Viene de aquí
En realidad, no fuimos a ningún cuartel. La milicia de tráfico arregla sus cosas dentro de los coches. Por lo general, se arreglan dentro de sus propios coches, pero, en este caso, como habían venido a pie, el papeleo se produjo en el coche rozado de Tatiana Aleksandrovna.
El miliciano gordo se fue, probablemente no al gimnasio, y dejó los trastos al joven, que empezó a escribir el parte con parsimonia. Cuando terminó su texto, nos pasó a cada uno un formulario donde debíamos describir lo que había pasado, y así lo estuvimos haciendo. Aún estábamos escribiendo, cuando el miliciano se me dirigió, sin volver la cabeza.
- Y ahora, Alfor, ¿qué hacemos con usted?
- No sé... lo que deba hacerse - respondí sin dejar de escribir.
- A lo mejor nos quiere hacer un favor y facilitar las cosas.
- ¿Facilitar? ¿De qué modo?
- Usted es extranjero, ¿no?
- Sí.
- Bueno, pues yo ahora le puedo dar un acta del accidente a Tatiana Aleksandrovna, pero no le puedo poner sello.
- ¿Cómo que no? - intervino Tatiana Aleksandrovna sobresaltada.
- No, el señor Alfor es español. No es ruso. Es súbdito, ¿de la reina de España, Alfor?
- Rey. No es reina, es rey.
Creo que no era el momento de explicarle al miliciano mi opinión sobre el jefe del Estado. Ya me supone tragar bastantes sapos eso de llamarlo "rey", por muy a regañadientes que fuera y para no liarlo todo más.
- Eso es. Súbdito del rey de España. Yo lo que tengo que hacer, por tanto, es darle un acta a usted, pero sin sello, porque del cuartel tendrán que enviarlo al Ministerio de Asuntos Exteriores, el cual tendrá que hacer sus trámites y nos lo devolverá con su aprobación. Pueden tardar meses.
- ¿Cómo que meses?
- Meses, y muchos. El año pasado hubo un accidente con un argentino en Fryazino, en el que también hice el informe, y todavía no ha llegado la autorización.
- ¿Sabe? - dijo Tatiana Aleksandrovna, que estaba en la fase de intentar simpatizar con el miliciano, a ver si salía algo en claro - Otra vez que tuve un accidente fue con un venezolano. Fue bastante complicado.
- ¿Ve usted? No hay que tener accidentes con extranjeros.
- Pero tenga en cuenta que la situación es excepcional. Estamos de acuerdo en todo.
- Claro, claro, por eso creo que Alfor querrá ayudarla a usted. Podemos hacer un truquito para despistar y, sin hacer referencia a algunos detalles, por una pequeña gratificación, yo haría el acta aquí mismo, la registraría en el cuartel y pasado mañana Tatiana Aleksandrovna podría pasar a por ella y de ahí al seguro, donde le arreglarían enseguida la delantera de su coche, que quedaría como nuevo ¿Qué me dice, Alfor?
Segunda tentación.
Que desvergüenza.
ResponderEliminarJuro por el mausuleo de Lenin que el argentino de ese accidente no fui yo!!! Pobre mi autito si lo llego a chocar!
ResponderEliminarAlfor son muchas tentaciones, ya estas listo para encarar un mes de ayuno!
"por una pequeña gratificación"
ResponderEliminarQué hijo de puta.
En tiempos de la KGB, que ponía micrófonos en todas partes, ese sujeto tendría...no sé...algo de finezza en su invitación. Un guiño de ojos, qué se yo. Ahora, solo le falta que diga: "Mira guiri, o pagas lo que yo te diga o se te cae el pelo en la Tagánskaya".
¿O eso lo vas a poner en la cuarta parte?
Maaaaaaaaaadre del amor hermoso... Y nos quejamos de las multas a final de mes de España... La milicia es todavía peor!!!!
ResponderEliminarBesitos
Orayo, y que lo digas.
ResponderEliminarBruno, estás fuera de sospecha. De hecho, es posible que nunca existiera un argentino que tuviera un accidente en Fryazino. Pero es que los milicianos pueden ser muy imaginativos para sacar un sobresueldo.
Javier, es que se cortaba por no estar en su propio coche. Si te metes en su coche, entonces sí que te sueltan frasecitas aún más inequívocas.
Literalmente, lo que dijo fue: небольшое вознаграждение, para los interesados en sobornología moderna.
La cuarta parte me tiene ocupado, pero aún no la he terminado... ya falta poco.
Esther, efectivamente, los picoletos son unos benditos. Aquí sí que reina el terror en el tráfico.
En tiempos de San ANtonio la stentaciones tenían más chcha. Esto va a peor.
ResponderEliminarAchab, sí, vale, pero los premios también eran mejores. Que San Antonio está en los altares y a mí ni se me espera por allí.
ResponderEliminarEn España conducir con un permiso (internacional) ruso cuesta una multa de entre 300 a 500€ y a veces la inmovilización del vehículo. La ley es tan absurda que puedes conducir con ese permiso si tienes un visado pero si accedes a la residencia entonces no sólo sirve para alimentar las voraces fauces de la DGT......... Prepotencia y desprecio es la actitud más habitual de los "guardianes" del tráfico con un poco más de humanidad y por que no un "небольшое вознаграждение",las cosas serian más faciles para todos.
ResponderEliminarAndriey, gracias por su comentario y bienvenido. La verdad es que en alguna cosa le puedo dar la razón, pero su comentario es tan interesante desde el punto de vista de las diferencias de mentalidades entre españoles y rusos que no resisto la tentación de dedicarle una entrada entera uno de estos días.
ResponderEliminarEn lo que no le doy la razón es en la justificación del soborno. Eso nunca.
"En lo que no le doy la razón es en la justificación del soborno"
ResponderEliminarNo intentaba justificarlo como norma general pero cuando las leyes y/o sus servidores son absurdas e injustas a veces representan una "salida de emergencia".
La milicia habría que depurarla en un 70% y poner un salario digno al 30% restante , total para lo que hacen, para dar mala imagen cuantos menos mejor.Es francamente vergonzoso tener que decir a los amigos que van a Rusia que con quien más cuidado tienen que tener es con "los maderos"