lunes, 28 de diciembre de 2009

El fin de semana de Ame (y IV)

Hola.

Me llamo Ame, y soy un niño.

Estaba contando lo que hago en los dos días en que no voy a la guardería, porque mis papás están en casa. Creo que ya conté lo que hice en la clase de coreografía, y en misa. Después de misa, vamos todos a casa y comemos, y luego mi papá dice que vamos a hacer deberes, y yo grito y digo que no haré deberes. Si mi papá está muy cansado, no hacemos deberes, pero a veces mi papá no está muy cansado, se levanta y me mira con una cara muy seria. Cuando mi papá pone esa cara, es que no está cansado y es mejor hacer lo que dice y no hacer gracias, porque entonces se enfada y es mejor que mi papá no se enfade.

Normalmente, mi papá está menos cansado los días que va a trabajar. Los días que no va a trabajar y está conmigo todo el día está mucho más cansado, así que hacemos deberes pocas veces. Yo creo que eso es porque mi papá trabaja poco.

Ya parecía que íbamos a hacer deberes, cuando Abi dijo que dentro de poco iba a llegar su amiga Pólik a pasar la noche. Entonces mi papá se quedó pensando y al final dijo que bueno, que entonces vale y que no había que hacer deberes. Abi es muy lista.

Pólik llegó poco después. Es una niña muy mayor y es más alta que Abi. Tiene el pelo muy largo y los ojos muy azules, más que yo, y siempre que viene a casa juega mucho conmigo. Una vez jugamos al fútbol. Pero ésta era la primera vez que se iba a quedar toda la noche.

Abi, Ro y yo nos pusimos muy contentos cuando llegó Pólik. Su mamá saludo a mi papá y a mi mamá y luego se fue. Pólik, Abi y Ro se fueron a su habitación. Yo quería pasar detrás de ellas, pero Ro cerró la puerta y dijo que yo no podía pasar, porque iban a hacer cosas de chicas, y me mandó que fuera a mi habitación.

Yo me puse a cantar y a gritar en medio del pasillo, fuera de la habitación de las niñas. Intenté abrir la puerta, pero no me querían dejar pasar. No es justo que ellas sean tres y yo esté solito y no me dejen jugar. Me puse a llorar y fui a contárselo todo a papá.

Papá estaba leyendo un libro muy gordo sin dibujos lleno de letras y de unas rayas muy raras que dice que se llaman "gráficos". A mí papá le gustan unas cosas muy aburridas.

Le dije a mi papá que las niñas no me dejaban estar con ellas. Mi papá levantó la cabeza, me miró, dio un suspiro y me dijo que había estado oyendo desde su habitación lo que pasaba y cómo yo cantaba y gritaba desde el pasillo. Luego me dijo que me sentara a su lado y se puso a hablarme en voz muy baja.

"¿Tú querías jugar también con Pólik y las niñas, y no te dejan?", me preguntó.

Yo le dije que sí, y que me hacía mucha ilusión que viniera Pólik, pero que no esperaba que las cosas fueran así, y que así no invitaría a nadie a mi cumpleaños.

"Verás, Ame", me dijo, "con las chicas, pasan cosas un poco raras, porque no son exactamente iguales que nosotros, los hombres."

Yo paré de llorar, porque parecía que papá me iba a contar algo interesante, no cuando me da clase de francés y es un lío, porque hay muchas letras que se escriben y no sirven para nada, porque no hay que leerlas, y además hay sonidos muy raros.

"Ame, tú has estado intentando llamar la atención, intentando entrar en su habitación, cantando, gritando y haciendo el payaso, ¿verdad?", me preguntó papá.

Yo dije que sí, que claro. Como siempre.

"Es que, con las chicas, no funciona exactamente así. En realidad, tienes que hacer todo lo contrario. A las chicas es mejor no hacerles caso. Entonces es cuando ellas van detrás de ti. Así que lo mejor que puedes hacer es ir a tu habitación a jugar tranquilito sin decir nada, y ya verás como enseguida todo va mejor."

A mí lo que contaba mi papá me parecía muy raro. Yo creía que me intentaba engañar para que no hiciera ruido, y es que a mi papá no le gusta cuando hacemos ruido. Sobre todo no le gusta cuando hago ruido yo. Pero mi papá me lo repitió muchas veces y yo dije que bueno, que iba a probarlo. Así que me fui a mi habitación y me puse a jugar con un coche rojo que rueda mucho y que es un camión de bomberos y con el que se pueden salvar otros juguetes cuando hay fuego.

Llevaba poco rato jugando, cuando salieron las niñas de su habitación y me preguntaron si quería jugar con ellas. Yo me quedé muy sorprendido. Parecía que el truco de mi papá funcionaba muy bien, y que no me estaba engañando.

Dije que sí, pero que primero iba a hablar con papá. Subí corriendo a su habitación, y él estaba allí con el libro gordo de los gráficos. A lo mejor es en esos libros donde mi papá ha aprendido lo que me había dicho. Menos mal que ya se los lee mi papá y luego me cuenta lo que pone en ellos. Si no, tendría que leerlos yo, y debe ser difícil.

"¡Papá! ¡Sale!", le grité desde la puerta.

Mi papá levantó la cabeza y se rio mucho.

"¿De verdad?", me preguntó.

"¡Sí! ¡Me han pedido que vaya a jugar con ellas!", le dije a papá.

"Pues hala, ya sabes cómo funciona esto. Vete a jugar, pero sin hacer el bruto, que a las niñas no les gusta."

Me fui a jugar muy contento. Otro día probaré si el truco también funciona con los chicos. Lo probaré con mi papá, a ver si también sale lo de no hacerle caso.

3 comentarios:

  1. ¿Por qué "y IV"? ¡QUEREMOS MÁS! Ame debería tener un blog propio...

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  2. Jajaja tenías razón, es la única estrategia que funciona con las mujeres.

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  3. Aurelio Llorente, ¡que el fin de semana tiene un límite (por desgracia)! Ya habrá más oportunidades de cederle la pluma a Ame y que nos cuente cómo se ve la vida desde su posición.

    Bejemote, y, a veces, ni siquiera funciona ésa.

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