lunes, 22 de octubre de 2007

Pasajeras

- Que no se puede beber en el avión -dijo el asistente de vuelo.
- ¿Por qué? -dijo la rusa, con la actitud retadora de quien va tocado y quiere seguir yéndolo.
- Porque está prohibido, porque el efecto del alcohol es superior en los aviones y porque lo digo yo -el pobre asistente estaba teniendo un viaje duro- ¿Se lo digo yo o prefiere que se lo diga la policía?

La rusa soltó una maldición, mientras agarraba el vaso de whisqui que se había llenado con la botella que traía.

- Aquí en el avión el efecto del alcohol se multiplica.
- No, si es whisqui seco, no pasa nada.
- A ver, aunque sea whisqui seco. El aire que usted respira aquí no es el mismo que respira fuera, y a su cerebro le hace mucho más efecto. Así que el whisky se lo voy dando yo, pero no puede usted coger la botella y bebérselo.
- Me gusta marca que yo sé que este avión no tiene.
- Aquí no se puede beber. En Aeroflot puede usted fumar, puede usted beber, puede usted fumarse un peta. Pero aquí, en Iberia, no se puede. Aunque usted no se lo crea, esto -y le señaló su vaso- es como si usted se tomara dos whisquis, aunque sea usted rusa o de donde sea, así que prefiero que no se sienta usted mal.
- Vale, amigoo -terció el maromo, y más valía, porque la cosa se estaba poniendo agresiva. Y yo en medio. No sé cómo me lo monto.

Tuvieron algún rifirrafe más, y luego la señora, o más bien la niña que siempre será, se puso a despacharse a gusto con el maromo. Entresaco algunas de sus frases estelares.

- Te lo digo en serio. Nunca he volado con una compañía en la que no tengan mi marca de whisqui favorita, ¡ni siquiera a la venta! Me tratan como una niña pequeña. Y no me dejan satisfacer mis caprichos.
- Es la primera vez en mi vida que tratan así...
- Un billete que cuesta cuarenta y cinco mil rublos...
- Menuda vergüenza.
- Eso serán las leyes españolas, pero yo soy rusa.
- Soy rusa, y bebo (dijo mientras se servía otro lingotazo).
- ¿Y por qué tienen que hacerme pasar esa vergüenza?
- Ya tengo treinta años, ya soy mayorcita.
- Échame más whisqui.
- Oye, Volodya, quiero más.
- No, del de avión, no, que no está bueno.
- ¿El tío ése? Se ha ido para allá, hacia el morro del avion.
- En España parece que den golpes con la voz, mientras que en Rusia hablamos dulcemente, y decimos gracias y por favor... (cuando se acabó el último vaso, di un suspiro y sacó un espejito para maquillarse).

Creo que ya no pude reprimir una sonrisa.

- Usted entiende ruso -dijo el maromo refiriéndose a mí.
- ¿Yo? ¡Qué va! Apenas nada.

5 comentarios:

  1. Hombre, es verdad que el del avión no está bueno, que yo lo probé una vez y no sé qué marca sería pero sabía a loción de afeitar.

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  2. Y la petaca es una gran institución, útil y socorrida.

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  3. Ginebra, mmm... loción de afeitar...

    Achab, con ese auxiliar de casi dos metros, yo no lo haría.

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  4. Ejem Mi querido Alf, yo tengo una dudita de nada: ¿Si no se puede beber, por qué sí se puede beber el del avión? Digo yo que el acohol causará el mismo efecto, sea el que Iberia vende o el que la chica llevaba. No me parece bien que veba, pero vamos, darle la opción de beber el del avión me recuerda a lo de los cines "no se puede comer, pero si compras las palomitas en su bar, sí".

    Besitosssssss

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  5. Esther, sí que parece un poco hipócrita. Igual el del avión el whisqui sin alcohol, pero soy una pésima fuente de información en estos temas.

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