lunes, 16 de marzo de 2009

Medidas extremas (I)

Una boda rusa es un evento un tanto distinto de las bodas a la española; en primer lugar, es obligatorio que haya limusinas, a ser posible más de una. Además, tiene que haber alguien muy bruto, a ser posible ya un poco chispado, gritando en el banquete "gorka, gorka".

¿Qué quiere decir eso? No se trata de que el novio sea vasco y se llame Jorge, no; es el equivalente al "que se besen" español. "Gorka", en ruso, quiere decir "amargo". Se supone que en las bodas hay mucho amargor y que se necesita que los novios se den un morreo lo más largo posible para endulzar el ambiente, porque los besos son dulces.

Todo comenzó hace algún tiempo, cuando Ro, siempre Ro, comenzó a pensar. Cuando Ro piensa, es especialmente peligrosa: la criaja tiene una lógica implacable y es capaz de desarmar a cualquiera.

- Mamá, ¿cuándo te vas a volver a casar?
- ¿Cómooo? - Alfina y yo levantamos la cabeza del plato.
- ¡Pero si ya estoy casada con tu padre!
- Sí, claro, pero, ¿cuándo te vas a casar otra vez con él?
- ¿Otra? Pero si las bodas son para siempre...
- Síiiii. Porque te casaste una vez por Abi, otra vez por mí y ahora toca otra vez por Ame.
- Esto, bueno, sí, poco antes de casarnos por la iglesia nos habíamos casado por lo civil.
- Claro, lo que decía, una vez por Abi y otra por mí. Pues ahora falta Ame.
- Bueno, claro, bien mirado...
- Si no, no es justo.
- Bueno, el año que viene es nuestro décimo aniversario. Podríamos celebrar una reboda.
- ¡Sí, sí, sí! - y aquí ya Abi y Ame se unieron a las peticiones alborozados.

A Alfina le comenzaba a gustar la idea.

- ¿Qué te parece, Alfor?
- Bueno, pues, estooo... se podría hacer, claro. En la catedral, supongo... una renovación de votos. Décimo aniversario, claro, es una fecha redonda - creo que se estaba notando que no lo veía muy claro.
- Entonces, decidido, en octubre de 2009. E invitaremos a todos nuestros amigos a una fiestón.
- ¿Cómo que...? ¿Decidido? ¿Ya?
- Sí, sí, yo quiero pasearme en limusina por Moscú y hacerme fotos en la Plaza Roja vestida de novia.
- ¿Que quieres quéeee...?
- Claro. Como hacen todos. Venga, hay que empezar los preparativos.
- Pero si falta más de un año...

Al final, tuvimos que reconocer que era un poco pronto para reservar el restaurante. Pero, durante los meses siguientes, la presión se estaba poniendo insoportable. Si sonaba en la radio una canción que gustaba a las niñas:

- Mamá, ¿pondréis esta canción en la reboda?

Que abríamos el ropero de las niñas:

- ¿Qué me pondré en la reboda? ¡Qué nerviosa estoy!

Que llamaba una amiguita que había estado enferma preguntando por los deberes del día:

- ¿Podemos invitar a Masha a la reboda? ¿Cuántos niños habrá? ¿Estarán Duralex y Sedlex?

La presión estaba comenzando a ser brutal. Pero un Von Buchweizen siempre dispone de recursos, aunque sean extremos, para esquivar los grandes problemas. Lo del abandono de hogar está feo, así que habrá que pensar en otra cosa.

Pero eso ya lo pensaremos en la siguiente entrada.

2 comentarios:

  1. Madre del amor hermnoso, alfito. TE has casado ya dos veces y en ninguna de las dos me has avisado, ¿Y la tercera va a ser en la plaza roja, con lo lejos que me pilla? oyoyoyoyyyyyyy.... ¿Y como piensas escapar de ésta, Alfito? No es por nada, pero yo en tu lugar no enojaría a Alfina, y menos teniendo en cuenta que en este caso vas a tener a los otros tres "soldados" de parte de Alfina, sin duda alguna....

    Besitossssssss

    ResponderEliminar
  2. Esterita, todo se andará. Todo.

    ResponderEliminar