¿Os habéis parado a pensar por qué recibís en vuestro correo electrónico tanto spam con fantásticas ofertas de inversiones rentabilísimas, o con tesoros escondidos que sólo necesitan una pequeña inversión para hacerse con ellos? Pues sí señor: los recibís porque hay gente que pica. Y, a veces, cuando esta gente se ha hecho la ilusión de que va a ser millonaria, cuesta lo suyo bajarles del burro. Transcribo una conversación telefónica que mantuve ayer. Para ver los archivos gráficos en tamaño normal, pinchad sobre ellos: no tienen desperdicio.
- Hemos recibido distintos correos electrónicos de usted, y quería saber qué es lo que ha sucedido con usted. He estudiado toda la documentación que nos ha enviado, y por eso quería saber qué es lo usted quiere en concreto.
- Bueno, por correo electrónico me llegó la noticia de que, por medio de una elección aleatoria de direcciones de correo electrónico...
- ¿Sí?
- Vamos, que gané una lotería, en España, doscientos cincuenta mil euros. Tenía que enviar un número, y después me enviarían los doscientos cincuenta mil euros. Vamos, que primero me pidieron un papel para hacer los documentos, y que hiciera un pago. Lo pagué, y eso es todo.
- Ya.
- Me dijeron que necesitaba abrir una cuenta para que pudieran enviar el dinero de España a Rusia. Lo hice, y luego me dijeron que ya estaba realizado el envío, pero luego me comunicaron que el envío se había detenido, que el Ministerio de Hacienda había detenido el envío y que tenía que pagar los impuestos sobre el juego.
- Voy entendiendo.
- Tenía que enviar unos ocho mil euros. Pagué este dinero. Esperé, y luego me llegó la comunicación de que tenía que recibir un certificado de Bélgica, de la Oficina Antiterrorista. Me dijeron: "Podemos hacer esto por ti." El señor Cancán, Carlos Cancán, me dijo que haría de agente para tramitar ese certificado. Había que pagar unos 15.115 euros. Bueno, y después, cuando tuviera este certificado, entonces ya me enviarían finalmente el dinero aquí.
- Ya veo.
- Entonces, lo que quisiera saber es si este dinero que he pagado se ha utilizado efectivamente para pagar este impuesto, es decir, teniendo en cuenta que le he pagado no a una persona jurídica, sino a una persona física. Tengo un recibo, eso sí...
- Hmmm...
- ... un recibo, y eso es lo que quería saber.
- Hmmm, ya veo. Veamos, en primer lugar, usted ha recibido, eso dice usted, un premio de lotería, pero nunca ha comprado ningún billete.
- No.
- Y entonces, ¿cómo puede recibir un premio?
- No sé.
- ¿Y cómo se le viene a la cabeza enviar dinero si ni siquiera sabe cómo le ha venido a usted este premio?
- No, no, entiéndame. Se trató de una selección aleatoria de direcciones de correo electrónico, que hace todos los años una... bueno, una compañía...
- ¿Quién hace ese concurso?
- Bueno, dijeron que era una empresa.
- Así que, entonces, usted no sabe quién lleva a cabo esto.
- No, no lo sé.
- Y usted envía dinero, sin saber quién está detrás y sin haber comprado nunca nada.
- No... no sé.
- Entendido... bueno, pues todos los documentos que nos ha enviado usted, al menos ese certificado del Ministerio de Economía, todo eso es una falsificación. Vamos, en primer lugar, porque el Ministerio de Economía no está allí; prácticamente no hay una palabra auténtica en ese documento.
- ¿De verdad? ¿Nada?
- Así es.
- Entonces no han pagado ningún impuesto.
- Le puedo decir con exactitud que ese dinero no ha ido al pago de ningún impuesto. Además, el Ministerio de Economía no se ocupa de la recaudación, de manera que ese dinero no puede haber sido empleado en el pago de impuestos.
- Entonces, resulta que me engañan... oiga, y dígame, ¿qué puedo hacer?
- Por supuesto, debe usted dirigirse a la milicia.
- ¿A dónde?
- A la milicia.
- ¿A la milicia? Y, dígame, ¿usted cree que me ayudarán?
- Bueno, por lo menos, ése es su trabajo.
- Bueno, es que yo había pensado que, a través de ustedes... a lo mejor.
- Nosotros no nos ocupamos de la persecución de delitos en Rusia. Usted lo que debe hacer es dirigirse a la milicia, y ellos deberían tener los medios para ocuparse de este procedimiento penal.
- Bueno... esto... gracias. Entonces...
- Está usted hablando con la empresa XXX, que no tiene nada que ver con este asunto. Eso está claro.
- Entonces, ¿me han engañado?
- Hasta donde yo he podido leer, todo esto es una falsificación y sí, le han engañado.
- Mmm... muchas gracias.
- Así que usted, posiblemente, debería dirigirse al banco, para quizá recuperar algo, o más bien dirigirse a la milicia.
- ¿Recuperar? ... No, recuperar... no recuperaré nada.
- Bueno, el dinero ha sido enviado a una cuenta. Puede que a través de ellos salga algo.
- Bueno... bien, gracias. Si acaso, ¿puedo dirigirme a ustedes de nuevo?
- Puede.
- ¿Y cómo lo hago?
- Por el teléfono por el que llamó antes.
- ¿Por teléfono? ¿Por este número?
- Sí, sí, sí, por éste, por el que llamó antes.
- Hm, gracias.
- Hasta la vista.
Ahí acabó la conversación. Pero hay un pequeño estrambote, que guardo para la próxima entrada.
comooooooooooo? Me parece alfor, que pecaste de ingenuo...en estos tiempor ya no se pued confiar en NADIE.
ResponderEliminarQ mal, esperaré la siguiente parte...saludos
Creo entender (y espero) que tú eres el que le advierte al otro de su ingenuidad, porque de veras confío en tu sobrada inteligencia para no caer en estos timos, ains Alf, como está el mundo...
ResponderEliminarEn fin, Besitos
Bueno, entre las dos, la que tiene razón es Esther. Y bueno, BAR, eso de que no se puede confiar en NADIE... esperemos que no sea para tanto.
ResponderEliminarPor cierto, las minúsculas te sientan muy bien.