miércoles, 15 de diciembre de 2010

El axioma número uno

Viene de aquí: Un sarao de gran importancia en mi trabajo, con la presencia de varios directivos internacionales poco familiarizados con Rusia, choca con el concepto de plazo de los trabajadores locales.

En las circunstancias en las que estábamos, el cronograma supuso una especie de terror al principio. En la explicación del mismo, parecía que el idioma empleado no fuera el inglés, sino el chino: nadie entendía nada. Así, no es de extrañar que los plazos fueran sistemáticamente ignorados y que las cosas se salieran de madre en todos los sentidos en los que podían salirse.

Para una estudiosa de la gestión empresarial como la que teníamos delante, acostumbrada a llevar el control férreo de las cosas y a no perder de vista todas las variables que podían darse, esas situaciones son directamente insufribles. Y es que en Rusia es prácticamente imposible mantener el control de las cosas, incluso hablando ruso a la perfección. Si no lo hablas, entonces la sensación de vértigo que puede tener uno de estos directivos a la violeta, más que de vértigo, es de órdago.

Y, como el vértigo y el órdago llevan al pánico, los correos electrónicos iban que volaban, porque, en los estrechos esquemas mentales de los directivos internacionales, todos los parámetros que estaban manejando indicaban que íbamos derechos al desastre. Y aquí entra en acción la labor que nos corresponde a los extranjeros que llevamos algún tiempo por aquí ¿Qué hacemos? Porque nosotros sabemos algo que ellos no saben, y que es tan o más importante que lo que quedó dicho en la entrada anterior de la serie sobre la inexistencia del tiempo futuro en Rusia más allá del cortísimo plazo. Atentos, que viene:

En Rusia, todo termina saliendo bien, por imposible que parezca.

Aquí sale a colación un compañero de trabajo, Daniel Schildträger, con bastante experiencia por estos pagos, pero que, a mi juicio, es demasiado paternalista con los guiris que vienen por aquí a pegarse cabezazos contra la pared tratando, en vano, de imponer sus esquemas mentales. Veamos un ilustrativo intercambio de correos cuando la directiva encargada del asunto lanzó un correo desesperado, como el que hubiera lanzado el capitán del Titanic a sus oficiales si hubiera tenido correo electrónico. Traduzco del inglés:

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De: Schildträger, Daniel
Para: Ernst, Emilia; Burg, Zons; Djugashvili, Anne; Herzog von der Runse, Ludwig
CC: von Buchweizen, Alfor
Asunto: RE: If the numbers are correct, we've got a problem!


Relajaos, que estáis olvidando el axioma número 1: en Rusia todo termina bien, sin importar lo ilógico que pueda parecer... Tyutchev lo dijo hace mucho tiempo.

Qué sobrado... Entre otras cosas, por suponer que más de uno de los destinatarios del correo supiera quién fue Tyutchev. Naturalmente, me vi en la obligación de responder.

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De: von Buchweizen, Alfor
Para: Schildträger, Daniel
Asunto: RE: If the numbers are correct, we've got a problem!

No llevas bastante tiempo por aquí todavía. Te empeñas en hacer entender a los que vienen de fuera cómo suceden las cosas aquí, cuando ya deberías saber que es imposible.

Lo que hay que hacer es seguirles la corriente, hombre.


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De: Schildträger, Daniel
Para: von Buchweizen, Alfor
Asunto: RE: If the numbers are correct, we've got a problem!


Lo he dicho para que no se pongan nerviosos :-), pero probablemente tengas razón...

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De: von Buchweizen, Alfor
Para: Schildträger, Daniel
Asunto: RE: If the numbers are correct, we've got a problem!


Se van a poner nerviosos igual. Y encima van a pensar que eres un inconsciente.

Vemos aquí dos escuelas distintas a la hora de afrontar el problema. Claro que, como los dos sabemos que al final todo va a salir bien, el problema consiste en cómo soportar los nervios de los que no se lo creerán por mucho que se lo digan. Yo soy partidario de seguir trabajando como si tal cosa y de no perder tiempo en enseñar al que no sabe, porque no sirve para mucho: cinco años de Administración y Dirección de Empresas y otros diez años de experiencia en gestión empresarial milimétrica no se curan con un par de semanitas en Rusia. Y estoy por pensar que tampoco con un par de años. Hace falta más. Mi compañero no lo ve así exactamente e insiste en explicar a los directivos extranjeros que, aunque ellos no puedan entenderlo, todo está bajo control. Es otra forma de ver las cosas, y supongo que todo depende del carácter de cada uno.

El caso es que al final todo sale bien, pero, por otra parte, en la entrada anterior habíamos dicho que el corto plazo es el único que existe, por lo que, ¿cómo se conjugan ambas? ¿Qué factor interviene? ¿La Providencia divina? Sí, claro, seguro que sí, pero, ¿no hay algo más?

Si lo hay, lo veremos en la próxima entrada, que hoy se hace tarde.

3 comentarios:

  1. Si renombraras el blog algun día podrías llamarlo: en pequeñas dosis.

    Al final las cosas salen bien. Esperaremos a la siguiente actualización para aprender más cosas.
    un saludo.

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  2. ¡Me sorprende lo consistente que ha quedado! Sólo el meninfotisme ayuda a entender a los rusos. Y es meninfotisme en estado puro ni tratar de explicarles las cosas a los guiris. Y además tiene lógica.

    Sr. von Buchweizen, es usted el primero que me ha hecho leer un blog con cierta regularidad. ¡Felicidades!

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  3. Orayo, la siguiente actualización sobre la ética laboral rusa vendrá un poco más tarde. Entretanto, se ha colado la Operación Galgo y he recordado ciertas declaraciones que leí hace cuatro años y que he estado buscando. Por lo tanto, la siguiente entrada irá de ética, pero no laboral, sino deportiva. Uno, que es corredor...

    Beloemigrant, le acepto las felicitaciones. Y es cierto que el ramalazo meninfot que conservo ayuda a sobrellevar las cosas con más flema.

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