Había quedado pendiente en la última entrada perorar sobre cómo se las arreglan los municipios rusos, y en particular el de Moscú, para luchar contra el hielo y evitar la sobrecarga de trabajo de los traumatólogos. A partir de mi experiencia, es decir, de lo que he visto paseando por la calle (no, nunca me he dedicado al oficio de rompehielos), creo que nos encontramos ante las siguientes posibilidades:
1.- En los barrios fetén, se emplea todo tipo de medios contra el hielo, pero todos. El más normal es poner un señor con un pico a romper el hielo, mientras otro va recogiendo los trocitos con ayuda de una escoba o, mucho más frecuentemente, con unas cuantas ramas unidas y un recogedor o la tapa de un cubo.
Vamos, que si conservas un poco de empatía y te pones en el lugar del operario, comienzas a compadecerlo enseguida. Anda que no debe ser la leche pasarse el día a temperaturas bajo cero picando hielo. Yo, sólo de pensar las veces que he tenido que picar hielo para hacer un granizado, ya me da grima. Y eso que estaba en mi cocina, calentito.
Hay una variante ya que es la pera, que debe ser cuando meten debajo de la acera cañerías o sistemas antihielo para que la acera se mantenga sobre cero y el hielo ni siquiera llegue a formarse. Por ejemplo, hacen eso en la acera de la calle Tverskaya, justo ante la Alcaldía de Moscú, que siempre, pero siempre, está impecable, incluso los domingos por la mañana, cuando los operarios rompehielo están de permiso. Hacen bien en la Alcaldía. Al fin y al cabo, la caridad empieza por uno mismo. Eso sí, uno se confía y se pone a pisar con garbo, y a los veinte metros se acaba de repente la buena vida, se forma una placa de hielo que te cagas, sigues pisando y te metes un resbalón que no paras hasta esmorrarte en el mausoleo de Lenin, calle abajo.
Ah, he hablado de los domingos por la mañana y esos momentos en que los operarios rompehielo están fuera de servicio. Como es natural, en ese momento nieva casi siempre, en la ciudad se monta la gorda y por la radio se ponen a decir que recomiendan a la gente no salir de casa en coche (pero los peatones quedan fuera del aviso). Entonces, en las zonas fetén que estamos viendo, se emplea el sistema de echar guijarros a la acera para que no resbale, hasta que llegue el momento de romper el hielo (literalmente, que en este caso no se trata de ligar).
2.- En las zonas de clase media, lo de los guijarros sale demasiado caro y lo de los operarios rompehielo con ayudante barrendero no digamos, así que el resultado es que los encargados del cuidado de las aceras, como mucho, echan arena o tierra sobre el hielo. No es una garantía de seguridad, pero funciona razonablemente bien. Lo malo es cuando el hielo se derrite. Entonces, la tierra o la arena (ésas sí que no se derriten) se mezclan con el agua resultante y la acera, y todo el barrio, se convierten en un barrizal cochambroso.
3.- En las demás zonas (es decir, en las pobretonas), echan un mejunje que no sé muy bien qué es, pero que no es inocuo para las suelas de los zapatos. Debe ser parecido al que echan en la calzada y que deja los bajos de los coches hechos puré. Del otro día a esta parte, he leído la última entrada del Botas y parece que ahora van a echar algo más inofensivo, pero él no se fía y yo, francamente, estoy con él.
La alternativa, claro, es desentenderse del asunto, ignorar las súplicas de los sufridos traumatólogos y dejar al hielo campar por sus respetos hasta que el tiempo acabe con él. Lo normal es que hacia marzo comience a escampar y que en abril no quede nada. Me consta que esta táctica se utiliza profusamente en ciudades menores, e incluso recuerdo un viaje que hice a Rostov en pleno enero y había montañas de nieve y hielo en plena calzada; pero lo más me llamó la atención fue un señor, no precisamente joven, que estaba dando ¡en bicicleta! un paseíto por la orilla de lago. Bueno, la verdad es que sólo sabíamos que era un lago los que habíamos estado allí en verano: entonces, a veinte bajo cero, era una superficie blanca helada con un par de pescadores encima. Que también son ganas, tú.
Mmmm... bicicleta en pleno invierno y sobre la nieve. Esto me da una idea para la siguiente entrada.
Paciencia, Alfito, ya queda poquito de invierno... Y aquí el mundo al revés, hoy decían en las noticias climatológicas que llovía en Canarias y que en Galicia había salido el sol y hacía suficiente calor como para que algunas playas se vieran inundadas de gallegiños en bañador y demás prendas veraniegas, tomando el sol y algunos, hasta nadando... EL mundo ta un poco mal.
ResponderEliminarBesitos
Estherita, todo indica, entonces, que no hay tal "cambio climático", sino "intercambio climático".
ResponderEliminarVa a ser eso Alfito, va a ser eso... Deberías dejarte tu trabajo y dedicarte al estudio del clima, jejejejjee...
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Va a ser eso Alfito, va a ser eso... Deberías dejarte tu trabajo y dedicarte al estudio del clima, jejejejjee...
ResponderEliminarBesitos