lunes, 10 de julio de 2006

Soziedad Alkoholika

Son las nueve menos cuarto de la mañana. El sujeto de la foto, vestido de punta en blanco con su chándal brillante, sosteniendo un cigarrillo en su mano derecha y un gin-tonic en lata en la izquierda, probablemente se encamina hacia su trabajo, suponiendo que esté en condiciones de ejercerlo cuando llegue al mismo.

Hasta llegar aquí, jamás había visto que en las latas, en lugar de cerveza como mucho, metieran gin-tonic y todo tipo de cubatas. Aquí, sí lo hacen, y con un exitazo sensacional. Con todo, el líquido más popular es la cerveza. Si en España, país que dista mucho de ser comedido con el alcohol, el volumen habitual es un quinto o un tercio, aquí los quintos sencillamente no existen, el tercio es la unidad que consumen las mujeres más prudentes con la bebida, y las que no lo son tanto y la totalidad de los hombres empiezan con lo que podríamos llamar un "medio" o una "semilitrona".

Por la mañana, casos como el quillo de la foto no son demasiado frecuentes, pero por la tarde, de vuelta a casa, hombres, mujeres y prácticamente también niños (éstos se esconden un poco, pero sólo un poco) aferran unánimente el gollete de una semilitrona y proceden a vaciarla parsimoniosamente de contenido. Luego repiten el proceso.

Iba yo por la calle un día pensando en las musarañas, cuando me abordó un individuo con los ojillos preocupados.

- Oye, tengo diez rublos. Vamos a buscar a otro, compramos una botella de vodka y nos la bebemos entre los tres.

No sé si he dicho que detesto el vodka y casi todos los mejunjes de graduación superior a cero, lo cual me acarrea serios problemas de insociabilidad en este país.

- Me gustaría, pero es que soy ex-alcohólico.

El individuo me miró espantado, como imaginándose la perspectiva de alguien que rehúsa beber voluntariamente para toda su vida, y me siguió con la mirada sin decir una palabra mientras yo me alejaba algo corrido.

La esperanza de vida de los rusos no llega a los sesenta años, y la de las rusas sólo pasa algo de los setenta. Tomemos nota de una de las causas.

3 comentarios:

  1. Madre del amor hermoso (¿cuantas veces habré dicho esto ya en tu blog?) Que fort...
    Pues deberían tomar medidas... En fin, lo que no sabía era tu ex alcoholismo... hombre la etapa de Esquinia tuvo sus momentos, y es cierto que no debías estar muy sereno cuando jugabas al ajedrez y te imaginabas por caballos a tios en superbikes (motos enormes) pero vamos, tampoco era para tanto ¿no?
    Besitos Alf...

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  2. Esther:

    No recuerdo haber confundido a los caballos de ajedrez con superbikes. Debía estar realmente muy borracho.

    Y no, no soy ex-alcohólico, a Dios gracias. Lo que pasa es que aquí no beber está muy mal visto y sólo se admiten algunas excusas muy cualificadas. Ésta es una.

    Harry Haller, bienvenido. Además, estoy de acuerdo contigo en todo, salvo en lo de meter la religión entre el fútbol y el porno. Uno, que es creyente... ya sabes que tiene que haber de todo. Eso no me impide empiparme de vez en cuando, aunque la verdad es que ocurre realmente muy poco.

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  3. No las confundiste, pero en una de esas partidas que manteníamos de vuelta a casa, de manera mental, me dijiste que tu truco para recordar las fichas bien era imaginártelas de alguna manera. Así a los caballos los veías como superbikes. Es que me acuerdo mucho de aquellas partidas, jajaja, tenían su encanto. Creo que de hecho son las culpables de que yo vea la vida como una partida de ajedrez.
    Besos

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