Por la mañana, nos acercamos al río Volga, a su paso por Tver, que es donde realmente comienza a ser un río en condiciones y a la altura de su fama. Nos encontramos allí con algunos novios que se hacían fotos junto a la estatua de Afanasiev, pero eso lo dejo para la serie de la zona cursi. En cambio, ahora toca fijar nuestra atención en lo que sucedía pocos metros a nuestra derecha, en que había una rudimentaria playa fluvial con un buen número de bañistas.
- Oiga, ¿pero aquí está permitido bañarse? - pregunté, al ver un cartel bastante aparente al lado mismo de la playa.
- No, pero bueeeno... todos se bañan.
- ¿Y no es peligroso?
- Yo sólo les digo que, del último grupo que traje por aquí, por la noche, cuando tuvimos tiempo libre, todos vinieron a bañarse en las aguas de nuestro río Volga. Así que les animo a que esta noche, cuando volvamos de Domotkánovo, vengan hasta aquí y prueben las aguas del río.
Yo creo que aquí ya se picaron varios del grupo. No podía ser que los demás se hubieran bañado y nosotros no. A lo mejor a los del grupo anterior les había pasado lo mismo, quién sabe.
- ¿Y cómo vinieron aquí desde el hotel?
- Hay microbuses desde el centro, y también pueden pedir un taxi en el hotel entre varios, que es lo que hicieron todos, y ya les vendrá a buscar. Luego, de vuelta, sólo tienen que ir a la estación de tren. Pueden ir en tranvía también, pero tengan en cuenta que a partir de las once ya circulan menos.
La mayoría del grupo escuchaba ávidamente, y eso que al día siguiente íbamos a ir al lago Seliger, donde bañarse está perfectamente permitido y hay unas aguas bastante más limpias que las que pudiera haber allí.
De allí fuimos a comer, al hotel, y de allí al museo Serov en Domotkánovo, donde pasó lo que estuvimos viendo en la última entrada.
A los postres ya había una parte del grupo que estaba bastante chispa. Es verdad que no había tanta domotkánovka como para pillar un pedal, pero, entre que el líquido ése tenía más graduación que un almirante, y que después de todo cuatro garrafillas dan bastante de sí, ahí había tema. Las mujeres tienden a beber algo menos, y es aquí cuando los escasos hombres asistentes a la cena se supone que tenemos que dar un paso adelante y dedicarnos a acabar con los últimos tragos. Yo seguí escaqueándome, y los demás hombres seguían trasegando, pero además seguían trasegando mis dos vecinas de enfrente.
- Nadezhda, venga, vamos a beber otra copita.
- ¿Qué? ¿Está bueno? - les pregunté.
- Bueno, no mucho, pero es para animarnos a bañarnos en el Volga esta noche - y empinó el codo con fuerza para vaciar el vaso.
Así que, cuando volváis a ver en España las estadísticas de ahogados en Rusia durante el verano, tened en cuenta que se nutren de gente que se baña en lugares donde está prohibido hacerlo y en un estado etílico que convierte en peligrosa cualquier actividad que hagan, no ya bañarse, sino hasta hacer crucigramas. Y, a veces, azuzados por los responsables de que su estancia junto al agua se desarrolle con normalidad.
Por fortuna, mis compañeras no fueron a engrosar las estadísticas de fiambres en remojo, y al día siguiente, a buena mañana, abandonaron el hotel con el resto del grupo camino del monasterio de San Nilo, en el lago Seliger.
Pero sobre la vida monástica contemporánea en Rusia tocará escribir otro día.
Hay que probar esa bebida, seguro que no está tan mala, ¿tiene algún sabor? ¿o sólo sabe a alcohol?
ResponderEliminarLo de bañarse en sitios que no se debe, eso creo que lo hemos hecho todos alguna vez, sobretodo si vas con críos, que si no se mojan no están contentos y dan la murga todo el viaje.
Tú también Alfor, menuda vida te pegas, sin niños, sin mujer; de fiestón con un grupo de gente que va medio pedal y dos señoras que se atreven a todo.
Maaaaadre del Amor Hermoso, si es que hasta les animan a hacerlo, y luego pasa lo que pasa, aish....
ResponderEliminarPor lo menos no hubo incidentes, jajajajaja....
Alfito, entonces, si fuiste mal estudiante (como yo) o estudiante ocasional (yo de eso no) ¿nos veremos esta semana? jejeje...
Besotes
Behemoth, te cedo toda la domotkánovka que me toque. Sabe a colonia mezclada por loción de afeitar.
ResponderEliminarY sí, me he estado pegando la vida padre, en buena compañía y en hoteles de cinco estrellas... :D
Esterita, pues supongo que sí. Yo mañana por la tarde ya salgo a escena.