Viene de aquí y de aquí.
Releyendo las dos últimas entradas, me han parecido un pelín antirrusas, cosa que en realidad no concuerda en absoluto con mi postura. No me explico cómo han podido quedarme unas entradas tan sesgadas. En realidad, mi postura es sobre todo antigeorgiana y se refleja bastante con los dos párrafos que copio a continuación:
La "Revolución de las Rosas" culminó con la dimisión de Shevardnadze y su sustitución por Mijeíl Saakashvili, un antiguo ministro del primero, educado en el extranjero y de tendencias igualmente nacionalistas, que pobló los puestos superiores de la administración de georgianos con formación académica en el extranjero y que se propuso reintegrar al seno de la república a las regiones separatistas. Entregado a los Estados Unidos, dedica sus escasos recursos a fortalecer el ejército, con la inapreciable ayuda de los Estados Unidos (una de las principales avenidas de la capital, Tiflis, lleva el nombre de George W. Bush) y, de momento, ha conseguido recuperar Adzharia. Adzharia ha estado gobernada en los últimos años por un déspota megalómano y corrupto que se ha dedicado a enriquecerse (además de a otras actividades curiosas, como organizar importantes torneos de ajedrez), y cuya desaparición del mapa político local nadie lamentará, pero las otras dos regiones no van a dar su brazo a torcer con tanta facilidad. Entretanto, el gobierno ruso las ha puesto hasta cierto punto bajo su protección, ha concedido pasaporte ruso a cuantos abjasios y osetios lo han solicitado y mantiene tropas de interposición en ambos puntos.
¿Qué ha conseguido Georgia en estos años de nacionalismo? Casi nada bueno: ver amputado su territorio, enemistarse con su vecino del norte, convertirse en un satélite de Estados Unidos, tener que convivir con la perspectiva de un enfrentamiento armado que se adivina inevitable, empobrecer a su población hasta extremos de miseria, desmantelar su infraestructura y, finalmente, tener que soportar una cleptocracia insaciable tanto en Tiflis, como en las distintas regiones que han sido independientes.
Los dos párrafos están extraídos de un artículo largo, tendido y no muy ameno, que fue publicado en junio de 2006 por una revista española de alta calidad, aunque escasa difusión, y cuyo autor es también el de estas líneas. Acabo de rescatar el artículo y leches, muchas veces meto la pata, o cambio de opinión sobre algunas cosas, pero sobre ésta me da la impresión de que lo clavé.
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Antes de que comencéis a pensar cosas raras, esta entrada clamorosamente antigeorgiana (¡y prorrusa! ¡también es prorrusa!) no es un cambio de opinión y, sobre todo, no guarda la menor relación con esta noticia. Como bien dice la policía, y acabo de oír por televisión, ha sido un accidente y la culpa hay que atribuírsela a la propia víctima, que se ha puesto inconscientemente a jugar con armas, seguramente con intención de dejar una pérfida mácula en la reputación de los honrados sirvientes de la ley que cumplían con su deber. Cualquier otra versión es una maquinación obscena y fascistoide producto de la calenturienta mente de los émulos de Rusia que infestan nuestro planeta. Habráse visto.
En qué estaría pensando cuando escribió las entradas anteriores?
ResponderEliminarHola, ¿y se puede saber cuál es esa revista de alta calidad y escasa difusión?
ResponderEliminarAnónimo, no sé, sería mi lado oscuro, que a veces me puede.
ResponderEliminarFernando, bienvenido. Se puede saber, pero rompería la política de anominato habitual por aquí. No tiene nada que ver con Rusia, ni con Georgia, salvo ese artículo aislado, y ni siquiera está en internet.