importantes, incluso como primeros ministros, como Alberoni o Esquilache.
Pero bueno, queda para el debate. Después de todo, yo sí creo que Ribas era español, por eso la pregunta que hice en los comentarios a la entrada era realmente pérfida, pero creo que valía la pena discutirla.
Así que padre español, madre irlandesa, infancia napolitana y una carrera al servicio del zar... vaya, el amigo de Ribas fue todo un ciudadano del mundo. Desde luego, un tipo interesante; me han dado ganas de aprender más sobre él. Es halagador que él mismo se considerara español.
ResponderEliminar:( Yo creía que Nápoles pertenecía realmente al reino de España en aquel momento, ya que sus armas figuran en el escudo de la monarquía hispánica de la época. La entrada sobre de Ribas en wikipedia también dice que Nápoles estaba bajo dominio español -"under Spanish rule"- cuando él nació (pero claro, lo de "dominio español" puede interpretarse de muchas formas)
Lo que está claro es que los usos y leyes de la época tenían poco que ver con el concepto de "nacionalidad" tal como lo entendemos hoy en día, así que casos como el de José de Ribas debe haber muchos...
(Todo esto me ha recordado a la que le montaron a Obama durante la campaña electoral, tratando de demostrar que no era americano de nacimiento y no tenía la nacionalidad. En tiempos de Ribas no se andaban con tantas zarandajas. Tal vez fuera mejor así)
Arkadi, eso pasa por fiarse a pies juntillas de la wikipedia.
ResponderEliminarA mí también me recuerda al emperador Carlos V, otra persona que pudo elegir ser muchas cosas, pero que también eligió ser español. Algo tendrá de bueno... :)
El morcón, sin ir más lejos ^^
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada.
ResponderEliminarHay que tener en cuenta que la idea de lo que es España ya de por sí es complicada. Estamos hablando de un territorio que había pertenecido a la Corona de Aragón y que pasó a ser satélite de Austria. En cuanto los borbones se sientan en el trono de Nápoles se da la paradoja que pese a ser un territorio menor que el de la península ibérica, el reino en si estaba mucho más modernizado. Hay muchísimos ejemplos, pero basta recordar que cuando Carlos III sucedió a su hermanastro Fernando IV, lo primero que le horrorizó al llegar a Madrid fue ver como todavía la gente vaciaba los orinales desde las ventanas cuando en Nápoles ya hacía tiempo que había alcantarillado.
Pienso que el caso de Ribas no es tan extraño dentro de lo que fue la casta militar de la época: El Duque de Berwick, el Príncipe Eugenio o el Conde de Galway también tienen biografías bastante peculiares. El hijo de Berwick (Duque de Liria) fue durante 3 años embajador de Felipe V en Moscú, dejando una documentación muy interesante en forma de libro que se puede adquirir a través de la editorial Miraguano (Viaje del viaje a Moscovia).
Un saludo!
Nihm Smoboda, bienvenido. Muy interesante. Conocía de referencia lo del duque de Berwick (que también, por cierto tuvo su parte en la reconquista de Nápoles para la monarquía hispánica), pero ahora voy a intentar procurarme su libro, cosa que no parece fácil, la verdad.
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